Volumen 2. Epílogo.
Me hallaba al exterior de la casa de los Takahashi. Mi cuerpo todavía ñor reaccionaba.
Estaba de pie, estático, sin movimiento que me posibilitara partir de una vez por todas.
Todo había terminado... ¿No es así? Esa relación de años fue forzada a finalizar y yo soy el único responsable de ello.
En mi interior no hay arrepentimientos, nada que se le asemeje. Al contrario, sigo reacio a que fue la mejor decisión. Mantenernos en el círculo social del otro resultaría contraproducente y se prestaría a más incidentes como los sucedidos en los últimos días.
Sin embargo, a pesar de que uno considere que tomó la mejor decisión según las instancias, eso no quita que sientas un vacío creciente en tu interior que absorbe todo desde tu abdomen hasta los alrededores. Por fin lo comprendo dado que... es lo que me sucedía.
Esa sonrisa que me acompañó desde primaria, fue arrancada y alejada.
Los sueños que tuve de una vida a su lado se convirtieron en meras fantasías sin una minúscula chance de ocurrir.
Mis anhelos fueron separados. Lo que quise por años, a quien quise por años, ya no se hallaría a mi lado a partir de este día.
Pude notar un ligero temblor en mis labios. El sudor en las manos no tardó en manifestarse al igual que la opresión en el pecho.
Esos síntomas que contuve para no vacilar y ceder ante la solicitud de Akina brotaban juntos en un estallido emocional que apenaba mi cuerpo.
"Se ha ido...".
No pude evitar pensarlo, cerrando los ojos en un parpadeo pesado que pareció eterno, antes de que la luz del sol rebotara, deslumbrándome, obligándome a abrirlos nuevamente.
"Cometimos... demasiados errores...".
Opiné.
No la responsabilizaba de este terrible final a nuestra amistad. Una relación no termina solo cuando uno comete equivocaciones. Es un cúmulo de culpas que van marchitando el vínculo hasta que la cuerda que los une se desgasta y se rompe.
Eso fue lo que nos sucedió.
Su hipocresía e intenciones de mantener el status quo. Mi temor al rechazo y asumir que siempre estaríamos juntos, lo cual me impedía ser directo con ella, abrirle mi corazón, y que de ese modo se cumpliera el anhelo que compartíamos. Todo eso aportaba su grano de arena.
Lo repito otra vez, no estoy arrepentido. Pero... aún así duele ver lejanos esos recuerdos que vivimos a lo largo de los años, lastima el alma comprender que se quedarán solamente en eso, recuerdos.
Sin embargo, cuando dos personas no siguen el mismo ritmo al estar atadas, tarde o temprano alguna de ellas resultará herida y eso fue justo lo que evité.
No estoy arrepentido...
Le dije que no era amor. Le eché en cara que para mí todo fue mera costumbre y dependencia emocional.
No me arrepiento...
Compartí la culpa a pesar del odio que me generó sus hirientes palabras.
No tengo ningún remordimiento...
Incluso en este crítico momento... le mentí para aligerar su carga.
Porque... a pesar de que, insisto, tomaría la misma decisión, el mismo camino, de presentarse la oportunidad nuevamente, yo... no puedo evitar estar triste.
Le mentí...
¿Sobre qué mentí? Sencillo... mentí al decir que no la amaba.
Antes de comprender lo que era el amor, lo sentía por ella. Previo a este cúmulo de experiencias que me guían a un camino resplandeciente con un futuro prometedor, la amaba. No obstante, tuve que ocultar ese innegable hecho para protegerla, seguir protegiéndola incluso cuando trataba de odiarla. Porque, si se enteraba de que esa emoción era real, verdadera, sus intentos no cesarían y sus celos podrían alcanzar a otros.
Podría decirse que fue una mentira piadosa que aplastaba la poca esperanza de la cual podría aferrarse.
Debe estar deshecha, herida. Dudo que a pesar de ya haberme retirado, se levante pronto del suelo del pasillo.
Es difícil, muy difícil manejar el dolor de una pérdida, pero es necesario para continuar por la ruta a la que nuestras decisiones nos dirigieron.
El soltar es otra forma de querer. Ser cruel y evitar mayores daños es una forma poco ortodoxa de demostrar cariño.
O al menos es de lo que me trato de convencer.
-Aneko, no mentías... soy demasiado empático. Tú lo haces ver como una cualidad... yo lo considero una maldición. Si fuese indiferente a este tipo de situaciones, podría...-
Perdiendo brillo en los ojos, mientras las palabras se escapaban de mi boca como un frenesí, la puerta a mis espaldas se abrió, interrumpiendo una frase de la que me podría llegar a arrepentir.
Volteé la cabeza y miré sobre el hombro, identificando a quien interfirió en mi diálogo deprimente y edgy de protagonista de novelas.
Cualquier rastro de oscuridad se perdió cuando el rostro inocente y aún húmedo de Sachi entró dentro de mi campo de visión. No pude evitar sonreír con ligereza.
-¿Mr Aki se encuentra bien?-
Cuestioné, abordando un tema de mayor sencillez que el asunto de su hermana y él cómo se sentía al respecto. Era mejor manejar asuntos de esta índole tras, bueno, eso...
Ella asintió con rapidez.
-Está en perfecta condiciones. El secuestro de Mr Aki no le produjo secuelas. El rescate resultó ser todo un éxito, oficial Ito-
Hizo una especie de saludo militar, poniéndose en posición de firmes y llamándome por el apellido.
¿Cómo puedes comportarte de ese modo y sonreír con diversión después de la tensión que vivimos?
La respuesta era clara. Sachi es una mujer fuerte. Su lado débil sólo lo mostrará cuando esté sometida a una pena y presión aplastante. No obstante, cuando se libera de la misma, regresa a su estado habitual.
Me he percatado que últimamente he estado rodeado de mujeres con un carácter fuerte y decidido. Yumeko y ella son la prueba de ello. Es mas, esas características calzan perfectamente en mamá y Aneko.
Supongo que los hombres de la familia Ito atraemos a ese tipo de personas, por lo que tarde o temprano seré emparejado con una de ellas.
...
No pensemos tan a futuro porque si no voy a vomitar. Solo... respiremos y calmémonos.
-A-Akiro...-
Recibí el llamado de la pequeña chica que sostuvo el borde de mi camisa, dándole un jalón con suavidad para despertar mi atención. No era necesario, solo con nombrarme bastaba para que me fijase en ti.
Giré para que estemos de frente. La altura entre los dos parece que con el pasar de los años se reduciría. Yo, a mis 18 años, dudo crecer más. Sachi, a sus 15 años, tiene todavía la esperanza de hacerlo.
Me emociona conocer esa versión de ella y por algún motivo eso que acabo de narrar me hace sentir como un pedófilo ¡OLVÍDENLO!
-Dime, Sachi-
Respondí cálidamente, no queriendo que mi tristeza la alcanzara. Se lo prometí en esta misma casa hace pocas semanas. No la volvería a lastimar ni preocupar, así fuese sin intención o por una extensión de mis emociones.
Ahora que lo pienso, he estado prometiendo muchas cosas. Demonios, espero poder cumplirlas todas o si no Aneko me golpeará hasta el cansancio... y eso que ella no conoce esa palabra.
"Yumeko, por favor, no me compliques las cosas con pedidos insensatos. Sachi, lo mismo va para ti"
Rogué mientras sudor me bajaba de la frente, desviándome de la conversación en la que se me incluyó.
-Antes dijiste que tu visita no se debía a Onee-Chan. Yo quería saber si... de causalidad... la razón que te trajo a mi casa fu-fui yo...-
Lucía avergonzada. Tocaba la punta de sus dedos índice uno contra el otro al mismo tiempo que evitaba fervientemente el contacto visual, como si unos segundos fuesen suficientes para hacerla entrar en pánico.
"Jeje, adorable"
Fue mi opinión de esa vergonzosa actitud.
Tal vez sea por lo que acabábamos de pasar, pero estaba seguro de mí mismo y no me contagiaba de ese nerviosismo, lo que me impulsó a contestarle con total naturalidad.
-Sí, es por ti. Necesitaba darle una respuesta adecuada luego de que me besaste anoche-
-¡Hip!-
Un vapor imaginario que por alguna extraña razón fue visible, se desprendió desde la cabeza de Sachi, acompañándolo de un enorme sonrojo que le cubría rostro y orejas.
Sus ojos se volvieron remolinos, como si el subidón de temperatura la mareara. Por cualquier cosa estaré preparado para atraparla si se desmaya.
-¿E-En serio? ¡¿Q-Qué quieres decir con eso?! ¡¿A-Acaso ese fue tu primer beso o qué?! ¡Le das demasiada importancia, Akiro!-
Se mofó, tratando de soñar burlona y retadora. Claramente quien le estaba dando demasiado peso a esa acción era ella pero no planeo contradecirla.
-Sí, fue mi primer beso. Tú, Sachi Takahashi fuiste la primera mujer a la que mis labios besaron-
Dije de forma elocuente, como si de un caballero de armadura reluciente y espada afilada se tratase, siguiéndole el juego en este rol de actuaciones en el que Sachi desempeñaría el papel de princesa tsundere como Yumeko y yo el de hombre seguro y decidido.
-¡Hip!-
-¿Tienes hipo?-
Otra vez ese "Hip". Sé a qué se debe, no obstante, me divierte lo avergonzada que luce. Si tuviera la oportunidad de sacar mi teléfono y tomarle una foto, la aprovecharía sin dudarlo. Mala suerte la mía, dejé el móvil en mi habitación.
Su puño se cerró de repente. En otro contexto creería que me golpearía. Ahora no aplicaba eso, no estábamos en una situación que lo ameritaba.
"¿Acaso está celebrándolo? Sin dudas esa competencia entre ambas es infantil. Aunque no negaré que disfruto ser amado. Si pudiera quedarme con ambas, lo haría. Por desgracia estamos en Japón, un país exclusivamente monógamo que no aprobaría las relaciones múltiples".
Me levanté de hombros y me dispuse a aclarar las cosas.
-Que estés aquí y me digas eso abiertamente significa que... t-tú... yo... somos... ya sabes...-
-No, no estoy aquí para proponerte que seamos novios. Es demasiado pronto, no soy tan fácil como para enamorarme con un beso. Esas cosas llevan tiempo-
Levanté la mano, deteniéndola en el acto. Perdóname Sachi, pero debes saber lo que he decidido. Lamento cortarle las ilusiones así de rápido después de permitirte tocar el cielo.
-¿Eh?-
Los síntomas de pena desaparecieron cuando me escuchó, inclinando la cabeza con un rostro inexpresivo y frío, típico de lo que conocemos como una yandere.
"Por favor, que no se compliquen las cosas. Yumeko aprobó mi decisión sin tantos problemas...".
Pedí internamente. La personalidad de estas dos hermosas mujeres dista en demasía y por lo que presiento, también será ese el caso en el modo que tomen mi sinceridad.
-No planeo aceptar la propuesta de ninguna en un futuro cercano. Quiero darme el tiempo de formar lazos verdaderos de carácter romántico y tener la seguridad de que en verdad se tratan de ello. No dudo de que lo que sienten por mí es real. Solo que quiero tomar la decisión con la mente fría-
Expliqué. Las palabras salían de mi boca con una naturalidad aterradora que era impropio de mí y posiblemente le extrañe a Sachi. Sin embargo, si no soy claro, esto se pudrirá y lo malinterpretará.
-Definitivamente he empezado a sentir algo por ti. Todavía no puedo confirmarte que es amor dado que... también siento algo parecido por Yumeko y no soy capaz de elegir a alguna cuando todavía es reciente. A Yumeko la he conocido por pocos meses y a ti recién te considero una posible pareja romántica. ¡Espero que puedas entenderme!-
Declaré, emitiendo la razón principal por la que se me imposibilitaba escoger a alguna de las dos. Es una situación desconocida para mí. Precipitarme sería contraproducente y existía la probabilidad de que alguna resultara herida ante mi indecisión donde la espera eterna era un escenario a presentarse.
"¡Ah~¡ ¡Me quité un peso de encima! ¡Sin dudas dejé en claro las cosas...! ¿Eh? ¿Por qué me duele mucho el abdomen?"
Gracias a la relajación que abordó a mi cuerpo cuando emití el mensaje, no me percaté que, al final de mi diálogo, un puño se incrustó justo en medio de mi abdomen, hundiéndose como en la batalla entre Piccoro y el Androide 17.
-¡UGH!-
Caí de rodillas, sosteniéndome la zona de impacto, sintiendo que el aire me faltaba.
-¿S-Sachi...? ¡Hiii!-
Miré con sumo dolor a la responsable del ataque a quemarropa y ella tenía el cabello cubriéndole la mitad del rostro, manteniendo extendido el brazo. Juraría que humo salía de sus nudillos.
-¡ERES UN IDIOTA, AKIRO!-
Se giró, cruzándose de brazos e ignorándome luego de gritarme aquello totalmente roja e inflando sus mejillas como una tierna ardilla haciendo berrinche.
-¿P-Por qué me golpeas...? S-Solo fui sincero... ¿Desde cuando serlo es un pescado que amerita castigo?-.
-¡DESDE QUE CONFUNDES HONESTIDAD CON SINCERIDAD! ¡LA VERDAD SIN EMPATÍA ES CRUEL!-
Fui reprendido severamente. ¡¿Por qué?! ¡¿Qué parte de lo que dije fue ofensivo?!
"Yumeko no me trataría así... oh... el cuello de mi camisa fue sujetado".
Pensé, comparándola con la otra chica que pretende mi amor, pero me vi interrumpido cuando Sachi se agachó y agarró con fuerza los bordes superiores de mi camisa.
Nuestros rostros se acercaron lo suficiente como para sentir la respiración del otro.
"¿Eh? ¿Me leyó los pensamientos?".
Eso cruzó por mi mente, asustándome. Su ceja temblaba y su piel mantenía la irradiaste tonalidad escarlata.
-¿P-Perdóname...?-
Fue mi último intento de defensa que, para mi sorpresa, no fue necesario.
-Escucha idiota. Me gustas desde que tengo memoria. Si te he esperado toda mi vida, sin dudas lo haré un poco más hasta que te enamores de mi. Y nadie, ni esa rubia oxigenada, me lo impedirá-
Me miró de forma retadora y...
*Mua*
-¡¿Mmmmm?!-
Me volvió a besar, tomándome por sorpresa, sellándome los labios con los suyos, empujándolos contra los míos.
Era la misma sensación de ayer. La suavidad extrema y el dulce sabor de su boca que impregnaba la mía.
Luego de unos segundos nos separamos. Ella volvió a tener los ojos como remolinos y tambalearse.
-¡T-Te aseguro que serás mío, Akiro Ito!-
Declaró, mientras yo tapaba la parte media-baja de mi rostro con el antebrazo.
Fui soltado y ella caminó un par de pasos hacia atrás.
-¡E-Espera! ¡H-Hay una cosa más que debo decirte!-
Quise detenerla, tratando de levantarme.
Su puerta fue abierta, Sachi entró a la casa y se escondió detrás de la misma.
-¡No necesito oírlo! Lo que tengas que decirme...-
Su tono severo disminuyó y, desde la sombra de la sala, me sonrió.
-Dímelo en unos días cuando volvamos a vernos...-
Declaró de forma segura, pícara y dulce.
Mi... mi corazón saltó. Cuando ella adopta esa personalidad, su daño aumenta 100 puntos.
El seguro fue puesto, abandonándome afuera de la entrada profundamente confundido.
Solo pude soltar una risa y rascar mi nuca.
"Las mujeres son problemáticas..."
Dije para mí mismo, sudando frío por las chicas que peleaban por ser mi pareja. Cada una era complicada a su manera. Pero... no podía negar que me emocionaba pensar en las aventuras que nos esperarán durante este nuevo periodo en mi existencia.
Me puse de pie, dirigiéndome de regreso a mi hogar, donde Yumeko, Ren y mi padre están aguardando a que llegue para partir de vuelta a Tokyo.
Limpiaba la suciedad de mi ropa. Disfrutaba la luz del sol que me acaloraba en esta mañana de verano.
Las cosas están cambiando. Yo estoy cambiando.
Jamás me arrepentiré de las decisiones que tomé y que me trajeron a este momento porque... es la primera vez que anhelo con tanto desespero el futuro.
La vida de Akiro Ito ya no es una historia deprimente. Se convirtió en una novela romántica repleta de clichés y heroinas que distan de la perfección.
Sin embargo, esas mismas imperfecciones que se manifiestan en los personajes de la obra son lo que la hacen tan... única...
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Fin del volumen 2.
¡Gracias por leerlo!
¡Ojalá les haya gustado y esperen ansiosamente el volumen 3!
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