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Mis palpitaciones están fuera de control.
Es un rápido redoble de tambor en mis
oídos, un martilleo frenético contra mis
costillas.
Oh, my God.
¿Quiere besarme?
—A no ser que haya malinterpretado
todo —suelta.
Trago saliva, tratando
desesperadamente de controlar mi pacelerado. Hablar no es una opción. Mi
garganta se ha bloqueado. A pesar de
que mis habilidades motoras no están
funcionando a plena capacidad, consigo
negar con la cabeza.
Su risa calienta el aire que hay entre
nosotros.
—¿Eso es un «no» a mi
malinterpretación de lo que ha pasado, o un «no» a que te bese?
Milagrosamente, soy capaz de
producir una frase completa como
respuesta.
—Quiero que me beses.
Sigue riendo cuando se acerca a mí,
se estira en la cama a mi lado y me
coloca suavemente sobre mi espalda.
Cada músculo de mi cuerpo se tensa porla expectación mientras se cierne sobre mí; cuando apoya su mano en mi cadera, tiemblo con suficiente fuerza como para que se dé cuenta.
Una sonrisa curva sus labios. Unos
labios que están cada vez más cerca de
mis labios. A centímetros de distancia.
A milímetros de distancia.
Y después su boca roza la mía, y
¡ostras!, estoy besando a Kim Seokjin.
Casi de inmediato, mi mente se inunda
de tantos pensamientos que es difícil
concentrarse en uno solo. Oigo los
sermones interminables de mi padre
sobre el respeto hacia mí mismo y sobre
cómo debo comportarme correctamente
y no volverme loco en la universidad. Y luego está la alegre voz de mi madre,
casi ordenándome que me divierta y que viva la vida al máximo. Y en algún lugar entre las dos, hay una voz excitada que grita: ¡Estás besando a Kim Seokjin!
¡Estás besando a Kim Seokjin!
Su boca es cálida y sus labios firmes
cuando me besa. Lo hace con suavidad
al principio. Un coqueteo suave y
sensual que me hace gemir. Lame mi
labio inferior, lo muerde suavemente
antes de que la punta de su lengua toque la unión de mis labios. Sabe a gominola y, por alguna razón, eso me hace gimotear de nuevo. Cuando su lengua finalmente se desliza dentro de mi boca, deja escapar un gemido ronco que resuena a través de mí y se instala en mis entrañas.
Besar a Jin es la cosa más increíble que he experimentado jamás.
Olvídate de las vacaciones en familia a
Egipto cuando tenía nueve años. La
gloria de las pirámides, los templos y la
Esfinge no son nada comparado con la
sensación de tener los labios de este tío
en los míos.
Nuestras lenguas se encuentran y él
emite otro sonido grave y ronco, y
desliza una mano por mi cuerpo hasta
llegar a mi pecho izquierdo. Oh, mierda.
Alerta de fase dos. Pensé que nos
quedaríamos en la primera fase y solo
nos besaríamos, pero ahora me está
metiendo MANO.
Cuando su pulgar roza la finísima tela y presiona sobre mi pezón, un fogonazo de calor se dispara desde las puntas de mis pechos hasta hacer retorcer mi polla de placer. Todo mi cuerpo está ardiendo y tenso por la emoción. La lengua de Jin explora mi boca mientras frota mi pezón hinchado y sus caderas se mueven ligeramente contra las mías. Su erección es como un hierro caliente que aprieta un lado de mi muslo, y saber que le pongo cachondo hace que yo me enduresca de una forma increíble.
Con una respiración pesada, separa
nuestras bocas.
—¿Me debería preocupar de que tu compañero de cuarto vaya a entrar de
repente?
—No, no viene a casa esta noche. Se
ha ido a un bar del pueblo y después
tiene pensado quedarse a dormir en casa de una chica de la fraternidad Kappa Beta, Yuna. Algo que, según mi
opinión, es una muy mala idea porque la última vez que salió con Yuna, casi la
arrestan por embriaguez pública, pero
después Yuna coqueteó con el policía
y…
Jin me calla con otro beso.
—Con decir «no» habría sido
suficiente —murmura contra mis labios.
Después coge mi mano y la coloca
directamente sobre el bulto duro que hay en sus pantalones. En el mismo aliento,me cubre mi mi propio bulto poniendo la mano sobre mi pijama.
Oh, mierda. Alerta de fase dos en la
planta de abajo.
No me preocupa la respuesta de mi
cuerpo al movimiento de su mano: un
solo deslizamiento lento de la palma de
su mano es todo lo que necesito para que una explosión de placer entre en
erupción dentro de mí. No, es mi mano
la que me provoca una oleada de
nerviosismo. Una mano que en estos
momentos acaricia la erección que crece tras la cremallera de sus vaqueros.
He masturbado a otro chicos antes;
también he hecho algunas mamadas
exitosas; sé con seguridad que fueron un gran éxito porque…, bueno, semen y
todo eso. Pero no tengo la experiencia
suficiente como para considerarme un
maestro experto ni nada parecido. Y en todos esos encuentros con chicos anteriores, SOLO está involucrado mi novio del instituto, que era igual de inexperto que yo.
Si los rumores que he escuchado
sobre Jin son verdad, el tío se ha
acostado con la mitad de los estudiantes
de la NSU. Suena como una estadística
irrealmente alta, y eso me hace creer que no es exacta, pero aun así, lo que sí está claro es que se ha liado con mucha más gente que yo.
—¿Te parece esto bien? —pregunta mientras me acaricia los muslos.
Asiento con la cabeza y le acaricio de
nuevo; un gemido torturado sale de su
boca.
—Joder, espera. —Se incorpora un
poco en el colchón y mi corazón se
detiene cuando se baja la cremallera de
los pantalones. Baja los vaqueros lo
justo como para liberar su erección de
sus bóxers; a continuación, tira de la
goma de mi pijama y libera mi propia erección.
Un segundo después, su mano aprieta mi polla y mis caderas se levantan
de forma involuntaria en busca de un
contacto más cercano.
Jin juguetea con la punta de su
dedo índice sobre la cabeza de mi polla.
—¿Mejor? —dice, con voz grave y
áspera.
Muuuuucho mejor. Es tan bueno que
mi cabeza da vueltas, lo que limita mi
respuesta a un balbuceo entrecortado sin sentido.
Sonríe ante mi incoherente respuesta,
se inclina y me besa de nuevo. Con su
mano libre, sujeta mi mano derecha y la
dirige a su propia polla, envolviendo
suavemente mis dedos temblorosos a su
alrededor. Es larga y dura, su carne
caliente se desliza con facilidad dentro
de mi puño cerrado.
Mi cuerpo está en llamas. Olas de
excitación crecen en mis entrañas y,
cuando empuja su dedo corazón dentrode mí, mis músculos internos lo abrazan; suelto un dritito ahogado por el inesperado movimiento, la presión es tan intensa que me olvido de cómo respirar.
Y aunque arde un poco ese ardor hace que me exite un poco más.
No dejamos de besarnos. Ni siquiera
para coger aire. Los dos estamos
jadeando, con nuestras lenguas
enredadas y nuestras manos trabajando.
Su dedo se mueve dentro de mí y el
placer que sube en espiral a través de mi cuerpo se hace más fuerte, se concentra en un nudo apretado de expectación que provoca que el movimiento de mis caderas sea aún más arrítmico provocando que me folle la mano que aún acaricia mi polla.
Los minutos pasan. O quizá sean
horas. No tengo ni idea, porque estoy
demasiado atrapado en las increíbles
sensaciones que todo esto me produce.
Acaricio su erección, apretando la
cabeza con cada movimiento
ascendente, hasta que sus caderas
empiezan a moverse y una orden áspera
sale de su boca.
—Más rápido.
Acelero el ritmo y arremete contra mi
puño con un gemido grave, su aliento me hace cosquillas en los labios mientras rompe el beso. Sus ojos están cerrados, sus facciones tensas y sus dientes se clavan en su labio inferior.
—Voy a correrme —murmura.
La excitación ondea entre mis piernas
y sé que él puede sentir que
estoy cerca igualmente, porque gime de nuevo y su dedo se hunde más adentro, más rápido. Unos segundos más tarde, se echa sobre mí, apoyando la frente en mi hombro, mientras sus caderas empujan hacia adelante una última vez antes de parar.
Mientras el líquido brota en mi mano,
sus ojos se abren lentamente y el placer
tranquilo que hay en ellos me quita el
aliento.
Uau. No creo haber visto jamás
algo más sexy que la imagen de Kim Seokjin justo después de tener un
orgasmo.
Su respiración sigue siendo pesada
cuando encuentra mi mirada.
—¿Te has corrido?
Mierda. Claro. Su dedo sigue dentro
de mí. Ya no se mueve, pero me
recuerda el orgasmo que he estado a punto de tener pero me distraje a
pexpresión de su cara mientras se corría, el movimiento incansable de sus caderas y los sonidos supersexys que emitía.
Pero admitir que no me he corrido me
da demasiada vergüenza, y como él ya
lo ha hecho, me sentiría incómodo
pidiéndole que continuara.
Así que asiento con la cabeza y le
digo:
—Sí, claro. Un orgasmo seco suele pasarme.
¿Qué es un orgasmo seco? Es cuando te corres y no te sale nada de semen , lose porque Yungyeom me contó que le había pasado más de una ves.
Una sombra de duda atraviesa sus
ojos, pero antes de que pueda
parpadear, se sienta bruscamente y dice:
—Me tengo que ir.
Ignoro la decepción y el cabreo a
partes iguales que aprietan mi vientre.
¿En serio? ¿Ni siquiera va a quedarse acharlar unos minutos de postrollo? Todo un caballero.
Ahora todo es incluso más incómodo.
Coge un pañuelo de la caja que hay
sobre la mesa y se limpia. Yo finjo que
todo está guay mientras me subo los
pantalones y él hace lo mismo. Incluso
me las arreglo para soltar una sonrisa
natural mientras utiliza mi móvil para
llamar a un taxi. Afortunadamente, esta
vez consigue que le pasen con la
operadora de inmediato, lo que significa
que la situación incómoda no va a durar
mucho tiempo.
Le acompaño hasta la puerta, donde
vacila por un instante.
—Gracias por invitarme —dice con
voz ronca—. Me lo he pasado muy bien.
—Eh, sí, claro. Yo también.
Un segundo después, desaparece.
^^^^^
El Jin siendo todo un caballero que se respeta jajja
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