Cap IX; prioridades
Mingi se encontraba esperando firme a la llegada de Seonghwa, como todos los demás ángeles de la guardia del dispositivo de seguridad. Lo único que lo diferenciaba de los demás era su gran inquietud acerca de si los demonios guardaban alguna estrategia para atacar cuando llegaran al cielo. Pensar en eso hacía que sus piernas temblaran ligeramente delatando su preocupación.
En pocos minutos el ascensor intermundial hizo su entrada triunfal, tras la cual solo el temido demonio rubio salió en dirección al Palacio Santo. Aquel acto provocó la sorpresa de la mayor parte de los ángeles de la guarda.
Pero para Mingi fue diferente, lo que comenzó como un único desconcierto, al igual que el de sus compañeros, se convirtió en algo mucho más impredecible. Bastó un ligero contacto visual con el demonio de ojos carmesí para desencadenarlo todo.
Nuevamente su mirada se tornó borrosa, la imagen comenzaba a dar vueltas y vueltas sin parar.
Los sonidos se distorsionaban hasta convertirse en gritos insoportables.
No, otra vez no.
No podría soportarlo una vez más.
Distintas imágenes que parecían formar una secuencia aparecían y desaparecían tan rápido que era imposible apreciar que ocurría en cada una.
Unos ojos.
Los mismos ojos rojos.
Liderando una imagen que podría causarle pesadillas hasta al individuo más fuerte.
Él.
Era él.
Nunca jamás volvería a ser el mismo.
Aún con la vista nublada y sin ser consciente de sus acciones, se vio envuelto por un sentimiento de venganza indomable. Por lo que poco tardó en desenvainar su espada para atacar.
***
Distintos matraces y probetas se encontraban dispuestos por toda la mesa del macabro "laboratorio", algunos contenían disoluciones humeantes y sustancias, cuyos vapores podrían fácilmente acabar con la vida de un humano en el momento en que los inhalara.
Sin embargo, eso no era un problema para San, que estaba altamente acostumbrado a trabajar con todos aquellos letales productos día tras día. A continuación, tomó un pequeño vaso de precipitados que contenía un líquido transparente y lo colocó bajo la boquilla de una bureta para realizar una valoración de la sustancia.
En unos instantes comenzó a caer un líquido viscoso de color azul que desprendía un insoportable olor al vaso de precipitados.
Una, dos, cuatro, hasta diez gotas cayeron sin que se produjera ningún tipo de cambio en la sustancia inicial, hasta que la decimotercera gota hizo que la sustancia transparente cambiara su color por un intenso verde lima del que comenzó a brotar espuma.
La expresión de San pasó de ser de simple concentración a una sonrisa de satisfacción causada por el descubrimiento que acababa de realizar.
—Perfecto, es incluso mejor que la disolución beta —decía susurrando en voz alta mientras apuntaba los datos obtenidos del estudio— Ahora solo queda añadir un par de elementos más y estará finalizado.
Caminó entonces hasta la parte contraria del laboratorio, donde una gran cantidad de vapores procedentes de la atmósfera habitual del infierno se condensaban en una pequeña cámara y daban lugar a un líquido oscuro que desprendía un fuerte olor a azufre que iba cayendo progresivamente en un matraz.
Entonces, el demonio de mechas rojas tomó una pipeta para extraer un poco de aquella otra sustancia y derramó un par de gotas de la misma en la disolución verde nuclear del principio. Este suceso provocó una pequeña explosión que comenzó a desprender humos altamente tóxicos, hasta que finalmente se disiparon dando lugar a una nueva disolución que había cambiado su color al rojo.
San festejó solitariamente el éxito de aquel experimento que le había costado horas y horas de investigación. Parecía ser incluso mejor y de mayor pureza de lo esperado.
Ahora sólo quedaba experimentar para descubrir si cumplía con su función o no.
***
Enseguida me hice paso entre todos aquellos ángeles de la guarda que rodeaban a Mingi intentando volverlo en sí. Afortunadamente ya había dejado de convulsionar y se encontraba tendido en el suelo de mármol inconsciente.
—¡Mingi! ¡Mingi! ¿¡Puedes escucharme!? ¡Contesta, por favor! ¡Mingi! —gritaba desesperadamente mientras movía su cuerpo aparentemente inerte, una lágrima se deslizó desde mi ojo derecho para recorrer mi rostro— ¡Soy yo Mingi! ¡Hongjoong! ¡Por favor, dime que me puedes escuchar! ¡Todo irá bien, Mingi!
La rabia y la ansiedad que sentía aumentaban cada segundo que Mingi pasaba inconsciente. Si algo tenía claro era que Seonghwa pagaría por haberle hecho esto a mi mejor amigo, las cosas no se iban a quedar así.
Varios ángeles de mi alrededor intentaban calmarme a mi y separarme de Mingi, ya que desconocíamos qué tipo de hechizo o poder había ejercido Seonghwa contra Mingi. Podría ser literalmente cualquier cosa.
En ese momento, reparé que había algo extraño en las alas de Mingi. Ocultas se hallaban un par de plumas de un ligero color blanco sucio que se iba tornando grisáceo por segundos ¿Qué significaba aquello? ¿Qué clase de brujería había realizado el demonio rubio para que le repercutiera a Mingi de aquella forma?
Unos metros más alejados se encontraban un grupo de ángeles de la guardia que aún mantenían a Seonghwa rodeado, que subió lentamente las manos aún sin parar de reírse triunfalmente.
Desde el horizonte se avistaba la llegada de Jongho, que realizaba el vuelo hasta el lugar utilizando el despliegue de sus tres pares de alas, acompañado por otro ángel que portaba alas circulares multicolores y algunos otros ángeles que, por su apariencia, deducía que eran de clase alta. En un abrir y cerrar de ojos tomaron tierra y se apresuraron al lugar de los hechos.
El ángel de alas circulares y clarísimos ojos azules tomó la delantera decidido, con una gran seriedad oscureciendo su expresión.
—Kang Yeosang, Director del Departamento de Investigación e Información —se identificó en voz alta y seguro de sí mismo mientras mostraba la placa de oro macizo que lo acreditaba como tal— ¿Se puede saber qué acaba de ocurrir aquí?
—Muy sencillo, aquel osado ángel ha tenido la gran ocurrencia de atacarme y yo simplemente me he defendido, pero parece que en el cielo no sabéis lo que significa la defensa personal y solo esperáis como desgraciados a haceros las victimas —respondió Seonghwa impertinentemente a la vez que fulminaba a Yeosang con la mirada.
—No recuerdo haberte preguntado precisamente a ti y a tu carencia de modales, demonio infeliz —contraatacó el trono con gran autoridad.
Jongho entonces se adelantó y tomó la palabra:
—Que unos cuantos ángeles de la guardia controlen al demonio hasta la cámara, se tomarán las represalias correspondientes después de que la cumbre planeada haya finalizado.
No podía creerme lo que estaba escuchando, ¿en serio iban a hacer como si nada hubiera pasado y continuar con la cumbre como estaba previsto? ¿Qué pasaba si a Seonghwa se le cruzaban los cables y decidía atacarme a mi también? ¿Es que a nadie parecía importarle que Mingi estaba inconsciente y aquella reacción repentina que había tenido hacia Seonghwa? Mingi no era así, podía estar segurísimo de ello. Él nunca haría daño a nadie a menos que fuera extremadamente necesario, y no era el caso. Mis sospechas se intensificaban cada vez más, estaba claro que los demonios tenían algo que ver en todo esto.
Corrí sin pensar hasta quedarme en frente de Jongho para entonces suplicarle:
—Su santidad, ¿no estará hablando en serio? Mingi está inconsciente todavía, no sabemos qué tipo de magia oscura le habrá lanzado Seonghwa, pero necesitamos ayudarlo —dije desesperadamente mientras me dejaba caer sobre mis rodillas— por favor se lo pido, su santidad; la seguridad de los ángeles, incluida la mía y la suya están ahora mismo en juego.
—Mingi será tratado tan pronto como la cumbre comience, Hongjoong. Al igual que la correspondiente sanción al infierno por las acciones de su enviado, ahora debes cumplir con tu deber como mediador y actuar profesionalmente. Una cumbre entre cielo e infierno no es algo que se pueda cambiar con facilidad así que debemos seguir adelante con el plan.
—¡Pero...! —dije rompiendo a llorar sobre el suelo.
—No hay peros que valgan Hongjoong. No es fácil, lo sé, pero nadie dijo que tu profesión fuera a ser sólo alegrías.
¿Realmente se suponía que tenía que hacer como si literalmente nada hubiera pasado en la última media hora y tragarme todos mis sentimientos por las buenas o por las malas?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro