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𝄡10. Rota.

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❝Los espacios entre nosotros guardan todos

nuestros secretos dejándonos sin palabras y no sé por qué,

¿Quién será el primero en incendiar todo? olvidamos cada promesa 

que hicimos.❞

ENTRE MÁS VOTOS Y COMENTARIOS LOS CAPITULOS SALDRAN A LA MISMA VELOCIDAD :3.

⸻ MEDIANTE QUE LOS DÍAS AVANZABAN, HELAENA VIVIA  CON EL HORROR DE RECIBIR UNA NOTICIA LAMENTABLE. Las noches se convirtieron paulatinamente en peticiones hacia aquellos viejos dioses, y sus hijos la acompañaban a las plegarias al cielo antes de dormir.

— ¿Regresará, papi? — la chillona voz de Alyssa disipó los pensamientos de la mujer.

— Claro que si, linda— peino los lacios cabellos de la menor formando una perfecta trenza.

Unos sonoros pasos cautivaron la atención de madre e hija a o que un cuerpo obstruyó la visión de ambas, Baelon Targaryen apareció enfrente con las manos en su cintura,  vestido con las ropas de dormir pero, esta la adornaba una capa improvisada por algunas de las cobijas.

— No se preocupen mis princesas — el niño desfundo una espada de madera que recaía en la pequeña cintura— El gran Baelon las protegerá de todo mal que pretenda lastimarlas, ah, y al mocoso que duerme en la cuna.

Tanto Helaena como Alyssa soltaron unas ruidosas carcajadas a lo que el infante frunció el ceño. Sin embargo, con movimientos torpes demostró el manejo que a su corta edad ya empezaba ejercer, Helaena agarró la muñeca de su hijo y lo atrajo hacia ella, fundiéndose en un fuerte abrazo los tres.

— Mami, me aplastas, suéltame — protesto el varón a pesar de que era mentira, disfruta estar en brazos de la femenina.

Uno de los tantos momentos llenos de felicidad que la princesa Helaena atesoraría más adelante.

Una de las noches con las heladas más fuertes que lo acostumbrado Helaena cenaba con toda su familia, madre, abuelo, hermano e hijo, se deleitaban el paladar con los exquisitos manjares que los cocineros les preparaba, y cuando el banquete llegaba a su debida culminación fue un estruendo que estremeció a todos.

— Asesiné a Lucerys Velaryon — la ronca voz de su hermano menor Aemond Targaryen causó un leve bramido.

La reina viuda se bendijo, aterrada, Otto Hightower soltó una grotesca replica , Helaena dejo caer estrepitosamente la copa donde residía el vino que previamente refrescaba su garganta, y Aegon lanzo un gritó jubiloso felicitando a su hermano por dicho acontecimiento, ¡ere digno de una gran celebración! pues, según el usurpador habían hecho lo correcto para la limpieza de un linaje manchado.

A partir de ese día la princesa Helaena se convirtió recelosa porque presentía un mal acechando, respirándole sobre la nuca. Vigilaba las bebidas que engerían, las encomiendan que repentinamente les llegaba, estaba al tanto de los movimientos inadecuados de los maestres al menos ella también protegiera su familia de los errores de sus hermanos.

— Ojala mi abuela nos relate una gran historia— canturreó la niña  que sujetaba firmemente la mano de su madre.

— Con dragones y ogros — complemento el niño fantaseando que a la vez sostenía la mano de su madre también lo hacia con el menor Aerion que apenas, danzaba unos cortos pasos.

— ¡No! príncipes que se enamoran de la princesa encantada— protestó la niña con molestia — así como mami y papi.

— Dagones —vaciló torpemente Aerion.

Heleana se concentró tanto en la pequeña confrontación de hermano que no se percató cuando alguien  se entrometió en su camino provocando un ligero choque, elevó la mirada para atisbar el causante de aquel contratiempo, sin embargo, una sonrisa curveo en sus labios.

— ¡Percy! — exclamó eufórica tras vislumbrar al ser que tanto ama sano y salvo.

— ¡Mi bonita! — una suave voz envolvió los oídos de la más joven— ¿donde iras?

— Llevaré a los niños a despedirse de mi madre— respondió rápidamente tropezando una que otra palabrita — ¿porque estas tan...

Aunque su voz se vio apagada por lo bullicios de sus niños casi inmediatamente se enterneció tras las escena que protagonizaron, quizás, la calma antes del huracán. Fue entonces que hablaron y su amado esposo tuvo que tomar otro camino diferente. Ella prosiguió por los pasadizos que la guiaban a los nuevos aposentos de la reina, sus hijos reían por varios comentarios que ellos mismos lanzaban. Al llegar, saludaron los guardias que custodiaban el lugar al igual que las doncellas que transitaban.

— ¡Abuelita! — vociferaron los mellizos entrando.

— ¡Tita! — balbuceó Aerion.

La mencionada sonrió tras visualizar a sus pequeños nietos e hija. Sin duda la velada seria agradable a no ser por una irrupción abrupta de un par de hombres que, en las respectivas vestimentas yacían manchadas por un liquido carmesí, ¡Helaena se horrorizo al percatarse de la tinta roja que goteaba una daga de un hombrecillo bajito y clavo!, por inercia coloco a sus hijos detrás de ella bajo la intención de protegerlos, resguardarlos de cada mal.

Los malhechores se movieron con tal agilidad que en cuestión de segundos amordazaron a la reina viuda mientras amenazaban a la Targaryen

El hombre más robusto empujo a Helaena con el propósito de  apartarla y en ese instante agarró a Alyssa.

— Piensa, piensa princesita — habló la carrañosa voz del hombrecitó— ¿cual de tus hijos deseas que lo priven de la vida?

La mujer quedo muda, viró a la reina que simplemente estaba aterrorizada, quiso cavilar las ideas pero, toda la situación la mantenía absorta.

— Rápido que sangre se aburre — volvió hablar aunque dándole un tono juguetón— pueda que viole a tú hijita sino respondes.

— Mátame a mí — susurró pero, abrazo el vientre abultado entre sus brazos— no los toques a ellos, se los imploró.

Quien se suponía que se trataba de "sangre" hizo una mirada al contrarió, señalando el vientre de la femenina. Quizás, fue en cuestión de segundos que el hombrecillo forcejó con ella y en un descuido hundió a profundidad la daga en el vientre, gimió de dolor.

— Primera deuda saldada— río sangre por el rostro de dolor de la mujer.

Lo inesperado ocurrió. Baelon saltó frente a su madre desvainando la espada de juguete que siempre llevaba, observó con furia a los vándalos que amedrentaban a su familia.

— ¡Infelices!— rugió el niño apuntando con la inofensiva espada— ¡nadie toca a mi madre e hermanos!

El niño corrió a la dirección de los adultos lo que causo que Helaena gritara, sin embargo, sangre carcajeó antes de soltar bruscamente a Alyssa para así proporcionarle un fuerte puño en el estomago del  menor, dejándolo sin aire, ahogándolo brevemente.

— Queso, tenemos una criatura valiente — dijo burlón mientras el infante se retorcía en el suelo— la osadía será pagada por saldar la segunda deuda.

— Mi...mi...mi padre... no salvara — balbuceó tratando de reincorporarse a lo que agarraba la mini espada que había soltado por el golpe— los des...destruirá, él lo hará...es mi héroe y el...destruye a gente deplorable como ustedes...

Sangre frunció el seño a lo que una vez más estampo otro golpe en el rostro del niño haciendo que tropezara por detrás.

— ¡Ya basta, basta!— rogó la mujer sosteniéndose el vientre e ignorando los espasmos de dolor que la sometía.

— Mi padr...

¡Chaz! Baelon se horrorizo cuando la espada vino a su dirección. El cuerpo cayo al suelo siendo abrasado por una abrumador liquido carmesí, Helaena lanzó un desgarrador gritó, Queso sostuvo la cabeza del pequeño Baelon quien lucia aterrado por la muerte que lo abatía, así mismo la sangre que le salpico en las manos la lamió, divirtiéndose por las lagrimas que empezaba amenazar a la princesa.

— Hijos por hijos, recuérdalo siempre — finalizo sangre.

No obstante, la intromisión tardía de Percy Targaryen causo más desorden. Helaena simplemente ignoró a su esposo pues, padecía de una manera grotesca ¡la perdida se dulce niño!, otra punzada la doblegó al dolor, gritó.

La mayoría de los sucesos los recuerda borrosos como si su cerebro decidiera dopar cada sufrimiento. Hacía memoria a los gritos, al llanto de su madre, a los gritos de sus hijos restante y finalmente el chillido de un bebé.

— Vete — susurró a penas vislumbró a Percy en el umbral—  ¡Vete!, ¡vete! — gritó con la mayor fuerza mientras las lagrimas danzaron.

Aun así, el platinado parecía no entender o la consternación lo abrumaba. Se acercó tímidamente, la ropa yacía manchada de carmesí, de sus ojos solamente brotaba la pena.

Un maestre le acercó al bebé recién nacido, anunciando que el otro había fallecido provocando que Helaena rechazara la aproximación.

— Mi bonita... — susurró arrastrando las palabras demostrando la aflicción en estas— debemos estar juntos en esto... nuestros hijos serán vengados.

Sin embargo, la mujer no lo miro ¿como podría?, generando que un ímpetu hastió hacia el Targaryen renaciera como una llama extinta. Se apartó bruscamente del calor que le ofreció, se limpió los besos que le brindo y él apreció entender que debía dejarla sola. Así que, por minorar la carga se llevo consigo al bebé nacido, le permitió llorar la perdida.

Los día transcurrieron, no obstante, nada parecía querer mejorar.

Una brecha se había abierto la cual era imposible de cerrar. Helaena solamente sollozaba en silenció, ignoraba a Percy cuando deseaba reconfortarla (desconociendo del dolor que este atravesaba.) Su esposo le imploraba que amantara a la  frágil infante cuyo nombre fue otorgado a ausencia de ella, Alice Targaryen, la nombraron.

—En la madrugada partiré al reposo de grajo junto Aegon — se aproximó con cautela a la mujer que le daba la espalda— Aemond los protegera... hablemos, mi bonita.

—No tenemos nada que hablar, Percy— sentención de mala manera — ojala te vaya bien.

Hasta el más ciego notaba la tensión que surgía en la pareja. Una soñadora que se propuso a vislumbrar la trágica realidad  y un príncipe que camuflaba sus dolores con una sonrisa con intenciones de disminuir la carga a su esposa.

— Te lo ruego, mi vida...— se hinco a la altura de ella pues estaba sentada en el borde la  cama que compartían dándole de alimentar (no por voluntad) a la bebé— no se si regresé con vida.

Helaena esquivo la mirada, despego a la niña de su pecho con desgano y oculto la parte expuesta (dejo con cuidado a la niña encima de la cama).

— Espero que recuerdes como...Baelon tenia la esperanza que nos salvaras — siseó con desgano— un padre...que nunca llegó.

— Helaena...

Escuchar la voz del Targaryen era un martirió, mirarlo le traía una inigualable repulsión a pesar que trataba de recordar las razones que lo amaba.

— ¡Fue tú culpa! — alzó la voz, girándose al encararlo y reteniendo el liquido que exigía salir— ¡No estuviste aquí!, murió con la ilusión que su héroe aparecería y....

— Detente, bonita...— susurró apenas bajando la mirada.

— ¡Era mi hijo!, ¡mi hijo! — vociferó exhausta reteniendo el aire.

— Estas siendo injusta...— apretó los labios— ¡También era mío!, ¡nuestro!, si.. si.. lo se — se reincorporó fijando la vista en los orbes violetas— es mi culpa, es mía,  me lo recuerdas cada vez que nos dormimos.... me lo recuerdas cuando me miras....me lo recuerdas — pausó.

Percy se pavoneó de lado a lado y la mujer atisbó como iniciaba a respirar frenéticamente, las manos se entrelazaron con las hebras platinadas.

— Mate a mi madre... mate a mi gemelo, no salve a mi hermano...mate a mi hijo — susurraba y los orbes bicolores colapsaron— perdón, perdón...pero,   estas siendo muy injusta conmigo .

Helaena se levantó para aproximarse. Una fuerza desconocida se apodero de su ser o así ella lo sintió, elevo el brazo diestro abriendo la palma de la mano.

¡Chaz!

El rostro de Percy giro al lado contrario, abriendo par en par los ojos; Helaena lo bofeteó.

— ¡Vete!, ¡vete! — masculló eufórica— llévate a la niña, déjame aquí sola... vete.

Helaena estaba fuera de si, la cabellera que solía mantener  excelentemente peinada se encontraba desordenada, los ropajes desaliñados, y el rostro demacrado, cosa que rompía a su esposo.

—¡ ¿Qué paso con los planes....que hicimos?! — subió el tono aunque este se rompió.

— ¡Tú lo destruiste al momento que decidiste quedarte! — lo golpeó en el pecho, sollozando— ¡largo, largo!

Alice, que estaba en la cama inició un fuerte llanto tras las voces energéticas o el ambiente tan caliente.

Golpe bajo.

Percy detuvo los golpes, beso la frente de su esposa sin decirle nada. Se dirigió a la bebé y la acuno sobre su cuerpo.

No comentó absolutamente nada, asintió, ido, estaba apunto de salir cuando nuevamente la voz de la princesa lo detuvo.

— ¿Sabes? pienso que el tío Daemon hizo bien en alejarte e irse con mi hermana..

Palabras que fueron una daga, palabras que le brindo bajo una mente caliente y un corazón herido. Percy, le sonrió débilmente  con la visión nublada, y lo último que Helaena vio fue un par de lagrimas recorriendo el rostro del hombre.

Y Helaena Targaryen rompió en llanto porque desconocia del dolor ajeno u las noches que Percy ni siquiera dormía.

Un matrimonio se vio doblegado a la primera fisura de muchas , escribió septón Eustace.

Se viene lo fuerte, ¿teorías?

Quiero anunciar que próximamente publicaré un fic de my hero academia (mi lado otaku se animo) espero que le den amor uwu.

Tiktok: Jegulusedits

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