𝄡03. La soñadora y el príncipe desalmado.
CAPITƲLO TRES: La soñadora y el príncipe desalmado.
❝ La luz tenue se apagó, pero
mis ojos se iluminaron de nuevo
por ti.❞
ENTRE MÁS APOYO MÁS RAPIDO LOS CAPITULOS. ¡GRACIAS POR TODO! ♥
⸻ PERCY NO IMAGINÓ QUE AL LLEGAR A DRIFTMARK ESTARIA SIGUIEND CON SIGILO AL QUE SERIA EL NUEVO JINETE DE VHAGAR, (no sin antes dejar resguardado a su querido Gray Ghost en una de las colinas que daban directo al océano.) Agudizó la visión para tratar de descifrar al desconocido que domo al dragón, sin embargo, lo único que consiguió fue una mancha pequeña y que de su cabeza decoraba el cabello platinado.
A primera instancia tenía planeado ir directamente hacia Lord Corlys para dar un sentido pésame de la perdida, pero, cada plan se derrumbó al visualizar a las alturas como la bestia más grande de todas estaba descendiendo montada por un desconocido.
Cuando se infiltró en el palacio de la serpiente marina creyó que la aventura del extraño acabaría allí, ¡que equivocado estaba! las voces chillonas que bramaban a unos cuantos centímetros llenas de enojo lo alertaron. En zancadas llegó a una habitación cual era iluminada por antorchas, y la poca luz reflejó a unos niños tirados en el suelo y otro que, agarró un objeto que dirigió al muchacho que había visto anteriormente.
La mente de Percy caviló lo más pronto posible y allí dedujo que aquel desconocido era de su sangre, aunque no se trataba del hijo mayor de su hermano Viserys, ese que nombraron Aegon, ni mucho menos de esa que conoció en pañales Helaena, según hizo memoria se trataría del menor de los vástagos de su hermano, Aemond Targaryen. Es así como, Percy al notar como el infante se echó para atrás agarrando con fiereza el lado herido y produciendo un fuerte grito de dolor, no tardo en acercarse rápidamente protegiendo al muchacho con su cuerpo.
— Tranquilo, tranquilo—lo agarró del rostro haciendo una inmediata presiono en sitió que se supondría que estaría el ojo sin interesarse de mancharse del líquido espeso carmesí— Soy yo, tu tío, Percy, tranquilo.
Asustado alzó al niño que gimoteaba y a pesar de que los guardias que llegaron amenazaron al nuevo intruso, no obstante, tras reconocer al hombre bajaron las armas con que los apuntaba.
— ¡Llamen a los maestres! y que esos niñatos vengan — exigió mientras se dirigía al salón principal de dicha fortaleza.
Percy no duro demasiado tiempo al lado de Aemond ya que este se ocultó detrás del muro, un lugar donde la oscuridad lo ayudaba a camuflarse, no sin antes de esconderse amenazar aquellos que soltaran la lengua sobre su llegada. Quería ser testigo como manejaban las cosas en su familia, o quizás temía tener un bochornoso reencuentro con sus respectivos hermanos.
Fue entonces que se desilusionó a la intromisión de toda las de su estirpeen el salón e incluso la sonrisa que tenía formo una línea recta al notar a Daemon entrar con Rhaenyra, adulterio. Apretó los puños con fuerza. Sabía que aquella mujer no tenía la culpa de las seducciones del príncipe, sin embargo, eso no la tachaba de inocente más al deducir sobre que habrían entregado el uno al otro.
Aun le lastimaba.
Comprendió el enfurecimiento y la perdida de cordura de una madre. Más encima un sentimiento amargo se coló al momento que Viserys hizo caso omiso a los reclamos de la reina. Entendió el dolor, la sangre que corrió y el sacrificio que hubo, aunque eso no fueron motivos para que el rey temblara con las palabras para brindar un eficiente castigo.
No aplaudió el hecho de la reina al herir a la princesa, pero ni le molesto que la hiciera sangrar porque, si a él le hubiesen lastimado algún familiar reaccionaria mucho peor, tal vez, con sangre y fuego, que benevolente la Highotwer. Entonces, empezó a reír (un ataque de nervios puede ser) pero soltó una carcajada tan fuerte que silenció al salón, salió de su escondite sin interesar que su hermano lo acribillara con preguntas y así se posicionó entre la reina consorte y el sobrino tuerto.
-—Tú propio hijo perdió un ojo, hermano mío — buscó los orbes violáceos los cuales lucían más apagados de lo normal, la enfermedad se comía vivo a su hermano. ¡Oh! tanto tiempo que viajo entre los reinos que solo generó que descuidara su querido, lamentable— ¿es así como un rey es justo?
Luego dirigió la vista hacia aquel que alguna vez le rompió el corazón, aunque estaba dispuesto a perdonar... ¡Estúpido! la elección ya estaba hecha y el solo sería un triste espectador.
— Tío — el tacto helado del niño acobijo su mano, pueda que agradecía que fue el único adulto que se preocupó de su bienestar.
Chasqueó la lengua al percibir como Daemon se juntaba con Rhaenyra y los niños que susurraban sobre la legitimidad, ¡una falsa familia! pero, irónicamente aquel cuadro de familiaridad lo molesto por lo que las palabras llenas de veneno danzaron.
—Es increíble, Viserys. Al menos los primogénitos de mi querida sobrina Rhaenyra necesitan un castigo por cometer tal osadía—la mirada de Percy divagaba entre la mujer recién nombrada y el príncipe canalla—¿Acaso el rey esta anunciando que cualquiera puede herir a su sangre? demasiado lamentable.
— Percy..
—Una inusual bienvenida, hermanos.
Si alguien tuviera la valentía para describir aquel inédito escenario dirá que; " los dragones iniciaron la primera guerra, salvo en esta vez eran los ojos que hablaban en vez de las espadas alzadas." Aemond se aferraba con fuerza a la mano de ese que dijo que era su tío, Aegon detrás solamente podía observar asombrado y la joven que lo acompañaba a un costado murmullaba cosas para si misma.
Percy no dudo en abrazar por los hombres al infante herido, lo apegó a su cuerpo transmitiendo protección que su padre le negó.
—Me decepcionaste, Viserys —masculló sin más dirigiendo al niño a la puerta— ellos deben descansar.
Percy creyó que el incidente morirá en esa sala aun así fue convocado a los improvisados aposentos del rey. Y al estar en ellos, la mirada de un hermano se posó en él; arrepentido tal como un niño. No entablaron una pronta conversación que incluso la reina consorte estaba incomodando por el ambiente (debían compartir habitación por orden de la serpiente marina) el menor, se acercó lentamente hacia él acabado hombre.
Parecía que los años jugaron en él.
— Me quedaré unos días aquí —dijo—tengo asuntos pendientes aún.
"Asuntos" así se llamaba el romance que alguna vez existió con Daemon. Viserys asintió sin querer delegar aquello.
—Alicent, sal— ordenó el mayor a su mujer.
La cobriza hizo una rápida reverencia dispuesta a cumplir, no obstante, al pasar de lado del muchacho él la tomo por la muñeca.
—La reina se queda.
—¡Percy! —regañó por el inusual comportamiento, su pequeño había cambiado violentamente.
—¡Viserys! —lo atisbó de reojo— tú asqueroso favoritismo nubla el buen juicio. Con razón nuestro abuelo temía morir y dejar las decisiones del reino recayeran en ti.
No quería herirlo, ¡claro que no! desde que era un niño lo admiraba por la audacia que lo determinaba, a pesar de eso inconveniente fue recibido con una pelea que jamás debió permitir presenciar, causando que el pedestal en que siempre le perteneció a Viserys se desboronara al igual que el de Daemon.
— ¡Evite un confrontamiento más grave! — se excusó encarando al más alto.
—¡Le diste más poder a la princesita! — gruñó tras tensar la mandíbula- por lo menos coloca limites justos.
Sin más, el hombre se dispuso a irse de allí antes de que su lengua lo condenara ( sabía que más adelante ambos se abrazarían pidiendo perdón) ufano y paso firme abrió las puertas, a lo que una figura delante de esta lo detuvo. Estatura mediana (le llegaba al pecho) cabellera larga platinada, ojos violetas intensos, piel nívea y rasgos excelentemente definidos.
—Yo...yo... venía a despedirme de mis p..padres — susurró nerviosamente jovencita. Percy se inclinó apenado a la princesa.
—Tranquila, princesa.
El primer encuentro oficial de Percy con la princesa Heleana y lo que vislumbró, rápidamente pudo reconocer la belleza. Desde entonces las doncellas murmuraron que vieron al joven príncipe al día siguiente y los siguientes en los lomos de aquel magnifico dragón pues, casi se declinaba a pasar tiempo en la fortaleza de la serpiente.
Sin embargo, cuenta que un día después del descenso del primer esposo de la princesa Rhaenyra Targaryen, Percy se levantó más temprano de lo costumbre; se le notaba más contento que los anteriores días, decidido.
» Qué los dioses me concedan a estar a tú lado, hermano mío« pensó el muchacho mientras se dirigía al lugar que le indicaban donde posiblemente estaba su amor.
¡Grave error! las lágrimas nublaron la visión al instante que presenció dos figuras declarándose delante de los dioses y dando la sangre por ellos. Sus ojos se colisionaron con unos violáceos los cuales se asombraron. El menor había creído que esos días ayudaría a despejar la mente para aclarar lo que en verdad sentía, y darse cuenta de que nunca murió ese amor tan dulce de juventud generando que se decidirá, podría perdonar el hecho que se encamo con su sobrina, pero la situación ahora era diferente.
Había tardado.
Ese mismo día huyo tal como esa vez que se marchó con el pretexto que quería espiar sus pecados. Al aterrizar en las colinas de Visenya, acarició el hocico de su dragón y le ordenó que se comportara mientras él se adentraba a la fortaleza.
El dolor en el pecho no le permitió avanzar como deseaba así que apenas arribó al interior se dejó caer en peldaño de las escaleras, sollozó, permitiendo que las penosas lagrimas se adueñaran de él, de su alma y su corazón para declarar la verdadera perdida de un amor que jamás olvido.
—Mis sueños me señalan que un ser sufrirá y que mi deber es usar mi don de curar — Percy levanto la cabeza ante la dulce voz—Es raro, te encontré aquí llorando.
—¿Sueños, princesa? — inquirió mientras trataba de hacer memoria del nombre de la menor, limpiando ágilmente el rastro de su tristeza.
—Soy Helaena Targaryen—le leyó el rostro de confusión del adulto— me susurran, dicen que posiblemente los dragones pueden morir atravesados.
Percy soltó una ligera carcajada por las ocurrencias de la menor, no obstante, no la consideró extraña o loca, simplemente soñadora. Entablaron una conversación y quienes transitaban por los pasillos se asombraron al ver a la princesa más parlanchina pues, siempre lucia callada u abstraída de en los pensamientos, que vislumbrarla con otra persona que no fue padres o/ hermanos era un gran acontecimiento.
— Eres peculiar, princesa — apretó las mejillas— has hecho que mi tristeza permaneciera dormida.
El retorno de Percy Targaryen fue una digna celebración para el reino y más encima que nuevos rumores conmocionaron al pueblo: " el rey que debe ser cortejaba a la princesa Helaena, hija menor de Viserys." Gente estúpida que veía intenciones que no eran, situaciones en donde no existían y los cotorreos agotaban la paciencia.
—Tengo miedo, tío — suspiró la princesa. Ambos daban un paseo por los amplios jardines acciones que lo tomaron como un pasatiempo.
— ¿Miedo?
—Las doncellas hablan acerca que posiblemente — se giró a verlo— me casaré con mi hermano Aegon.
Percy arqueó la ceja.
—¿Eso es malo, princesa? — la ingenua pregunta generó que la menor se sintiera tonta.
—Es borracho — susurró—me hará daño como las amantes que ha empezado a tener.
—Tranquila, princesa, yo estoy aquí y nadie te lastimara.
Fue un hecho, se dice que ese mismo día Percy irrumpió el consejo del rey y que apelo para anular el futuro compromiso que surgiría, quizás, era el cariño por la más joven u otros dicen que se trataba de nuevos sentimientos que se colaban en el príncipe, sin embargo, Otto Highotwer salto a la defensiva (el rencor aun lo dominaba) pero, el rey fue astuto y la reina jamás olvida a quien la ayudo, es así que acordaron que cuando la niña fuese mujer contraria nupcias con Percy cosa que conformo al muchacho.
La noticia de la boda se extendió como el humo hasta que llegó a los oídos de cierto Targaryen en roca dragón.
— Te lo imploró, no te cases con esa arpía — Daemon llegó causando un clásico alborotó a lo que el hermano menor de este no tuvo otra opción que salir a recibirlo.
—¿Con que derecho me exiges eso? —frunció el ceñó.
El príncipe canalla cruzo los brazos.
—Soy a quien en verdad amas, cariño— acercó la mano con intención de tocarle la mejilla, pero este se corrió.
—No, no, no me hagas esto — torno los nudillos blancos tras la fuerza que ejercía en estos.
—Si, Percy, sabes que tengo la ra...
— Pudimos tenerlo todo —masculló encolerizado— - aun así, gano tú y tú estúpida ambición al trono. No pretendas que me quede esperándote, Daemon, gustes o no ya es hora de que yo haga mi vida con una mujer cuya virtud jamás esta puesta en duda.
Se relata que el príncipe canalla derramó lágrimas y en las próximas semanas antes de una celebración del tan esperado casamiento, Percy se llevó a su prometida en lomos de su dragón con intenciones de enseñarle los siete reinos, retrasando una la ceremonia y haciendo que la menor disfrutara la libertad fuera de aquel castillo.
Una niña que se convertía en mujer estaba domando a una bestia.
El bufón hongo llamo a tal suceso como " la soñadora que curó aquel príncipe desalmado."
En el año 122 d.C un matrimonió fue la habladuría de todo un reino por meses, la sonrisa radiante del príncipe y una encantadora princesa. Sin embargo, muchos dicen que Percy se cortó la mano para manchar las sábanas (la noche donde consumirían) con tal de fingir que la hizo suya pues, al amanecer se le vio al hombre con una venda y la Helaena contenta sin sufrimiento.
A finales del año 123 d.C Helaena con catorce años dio a luz a dos preciosos niños, sanos, fuertes y con digna belleza.
Las doncellas cuchichearon emocionadas ( por varias semanas) tras haber presenciado como Percy permaneció al lado de su mujer en el parto, animándola, dándole besos en la frente y suplicando a los dioses por la salud de ellos.
Y cuando finalizo, dijo: " me arrodillo ante usted, mi dulce princesa, pueda que yo sea un desalmado, pero, aquel trabajo que hiciste ni el más osado lo podría hacer."
Tanto como el bufón de la corte y Septón Eustace afirmaron que el príncipe estaba aprendiendo amar otra vez, entregándose al más puro amor nunca vivido por que Helaena estaba sacando la mejor versión de él.
¿Que otro punto de vista les gustaría leer?
Amamos a Percy'y Helaena ¿si? si.
Deja tú teoría aquí.
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