CAPITƲLO SIETE:  Baile en la oscuridad.

❝ ¿Me seguirás amando aun cuando ya no sea

joven y hermosa?, ¿me seguirás amando aunque ya no

tenga nada más que mi alma adolorida? sé que lo haras..❞

ENTRE MÁS VOTOS Y COMENTARIOS LOS CAPITULOS SALDRAN A LA MISMA VELOCIDAD :3.

⸻ AL PRINCIPIÓ CREYO QUE EL AMOR NO ERA DIGNO PARA SERES COMO ELLA, SIN EMBARGO, cuando Helaena Targaryen conoció a Percy Targaryen, su tío, todo colapso. Las historias que su madre (la reina consorte) le  solía relatar, sobre un príncipe se enamoraba profundamente de una princesa cautiva en una torre, por fin, en tanto tiempo cobró sentido en la cabeza de la muchacha de hebras platinadas.

Se casó sin tener expectativas de un romance mágico pero, lo vivió. Percy era el prototipo de hombre ideal que las doncellas murmuraban, y ella supo lo que se trataba de ser amada.

Amor.

Amor.

Amor.

El dulce amor que sedujo aquella llamada Helaena Targaryen. Y su dicha fue al momento que los dioses le permitieron en ser madre de tres preciosos retoños que, sin duda le traían caos aunque , a la vez una felicidad absoluta.

¡Percy aprendió amarle! no era hipócrita en su querer, no, no,  la amaba a pesar que solía soñar despierta tantas veces. La amaba al punto que desear envejecer a su lado, la amaba incluso cuando ya no fuera joven e hermosa, la amaba por ser ella y  con aquel gesto  de amor era más que suficiente.

— Shh, aquí estoy, cariño — la mujer peinaba entre sus dedos la cabellera del ajeno.

— Tengo miedo, tengo tanto miedo — susurró, las manos de Percy se aferraron a las caderas de la joven mientras que dejaba reposar la frente en el hombro de esta.

— Lo sé, lo sé.

Percy sollozó.

— Viserys me dejará— apretó el agarré— eso no lo podre aceptarlo.

Helaena no comentó nada al respecto pues bien sabia que la salud del rey estaba demasiado delicada, quizás el cuerpo mortal ya no resistiría para la enfermedad que lo devoraba. Hace unos días perdió la visión en uno de sus ojos o era le karma que le exigía un equilibrio justo por el agravió de unos años.

Fue entonces, que la soñadora tuvo que cargar con la penurias de su querido esposo. Un ser vulnerable que fingía ser fuerte pero, en la intimidad cuando sus hijos dormían era allí que se derrumbaba, le manifestaba sus temores al respecto de la posible ausencia del rey en un futuro o como el reino entraría a una nueva era.

¡Qué los dioses los ampararan! estaban consciente que el consejo se negaba a la siguiente sucesión, no obstante, ellos no podrían intervenir más allá. Percy le lloraba en los regazos de Helaena cada padecimiento que lo zambullía, temía que lo nombraran siguiente heredero contra su voluntad.

— Cuando mi hermano fallezca — la tomó por el rostro— dejaré todo ordenado, y nos iremos lejos, nosotros.

— ¿Por qué, cariño?

— No estamos a salvo — confesó rápidamente— el trono corrompe al más noble, sentarse allí es un privilegió que hasta los más pobres lo anhelan. Tú familia, los Hightower lo codician, lo vi.

Si su esposo deseaba marcharse por lo menos ella no se opondría pues, había visto un dragón gris y rojos enzarzarse él uno al otro: temía perder a ese que le brindo la más basta felicidad. Sin embargo, un uno de los tantos días bordeaba mientras que sus hijos jugaba alrededor suyos, Percy entro sumamente agitado.

— Alístate, bonita — apoyo las manos sobre las rodillas — mi tonto hermano llego junto a la princesa heredera para apelar la sucesión de Lucerys en Drifmark.

El platinado se acercó para ayudarla  a levantar del cómodo sillón en el que reposaba, ahora que estaba por cuarta vez embarazada la agilidad que antes padecía se había desvanecido debido a la hinchades del abdomen.

— Ponte ropajes cómodos — le sonrió de medio lado— no queremos que nuestro o nuestra dragón se siente incomodo por prendas inadecuadas.

La princesa soltó una suave carcajada.

¿Como era que alguien tan cálido la podría amar? al principio tuvo un temor grande que el amor que tanto soñó se le arrebatara o que el príncipe canalla lo reclamara como suyo como esa vez que se devolvió, y escucho una conversación que no debía aun así su esposo la eligió por encima de todo. La abrazo, la beso, y le prometió que jamás la dejaría, sin embargo, ahora tener frente a frente a Daemon Targaryen, la colocaba inquieta.

— Hermano— Percy le sujeto firmemente la mano— es bueno verte a pesar que sea en condiciones poco peculiares.

—Lo mismo digo— Daemon examinó a la princesa de arriba a bajo— aun no imagine que tú esposa estaría en ese estado...

— Al igual que la princesa heredera — se encogió de hombros restándole importancia — les deseó suerte en la audiencia.

"Audiencia" que al pasar de las horas solo se transformó en un problema donde los bandos ya estaban trazados. Helaena solo escuchaba como sus dos hermanos murmullaban por debajo uno demostrando rencor y el otro que deseaba huir de allí, no obstante, nunca pensó que su padre entraría a defender a Rhaenyra aunque debía ya suponerlo que un acontecimiento así surgiría. 

— Compórtense, mocosos — advirtió Percy a los dos jóvenes que la acompañaban.

— No lo soportó, tío— refunfuñó entre las muelas Aemond— míralos a esos...

—Shhh.

— Yo solo quiero beber un buen vino— masculló Aegon en forma de reproché.

La soñadora sintió una mano sobre el vientre y por inercia coloco la suya encima de esta. Sin embargo, en dicha conspiración contra su hermana mayor no esperaba dos sucesos ( cual la sorprendieron): la primera en la que se trató que su padre no pudiese subir directo al trono y por lo tanto ambos de sus tíos (Percy y Daemon) lo fueran a socorrer así mismo la decapitación de Vaemond Velaryon aunque no pudo presencia pues, Percy alcanzó a cubrirla.

— Vamos, bonita — se posó aun costado pasando el brazo por encima del hombro de la platinada — debes descansar además nuestros dragoncitos ha de necesitarnos.

A pesar de culminar dicha confrontacion( un poco incomoda), Helaena no logro conciliar una grata siesta, no.  por que, se vio obligada a arreglarse con uno de los tantos vestidos ostentosos de tonos jades mezclado con carmesí (una cena se celebraría a última hora) cosa que molestó a su esposo aun así no logró cancelar la cena que se llevaría acabo.

— Todo estará bien —reconfortó el hombre al entrelazarle las manos con las suyas— estas preciosa.

— Lo mismo digo, cariño.

Sonrojarse fue inevitable puesto que siempre Percy le provocaría las más grandes emociones. Los dos se dirigieron a donde seria la reunión, Helaena apretó un poco la mano del mayor, allí estaba Aegon observándola de una forma muy inusual es así,  que Aemond le regalo una tenue sonrisa.

Los dos se sentaron al lado de su hermano mayor mientras este se concentraba en beber.

— Tranquila, cariño— la voz de Percy cautivo la atención a la menor— aquí estaré.

— Un mal presagió — expresó tras fijarse en sus dos hermanos.

Percy no intervino y simplemente le acarició con el pulgar en la mano. Sabía que Helaena no necesitaba palabras de aliento y eso ella lo apreciaba hasta el momento, suspiró.

Tic,

Tac.

Tic.

Tac.

 La hermana mayor de Helaena acompañada de sus hijos e esposo entraron así mismo llego casi al instante Alicent junto a Otto. El ambiente se transformo en incomodidad y la platinada observó como su tío Daemon no se detenía mirarle, la hostilidad en esta le generaba una sensación agría. 

Se giro al ver a su esposo pero, este también al parecer estaba atento a los movimientos del otro Targaryen. Los miedos de Helaena padecía era, que todo lo que construyo se esfumara de  un momento  otro,  es decir, quedarse sola totalmente; sin madre, sin padre, sin ser amado, sin sus hijos y sus hermanos. El temor se aumento cuando vislumbró  aun más al rey, Viserys sumamente deteriorado al punto de no poderse movilizar como lo solía hacer, le dolía en cierta manera.

El discurso que su padre recitó, quizás la impulso a levantarse , sin embargo, en realidad lo que la obligo pararse se trataron de los comentarios tan desagradables que escuchó por parte de Aegon hacia sus sobrinos.

— Quiero brindar — alzó la copa— por el compromiso de Baela y Jacaerys. Te aseguró que el matrimonio no están malo como dicen o por lo menos si eliges un buen hombre— la mirada violeta de la mujer reposo sobre Percy— en mi caso tuve suerte que los dioses me colocara en mi camino a quien seria mi esposo e padre de mis tres hijos, bueno, cuatro.

El rey aplaudió seguido de la reina consorte junto Otto y  a la que Percy le sonreía apenado. La cena dio apertura entre risas, sonrisas y unos cuantos comentarios bordes.

— Mi hermosa, hermosa, Helaena — el platinado se levanto de la silla — ¿Me concedes  un baile?

— Claro, mi príncipe — le tomó la mano.

Entonces en medio de las miradas se sumaron en una sutil danza. Helaena coloco su mano izquierda encima del hombro del mayor mientras que el opuesto la sujeto por la cintura. Bailaron a pesar de la pelea que se avecinaba, bailaban sin interesarle las indiferencias que podrían existir y bailaban en la oscuridad que coexistía en aquel salón (la ira irrevocable que se manifestaba en cierto Targaryen por tal escena) .

Posdata: La situación de Percy y Aegon es complicada.

¿Que les pareció?

¿De que países me están leyendo?

Se vieeeene lo fuerte.