Cap V; amnesia [R18]
Mingi caminaba desorientado por los laberínticos pasillos del Palacio Santo, su cabeza no podía estar centrada en otra cosa que no fuera aquella extraña sensación que había experimentado en el infierno. Aún no tenía muy claro a qué se había podido deber, pero aquello que sintió era como si su alma y su cuerpo se hubieran separado por unos instantes.
Aún veía los objetos balancearse ligeramente, y a cada vaivén que notaba una pregunta invadía su mente: ¿sería alguna emboscada por parte de los demonios? Pero si era así, ¿por qué a él y no a Hongjoong o a cualquiera de los presentes en la sala? O tal vez solo se trataba de un simple golpe de calor al no estar acostumbrado a las altas y agobiantes temperaturas infernales.
Mingi entonces intentó recordar la cadena de eventos que lo habían llevado hasta aquel "desvanecimiento"; primero estaba rezando, de ahí pasó a pensar en la seguridad de Hongjoong, tocó una de sus plumas, observó el cuadro, ocurrió el evento...
De repente, recordó aquella pluma ligeramente grisácea y se puso como loco a buscarla entre todas las que cubrían sus alas. Pero no fue capaz de encontrarla, tal vez simplemente había sido una ilusión óptica después de aquel extraño estado.
La cadena de acontecimientos no tenía sentido alguno, la única explicación que parecía tener más sentido para él es que de tanto inhalar humos se había encontrado mal. Lo que estaba claro es que si aquello había sido invención de los demonios tenía que advertir a Hongjoong lo antes posible, sin embargo, no sabía muy bien cómo explicarle a su amigo lo sucedido.
***
El silencio de la habitación se vio frustrado por numerosos jadeos y aceleradas pulsaciones que se hacían cada vez más intensos. Su instinto más animal no había despertado todavía por completo, pero poco le quedaba considerando el calor que se podía sentir entre ambos.
Un par de súplicas bastaron para que la agarrara bruscamente del cuello mientras tapaba su boca con la otra mano. Adoraba tener el control y verla rendida al placer no hacía más que excitarlo cada vez más. Podía notar como su interior lo atrapaba hasta lo más profundo.
Y ahí fue cuando él tras una fuerte embestida terminó. Los gemidos eran tan evidentes que cualquiera que hubiera pasado por delante de la puerta hubiera sabido qué encerraban aquellas cuatro paredes.
Seguidamente el rubio tomó la barbilla de aquella súcubo para unir ambos labios en un intenso y profundo beso que terminó de perderla en el placer.
De repente se oyó cómo alguien llamaba fervientemente a la puerta, pero a Seonghwa pareció importarle más bien poco al no separarse ni un milímetro de su amante, es más, su lengua continuó enlazándose con la de su contraria con un mayor dominio.
—¡No me jodas que voy a tener que volver a abrir la puerta y salir volando por los aires! ¡Maldito sátiro! No tengo ganas de volver a verte desnudo, ¿sabes? —gritaba Wooyoung al otro lado de la puerta con una inmensa ira.
El demonio finalmente se separó de la súcubo mientras susurraba palabras inteligibles y se levantó rápidamente, a lo que ella protestó con inmediatez:
—¿Qué más dará si te llama? Tú eres un demonio más importante que él, basta que lo empujes fuera con tu poder como lo hiciste la otra vez —dijo la mujer en un tono seductor mientras abrazaba la cintura de Seonghwa contra ella.
El rubio no tardó en apartarla violentamente de él, haciendo que se cayera sobre la cama de nuevo.
—Se acabó por hoy, tengo asuntos pendientes —dijo el demonio seriamente mientras la fulminaba con la mirada.
—¡Pero...!
La súcubo no fue capaz de terminar la frase antes de que Seonghwa la hiciera desaparecer de inmediato de su habitación, mientras continuaba escuchando como Wooyoung llamaba a la puerta sin parar.
El demonio se tomó su tiempo para colocar su cabello correctamente frente al gran espejo que había en su habitación. Observó entonces como su esbelto cuerpo se encontraba cubierto de arañazos y marcas, pero poco pareció importarle.
Tomó un albornoz negro de terciopelo de su armario y tras atarlo dio un sorbo a la flamante copa de vino de cristal negro que estaba sobre la mesa principal de la habitación. Finalmente abrió la puerta de su habitación y se encontró al malhumorado Wooyoung con los brazos en posición de jarra.
—¿Ahora qué coño quieres? —preguntó Seonghwa rebosante de ira mientras cruzaba los brazos.
—¿Como que qué quiero? Sales de la cumbre y como de costumbre te vas a acostarte con la primera súcubo que se te cruce por el camino o el primer demonio que te haga ojitos. Te recuerdo que yo soy el encargado de informar sobre las reuniones y no me da la gana que Satán la tome conmigo por tu puta culpa —respondió fulminantemente Wooyoung.
—Sí, sí, la cumbre, lo que sea. El angelito nuevo iba de listo y me lo quité de encima como siempre, ¿qué esperabas? —dijo Seonghwa desinteresado y harto de las exigencias de Wooyoung.
—Me esperaba que les hubieras sonsacado otra medida que nos beneficiara, ¿o acaso el angelito ha sido demasiado para que el gran Park Seonghwa lo pueda manejar? —Le vaciló el demonio de pelo grisáceo con una sonrisa pícara.
En ese instante los ojos de Seonghwa brillaron de la rabia y en su mano izquierda se generó un haz de magia negra.
—Me parece que la pared que te tragaste esta mañana te supo a poco. Vuelve a tener la osadía de hablarme de esa forma y el vuelo de antes se quedará como una simple atracción de feria —respondió amenazante el rubio, con aquella sonrisa malvada que lo caracterizaba.
—Está bien, entendí el mensaje. Ahora continúa hablando sobre la desgraciada cumbre para que yo me pueda ir con San y tú a seguir con lo tuyo —dijo Wooyoung en tono condescendiente.
—El tipo era raro cuanto menos, me comenzó a preguntar si había bibliotecas en el infierno, y noté algo en él diferente a los demás mediadores ¿Desde cuándo un ángel se ha interesado por el infierno en lo más mínimo?
—¿Tentación?
—Ni la más remota idea, pero sea lo que sea sabré jugarlo a mi favor como siempre hago. El infeliz tenía determinación, pero desde luego no la suficiente para igualarme —decía Seonghwa mientras retiraba su cabello de su aún sonrojado rostro— Se vienen tiempos grandes para el infierno, ya me puedo imaginar un escenario perfecto para nuestras exigencias. A ese desgraciado de Dios se le acabarán agotando los apoyos tarde o temprano, la historia apoya mi tesis.
—Aunque sabes que no te aguanto no podía esperar menos de ti, Satán estará orgulloso como de costumbre al ver que su demonio predilecto continúa invencible, no importa que ángel le plante cara —sonrió el de ojos violáceos triunfantemente— Pero eso no quita que seas un maldito adicto al sexo que no mira más allá de su propia nariz.
Y así fue como Wooyoung volvió a volar por el tenebroso pasillo junto con la copa de vino, expulsado de la habitación de Seonghwa aún con mayor ira que la última vez.
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