⠀⠀⠀⠀⠀ 第 ━ la compasión es un error。
ᵗʳᵉˢ
Las ventas del día de hoy también fueron excelentes, esperaba recibir mensajes de las gyaru pronto, ellas siempre le compraban sus productos.
Por ahora solo tenía que entregar otro artículo, y finalizaría con su trabajo.
Ayer reflexionó sobre lo ocurrido con Miyu, ya no le volvería a hablar, estar cerca de ella significaba tener problemas, y no quería morir.
Tenía un objetivo, y ese era pasar desapercibido. Suspira, y se acerca a su última clienta del día, una chica que pertenece al club de ocultismo.
─Aquí tienes, un esmalte de uñas color negro como tu alma ─menciona, recibiendo el pago de la chica.
─Que color tan oscuro... Es perfecto ─murmura Kokuma, aquella chica habla con lentitud, y con una actitud sombría.
─Gracias por tu compra ─se despide mientras cuenta su dinero, para después sacar su cartera y guardarlo.
Hace cuentas mentalmente, considerando que le subió el precio a algunos artículos, tenía que restarle ese dinero para quedarselo él, y el resto de ganancias que valían el coste real de cada producto, iría a manos de su madre, claro que una pequeña cantidad era entregada a él por sus ventas, y sin que ella supiera que los catálogos estaban descontinuados, no tenía idea de que ganaba mucho más dinero del que recibía de ella misma.
Separa los billetes y las monedas correspondientes, una parte la pone en su cartera, y el resto (sus ganancias correspondientes) en una bolsita mal hecha, que pretendía ser un producto de Frozen pero solo era patética, una bolsita que hizo su hermana menor, y usaba porque genuinamente le encantó.
Por fin puede caminar sin prisas, ya no tiene nada que hacer más que tratar de disfrutar el recreo.
Se detiene en el baño, necesita orinar.
Tal parece que no hay nadie, y puede hacer sus necesidades tranquilo. Baja el cierre de su pantalón, y se concentra en vaciar su vejiga en el orinal.
Repentinamente escucha pasos rápidos detrás de él, junto a unos extraños jadeos adoloridos, pero no pudo ver quien es el estudiante que se encerró de un portazo en uno de los cubículos. Le resta importancia, quizá solo es un estudiante que tenía muchísimas ganas de ir al baño.
Una vez finalizada su tarea, decide lavarse las manos, pues las tenía sucias de tanto toquetear el dinero.
Entonces comienza a escuchar gritos desgarradores, no muchos segundos después de que escuchó al tipo meterse al baño. Se voltea con nerviosismo, ¿estaban asesinando a alguien o que diablos estaba pasando?
Puede ver como sus pies se retuercen por debajo de la puerta, y sus gritos continúan en tonos más agudos en ciertos momentos, para luego volverse graves, y viceversa. Palidece cuando lo escucha llorar mientras grita, y pensaba retirarse, pero su corazón no lo deja, necesita preguntarle si está bien.
Toca la puerta de su baño con una mueca preocupada, para después notar como este callaba sus jadeos, probablemente por vergüenza.
─Amigo, ¿estás bien? ¿Necesitas ayuda en algo? ─pregunta con una voz medio baja pero igualmente alterada, no quiere pensar que lo habían apuñalado.
Lo escucha sollozar, y eso es verdaderamente preocupante.
─N-No puedo cagar ─confiesa entre chillidos ahogados de dolor.
No mames, piensa, esta es una situación de alto riesgo, necesita liberar esa carga, y no sabe como ayudarlo.
─Ay Dios... ¿Te traigo algo? ¿Papel? ¿Agua? ¿Un doctor? ─interroga, casi temblando de solo imaginar estar en esa situación.
Sería terrible pasar por eso en la escuela, y que nadie te diera su ayuda.
Se escucha como el chico toma un papel medio arrugado de algún lado de su uniforme, para después pasarlo por debajo de la puerta.
─¿Conoces el club de cocina? ─cuestiona, y el chico toma aquel papelito, que tenía escrito «Cupón para una comida o bebida gratis».
─Ajá.
─C-Conozco al líder, dale el cupón y dile que me haga un licuado de albaricoque, que es una emergencia ─suplica, parece que está a punto de morir por su tono de voz.
─Voy, amigo, no me tardo ─asegura el de ojos ________.
─G-Gracias, amigo ─es lo último que escucha antes de salir agitado del baño.
El club de cocina, el club... ¿Dónde estaba eso? ¿Y quién era el líder? Amao Odayaka creo, piensa, y tan pronto se acuerda acelera el paso hacia las escaleras. Ya no le importa si le resulta cansado, sube casi corriendo en busca del dichoso club.
Puede ver las puertas del club, y por las prisas abre bruscamente, asustando a los miembros.
─¡Disculpen la intromisión, necesito ayuda, es una emergencia! ─exclama, observando a todos los miembros con delantales mirarlo con una expresión preocupada.
Un chico de cabello castaño, que repite en sus accesorios de pelo y delantal el color menta, que es también muchísimo más alto que él, se acerca hacia la puerta para atenderlo.
─¿Qué ocurre? ¿Está todo bien? ─su voz es inesperadamente suave, y su expresión es amable, lo que lo hace lucir extrañamente guapo.
El vendedor de Avon enseña el cupón, y Amao siente una extraña vibra, ¿cómo él consiguió el cupón que le dio a su senpai?
─Hay un chico... En el baño... Está estreñido... Se le va a desgarrar el ano... Dijo que si de favor le haces un licuado de albaricoque, me dijo también que te diera esto. ─Por poco se queda sin aire, si que fue cansado subir las escaleras.
─¿Taro─senpai? ─murmura incrédulo, con las mejillas completamente rojas por la explicación que le acaba de dar ese estudiante desconocido.
─No quiero ser grosero pero... ¡Apúrate porque se nos va el wey! ─exclama, y lo obliga a actuar con rapidez.
Claro que él no escuchó de quien se trataba ese estudiante.
─Ah, sí, por supuesto... ¡Miyu─chan, trae cuatro albaricoques, un plátano, uvas y unas seis nueces, por favor! ─pide en voz alta, en lo que amarra su delantal, y toma una tabla de cocina, junto a un cuchillo, una licuadora y un poco de agua natural.
─¡S-Sí! ─Miyu no puede evitar pensar en el chico que se encuentra a lado del líder del club, el día anterior la hizo sentir mucho mejor, y hoy estaba brindándole su ayuda a un estudiante que la pasaba mal en el baño, no cualquiera hacía eso.
Es como un superhéroe, piensa la chica, jugando con su cabello largo mientras buscaba los ingredientes.
Los otros miembros se unen a la ayuda, y comienzan a añadir pequeñas especias que saben que funcionan como laxantes.
Cuando Amao corta los ingredientes, y los coloca dentro de la licuadora, se apresura a que todo quede completamente líquido, y lo vacía en un vaso de plástico que originalmente era para el té que estaban preparando.
─Aquí tienes ─comenta, envolviéndolo en un paño color menta.
─Gracias, chicos, han salvado una vida... Ahora me retiro ─responde mientras camina en reversa hasta cruzarse con la puerta.
Ahí es cuando considera romper las reglas para comenzar a correr, está prohibido correr en los pasillos, y el consejo estudiantil te detendrá si te ve haciéndolo.
Pero esta es una situación importante, no puede perder el tiempo haciéndole caso a reglas tan estúpidas.
─¡Oye, no se puede correr por los pasillos! ─le grita uno de ellos, para comenzar a perseguirlo.
─¡Cállate, pendejo, mi amigo no puede cagar, es una emergencia! ─grita de vuelta, y la respuesta lo descoloca un poco.
En la entrada del baño de hombres, ya había un pequeño grupo de chicos afuera que se detuvo por los gritos, detrás de él llega el estudiante que lo quiso detener, y un poco más atrás, otros estudiantes que cuando lo vieron correr con un licuado, se sintieron curiosos y lo siguieron, además del club de cocina completo, no hacia falta mencionar que ciertas personas al ver correr a Amao, siguiendo a un chico extraño que tenía un licuado, decidieron seguirlo también porque pensaban que estaba relacionado con una persona especial para ellos.
─¡Quítense, puñetas! ─Tampoco se dio cuenta que apartó al mismísimo Budo, y le dijo puñetas a la mayoría de chicos que gozaban de cierta popularidad.
Entra al baño, junto con otros pocos que quieren ver que está sucediendo.
─A-Amigo, ya llegué ─tartamudea tan pronto lo escucha gritar, y le pasa el licuado por debajo.
El chico karateca, Budo, también brinda su ayuda, pasando un rollo de papel por debajo, y otro chico desconocido, decide regalar un paquete de toallas húmedas por cualquier cosa.
─G-Gracias, chicos. ─Tan pronto termina vuelve a gritar, y los hace retroceder.
─Te vamos a dar privacidad, cualquier cosa hay una multitud afuera, nos gritas, ¿ok? ─articula con un intento de tranquilizar al estudiante que estaba adentro, pero su voz temblaba del miedo.
Todos ellos salen, y esperan unos momentos. Justo cuando el chico del consejo lo iba a interrogar, considerando detenerlo o incluso suspenderlo por mal comportamiento y mentiras a un miembro del consejo, el grupo de hombres hace una mueca de dolor, pues escuchan nuevamente los gritos del estudiante, pero esta vez lo acompañó otro sonido, el de algo impactando contra las paredes del retrete.
─Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre... ─y un estudiante comienza a rezar, donde incluso él se une a las súplicas para que todo salga bien.
Después de unos minutos, el sonido del baño llevándose el crimen de odio del estudiante, y la puerta del baño abriéndose, causa que todos guarden silencio.
Entonces el misterioso chico hace aparición, y una serie de aplausos comienzan a sonar, junto a gritos y chiflidos emocionados.
El chico lleva su mano a su nuca, con una sonrisa apenada.
─Oh, Taro─kun, te creíamos muerto ─dice su amigo, Budo Masuta─. Sino fuera por _____________─kun te habrías ido con Dios ahí mismo.
El dichoso desafortunado voltea para conocer la cara de su salvador, y lo encuentra petrificado en su lugar. Un estudiante le pasa la mano por delante de la cara, pero no responde a nada ni a nadie.
Taro Yamada... Acabo de salvar a Taro Yamada, se repetía mentalmente, ahora sí sentía el verdadero terror, acababa de romper una de sus reglas más importantes: Nunca hablar con Taro, para así pasar desapercibido.
─Muchas gracias por tu ayuda, ____________─kun. ─El de cabellos azabaches extiende su mano, pero sigue sin recibir reacción.
─Ah, Taro─kun, ¿te lavaste las manos? ─cuestiona Budo, y todos sienten nervios.
Él abre la boca para responder, pero no sale ningún sonido que pueda tranquilizar sus pensamientos, entonces vuelve a meterse al baño, escuchan como abre grifo, se lava las manos, y regresa como si nada hubiera pasado.
Cuando sale, se encuentra con unos lindos ojos ________, que lo miran con extrañeza, pero a la vez con gracia. Suelta una risa, y para Taro Yamada todo se vuelve lento, esa risa es realmente terrible, parece que se está burlando de él por su descuido, y eso le parece encantador.
─Pffff JAJAJA, ay Dios, JAJAJAJAJA, ¡que asco! ¡Eres igual de puerco que Shrek! ─se agacha para tomar su estómago, no puede aguantar las risas.
Las mejillas del estudiante se colorean de rojo, es la primera vez que alguien lo trata de esa forma. Todos siempre complacían sus deseos, pero en base a lo que ellos pensaban que deseaba, ahora un chico se estaba riendo de él sin importarle que fuese el más popular de la academia, y de alguna forma la personalidad de ese desconocido le recordaba al protagonista masculino de su amado libro, no solo eso, las similitudes físicas con aquel personaje de ficción le decían que ese chico parecía salir de su libro, incluso se llamaban igual.
Esto no podía ser mejor para Taro Yamada.
─Bueno, todos aprendimos una valiosa lección, los «ikemen» también pueden sufrir estreñimiento ─exhala entre risas, secando una lagrimita que se le escapó.
¿Él piensa que soy un «Ikemen»? Se pregunta Taro.
─Eres cruel, _____________─kun ─afirma Budo, con esa sonrisa calmada que lo caracteriza.
Antes de que el chico pueda hablar con su salvador, el grupo que menos deseaba ver en ese momento lo rodea, aquellos chicos que son sus "mejores amigos". Amao Odayaka, Osano Najimi, Kizano Sunobu, Oko Ruto (quien observaba medianamente alejado), Aso Rito, Mujo Kina, Osorō Shidesu, Megamo Saikou, e incluso el profesor Mido.
De hecho, su hermano menor también estaba allí, todos le cuestionaban distintas cosas, pero la mayoría se hallaba avergonzado por esa nueva faceta de Taro.
Y por supuesto, Ayato no era la excepción.
─Senpai, ¿qué fue lo que pasó? ¿Algo de lo que comiste te hizo daño? ─cuestiona Odayaka con preocupación.
─¡Me dejaste esperando una eternidad, idiota! ─le reclama su amigo de la infancia, Osano.
─Pero que drama, tantos giros se podrían utilizar en una obra de teatro ─comenta Kizano, llevando su mano a su mejilla.
─T-Taro─senpai... ─murmura el líder del club de ocultismo, no se atrevía a hablarle.
─Ay Taro─senpai, que susto me diste ─comenta el animado Aso Rito.
─E-Este... Chicos, creo que debería llevarme a Taro─kun a la enfermería ─susurra el enfermero, apenado por tener que interrumpir.
─Taro─senpai, pudiste pedirme ayuda a mí ─gruñe Osorō, frunciendo el ceño.
─Voy a dejar pasar toda esta conmoción, Taro, pero a la próxima trata de llamarme, te dije que te protegería ─dice Megamo, llevando su mano a su barbilla con amor.
─Nii─chan, te dije que no te comieras ese hotdog, sabía que te iba a hacer daño ─se queja su hermano menor, Hanako.
─Chicos, no ignoren a Kina─san, por el bien de Taro─kun ─comenta el profesor Mido.
─Senpai ─gruñó Ayato a lo lejos, apretando sus puños al ver a esos molestos chicos acercarse.
______________ decide retirarse, después de todo no pertenece a ese grupo de «Ikemen», y tenía que continuar pasando desapercibido, esperaba que su compasión no lo llevara a la desgracia. Igualmente, está completamente seguro que ese imán de locos no lo va a notar, después de todo él es el chico menos atractivo de la escuela.
Taro no responde ninguna pregunta, pues ve como aquel chico de cabellos ________ se aleja, no sabe porque, pero decide dar unos pasos para alcanzar a detenerlo, ignorando completamente a sus pretendientes para tomarlo de la muñeca.
─¡Espera! ─pide, esa actitud fue completamente inesperada del chico─. Y-Yo...
_______________ siente el jalón, la fuerza del estudiante es bastante superior a la de él, por lo que no lo deja ir tan fácilmente. Siente las miradas frías de todo un grupo de hombres, esto es terrible.
No, no, Dios, voy a morir, estoy muerto ya, papá, hermana, Lorenzo, gracias por todo, los amo.
─¡Q-Quiero ser tu amigo, ____________─kun! Me salvaste la vida, quiero compensarlo brindándote mi amistad ─pide avergonzado, pero seguro de sí.
─Me niego ─responde, y se aleja de él para caminar rápido hacia otro sitio cualquiera, donde pueda escapar del enfurecido Ayato Aishi.
Esta respuesta deja en blanco a los presentes, en completo estado de shock a Taro Yamada. Pero resulta una ventaja que ese chico no se quiera interponer en el camino del romance de esos chicos.
Igualmente, les parece una grosería que se niegue rotundamente.
Todo esto es por mi tonta empatía, ya no vuelvo a ayudar a nadie nunca más, pensaba el pobre chico.
Ya era demasiado tarde, no podría pasar desapercibido de ahora en adelante, pues ya había llamado la atención de Taro, y en consecuencia, estaba en la mira de esos chicos.
Que mala suerte.
2660⨾ palabras
Si dicen que no les
gustó el capítulo
me voy a cagar
en todo y en todos.
Mentira, que cagado
el capítulo, ¿cierto?
JAJAJAJAJA Pinches
bromas cagadas...
yA PARO PERDÓN
¿Les gustó?
Espero que sí.
¿Alguna falta de
ortografía o falla
en la redacción?
Díganme si encuentran
algo para corregilo
inmediatamente.
Rapidísimo acabé
este capítulo, ¿vieron?
Este fic es todo lo
que yo siempre quise,
interpretar una situación
real a medias, donde tu
compañero está estreñido
y lo ayudas, una situación
que genuinamente
si ha ocurrido.
¿Les ha pasado algo similar?
Soy ese 👆
Me despido, los amo 😘
ATTE⨾ Horny 02 ~
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