—¿De nuevo estás aquí?

—Déjame entrar.— el alfa hizo a un lado al omega, quien cerró la puerta molesto.

—¿Sabes que puedo llamar al alfa mayor para que te saquen de aquí?— Tae miro como Hoseok se quitaba su sudadera quedando solo en una camisa negra y pantalones deportivos.

—Lo sé, y sé que no iras a decir nada, me amas y no harías nada encontrar de tu alfa.— sonrió en grande el alfa, acercándose al mayor para abrazarlo y restregarse en él, dejándole impregnado su aroma.

—¿Cómo sabes que no lo haré?

—No me alejaste. Y, no me has alejado y tu lobo me quiere.— el menor sonrió satisfecho.

Tae gruñó, caminando hacia la cocina para seguir preparando chocolate caliente. Hoseok le siguió mirando cada movimiento del omega, quien ignoraba la presencia del alfa, mientras su lobo estaba más que feliz por tener la vista del alfa sobre él.

—Sabes...— escuchaba la profunda voz de Hoseok.— Mi lobo quiere que te marque y que te haga mío. Nunca me había sentido así.— confesando el menor, haciendo que Tae pare todas sus acciones.

Eso lo había tomado por sorpresa, su lobo comenzó a saltar de aquí por allá y extrañamente sonrió sintiéndose feliz y ligero.

Carraspeo para seguir haciendo chocolate.

—Mi lobo ya se encariño contigo...