⠀⠀⠀⠀⠀ 八 ━ el mal se ha fijado en él。
ᵒᶜʰᵒ
¿Alguien sabe describir perfectamente bien el sentimiento de vergüenza mezclada con incomodidad?
Similar a un mareo repugnante que profana las paredes de un pobre corazón, que mientras más decide latir, el cuerpo se contamina rápidamente de lo que comúnmente llamamos vergüenza, pero en términos más específicos, es el principal causante de las terribles ganas de implorar a la tierra que nos conceda un espacio diminuto en su interior, y así entonces, enterrarnos en las profundidades con la esperanza de que dicho momento que nos causó tanta desgracia no vuelva a suceder, o en el mejor de los casos y gracias al paso del tiempo, terminar olvidando tales instantes.
El sentimiento resulta ser tan repugnante, que las ganas de huir del lugar donde empezó tal cosa son grandes.
Bien, precisamente incomodidad era lo que sentía _______________ Pérez, siendo acorralado por Ayato Aishi justo unos centímetros alejado del terreno escolar, donde un muro además los protegería de los mirones. El estudiante de cabellos azabaches, un presumible demente, tenía las suficientes interrogantes en su cabeza como para siquiera decir una palabra al respecto, solo esperaba que ese chico soltara todo lo que él necesitaba saber sin la necesidad de preguntar.
Por supuesto, sus exigencias eran inhumanas.
─Y-Yo... Te cargué cuando eras chiquito, primo, en serio... ─afirmó, y está claro que tales afirmaciones son una mentira.
─Eso no fue lo que pregunté ─contestó con frialdad.
─Ah, sí, ya veo...
Retuvo un poco de aire en sus mejillas, el cual dejó salir lentamente segundos después, como si convirtiera sus labios en un reloj. Jugaba con sus pies, y entrelazaba sus propios dedos nerviosamente, trataba de idear un plan para salir de esa peligrosa situación, sin embargo, no se le venía nada a la mente, la propia adrenalina hacia pasar desapercibido toda idea útil que le pudiese servir ahora. Aquellos que piensan con la cabeza fría dirían que esta situación sería sencilla de evadir, pero no para ________________. Hay que ponernos en perspectiva, la persona que has tratado de evitar por años finalmente ha decidido prestarte atención, lastimosamente, y en circunstancias normales, habrías podido salir de allí con un simple «Ni te topo», pero este chico te vio haciendo justo lo que no quería que sucediera, charlar con su persona favorita, y bueno, ahora sabe dónde vives, sabe quién es tu familia, y también sabe que usas calzones de mujer. Ahora, también resulta que la mamá del chico conoció a sus padres de jóvenes, y su madre también está loca.
El de cabellos _________ desvió la mirada, y luego de darse cuenta de que se iba a morir sin importar la respuesta que le diera a su supuesto primo, no tuvo de otra que elaborar un testamento mental antes de hablar.
─Ayato... No sé si sepas que estamos en una posición incómoda... ─habló, recargando su espalda en la pared en completa agonía.
─Responde lo que te pregunté ─exigió, sus ojos sin brillo daban tanto miedo como un alacrán en su habitación.
─Y no sé si sepas que también tengo una reputación... Cualquiera que nos vea pensará que somos-
El sonido de un teléfono tomando una fotografía interrumpió la charla de ________________, ahí estaba un estudiante, sus lentes estaban ligeramente empañados por el clima húmedo de la mañana, impidiendo que pudiera siquiera alcanzar a distinguir sus ojos, pero sus cabellos rojos sí llamaban poderosamente la atención, al igual que su inexpresividad. Posteriormente a tomar la fotografía, guardó su teléfono, y se acercó a ellos.
─Un par de depravados... Que asqueroso ─insultó, era casi como si hubiera completado la frase del joven Pérez.
El chico miró a Ayato con incredulidad, era como si no se hubiera percatado de que otro estudiante los acabase de descubrir en esa posición comprometedora. Quizá solo le importaba si el que lo descubría era Taro. Pero _________________ no se podía quedar con los brazos cruzados, habiendo sido insultado de semejante manera, debía defenderse, ah, y también defender a Ayato, porque aprovechando esta situación, quizá podría ganarse un poco de su confianza, la suficiente para que ya no quisiera deshacerse de él.
─¡Oye! ¡No le digas así! ─exclamó, frunciendo el ceño, y atreviéndose a apartar a Ayato de su camino, cuidadosamente, claro está─. ¡Él es solo un gay! ¡Y para tu información, hay varios de esos por aquí!
Esos dos jóvenes, altos como para que el muro fuera fácil de escalar, se miraron entre sí. Vieron al más bajo reclamar casi soltando improperios debido a una provocación evidente por parte de uno de ellos, sin percatarse que esos dos eran más que conocidos, y por supuesto, no dándose cuenta que esta situación había sido absolutamente planeada por el mismo que lo provocó.
Aquel pelirrojo ladeó la cabeza, esa forma de hablar tan brusca y poco galante, pero lo suficientemente amable para no parecerse en nada a algún delincuente conocido, era suficiente para que poco a poco una sonrisa se formara en sus labios. Si había algo que detestaba, eran los niñatos que eran demasiado habladores, no, no precisamente habladores, aquellos que brillaban como el sol.
─IP doscientos cincuenta y cuatro, punto, cuatrocientos veintiuno, punto, ochenta y uno, ciento treinta y dos ─respondió con frialdad.
________________ por un momento pasó de ser un hombre valiente a una hoja de papel, pues se encontraba tan pálido que por poco perdía el color por completo. No tenía nada que responder ante eso, y lo único que pudo hacer fue ocultarse con una rapidez anormal detrás de Ayato, asomando su cabeza por sus costados.
─Ayato, te toca, dile que es un pendejo y después nos vamos corriendo... ─le dijo en un tono de voz medianamente bajo, sin apartar la mirada del joven pelirrojo.
Ambos compartieron miradas, y después sus ojos adquirieron el mismo extraño brillo.
Ya que nadie respondió absolutamente nada, y el silencio comenzaba a darle una extraña sensación en la nuca, el más bajo de ellos decidió mirarlos a la cara. Ahí fue cuando se dio cuenta de que ese chico era la misma clase de persona que Ayato, y por si no fuera suficiente, era su más grande aliado. No logró reconocerlo, pues cuando estaba jugando el juego pocas veces logró ver algún rasgo particular que le ayudara a memorizar su rostro, pero después de ver esos lentes brillantes y esa mirada, además de la inevitable complicidad que empezaba a ser notoria, su corazón latió con fuerza.
_________________ estaba siendo atacado por el terror. Sentía que su sangre se helaba, y que sus dedos temblaban.
El pelirrojo sonrió de oreja a oreja, y dio unos pasos al frente para estar cara a cara frente a su amigo de ojos oscuros.
─Puedo ver que te conseguiste una mascota, Ayato... Es tierno, me gusta ─comentó, cruzándose de brazos pero sin mostrar que estaba molesto─. Aunque quizá le hace falta algo de disciplina.
Esa mirada espeluznante que el pelirrojo le dedicó, junto a sus palabras, lo hicieron tragar saliva, estaba nervioso, y empezaba a dudar sobre quién era más peligroso, si Ayato o «Info—kun».
─Si lo quieres te lo regalo ─respondió, su expresión estoica era digna de admirar.
Ayato tomó a ______________ del cuello de la camisa, y lo empujó con rudeza hacia él. Aquel joven de cabellos _________, solo pudo sentir como las manos del pelirrojo lo envolvían. Los dedos de aquel presionaron su espalda baja, acariciando suavemente parte de su cadera, pero la fuerza que ejercía se sentía excesiva, como si tratase de hacer notar su hostilidad.
─A-Ayato, no seas malo, no me dejes con este homosexual ─pidió, sintiendo que su piel se erizaba del susto.
Ayato ignoró esa petición con absoluta frialdad, y solo se dedicó a escalar el árbol que lo llevaría al interior de la escuela. El joven de cabellos rubescentes acercó al más bajo hacia él, fue entonces que pudo sentir la diferencia de alturas, que era notable. Sus manos presionaron sus costillas, y su rostro se inclinó para alcanzar el oído ajeno.
─Hay algo que me intriga sobre ti ─susurró en el lóbulo de su oreja, para entonces repartir caricias poco cariñosas con sus manos, dejando subir una de ellas hacia su pecho─. Naturalmente, un vendedor ambulante en esta escuela debe pasar desapercibido para evitar ser atrapado por el consejo estudiantil, pero tengo la sensación de que eso no es todo... ¿Me equivoco?
El miedo paralizó a ________________, ese estudiante no era un simple delincuente cibernético o alguna clase de genio de la computación, lo que lo llevó a estar en la cima de todos los estudiantes, e incluso de sus adineradas familias, fue su sagaz perspicacia, la rapidez con la que podía averiguar incluso los secretos mejor guardados por uno mismo resultó monstruosa. Las risas del pelirrojo estuvieron cerca de su oído, lo que lo llevó a distinguir que no era la diversión de un demente, era pura actuación, ¿o quizá se trataba de una risa real? No estaba seguro, pero indudablemente tal gesto provocó que su corazón casi se detuviera.
─N-No... ─balbuceó el de cabellos ________, sintiendo como los dedos de «Info-kun» jugueteaban con su pecho.
─¿No qué? ─interrogó.
En ese mismo momento, los labios del pelirrojo propinaron un mordisqueo suave en su oreja, y _________________ perdió la cordura. Exhaló un gimoteo, a la par que sus mejillas enrojecen de vergüenza, y entonces sus ojos se cristalizan del terror.
─¡No me toques, homosexual! ─chilló, tratando de huir con todas sus fuerzas─. Me vas a contagiar tus cosas, b-basta... ¡Ayato! ¡Ayato, por favor!
El azabache volteó por los gritos de desesperación, pudo ver nuevamente esa expresión que internamente lo deleitó; esos ojos aterrorizados, junto a sus mejillas cubiertas de vergüenza, la situación en sí misma que comprometía su cuerpo a una posición obscena en compañía de un posible victimario. Info-kun se estaba divirtiendo, la reacción le parecía tan única que no podía simplemente dejarlo ir, lo próximo que hizo fue empeorar las cosas. Sus ojos se encontraron con los de Ayato, quien solo podía mirar la forma de actuar de ________________ con una evidente emoción; un milagro dicho sea de paso, pues Ayato era incapaz de sentir algo por alguien más que no fuese Taro, y aquí mismo demostraba que existía una segunda opción. Sin embargo, no era que estuviese enamorado, quizá era simple diversión.
Ayato no estaba al tanto, pero sus emociones sobresalían en su expresión; unos ojos hambrientos por ver más. El pelirrojo ensanchó su sonrisa, y sus labios acariciaron su cuello, hasta que sus propios dientes rozaron su piel, y entonces una gran mordida le dejó.
¿E-Ese pendejo me acaba de morder? No, no, no... He visto esos libros porno que leen las chicas, esto es gay...
Como si la mordida del genio de la informática fuese venenosa, dejó en completa parálisis al más bajo.
Solo me queda una opción, si Ayato no me ayuda... Entonces tendré que obligarlo... Lorenzo, si hoy muero... Te dejo a cargo del negocio, meditó, y miró a Ayato mientras reunía todo el coraje que tenía.
─¡Ayato, si me ayudas te ayudo a conquistar a Taro! ─exclamó con todas sus fuerzas.
Bajo la lúgubre sombra de la muralla, la propuesta indecentemente seductora capturó a Ayato, quien descendió con rapidez. Tomó la mano de ________________, alejándolo de las garras del repugnante pelirrojo. La mirada helada de Ayato reflejaba una emoción enfermiza, y sus ojos, de un color que dejaba entrever una oscuridad insondable, se estremecían ante él, como si aquella oferta fuera el peón que alteraría todo el juego. Pues entre todos los pretendientes de Taro, que conocían al joven y podían acercarse a hablar con él, Ayato era la única excepción, el desafortunado atrapado en la demencia obsesiva que le impedía acercarse, y solo podía limitarse a mirarlo desde la lejanía.
Ayato apretó con fuerza la muñeca del joven Pérez, otro enigma de esa escuela que desconocía si era su aliado o su enemigo, pero la idea de contar con alguien más que respaldara su amor por Taro, además de su informante pelirrojo, lo embargó de alegría, como si hubiese triunfado en una guerra contra aquellos hombres asquerosos que intentaban arrebatarle al amor de su vida. Sin embargo, el de cabellos negros no podía permitirse ser ingenuo; debía asegurarse de la fidelidad de ________________, de que nunca lo traicionaría.
─¿Por que harías eso por mí? ─interrogó Ayato.
─Olvida sus razones, Ayato ─intervino el joven informante─. Da igual el perro, lo importante es que no muerda la mano de su dueño.
¿Me acaban de llamar perro?, pensó con el ceño fruncido, pero igual estaba aliviado por no estar bajo las garras de ese estudiante. Aunque estar con Ayato no era mejor, sentía que la muñeca se le iba a "descomponer" de tanta rudeza.
─¿Y cómo haces para que el perro sea fiel? ─cuestionó el azabache a su querido amigo.
Info-kun sonrió, esa sonrisa era tan escalofriante, ese chico estaba acostumbrado a fingir sus expresiones, pero esta parecía ser genuina, como si estuviese esperando a que Ayato dijera esas palabras, preparado para la sentencia. _______________ tragó saliva, y a pesar de estar inmovilizado por el otro demente, nada le brindó más seguridad que al menos contar con su protección momentánea. El chico de ojos rubíes entonces mete la mano a uno de los bolsillos de su pantalón, y el miedo profundo se apodera del pobre vendedor ambulante.
Pero ni siquiera logró pensar en lo peor antes de ver como ese chico sacaba su billetera de su bolsillo. Sacó un billete de mil yenes, y se lo extendió.
─Ven, perrito, perrito, dame la patita ─dijo suavemente, con un tono burlón y una mirada sumamente amable; más falso que ese billete.
________________ sintió que estaba a punto de hacer una idiotez, pero prefería complacer los momentáneos deseos de sus verdugos para hacerlos abandonar la idea de que él era alguien peligroso. Necesitaba deshacerse de la atención que estaba recibiendo.
Dicen por ahí... Que con dinero baila el perro.
________________ extendió su mano, y la dejó sobre la otra que esperaba recibir la "patita".
─Ya veo, hay que entrenarlo... Tu inteligencia me sigue sorprendiendo, Teikyo. ─El ambiente se transformó repentinamente.
__________________ genuinamente sentía que estaba ante una familia homoparental que acababa de adoptar a un cachorro, y el cachorro desafortunado era él. Pero son mil yenes, eso es una comida completa aquí, meditaba para sí mismo.
Podrían continuar con esa charla, pero el sonido de la campana indicó que las clases estaban a punto de comenzar, y ellos iban a llegar tarde.
─Ugh, tengo clase a primera hora con el sapo rana... Por favor, ya vámonos, ese tipo es de lo peor, castiga a los que llegan tarde con un sermón que parece diálogo de una porno ─suplicó el de cabellos _________, sintiendo escalofríos─. Que quede en que nos ponemos de acuerdo después, y te presento a Taro.
Ayato lo soltó, no tenía sentido continuar esa conversación ahora, no ir a clases levantaría sospechas, sobre todo cuando él ya se saltó varias solo para espiar a Taro.
─Me parece bien, tengo otras cosas que debo hacer... ¿Les parece si continuamos esta linda charla en el receso? ─dijo el informante, acomodando sus gafas.
─No tengo ningún problema ─responde Ayato, y su mirada recae en ________________.
─Pues ya que ─y se le salió la respuesta más ruda que pudo expresar.
─¿Acaso tienes algo que hacer en el receso? ─indagó «Info-kun».
─¿Sabes mi IP pero no sabes qué hago en el receso? ─________________, todos agradeceríamos que dejaras de cavar tu propia tumba.
Ese chico sabía encender la ardiente rabia del pelirrojo, digno de sus ojos carmín, que brillaban con intensidad ante esa desagradable pregunta, que solo lo hacía llegar a una respuesta: No, solo sabe lo más superficial de él, como un iceberg del cual solo la punta es visible. Nada lo irritaba más que recordar que alguien se le escapó.
________________ sudó frío, y después pretendió que no fue víctima de una verborrea explosiva, para escapar de esos dos dementes con una velocidad anormal.
─Recreo, ok, ahí nos vidrios ─dijo a lo lejos, era evidente que la mirada furiosa del joven lo asustó.
Ayato rió, y no pudo evitarlo, ese chico era... Un encantador enigma. Soltó una carcajada silenciosa, y Teikyo Shajoho no lo dejó pasar esta vez.
─Te reíste, Ayato-kun ─afirmó─. Dos veces hoy... ¿Acaso cambiaste de opinión respecto a tu senpai?
La expresión de Ayato cambió repentinamente, ¿cambiar de opinión? Imposible. Negó con la cabeza, y miró fijamente al pelirrojo.
─Nada ha cambiado. ─Una afirmación absurda si se lo preguntas a Teikyo.
Ayato escaló la muralla, y se perdió entre los pasillos de la escuela. Pero Info-kun no hizo tal cosa, esperó con paciencia a que la idea llegase a su mente. Todo estaba cambiando, y Ayato era ciego cuando se trataba de Taro.
__________________, el mal se ha fijado en él, pero curiosamente consiguió ser un detalle que pasó desapercibido.
El pelirrojo retomó su camino a las penumbras de su salón de clases.
─Así que... ¿Llegando tarde a mi clase, joven Pérez? No me lo esperaba de usted ─comentó el profesor, que se recargaba relajado sobre su escritorio, pero dejando lucir un escote espléndido que dejaba ver sus trabajados pectorales.
Esos pectorales son tan grandes que ahí perfectamente podría estar escondido Saddam Hussein, pensó ________________, era inevitable verle los pectorales a su profesor.
Budo miraba a su querido amigo, era la primera vez que llegaba tarde a la escuela, y ahora tenía que enfrentar las consecuencias. Por curioso que parezca, habían chicas que llegaban tarde de vez en cuando solo para recibir una reprimienda de su profesor preferido, cualquier comentario que viniera de él alborotaba sus hormonas. Lo inusual era que los varones llegaran tarde, por obvias razones no querían involucrarse con el profesor, así que esta era una primera vez muy peculiar. Hoy ninguna chica había llegado tarde, así que todos los estudiantes podían ver a su compañero _________________ parado frente a la pizarra.
Taro, por su lado, despegó la mirada de su libro solo para ver lo que ocurriría, tenía un presentimiento desagradable, conocía al profesor, e imaginar lo que vendría logró deformar su expresión que siempre estaba en calma.
─¿En qué piensa, querido alumno? ─cuestionó el profesor Mido, mirándolo fijamente, analizándolo de pies a cabeza.
Sabía quien era él, el estudiante problemático que corrió en los pasillos para llevarle un licuado a su querido estudiante Yamada.
─Pienso en Saddam Hussein, señor ─respondió sin pensar.
Las risas de los alumnos varones no se hicieron esperar, ¿por qué estaría pensando en Saddam Hussein a esas horas de la mañana? Y esa pregunta tenía respuesta, _________________, después de pensar en los inmensos pectorales del profesor, empezó a pensar seriamente sobre una ruta de escape.
Ayato no lo encontraría como encontraron al dictador, ¿verdad?
Taro soltó unas risitas, y Budo sintió que una gota de sudor bajaba por su frente.
─Ya veo, con que haciéndose el comediante ─murmuró Mido, estaba algo irritado─. Lo veré en el receso, tenemos que hablar sobre... Su desempeño.
Eso era una excusa, ¿cierto?
─A-Ah, pero-
─Nada de peros, vaya a sentarse ─ordenó el profesor.
___________________ se sentó, pero su corazón estaba inquieto. Ahora otro loco lo quería ver durante el receso, y debía decidir a quién debía obedecer para no meterse en problemas.
Sobrevivir y pasar desapercibido empieza a ser una tarea que se le dificulta con el pasar de los días.
3658⨾ palabras
¿Les gustó?
Espero que sí ❤
Ya saben, si ven faltas de
ortografía no tengan miedo
de avisarme.
Antes de que me asesinen por
tardarme tanto, tengo que excusarme:
Hubieron varias circunstancias que
me impidieron poder escribir algo
nuevo siquiera.
• Bloqueo artístico
• Plagios de mis obras
• Comentarios que desalientan
• Presión constante
• Hueva
La última es la excusa más despreciable
de todas, pero han de entender que todos
necesitamos un descanso, y el mío se
demoró por culpa de esas otras cuatro
cosillas.
Por otro lado, quiero mencionar esto aquí,
ya lo dije en mi tablero, pero quiero que
quede bien claro:
No tienen que pedirme permiso para hacer
una historia de cualquier serie, película o
videojuego que yo ya haya hecho (Es ridículo,
todos son libres de hacerlo).
Pero eso no significa que les dé mi
consentimiento para copiar todas mis
obras, sus protagonistas, la trama, o cualquier
otra cosa.
Parece que no quedó claro, y los que me
conocen a mí y a mis obras saben que no
es la primera vez que menciono esto.
No acepto copias ni adaptaciones 😡
/ladyenojada
Ay es q, q rabia les juro
Yaya, estoy en calma 👺
Ahora sí, dejando de lado este tema
todo kk del q no quiero saber más,
regresando más a lo q se viene:
• Próximas publicaciones (ya no es bait)
• Historias nuevas (no sé sí las voy a
publicar pronto alv, pero va a regresar
la de Minecraft, y se viene lo q han estado
pidiéndome)
• Locos por el Normie: Me repiten hasta el
cansancio que actualice, lo sé, aguanten,
es q wey, si actualizo ahora sin haber
editado la historia, las cosas que ponga
en futuros episodios nadie las va a
entender.
Es como q yo soy el profe, y uds mis
alumnos, imagínense que les pongo un
exámen de anatomía sin haberles
enseñado anatomía en las clases pasadas,
lo reprueban 💀
También he cambiado cosas y he añadido
nuevas escenas que antes no estaban, nuevos
diálogos, y detallitos importantes que van a
servir para futuros episodios. Me puse a
estudiar brujería solo para esa historia 👺
Bueno, ya, no tengo nada más que decir...
• ¿Sugerencias para fanfics nuevos?
(Hace meses alguien me pidió hacer
un fanfic de One Piece, me puse a ver
el anime solo por ese usuario... Wey,
no acabo nunca, me la ponen muy difícil
tmb, cuando llegue a los 1000 episodios
esa serie ya va a tener otros 2000 más 💀)
En fin, ya he terminado todo,
me despido 🤗
ATTE⨾ La cero dos🍷
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