⠀⠀⠀⠀⠀ 番目 ━ visionario。
ᵈᵒˢ
Porque bañarse está sobrevalorado, pero hay que hacerlo porque existe una consola que proteger.
─¡Y te bañas bien, porque sino dile adiós a tu Nintendo One y a tus Mortal Crossing! ─gritó enojada, cerrando la puerta de la habitación de un portazo.
La ninfa revoloteó en su jaula tras el susto que le dieron con el ruido de la puerta, sus plumas se erizaron, con toda razón se hallaba molesto, y se volteó indignado.
Mientras tanto, ______________ tomaba una muda de ropa limpia, maldiciendo en voz baja por tener que levantarse tan temprano para bañarse.
Así es, una vez lograba hacer el pedido de los productos, su madre lo obligaba a darse un baño para al menos lucir presentable. Ella decía: La buena apariencia inspira confianza.
─Lorenzo, vuelve a dormir, haz lo que tu pobre padre no podrá hacer en las siguientes nueve horas ─susurró adormilado, dejando a la cacatúa sobre una almohada.
Aquel se acomodó, y le chifló una sola vez antes de caer dormido. El chico solo se encerraría en el baño para hacer caso a la petición de su madre.
El día comienza siendo una completa basura, primeramente se levantó temprano, lo cual significa desgracia si solo dormiste una media hora durante la noche, segundo, además de exponerse a la bañera y a los olores a flores (los cuales le disgustan, pues prefiere el olor de la comida, como la miel o la vainilla), también tenía que ir otro día más a la «perra escuela».
En el momento que sale del baño, el frío lo retuerce, y su solución es lanzarse contra su cama para cubrirse con sus frazadas.
La ninfa se ríe de él, chiflando una canción conocida: «Verano» de Phineas y Ferb.
─Lorenzo... Síguele, Lorenzo, síguele ─dice con un tono amenazante, y se apresura a vestirse para poder salir de su habitación, no sin antes cambiar los trastes de alimento del ave.
Pero cuando las cosas salen mal, siempre hay cosas chiquitas que no distinguimos, cosas buenas como que pudo desayunar sin prisas, y su hermana no lo molestaría ese día por eso. Por otro lado, él iría solo a la escuela esta vez, porque su padre se encargaría de acompañar a su hija.
─Aquí está la mercancía, pobre de ti si se te pierde ─comenta, escondiendo en su mochila los recipientes nuevos, una caja de sombras, un labial, dos espejos de mano, una crema, y unos guantes nuevos de cocina con estampado de flores, todos estando envueltos en un plástico, bolsas o cajas elegantes para protegerlos del exterior.
─Sí, ma', no se me van a perder, ¿cuándo te he fallado yo? ─La pregunta tampoco es bien recibida por su madre, frunce su ceño, aunque no puede verse del todo por su mascarilla hidratante (solo la hace ver cómica).
Ella suspira, y luego se aproxima a darle un beso en la frente. Un poco de la crema de la mascarilla se le embarra, pero no le importa, un poco de cariño maternal es algo raro en su vida, se siente un poco más animado para comenzar ese día.
─Todavía sigo molesta por tu berrinche de hace unos meses, te veías tan linda con tu cabello largo ─menciona con un tono de decepción.
Él rápidamente se pone sus zapatos, y busca escapar a toda costa de la conversación que quiere iniciar su madre. Ella siempre estuvo obsesionada con tener una familia perfecta, dos padres amorosos, y dos lindas niñas, sin embargo él fue el primero en romper ese sueño. La madre nunca planeó tener un varón, así que simplemente utilizó esos vestidos en él, hasta que se hartó y decidió usar pantalones en lugar de faldas.
─Ajá. ─No vale la pena pelear por una tontería, sobre todo si ya conoce los resultados.
Su madre siempre ha sido así, era controladora y manipuladora, pero mostraba una sonrisa para ocultar sus actitudes enfermizas ante los demás, para ella las apariencias importan más. Cuando su hijo comenzó a tener cierto interés por su trabajo, lo vio como una oportunidad para que aprendiera a amar los artículos destinados a las mujeres, con suerte le gustarían y le dejaría cumplir su fantasía de la familia perfecta.
Pero su pensamiento estaba alejado de la realidad, pues ______________ solo estaba interesado en tener un trabajo lo antes posible, uno con el que podría vivir sin ayuda de sus padres, y si se acercaba a los estudiantes ricos de la escuela, sus ganancias significarían un escape de su casa.
Le agradaba su familia, su padre, su hermana y Lorenzo valían todo sacrificio que hacía.
Acomoda el nudo de su mochila, y la deja cargando en un solo hombro, para después tomar las llaves y guardarlas en el bolsillo de su pantalón. Sale de su casa sin despedirse de su madre, y pide a cualquier divinidad japonesa que por favor ese día lo protejan también.
─Se ven bastante bien ─comenta el falso líder, analizando todos los compartimentos de sus nuevos tuppers.
Tenían este olor a nuevo que caracterizaba los productos, pero no era un olor a un plástico barato, sino a una extraña calidad que de alguna forma te generaba estas ganas de continuar acercando tu nariz a ese producto.
─Pues claro, no soy cualquier vendedor, soy un comerciante honesto y con productos de calidad ─contesta mientras contaba el dinero, y revisaba que estos no fuesen billetes o monedas falsas, posteriormente guarda sus ganancias en su cartera.
El grupo de rubios intercambian el contenido de sus tuppers viejos para reemplazarlos por los nuevos, posteriormente no les preocupa tirar esos recipientes de caricaturas (así es, tenían tuppers de Dora la exploradora, Shrek, e incluso uno de Frozen, de una calidad bastante cuestionable).
─¿Vendes más cosas además de tuppers? ─cuestiona uno de ellos.
El de cabellos ________ sonríe, le alegra que pregunte tal cosa. Posteriormente comienza a quitar botón por botón de la chaqueta de su uniforme, para entonces mostrar el interior de la tela, donde escondía muchos más catálogos.
─Gracias, Tsumeato─kun, esperaba que preguntaras ─le dice, y comienza a dejarles ojear sus catálogos nuevos.
─Ah, impresionante, al consejo estudiantil jamás se le ocurriría que escondes cosas en tu uniforme ─dice Gaku, llevando su mano a su barbilla mientras observa las páginas.
No es que no lo piensen, solo son incompetentes a medias por el bien de la trama, piensa el adolescente.
─Bueno, no solo me dedico a vender Avon, gracias a mis contactos tengo contratos que me permiten la venta de ciertos productos a favor de los centros que los promocionan, la mayoría de los productos y empresas por supuesto, están bajo la influencia de la empresa Avon, por lo que... Sí, todo esto es marca Avon ─explica, para luego dejarles en la cara la atractiva oferta de nuevos objetos con los que podrían intimidar estudiantes.
Aquella revista mostraba productos para deportistas, que les vendrían bien si querían entrenar esos músculos. Claro que, el precio supera por mucho el valor inicial de los tuppers.
─Ahhh, j-jefe ─susurra Hokuto, señalando el terrible precio que por poco los hace vomitar moscas.
El mismo frunce el ceño, ese estudiante tenía precios demasiado altos, tendrían que convencerlo para que les diera un descuento, o simplemente intimidarlo para rebajar el precio.
_______________ ya sabe que es lo que esos delincuentes están pensando, y como es tan perspicaz, se les adelanta.
─Yo... Creo que dejé claro que ustedes me agradan ─comienza, apilando sus revistas, para acomodarlas poco a poco en su chaqueta─. Podemos negociar el precio siempre que quieran, yo estoy dispuesto a dejarles los productos a más del cincuenta por ciento de descuento si... Promocionan mis servicios entre los estudiantes, y además... Me aseguran que la pérdida de ese dinero en esos descuentos, los pueda obtener ganando de otros estudiantes, ¿me explico?
Ya estaban entendiendo como él averiguó que al segundo más fuerte de la pandilla se le rompió el tupper, seguramente un estudiante habrá sido testigo, y lo habría comentado en algún momento.
Tenía una red de compras asegurada, a veces los estudiantes eran testigos del infortunio de otros, y con el contacto que les habría dado al final de sus compras, podrían informarle al respecto, entonces él se acercaría a esas pobres almas en desgracia, para ofrecerles tentadores productos, y como son muchos sus clientes, al día puede venderles a bastantes.
Finalmente toma una hoja de papel, y con ayuda de un bolígrafo procede a escribir su número telefónico (poseía tres teléfonos, uno de ellos para su uso personal, otro más anticuado para su trabajo, y el restante existía de repuesto para cualquiera de los dos; nunca se sabe cuando te pueden robar), lo entrega a uno de los rubios, y finalmente puede dar por terminada su primera venta de la semana.
─Ese es mi número, cuando sepan algo simplemente escríbanme... O si tienen dinero para gastar, siempre pueden invitarme a acompañarlos unos minutos durante el recreo. ─Esa voz les resulta simplemente intrigante, como si ellos fueran especiales, diferentes a los demás clientes─. Oh, por cierto, no le digan a nadie sobre estos descuentos, ustedes son unos de los pocos afortunados que tienen mi preferencia.
Resulta una victoria para cualquier vendedor que tus clientes crean tus mentiras. Hacerlos sentir el centro del universo suele subirles este egocentrismo digno de cualquier tonto consumidor, y cuando esas palabras dulces te hacen caer ante la creencia de que necesitas ese producto para satisfacer tus propias necesidades o cubrir inseguridades, ya no hay vuelta atrás para el camino del consumismo.
─Gracias, chico, te llamaremos luego ─se despide el segundo al mando.
Así comienza su primera venta, ahora tiene que seguir.
Una chica ríe junto a sus otras amigas, todas luciendo una piel bronceada, maquillajes coloridos y accesorios no permitidos por el consejo estudiantil. Esa son las rivales eternas de los delincuentes de la escuela, las chicas gyaru, las enemigas de por vida de la sociedad japonesa, y las chicas más hostiles de toda la academia.
─Oh, ¿te refieres a ese tipo que, como, no sabe cómo pararse derecho? ─dice aquella amante de los colores lilas, su tono de voz resulta bastante grave, pero no es desagradable, sino altanera.
─Oh. Dios. Mío. ¡SÉ de quién estás hablando! ¡El chico con gafas GIGANTES que cubren la mitad de su cara! ─contesta su amiga, cuyos mechones de color rosa son parte de su peinado rubio.
─¿Estás hablando de ese tipo con toda la barba en su cara? REALMENTE necesita afeitarla ─ríe la amante del rosa, escribiendo algo en su teléfono.
─¿Quién es ese? ¿Es ese uno de los chicos que llevan una bandana? ─cuestiona una de las chicas, cuyo amor por el turquesa, los azules y los verdes resulta evidente─. No sé de cuál están hablando, ¡pero se ven tan ridículos con esas estúpidas cosas en la cabeza!
─Ajá, sí, lo he visto antes. El chico con el pelo SUPER desordenado, ¿verdad? ¡Es ridículo! ¡Parece que nunca ha usado un peine en su vida! ─Después de que la líder habla, las demás comienzan a reír, sabiendo que el chico del que hablan está a unos metros de ella, escuchando cada palabra.
─Deberían recomendarle mis catálogos entonces, tengo en descuento unos buenos peines ─se mete en la conversación aquel chico, asustando a las gyaru de un momento a otro.
Pero tan pronto lo ven, sonríen con alegría, porque saben que significa su visita.
─¡El vendedor ambulante!
─Señoritas ─responde con una falsa educación aquel chico.
─¿Traes lo nuestro? Anda, muéstralo, ¿quieres? ─pide Kashiko, dejando de lado su teléfono para ver al chico.
─Por supuesto, ¿quién rayos se atrevería a hacerle perder el tiempo a tan feroces damas? ─contestó, sacando dichos artículos de su mochila.
─Ah, ¿pero no somos tus mejores clientas? Digo, sino fuera por Kushiko─chan no habría rumores sobre un vendedor de precios mágicos ─afirma Kokoro, juntando sus manos con una sonrisa de oreja a oreja.
─Super sí, no seas tan injusto, no somos tan feroces, ¿cierto, chicas? ─habla la líder.
Inmediatamente las otras se colocan a su lado para hacer la pose más adorable y genial que pueden.
─¡Cierto, cierto~! ─exclaman al unísono.
─Y aquí está su premio, una paleta de sombras de color sirena para nuestra Hoshiko─sama ─dice, entregando el artículo y recibiendo a cambio una gran suma de dinero─. Un labial color rosa para su adorable Kokoro─chan, un espejo de mano floreado para el angelito Hana─chan, y otro color lila para Kashiko─chan.
Así recibe el dinero, es curioso que las bullies entreguen la suma correcta considerando que podrían hacerle la vida imposible al chico si ellas quisieran, pero _______________ no es cualquier vendedor, tiene un talento para encantar a sus clientes, por lo que recibe tratos respetuosos la mayoría de las veces.
Sin embargo, le aterraba pensar cuanto tiempo iba a durar esa ilusión, tener enemigos como ellas resultaría demasiado aterrador, esas mujeres son más crueles que los delincuentes de la escuela.
─¿Acaso te olvidaste de mí? Eres cruel, chico vendedor ─dijo Musume, fingiendo sentir tristeza.
─Siempre dejo lo mejor para el final ─asegura, para después mostrarle su pedido, una crema importada de Brasil.
─¿Eso es? ─cuestiona emocionada, y al momento grita de emoción─. Oh. Por. Dios. ¡Sí es! ¿Cómo lo conseguiste? Mis juguetes inútiles no pudieron hacer que lo trajeran a Japón.
─Bueno, estos productos siempre terminan siendo monopolizados por otras empresas, y se agotan demasiado rápido, pero logré conseguir uno en excelente calidad gracias a uno de mis contactos. ─explica, recibiendo una gran suma de dinero por parte de la Ronshaku, una de las estudiantes con más dinero de la academia─. Bueno, fue un placer hacer negocios con ustedes, si me necesitan, ya saben como llamarme.
Ahí se despide, dejando a las estudiantes con una actitud que desbordaba un excelente buen humor. La mitad de ellas tenían el dinero suficiente para que no les importase sus precios inflados (en un principio les mintió para venderles), de hecho, consideraban la suma demasiado barata (a excepción de la otra mitad, a las cuales en privado negoció descuentos).
Igualmente le daba gusto poder venderle sus productos a ellas, a pesar de que fuesen desagradables y terribles personas, el dinero que podía salir de sus manos lo ayudaría bastante con su plan de ahorro.
Solo queda un cliente por recibir su pedido, y pertenece al club de cocina. Ah, no puedo creer que ella me pidió esto, me siento mal, piensa. Justo en los casilleros, se encuentra a una chica de cabello verdoso, que amarra su larga cabellera en dos coletas altas.
Saca de una vez el producto, y se lo extiende repentinamente, causando un susto.
─Unos guantes de cocina con estampado de flores, ¿cierto? ─su voz se vuelve suave con aquella chica, no porque le guste, sino por los recientes acontecimientos que ahora invadían como rumores en la escuela.
─A-Ah, sí, es eso. ─Mira con duda aquel artículo, y su mirada se llena de tristeza.
Esos guantes originalmente serían un regalo para su mejor amiga, Kokona. Pero ella fue arrestada recientemente, según los oficiales siendo ella la culpable de los asesinatos ocurridos en la academia. Ella no pudo sentirse más devastada, vio a Kokona hablarle al vendedor con ilusión, esos guantes verdaderamente le habían gustado, y pensaba comprarlos para ella y entregarlos el día de mañana, pero las circunstancias le impidieron hacerlo.
_______________ tendría que terminar con su trato por compromiso, si ella cancelaba la compra era libre de hacerlo.
─Yo... No creo que Kokona sea la verdadera culpable ─se atreve a decirle, sabiendo que estaban solos.
Los ojos de la estudiante brillan, es el primero que duda en la respuesta de los oficiales, todos hablan con desprecio sobre Kokona, esa gente que no la conocía como ella.
─¿D-De verdad... Lo crees? ─susurra incrédula, pero con ese atisbo de esperanza que alumbraba sus ojos perdidos.
─Pronto podrás entregarle esos guantes, no te preocupes ─afirma, dándole una sonrisa segura.
Él no dice eso porque quiera asegurar una venta, ya ganó lo suficiente el día de hoy. Siente empatía por Saki Miyuzumi, quien se halla completamente sola sin su mejor amiga, y ambas serían víctimas del mismo asesino.
─Tienes razón, hay que ser optimistas, Kokona es inocente. ─Entonces le entrega el dinero, y recibe los guantes─. Gracias, vendedor ambulante.
─Gracias a ti, Miyu─san.
Pero él no puede ser optimista, lo que Miyu quizás no pensó en ese momento, es lo que significa que tengan a Kokona en lugar del verdadero culpable.
Significa que es más inteligente que ellos, y peor aún, sigue suelto en los pasillos.
Quizá no debió decirle nada a esa chica, cedió a sus sentimientos debido a que su día comenzó siendo bastante emocional.
Ugh, Dios, ayúdame a no meterme en problemas, piensa.
2902⨾ palabras
¿Les gustó?
Espero que sí.
¿Alguna falta de
ortografía? Ojalá que
no, pero díganme
si ven algo 🙏
Los primeros capítulos
siempre tratan de introducir
al personaje, su personalidad,
y como este actuaría en
determinadas situaciones,
además de su opinión y
sentimientos al respecto,
e incluso su relación con
su familia.
Nuestro protagonista odia
a las malas personas como
las chicas gyarus, que para los
que no conocen muy bien el
juego, estas chicas se dedican
a destruir emocionalmente
a sus víctimas en privado,
mientras que en público todo
el mundo las ama porque
son tremendas manipuladoras.
Terrible 😖
En fin, soy ese 👇
Les deseo un gran día,
besitos en el codo
izquierdo 💕
ATTE⨾ 🙉🙈🙊
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