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14

Siempre me he negado a usar el alcohol
como herramienta para el olvido. Si
estoy triste, o cabreado, o dolido, lo evito a toda costa, porque me aterroriza
la idea de llegar a depender de eso
demasiado algún día. La idea de
convertirme en un alcohólico.

Pero joder, ahora mismo me vendría
muy bien un trago.

Luchando contra mi impulso, paso corriendo junto al mueble bar del salón
y voy hacia la puerta corredera de la
cocina. Tabaco. Un hábito igualmente
destructivo, pero que en este momento
es el mal menor. Inundaré mis venas con nicotina y tal vez eso me ayude a que pase la enorme bola de culpabilidad que tengo instalada en la boca del estómago.

-¿Todo bien?

Yo, un jugador de hockey grande y
fuerte, salto un metro en el aire al oír la
voz de Jimin.

Me doy la vuelta y lo veo allí de pie
en el fregadero, con un vaso vacío en la
mano. Estaba tan ensimismado que he
debido de pasar justo por delante de él
en mi carrera hacia la puerta.

¡Dios! Es la ÚLTIMA persona que quiero ver en este momento.

Y mira por donde, lleva puesta otra
vez la camiseta de Tae.

Restregándome lo suyo por toda la cara,
¿no?

-Sí, todo bien -murmuro,

alejándome de la puerta. Cambio de
planes. Ya no necesito una sobredosis
de nicotina. Mi objetivo ahora es
esconderme en mi habitación.

-Jin. -Se acerca a mí con pasos
cautelosos-. ¿Qué está pasando?

-Nada.

-Mentira. Pareces disgustado. ¿Estás
bien?

Me estremezco cuando me toca el
brazo.

-No me apetece hablar, Jimin. De
verdad que no me apetece nada.

Sus ojos marrones analizan mi rostro.
Durante tanto tiempo, que me retuerzo
incómodo en mi sitio y rompo el
contacto visual. Intento dar un paso más, pero él me detiene de nuevo: bloquea mi camino a la vez que emite un gemido de frustración.

-¿Sabes qué? -anuncia-. Ya no
puedo soportar esta mierda más.

Parpadeo con sorpresa.

-¿De qué estás hablando?

En lugar de responder, me coge del
brazo con tanta fuerza que es un milagro que no me lo disloque. A continuación, me arrastra a la mesa de la cocina y me empuja con fuerza hasta sentarme en una silla. Dios. Su fuerza es increíble para alguien tan pequeño.

-Jimin ... -empiezo, inquieto.

-No. Se ha acabado esto de andarse
con rollos. Vamos a zanjar esta historia.
-Tira de una silla y se sienta a mi lado
-. Tae me dice siempre que lo
superarás, pero no hace más que
empeorar, y no me gusta esta sensación
incómoda que hay entre nosotros. Antes
pasabas el rato con nosotros, venías al
Malone's y veíamos pelis; ahora ya no,
y echo de menos salir por ahí contigo
¿vale? -Está tan cabreado que puedo
ver cómo le tiemblan los hombros-.
Así que vamos a aclarar las cosas entre
nosotros, ¿vale? Enfrentémonos con lo que sea directamente.

Coge aire en una respiración profunda, me mira a los ojos y me pregunta:

-¿Sientes algo por mí?

Oh, joder.

¿Por qué no me habré ido
directamente a mi habitación? ¡¿Por
qué?!

Aprieto los dientes y echo mi silla
hacia atrás.

-Bueno, esto ha sido muy divertido,
pero creo que voy a ir arriba ahora a
pegarme un tiro.

-Siéntate -dice con severidad.

Mi culo se queda en el aire sobre la
silla, pero lo directo de su tono me recuerda demasiado al entrenador
Jensen echándonos la bronca en los
entrenamientos, y mi miedo a la
autoridad gana la partida. Me dejo caer
y dejo salir un suspiro cansado.

-¿Qué sentido tiene hablar de esto,
Jimin? Los dos conocemos la respuesta a esa pregunta.

-Puede ser, pero quiero oírte decirlo.

El cabreo me aprieta la garganta.

-De acuerdo, ¿quieres oírlo? ¿Que
si siento algo por ti? Sí, creo que sí.

Se queda un poco en shock, como si
en el fondo no esperara que respondiese.

Y damos la entrada a... el silencio
más largo de la historia. Del tipo
«encuentra una soga ya y átatela alrededor del cuello para colgarte»,
porque cuanto más tiempo permanece
el en silencio, más patético me siento.
Cuando por fin habla, me pilla
desprevenido.

-¿Por qué?

Mi frente se arruga.

-¿«Por qué» qué?

-¿Por qué te gusto?

Si en algún momento pensó que con
eso estaría aclarando la situación, se ha
equivocado del todo. Sigo desconcertado. ¿Qué tipo de pregunta es
esa?

Jimin niega con la cabeza, como si
el también estuviera intentando verle
el sentido

.-Amigo, he visto a las chicas que
traes a casa y con las que coqueteas en
el bar. Tienes un tipo de tía concreto.
Alta, delgada y generalmente rubia. Y
siempre están manoseándote y
cubriéndote de elogios. Claro que no te e visto con ningún chico pero asumo que es lo mismo -Él resopla-. Y en cambio, yo no hago más que insultarte todo el rato.

No puedo evitar sonreír. Su sarcasmo
más bien cruza la línea al territorio del
insulto.

-Y a ti te atraen aquellos que buscan algo temporal. Ya sabes, las que
quieren pasar un rato divertido y ya. Yo
no soy un chico al que le mole pasar
un rato divertido y ya está. A MÍ me
gustan las relaciones serias. -Fruncelos labios, pensativo-. Nunca me ha
dado la sensación de que a ti te molen
las relaciones.

La acusación que plantea me pone los
pelos de punta.

-¿Por qué? ¿Porque me gusta jugar?
-La indignación hace que mi tono salga
más duro de lo que querría-. ¿Alguna
vez has pensado que tal vez es porque
todavía no he conocido a la persona
adecuada? Pero no, claro, es imposible
que yo quiera a alguien a quien dar
mimos, y con quien ver películas,
alguien que lleve mi camiseta y que me
anime en los partidos, alguien que haga
la cena conmigo como hacéis tú y
Tae...

Su carcajada corta mi discurso decuajo.
Entrecierro mis ojos.

-¿De qué hostias te ríes?

En cuestión de segundos, la risa
desaparece y su tono se vuelve serio.

-Jin ..., durante todo ese discurso
que has soltado..., no has dicho ni una
vez que quieras hacer todo eso conmigo.
Has dicho «alguien». -Su rostro brilla
-. Acabo de entenderlo todo.

Bueno, pues mejor para él, porque
yo no tengo ni puta idea de lo que quiere decir.

-Todo este tiempo he creído que me
mirabas en plan «quiero algo contigo»,
pero en realidad nos estabas mirando a
«nosotros». -Se vuelve a reír-. Y todas esas cosas que acabas de enumerar, son cosas que Tae y yo hacemos juntos. Amigo, tú no quieres nada conmigo. Tú lo que quieres es a mí y a Tae.

La alarma se instala en mi interior.

-Mira, si estás sugiriendo que lo que
quiero es un trío contigo y mi mejor
amigo, te puedo asegurar que ni de coña.

-No. Pero quieres lo que tenemos
Tae y yo. Quieres la conexión y la
cercanía, y todo ese rollo pasteloide de
una relación.

Mi boca se cierra de golpe.

¿Es cierto eso?

Mientras sus palabras van calando en
mí, mi confundido cerebro repasa a toda velocidad las fantasías que he ido teniendo con Jungkook estos últimos
meses y..., bueno, si he de ser honesto,
la mayoría no han sido de carácter
sexual. A ver, alguna que otra sí, pero
porque soy un tío y él está muy bueno.
Y además está cerca de mí todo el rato y
por lo tanto, proporciona imágenes
fácilmente disponibles a mi «álbum para pajas». Pero aparte de alguna que otra fantasía con él desnudo, lo normal es que me imagine escenas para todos los públicos. Un ejemplo: les veo a él y a
Tae acurrucados en el sofá y deseo estar en el lugar de Tae.

Pero... ¿deseo estar en el lugar de Tae con él en concreto..., o en su lugar en general?

-Mira, me caes bien, Jin. De verdad, me caes guay. Eres divertido y dulce, y eres super sarcástico, que es una cualidad que me encanta en un chico. Pero tú no... -Parece incómodo-, no haces que mi corazón vibre. Supongo que esa es la mejor manera de decirlo. No, ni siquiera eso. -Su voz adquiere un tono distante-. Cuando estoy con Tae, mi mundo se llena de vida. Estoy tan lleno de emoción que siento como si mi corazón se desbordara; y sé que esto va a sonar como una exageración o incluso como un rollo un poco obsesivo, pero a veces creo que le necesito más de lo que necesito la comida o el oxígeno. -Él me mira alos ojos-. ¿Me necesitas más que al oxígeno, Jin?

Trago saliva.

-¿Soy la última persona en la que
piensas cuando te vas a la cama y la
primera en la que piensas cuando te
despiertas?

No contesto.

-¿Lo soy? -insiste.

-No. -Mi voz sale ronca-. No lo
eres.

Joder.

Puede que Jimin esté en lo cierto.

Durante todo este tiempo me he estado
sintiendo culpable por desear al chico
de mi mejor amigo, pero creo que lo que
realmente deseaba era tener la relación
que tiene mi mejor amigo. Alguien conquien pasar el tiempo. Alguien que me excite y que me haga reír. Alguien que me haga... feliz.

Alguien, ¿como Jungkook?

El pensamiento burlón se clava en mi
mente como un machete afilado.

Mierda.

Sí, alguien como Jungkook. Alguien
exactamente como Jungkook, con sus rollos de Ted Bundy y su presencia
tranquilizadora y... ¡HOLA, IRONÍA!

He roto con él para evitar entrar en
una relación seria y ahora resulta que
eso es justo lo que quería desde el
principio.

-Mierda. Yo... la he cagado. -Me
froto los ojos y emito un gemido suave.

-No, eso no es verdad. Somos
buenos amigos, Jin. Te prometo...

-No, no la he cagado con nosotros.
He cortado con un chico genial esta
noche porque estaba fatal y mega confundido con toda esta movida.

-Oh, mierda. -Me mira con
compasión-. ¿Por qué no lo llamas y le
dices que has cambiado de opinión?

-Me ha echado de su cuarto. -Me
quejo de nuevo-. Ni de coña va a
coger el teléfono si lo llamo.

La voz de Tae nos interrumpe
desde el pasillo.

-En serio, Jimin, ¿cuánto tiempo
tardas en pillar un vaso de agua? ¿Tengo que enseñarte a usar el grifo? Porque si es así, me parece super triste que... -Él deja de hablar nada más verme-. Ey, hola, tío. No sabía que estabas en casa.

Me apresuro a levantarme de la silla,
pero eso no consigue aliviar la sospecha
en los ojos de Tae. La situación me
provoca una oleada de culpa. Dios,
¿cree que acaba de pasar algo entre
nosotros? ¿Acaso cree en serio que se
me ocurriría alguna vez insinuarme a su chico?

Que yo mismo me esté preguntando
eso muestra que el estado de nuestra
amistad es aún más precario de lo que
pensaba.

Trago saliva y me acerco a él.

-Escucha... Siento haberme comportado como un idiota últimamente.He estado... despistado.

-Despistado -repite con escepticismo.

Asiento con la cabeza.

Sigue mirándome.

-Ahora ya lo tengo claro. En serio.

Tae mira por encima de mi hombro y, aunque yo no puedo ver la cara de Jimin, lo que ocurre entre ellos hace que sus fuertes hombros se relajen. Después sonríe y me da una palmadita en el brazo.

-Bueno, pues menos mal, tronco.
Porque estaba considerando seriamente
ascender a Hoseok al número 1 en la
escala de amigos.

-¿Estás de coña? Eso sería un gran error, T. Es un amigo terrible. ¿Le has
visto la barba?

-Ya te digo.

Y simplemente así, todo vuelve a
estar bien entre nosotros. En serio,
cuando se trata de enterrar el hacha de
guerra, las chicas necesitarían aprender
de los chicos. Sabemos bien esa lección.

Claro que eso solo es en la amistad y no en el amor.

-Bueno, tengo que hacer una llamada
-le digo-. Buenas noches, chicos.

Mientras salgo de la cocina, busco el
teléfono de Jungkook para llamar. Los
mensajes no son una opción. Quiero que
escuche mi voz. Quiero que escuche lo
jodido que estoy por todo lo que ha
pasado esta noche.

La frustración llega cuando suena el
tono de llamada una y otra vez y después salta el buzón de voz.

La segunda vez que llamo, me lleva
directamente al buzón de voz, lo que me
dice que muy probablemente le ha dado
al botón de Ignorar.

Mierda.

Con una aplastante sensación de
derrota, abro un nuevo mensaje y le
escribo preguntando si podemos hablar.

Luego subo a mi habitación y espero

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