Volumen 2. Capítulo 5. Cita con una hermosa princesa.
Después de aquel incidente con Yumeko y Sachi, donde casi quedo sordo tras los constantes gritos de esta última, pude arreglar el malentendido y darme un baño, preparándome para dormir.
Mañana sería un día en el cual tendré mi primera cita con una chica. Y no es cualquier chica. Es una bella extranjera rubia que brilla por su hermosura y personalidad.
Salí del baño y el vapor conmigo. Estaba cepillándome los dientes mientras le mandaba mensajes a Sachi, quien, a pesar de la explicación de los hechos, continuaba preguntándome cosas, en la búsqueda de detalles sobre mi encuentro cercano con Yumeko. También me cuestionó que por qué le digo de forma tan natural por su nombre. Yo me limité a explicarle que ella insistió y no fui capaz de negarme.
¿Por qué actúas así, Sachi? Juro que por un momento pensé que tenías celos aunque sonaba ridículo y descarté esa posibilidad. Sé que soy como tu hermano mayor y temes que me aparten de ti. Pero te prometo que nadie me alejará de tu lado. Siempre serás mi pequeña hermanita.
Tras terminar con la limpieza de mi boca, me acosté en la cama para descansar. Hoy ha sido un día cansado y apenas es el primero de varios, dado que viviré aquí hasta que mi estancia en la universidad finalice.
-Una cita... ¿Por qué estoy emocionado?-.
Me cuestioné al aire, sin esperar una respuesta en concreto.
Soy joven y nunca he tenido novia. Quiero suponer que, para alguien que posee mis características respecto a las relaciones hombre-mujer, es normal aguardar ansiosamente el siguiente día.
Sé que muchos creerán que es un tanto hipócrita que Yumeko y yo salgamos en una cita sin que los sentimientos sean recíprocos. Pero la cuestión es que el tiempo es muy corto como para que sea consciente al 100 de qué puedo sentir por ella.
Por lo pronto admito que es diferente a cualquier chica de mi edad o mayor a mi. Normalmente las personas tienen a ser superficiales y solo fijarse en la primera impresión que los individuos te transmiten. De ese modo deciden si mantener una relación amistosa o no.
En mi caso, desde que tengo memoria, esa ha sido la razón por la cual se me dificulta en demasía formar lazos con otros. Solamente me fue posible con Akina y, bueno, ya vimos cómo terminó eso.
El caso de Sachi fue distinto. Si bien nos conocimos desde pequeños y ella se espantó cuando eso ocurrió, debido a que frecuenté su hogar pudo darse cuenta de que no era una mala persona y poco a poco se acercó a mi. Actualmente la considero la tercera mujer más importante en mi vida, después de mi madre y Aneko, quien, de no ser por ella, ya hubiese cometido muchas estupideces.
Y ahora está el caso de Yumeko, el cual es un enigma total desde que nos conocimos.
¿Cree que soy el príncipe de su historia de amor solo porque no quise coquetearle en nuestro primer encuentro? Suena un tanto ridículo, no obstante... ¿Quién soy yo para juzgar lo que otros sienten? Si algo he comprendido gracias a mi basto conocimiento adquirido al leer cientos de novelas ligeras de comedias románticas, es que el amor labora de maneras misteriosas y no existe una única forma de amar.
Miré fijamente al techo encima mío.
-No soy capaz de amar a nadie si en mi mente sigue el recuerdo de Akina. Aunque...-.
Susurré y, mentalmente, aparecieron las imágenes de dos chicas.
Sachi y Yumeko.
-Supongo que no está mal intentar borrarlo... ¿Cierto?-.
Concluí, sonriendo.
Sé que para Sachi soy su "Onii-Chan". Pero... cuando la vi llorar... mi pecho dolió.
Jamás olvidaré su expresión y temblor en la voz.
Las lágrimas que se derramaban sin parar.
Quiero protegerla.
Pude presenciar de primera mano el daño que puedo causarle a quienes estimo al concentrarme únicamente en mi y encerrarme en mi propia pena.
No cometeré el mismo error dos veces. Seré sincero con Yumeko si es que mis sentimientos no cambian respecto a ella.
No deseo darle ilusiones. La única razón por la cual acepté darle el beneficio de la duda es porque Ren me lo pidió. En parte igual porque no parece una mala chica, al contrario, es el modelo perfecto de esposa que cualquier hombre en Japón pudiese añorar.
-Fufufu. ¿Quién lo diría? Te aseguro que no pensabas que estarías en la antesala de una cita con una linda extranjera ¿Verdad, Akiro?-.
Hablaba conmigo mismo. Ni en mis sueños más delirantes me imaginaba estar en esta posición.
¿Qué planeará Yumeko para nuestra cita? ¿Cómo debería ir vestido? Muchas preguntas abordaron mi mente y lentamente desvanecían el cansancio de mi cuerpo, reemplazándolo por ansiedad que evitaba que conciliara el sueño.
Me levanté de repente de la cama y agarré el móvil.
-¡Debo dar una buena impresión!-.
Levanté la voz, repleto de decisión.
Desbloqueé el teléfono y apreté el contacto de la única persona que podría ayudarme en este momento de crisis.
El timbre de llamada sonó. Me fijé en la hora y decía 10 pm. No quieras hacerte la interesante, sé de sobra que estás despierta.
-¿Qué demonios quieres mocoso? Hoy fue un día cansado y quiero dormir...-.
La voz desde el otro lado contestó, claramente enojada.
-¡Aneko! ¡Cita! ¡Mañana! ¡Ayuda!-.
Balbuceé, sin poder estructurar correctamente la oración.
-¿Cuántas veces te he dicho que pienses antes de hablar? Dicción por favor...-.
Dijo, mientras se escuchaba lo que se asemejaba a un bostezo.
Tragué saliva y ordené mis ideas, al igual que mis palabras.
-¡A-Aneko! ¡Mañana tengo una cita y necesito tu ayuda!-.
Revelé.
-Sí... sí... una... ¿Qué?-.
El cambio en la tonalidad fue identificado, indicándome que si fui oído.
-Akiro, por favor repítelo. Estoy alucinando-.
Pidió.
-Fui invitado a una cita mañana a primera hora por una chica extranjera, quien es mi vecina en el complejo de apartamentos. Ella se enamoró de mi a primera vista y quiere conquistar mi corazón. Pero yo quiero dar una buena primera impresión y requiero tu ayuda porque soy completamente nuevo en el mundo de las citas. No porque me guste ni nada que se le asemeje, sin embargo...-.
Aire y vergüenza son dos cosas que me faltaban en el instante en que expliqué todo el embrollo.
El lugar permaneció en silencio y la respuesta de Aneko no se producía.
-¿Nee-Chan?-.
Intenté llamarla.
-Lo siento. Es solo que... wow... fue un golpe de información demasiado repentino-.
Explicó.
-Déjame recapitular. Tú, quien eres el más virgen entre los vírgenes, enamoraste a una chica sin siquiera cruzar palabra ¿Okey? Y no solo eso, ahora planeas salir con ella a pesar de que te advertí que si herías a terceros dejaría de ayudarte en esta venganza contra Akina. Dime ¿Cuáles son tus intenciones con esa chica? Si estuvieses aquí y me dijeras eso te juro que te apalearía tan fuerte que te olvidarías de que esa muchacha siquiera existió ¿A qué juegas, idiota?-.
Es increíble lo aterradora que Aneko puede ser aún cuando no estamos cara a cara.
-No trato de jugar a nada. Realmente estoy interesado en Yumeko...-.
Confesé.
No es un sentimiento que pueda catalogarse como amor, pero en verdad me interesa como mujer. Tratar de acercarme a ella y conocerla no significa que me haya enamorado de ella. Lo hago porque sería bueno comenzar a formar lazos con otras personas.
-De forma no romántica al menos...-.
Adicioné.
-Comprendo, comprendo. Confío en que no estás mintiendo-.
Respondió.
-Entonces... ¿Me ayudará, Aneko-Sama?-.
Pregunté, reverenciándola y engrandeciendo su ego, tal como a ella le gusta.
-Fufufu. Claro, pequeño súbdito-.
Contestó, regocijándose de su posición de superiora.
-¡Bien! ¡Manos a la obra! Dado que el tiempo no alcanza y tu cita es mañana al amanecer, no indagaré en quién es la muchacha. Haz esto. Mándame foto de tu guardarropa y escogeré el atuendo más genérico posible. Uno ni muy llamativo ni espantoso, como los que sueles usar-.
-El insulto estuvo de más, Nee-Chan-.
-Quejas para a quien le importen. Apúrate-.
¡Ugh! ¡Si no fueses mi hermana ni la persona más aterradora que conozco te juro que me vengaría de ti también!
En fin. Después de convocar a Aneko, procedí a cumplir sus indicaciones al pie de la letra. Esa mujer poco femenina es la indicada a la hora de necesitar una consulta sobre problemas de las personas normales con vida social.
Pasamos aproximadamente dos horas para terminar de elegir el atuendo con el que afrontaría mi cita con Yumeko. Y... siendo sinceros...
-Nee-Chan. Mira que yo no sé de moda ni nada que se le asemeje, pero... ¿Qué demonios es esto?-.
Le cuestioné cuando la ropa que escogió yacía extendida en mi cama.
¡Era horrible! ¡Incluso para mí! ¡Los colores no combinaban!.
Yo no soy experto en citas. No obstante... ¡¿QUIÉN DEMONIOS IRÍA A UNA EN SHORTS DEPORTIVOS Y SANDALIAS?!
-Te lo prometo Akiro. A la gata rompeohogares que interfiere en mi shipp le gustará-.
Informó, tratando de tranquilizarme.
-¿La qué?-.
No entendí lo que dijo.
-Quiero decir que a esa chica le gustará. Te lo aseguro. Tú confía en mi ¿Cuándo te he fallado?-.
¡TUS PALABRAS NO ME INSPIRAN CONFIANZA EN LO ABSOLUTO!
-Ugh... te haré caso-.
Me rendí, no le discutiré porque perdería el tiempo y ya los ojos me pesando a consecuencia del cansancio y desvelo.
-Bien, bien. ¡Cuando finalice la cita espero los detalles! ¡Todos! No pude decirlo porque me concentré en ayudarte, pero... ¡¿CÓMO ESTÁ ESO DE QUE ENAMORASTE A UNA MUJER?! ¡A PESAR DE QUE TIENES A SACH...!-.
Le colgué el teléfono. No estoy de humor para tener esa conversación otra vez. Fue suficientemente cansado explicárselo a Sachi.
-¿Uh? ¿Qué habrá querido decir al final? No la oí-.
Musité. Tuve curiosidad aunque no la suficiente como para volver a llamarla.
Le eché un último vistazo a la ropa antes de acostarme a dormir.
Sostuve mi barbilla un par de segundos, analizándolo.
-Sí, definitivamente no hay manera de que use esto. Prefiero ir desnudo antes que usar esto-.
Concluí, guardándola en la maleta y sacando un pantalón. Lo único que conservé fue la camiseta.
Busqué entre mi calzado hasta toparme unos zapatos de vestir que rara vez he usado.
"Es una ocasión especial... supongo".
Ese pensamiento me abordó. Al tenerlo mis mejillas se sonrojaron.
Sacudí la cabeza e ignoré el calor que surgía desde el centro de mi pecho.
Puse la vestimenta encima del escritorio del cuarto y de ese modo decidí cómo iría a la cita.
En verdad fue una pérdida de tiempo llamarle a Aneko. No obstante, no negaré que extrañaba su voz. Y eso que solo han pasado horas desde la ultima vez que nos vimos.
Para alguien que se identifica a sí mismo como un solitario dependo mucho de Nee-Chan.
El reloj marcaba las 12:30 am.
Yumeko me citó a las 7:00 am.
Procedí a acostarme y admirar el blanco techo.
Miraba a la nada pensando en todo. Mi mente divagaba, siendo ya la costumbre.
Desde el balcón una luz me molestaba al impactarme en el costado del rostro.
Rápidamente me puse de pie y caminé a donde esta se producía.
Abrí la puerta corrediza y de cristal que llevaba a dicho sitio y la atravesé.
Aquel brillo provenía de la habitación donde Yumeko y Ren vivían.
"¿Están despiertos a esta hora? Seguramente es Ren quien se está desvelando jugando videojuegos".
Eso supuse, acercándome al borde del barandal.
Cuando estuve lo suficientemente cerca observé de quién se trataba.
Era Yumeko, quien tenía montones y montones de ropa en el sillón de su cuarto.
"¡CARAJO! ¡SU CUARTO ES EL QUE TIENE EL BALCÓN!".
Grité internamente.
Yo había escogido el principal y al parecer ella también. No era extraño que compartieran características.
-H-Huiré. Es impropio de la gente decente espiar el cuarto de una dama...-.
Susurré, agachándome lentamente y retrocediendo de espaldas en esa posición.
-Ojalá a Akiro le guste mañana cómo me veo y tengamos una cita perfecta...-.
Escuché la voz de Yumeko.
Mi avance se detuvo en seco.
-Mamá, por favor bríndame tu ayuda para conquistar su corazón...-.
Nuevamente habló.
Yo, curioso, me asomé de nuevo.
Ahí estaba ella, juntando las manos y hablándole a una foto en la que ella, y supongo que su madre, se encontraban.
-Tú dijiste que cuando conociera a mi alma gemela sufriría un shock que aceleraría el ritmo en mi corazón. Y eso fue exactamente lo que sucedió cuando Akiro me rescató de caer en la cafetería...-.
Mis mejillas se ruborizaron al notar la expresión soñadora y repleta de alegría en ella.
-Además, él no dudó en ayudarme a recoger mis papeles aún cuando el resto de la gente me ignoraba en la calle...-.
-También fue sincero conmigo... aunque sus palabras me hirieron-.
Se me formó un nudo en la garganta al escuchar aquello. En esa ocasión dejé que mi enojo y frustración me controlara.
-Pero... sé que no es una mala persona. Me lo dice mi corazón. Al igual que yo, trata de contener el dolor de alguna experiencia traumática que sufrió. Lo sé porque yo también estuve a la defensiva muchos años-.
Agregó a lo anterior, captando mi atención y rompiendo ese autodesprecio que sentí al enterarme que la lastimé.
¿Cómo se enteró...? ¿Pudo notarlo sin siquiera conocerme al 100?
-Mamá... si soy sincera con mis sentimientos... ¿Lograré transmitírselos y ser correspondida? No quiero... no quiero perder...-.
Pequeñas lágrimas se deslizaban de sus mejillas mientras Yumeko agarraba la foto enmarcada y la abrazaba.
-Hace mucho tiempo que no esperaba con tanta emoción el mañana...-.
Finalizó.
Yo no fui capaz de seguir espiándola y regresé a mi cuarto.
Cerré la puerta, que separaba mi cuarto y el balcón, cuidadosamente, evitando causar ruido y llamarle la atención.
Yo me mantuve en silencio.
Me acosté en la cama por tercera ocasión. Solo que ahora estaba completamente seguro de que no sería capaz de dormir.
Solamente tenía una opinión sobre lo que presencié.
-Ella... en verdad me ama...-.
Susurré.
A pesar de que nos conocimos hace unas semanas.
Aunque solo sepa mi nombre y seamos completos extraños.
-¿Cómo se supone que le vea a la cara?-.
Cuestioné. Mi cara se enrojecía, aumentando de temperatura.
"¿Así se siente ser amado?".
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A la mañana siguiente.
Estaba de pie, enfrente de la puerta de la casa de Yumeko.
Mi ritmo cardiaco se aceleraba conforme los segundos transcurrían.
De alguna forma me las arreglé para cerrar los ojos en la madrugada y dormir.
Me hallaba en un conflicto interno.
¿Debería tocar la puerta o esperar a que abran?
Justo cuando decidí aproximar mi puño a la puerta para golpearla y avisar sobre mi llegada, el seguro corredizo resonó desde el otro lado.
Detuve en seco lo que estuve apunto de hacer y di un paso atrás.
Mi respiración se agitaba y el sudor se deslizaba en mi frente, al igual que en otras partes que es mejor no especificar.
¿Cuándo fue la última vez que estuve así de nervioso? ¡EN CUALQUIER MOMENTO SE ME SALDRÁ EL CORAZÓN DEL PECHO!
Traté de guardar la cala. Respirar hondo.
¿Qué es lo peor que podría pasar? Es solo una cita entre dos extraños. Podremos ir a cualquier sitio para conversar sobre nuestras vidas. La suya a de ser más interesante que la mía... Nah, detalles.
En fin. La perilla de la puerta se giraba lentamente hasta que el seguro fue retirado.
Lentamente se abría y bisagras rechinaban.
Yo aguardaba ahí, expectante.
Nada me sorprenderá.
Nada me dejará boquiabierto.
¡Estoy preparado para lo que sea que Yumeko planee!
O eso pensaba...
-Ya te dije que sí, Ren. Eres muy molesto...-.
La hermosa rubia salió del apartamento, frunciendo el ceño y regañando a su hermano.
Ella se detuvo cuando notó mi presencia.
¿Y yo? Jajaja... ¡QUEDÉ ESTÁTICO!
No podía quitarle la mirada.
Usaba un vestido largo y azul, para nada extravagante, el cual le llegaba hasta las rodillas. Sin embargo, así sea simple... lucía increíblemente hermosa.
-¿Akiro?-.
Me nombró al percibir mi falta de movimiento. También le sorprendía que estuviese ahí cuando ella dijo que pasaría por mi y no al revés.
-¡AKIRO! ¡MÁS TE VALE CUIDAR A MI...!-.
-¡Cállate!-.
*¡PAM!*
Yumeko cerró la puerta de golpe cuando Ren iba a amenazarme.
-P-Perdón por eso...-.
Se disculpó, apoyándose en la misma.
Nos mantuvimos en silencio un par de segundos.
Ella posó su puño encima del pecho y veía el suelo, sonrojada. Pareciera que esperaba atentamente a que algo sucediera.
Soy un idiota. Obviamente espera que la halague.
Cerré los ojos.
Apreté los puños.
Tragué saliva.
Y... hablé.
-Y-Yumeko...-.
La nombré.
La susodicha volteó a verme.
-T-Te ves realmente hermosa con ese atuendo... tanto que me quedé sin palabras-.
Mi opinión fue comunicada tras el esfuerzo que puse en expresarla.
-¿Eh? M-Muchas gracias, t-tú también te ves muy bien, Akiro...-.
Respondió, sonrojándose en demasía mientras cerraba su puño y celebraba para sí misma.
Claramente me di cuenta de ello.
Ambos desviamos la mirada a un costado, emanando vapor de la cabeza.
-¡U-Ujum!-.
Ella aclaró su garganta.
-Tengamos una cita maravillosa, Akiro-.
Dijo, sonriéndome.
Suspiré.
-Estaré a tu cuidado, Yumeko-.
Contesté.
De repente enlazó su brazo al mío.
-¡¿Q-Qué...?!-.
Salté de la impresión y estuve por reclamar. Pero...
-¡Sígueme! ¡Hay muchos lugares que quiero visitar contigo!-.
Declaró felizmente.
No fui capaz de llevarle la contraria...
Y de ese modo, la cita entre Yumeko y yo dio inicio...
*¡LAS IMÁGENES EN LOS CAPÍTULOS SON EDITS, CORTESÍA DE AlphonseMondragon!*.
*¡CRÉDITOS A SUS RESPECTIVOS AUTORES!*.
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