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𝄡05. El suplició del príncipe canalla.

CAPITƲLO CIŊCO: El suplició del príncipe canalla.


❝Tenía la mayor parte de ti,

y ahora no tengo nada. Llévame de vuelta 

a la noche en que nos conocimos.❞

ENTRE MÁS VOTOS Y COMENTARIOS LOS CAPITULOS SALDRAN A LA MISMA VELOCIDAD :3.


⸻   LA AMBICIÓN SUPRIMIÓ EL MÁS PURO AMOR Y AQUELLA DECISIÓN LO CONDENO. Cuando presenció al ser que más amó huir algo en él se quebró, quería retenerlo pero, ya había jurado a los dioses un amor que ni lo prendía, quizás, la unión se trató más de un acuerdo político que de sentimientos de por medio.

Fue entonces que al momento que se enteró  de la premisa;  " el príncipe desalmado encontró una doncella digna",  enloqueció e inmediatamente montó a su dragón con las emociones hechas un lío. Así mismo, llegó totalmente ufanó y armando un  gran alborotó causando que su hermano menor saliera a recibirlo.

Las palabras además aquella mirada lo lastimaron más de lo que ya estaba.

— Una cosa más, Daemon — se devolvió— respeta a mi prometida pues, una blasfemia por parte tuya y conocerás mi fuego ¿bien?

Debía ser él a quien defendiera, debía ser a quién él empezaba amar, debía, debía pero, ahora era solamente un testigo de  como los ojos de Percy recobraba ese brillo genuino que el hurto tantas veces, buen ladrón, si, aunque pésimo perdedor.

Resignado prometió  a no ser un  estorbó en la vida de su chico, sin embargo, ¿desde cuando él cumplía las promesas? nunca, puede pretender que es leal aun así siempre tendrá una daga oculta. No leyó las cartas que arribaron desde el desembarco durante un largo tiempo a pesar de que las dudas lo atormentaba, y por petición prohibió a todos incluyendo esposa e hijos que le mencionaran acontecimientos con respecto a sus dos hermanos.

En el 120 d.C nació el primer vástago Aegon III Targaryen de su segundo matrimonio cuyo acontecimiento solo provoco aflicción en vez de regocijo, de igual modo fingió una felicidad que no existía pues, Rhaenyra no merecía padecer por los sentimientos suyos. No obstante, continuaba marginado con la vida que eligió aun cuando en el 122 d.C  procedió  a su segundo vástago, Viserys II Targaryen.

Por mucho que no respondían cartas estas continuaban arribando a roca dragón, quizás,  se trató del orgullo herido de Daemon Targaryen o del resentimiento por el anterior rechazo que declinaba a leerlas e incluso Rhaenyra le recriminaba sobre las últimas conductas malhumoradas porque, aquello desestabilizaba a su "mini- familia."

Una tarde mientras revisaba las cartas que habitualmente los lores le escribían (intenciones que él lidiara a lomo de sus dragón algún conflicto interno, también le prometían riquezas) suspiró, hasta que movió su mano aun costado causando que varias hojas cayeran directo al suelo, maldijo, y sin más las recogió.

Sin embargo, una caligrafía que bien conocía lo capturó la atención " el rey Viserys l Targaryen" a lo que curioso la abrió, tal vez, su tonto hermano se abría arrepentido aun más de lo inusual.

Leyó una, dos hasta máximo tres veces la carta  tratando de procesar la información y se sorprendió cuando visualizo que la hoja yacía manchada por un liquido que recorría por sus mejillas, ¡hipócrita! porque él también engendró hijos ¿acaso así se sentiría Percy? le dolía el pecho, insoportable el dolor de un corazón magullado.

No le interesó los reproches de su esposa ulteriormente por consiguiente estaba dispuesto a testiguar la veracidad de las palabras de Viserys así que, se marchó de roca dragón directo al desembarco ¡cual atormentado estaba el Targaryen!

Una vez de que arrimó al destino solicitado se fijo que su dragón estuviera en una de las colinas más alejados de la fortaleza puesto que no necesitaba que todos se enterasen de su aparición, no, por lo menos no seria el centro de una humillación próxima. Se infiltró a la fortaleza con facilidad (conocía la mayoría de  entradas secretas) por lo tanto se guio  una que daba directo a los aposentos de su añorado hermano menor, más sin embargo, solo lo dejaba vislumbrar un poco el interior de esta.

Se asomó cauteloso , receloso de lo vería a pesar de ello encontró lo que tanto lo destruiría. Percy Targaryen,  en una silla mecedora cuya sonrisa nunca la había visto en un pasado, ni a él se la había otorgado, miraba fijamente al bebé cual sostenía aunque trataba de apoyarlo en sus piernas.

— ¿Ya cambiaste el pañal de Alyssa, Aemond? — inquirió.

Un gruñido se escuchó aun así Daemon no logró percibir de donde provenía, tal vez, estaba más adelante.

— ¡Es injusto, tío! — protestaron a los lejos— ¡ese es tú trabajo!

Percy observó por encima de la bebé aun punto fijo, enarcó la ceja.

— Quieres que te entrene ¿no? es un intercambio justo, sobrino.

Se escucharon un par de maldiciones ( groserías) el mayor de ahí parecía que disfrutaba de la situación desconociendo que a pocos centímetros causaba lágrimas a cierta persona. Él pudo haberlo tenido todo, el amor y una felicidad pero, a cambió consiguió una familia con las oscuras intenciones de acercarse más al trono de hierro.

— ¡Lenguaje! — recriminó tras darle un sonoro beso al bebé que soltó una risa risueña por el acto del adulto— mis dulces niños, los niños de papá.

— Y de mamá — otra voz irrumpió generando que, Daemon desviara la vista hacia a una jovencita (cual yacía más cambiada o eso trató de recapitular) el vestido de tono esmeralda salvo con sutiles detalles carmesís le ceñían a la perfección al cuerpo, el cabello estaba perfectamente peinado hasta lucia ostentosas joyas.

Percy le sonrió, vio ahí como los ojos del contrario se iluminaron al notar a la mujer que se coloco delante e inclino para brindar un casto beso sobre las comisuras. Apretó los puños con tanta fuerza, no quería odiarla porque una parte de ella ayudo que él reconstruyera la sonrisa que le había hurtado, aun así no fue inevitable sentir un resentimiento por la segunda hija del rey, Helaena Targaryen.

— Es hora de ir con mi tonto hermano mayor— mencionó Percy levantándose de la mecedora. El bebé solamente coloco sus pequeñas manitas en las mejillas de su padre— mi hermoso niño.

Daemon se aparto rápidamente de la pequeña rejilla pues, posiblemente Percy lo vería si giraba un poco más por eso solamente escucho las protestas de su sobrino Aemond acerca de los cambios de los bebés , mientras la dulce risa de su sobrina resonó. Al asegurarse que todos se marcharon tuvo que salir del pasadizo puesto que, ya había confirmado aquello que tanto temía. Sin embargo, se detuvo al momento que sus ojos capturaron aun hombre de cabello platinado corto, recargado sobre una columna con los brazos cruzados y orbes bicolores fijándose en él.

El corazón de Daemon se aceleró.

— ¿Que haces aquí, hermano? — indagó parsimoniosamente, sereno.

Abrió la boca dispuesto a rezongar al  contrario nada se emitió. Los pensamientos se le nublaron así mismo las emociones se alborotaron, ¿por qué él gozaba aun con el poder de desarmarlo sin ni siquiera hacer algún movimiento? deseaba que lo amará intensamente como ocurrió en un pasado, deseaba que fuera él  y no Rhaenyra.

Daemon no se percató cuando Percy se había movido de su sitió, quizás, estaba tan consternado que olvido un momento que ambos estaban allí. El menor lo tomo de la muñeca y lo redirigió al pasillo que anteriormente se encontraba.

— Responde.

El mayor trató de formular palabras pero lo único que consiguió fue un ridículo balbuceó.

—  Felicidades por tus recientes hijos con la princesa Rhaenyra — se atrevió a comentar tras no recibir una respuesta coherente.

— Igualmente, Percy — susurró salvo que arrastró esas palabras con dolor, dificultad.

Ambos permanecieron en un breve mutismo; uno queriendo remediar el sufrimiento que causó y el otro pensando en que debía regresar donde su familia cuanto antes.

— Me marchó, hermano, mi esposa me ha de necesitar — se dio media vuelta, no obstante, Daemon lo detuvo.

— Aun podemos recuperar lo que tuvimos tiempo atrás... ya sabes... podemos huir— propusó desesperado incluso se podría confirmar que la esperanza destiló. Tal vez, aun la oportunidad de una vida juntos reviviría como las chispas de una llama que trató de ahogarse— fui un tonto, si, lo siento por eso pero yo cambie, de hecho hemos cambiado, sé que aun me amas tanto como yo te amo a ti.

Silenció.

Silenció.

Silenció.

— Te amo, Percy — lo obligó a voltearse— te amo que nunca deje de pensarte, te amo eternamente y creó que te continu...

—Cállate, Daemon— los ojos inexpresivos del Percy helo al mayor— tú solamente te amas a ti mismo. Tienes una familia y yo la mía así que pretendamos que no sucedió nada entre nosotros.

Pero, el príncipe canalla hizo de oídos sordos y de un movimiento improvisto acorraló al menor contra la pared aunque este no se demostró nervioso como en su tiempo  de gloria, no, simplemente le sostenía la mirada con aparente molestia.

— Es cierto, te amé Daemon, pero no eras mío — tensionó la mandíbula— te fui fiel a pesar de que nos alejamos tantes veces, intente desesperadamente  no sentir nunca nada por otra persona— Percy apartó al mayor bruscamente, empujándolo— sin embargo, conocí a mi soñadora y mi mundo se transformó. Ella arregló algo que jamás rompió o lo perteneció tanto que convirtió mi dolor en suyo, fue entonces que comprendí que  todo lo que hacia arder a Helaena, me hacia arder a mí. De repente, todo lo que yo amaba, Heleana también lo hacia. Mi esposa entendió mi lucha y compasión por el reino tanto que se unió a mi causa.

Cada palabra fue tal como una daga, filosa además venenosa que lo abría sin misericordia. Los ojos bicolores que se iluminaban al verle ya no existían, no eran suyos, no, se trataban de una ladrona cuya repulsión ya le generaba.

— Somos dos magnetos, somos lo mismo. No tengo que esforzarme en lo más mínimo por expresarme porque ella sabe como sacar lo mejor de mí mientras que tú sacabas mi peor versión. Dime, Daemon. ¿Como podría osar de ignorar a Helaena Targaryen y no terminar enamorado de ella? así que ya es demasiado tarde para disculparte, Daemon.

— Te enamoraste... — musitó. Bajo la vista al suelo por lo menos, no dejaría que lo atisbara más miserable.

— Perdí muchas cosas en ti pero Helaena me salvo a tiempo— dió un paso al frente causando que levantara la cabeza— me enamoré.

» Arpía, arpía, arpía « se recriminó internamente.

— Déjame besarte— suspiró— será una digna despedida.

Daemon se acercó lentamente y agarro entre las manos el rostro del menor, sin embargo este lo aparto de una manotada.

— No defraudaré a mi esposa con tus mismos juegos, insolente — lo empujó— nos vemos, hermano.

Sin más, sin palabras que abordar lo dejo marchar. Derrotado, destrozado, golpeó con furia el muro sin interesar que sus nudillos se tornaran de un color anormal. Resistió a las ganas terribles de llorar similar a un estúpido. Así que, aguardo unos segundos antes de salir, a pesar de eso se vio obligado a contemplar una escena que lo abochorno incluso las nauseas se aproximaron.

Percy y Helaena se encontraban abrazados a unos cuantos centímetros y la mujer al parecer soltaba sutiles sollozos.

— Mi hermosa, hermosa, hermosa, Helaena — dijo el menor mientras repartía diversos besos en la frente.

Entonces con el alma hecha añicos Daemon Targaryen se marchó silenciosamente a roca dragón aunque no seria hasta mediado del 129 d.C que volverían a reencontrándose por reclamar el trono de drifmark de su hijastro, Lucerys Velaryon. 


¿Queremos un Percy en nuestras vidas? si.

Deja tu teoría aquí.

¡Gracias por todo el amor que le han dado esta historia!

TIKTOK: JEGULUSEDITS (subo posibles spoiler's)

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