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Volumen 2. Capítulo 2. La princesa tsundere que sueña con su príncipe.

Yo, Akiro Itō soy un hombre. Y como hombre tengo instintos básicos así como miles de años de costumbres y comportamientos que se me han compartido desde hace muchas generaciones.

Por lo que... ¡NADIE ESTÁ EN POSICIÓN DE JUZGARME!

-¡Mi príncipe!-.

-¡Deja de llamarme así!-.

¿Recuerdan a la princesa tsundere de la que se habló en capítulos anteriores? Pues regresó. Pero ahora mucho, pero mucho, menos tsun.

Ella me está abrazando fuertemente, aplastando mi rostro en su pecho casi desnudo mientras el aroma a rosas se impregnaba en mi cuerpo y la sangre se me subía a la cabeza, tanto que poco a poco se filtraba de mi nariz.

No resistiré más. El sangrado nasal viene en camino.

Estoy tan sonrojado que si se me comparase con un tomate juro que le ganaría por paliza.

La falta de aire está provocando que divague y piense en estupideces. Por favor que alguien salve a esta pobre alma.

¡Es demasiado para mi! ¡Soy un chico virgen el cual ha sido capturado por una belleza extranjera! ¡SI NO CONTENGO LA PERVERSIÓN MI REACCIÓN FISIOLÓGICA NORMAL EMPEORARÁ LA SITUACIÓN!

Volteé de reojo a donde Ren observaba fijamente la situación. Una vena se le marcó en la frente. Sin dudas estaba enojado.

-Nee-Chan...-.

Por fin habló. Creí que moriría ahogado en esta suave almohada.

Coleta simplemente ignoró el llamado y presionó con mayor fuerza mi cara.

Auxilio...

Moriré...

Sin embargo... hay peores formas de abandonar el mundo terrenal...

Mamá...

Papá...

Aneko...

En mi tumba quiero que queden grabadas las palabras "Vivió como un muerto. Murió lleno de vida".

-¿Te haz dado cuenta de que solamente vistes la toalla?-.

Watanabe reveló ese detalle que no parecía importarle a mi captora. O eso creía.

Los ojos de ¿Yumeko? No recuerdo si ese era el nombre correcto, tampoco tuve las ganas de recordarlo en nuestro primer encuentro, se abrieron totalmente.

Agachó la cabeza ligeramente, mirándome con la nariz torcida y chocando con su esternón. Yo moví los ojos para que hagamos contacto visual.

Me limité a posar los brazos detrás mío. No quiero tocar nada con lo que después se me pueda catalogar como acosador.

El rubor de la tsundere no tan tsundere que solamente se había posado en las mejillas fue aumentando progresivamente hasta cubrir la totalidad de su cara.

Rápidamente me soltó, empujándome.

Mi espalda chocó en el respaldo acolchonado del sillón, por lo que no fue doloroso. Uno acostumbrado a leer novelas ligeras en las que se relatan miles de situaciones de esta índole estaría agradecido de que no sufriera daño alguno. Normalmente las chicas en situaciones así, al menos en la ficción, acostumbran a golpear al chico y gritar "¡PERVERTIDO!". No fue el caso ahora.

En fin. Yumeko dio varios pasos hacia atrás, acrecentando la distancia entre su cuerpo húmedo, al igual que la toalla que lo cubría, y yo.

Ren se frotó los párpados. Era claro su cólera e irritación.

-Nee-Chan, ve a tu cuarto y vístete. Estás incomodando a nuestro nuevo vecino-.

La seriedad con la que dijo aquello intranquilizaba este pobre cuerpo escuálido. De recibir un golpe de ese chico rubio y fresco, quien se nota que le da duro al ejercicio, sin dudas me mataría.

Haré lo que mejor hago... guardar silencio y aguardar a que mi presencia desaparezca tanto que no sea percibido por quienes me rodean.

Que listo que eres Akiro.

-T-Tienes razón... p-perdóname, Akiro. No quiero que pienses que soy una exhibicionista...-.

Tierna... la manera en la que luce ahora es simplemente adorable. Su vocecita y su mirada que evitaba chocar con la mía aumentaba los niveles de azúcar en sangre.

¡Deshazte de esos pensamientos! ¡Debo recuperar la cordura!

Tras sacudir la cabeza varías veces deseché lo que había dentro de ella.

-N-No te preocupes... pero por favor... ponte ropa... mi corazón no soportará mucho tiempo-.

Respondí sinceramente. Siento que se me saldrá del pecho de tantos latidos que está emitiendo en periodos cortos.

Ella lucía impresionada por mi respuesta.

¿Qué diablos ocurre?

-Hehe...-.

¿A qué viene esa risita?

De repente fue a su habitación dando saltos como una alegre conejita que ha conseguido zanahorias.

Tras el sonido de la puerta cerrándose por fin pude respirar debidamente.

Esa fue una emoción demasiado intensa para este virgen.

En serio ¿Quién se hubiese imaginado que, justamente en este edificio y ciudad tan grande, me toparía con la chica loca que quiso matarme por insultarla luego de ayudarla? Si esto fuese una novela ligera de comedia romántica lo entendería. Sin embargo, esas cosas se quedan en las obras de ficción, no pasan en la vida real.

Me acomodé nuevamente en el asiento, desparramándome en él.

La sangre poco a poco regresaba al resto de mi cuerpo después de ese subidón a la cabeza.

Tragué saliva, lo cual fue un grave error. ¿Por qué? Se preguntarán. Sencillo. El plan era permanecer en silencio para no ser objeto de interrogatorios y ser percibido. No importa lo pequeño que sea el ruido. Si existe quién lo escuche, el silencio se rompe.

Eso trae a mi memoria aquel cuestionamiento filosófico que años atrás plantearon en clases. "¿Hace ruido un árbol al caer si nadie está ahí para escucharlo?".

Si nos guiamos por el pensamiento humano normal uno podría responder que no dado que si no hay quien escuche algo es imposible saber que ese sonido siquiera se produjo. No obstante, desde el punto de vista científico, la respuesta es sí porque al caer el árbol producirá ondas sonoras, las cuales son el método en el que sabemos que algo produce ruido.

Un momento ¿Por qué diablos pienso en eso ahora? ¡Una chica acaba de restregarme los pechos en la cara! Más o menos ¡Debería estar disfrutándolo!

Aunque... me era imposible gracias a que Watanabe posaba su mirada en mi.

Si las miradas mataran. La suya sería un cuchillo que me apuñala repetidamente sin cesar.

Supondré que se debe a un malentendido y solamente se preocupa por su hermana. No todos los días llega un extraño a tu hogar y una miembro de tu familia lo recibe en paños menores. Limitaré movimientos y palabras, ignorándolo hasta que la presión alrededor desaparezca paulatinamente. Es imposible mantener tal nivel de furia sin que se te salgan los ojos de las cuencas.

-Akiro...-.

Y se fue al diablo el plan. Dijo mi nombre con la clara intención de hablar conmigo.

Quisiese decirle "Akiro está en fuera de servicio. Deje su recado" o fingir lag a consecuencia de fallas en el internet. Pero eso no sirve en la vida real. Tal vez en llamadas o clases en línea.

-¿S-Sí, Ren?-.

Volteé temeroso a su dirección, viéndolo por el rabillo del ojo.

-Soy Watanabe-Sama para ti ¿Entendiste?-.

¡¿Dónde acabó el amable sujetó que me recibió en la puerta?! ¡No queda ni un ápice de él! ¡El actual emana esa maldita aura de desprecio que tanto me aterra! ¡Es idéntico a Aneko!

Quiero llorar. Cuando por fin pensé haber encontrado a mi alma afín con quien compartir el gusto a los videojuegos el universo intervino y me lo arrebató. Es como si dijera "No mereces tener amigos. Tu destino es ser el solitario anciano de los gatos que morirá comido por ellos de un infarto a los 90 años".

Okey eso fue demasiado tétrico y específico. Pero entienden el punto.

-H-Hai...-.

Solamente asentí, evitando contacto visual y desistiendo de dialogar. Esos ojos verdes se encendieron cual llamas ardientes y no soy quien para enfrentarme a ellos. Soy un simple mortal.

No soy el tipo de persona que le encomienda todo a un dios. No obstante... si estas ahí, Kami-Sama... sálvame. Permíteme salir vivo de este departamento y no en pedacitos como en las series de yakuzas.

-¡Perdón por lo de antes! Es que... me emocioné al encontrarte de nuevo, mi príncipe-.

De pronto salió Yumeko de la habitación. Vestía ropa de estar en casa. Una camisa rosada ligeramente holgada al igual que un pantalón pijama que combinaba con el color de la prenda anterior. Su cabello todavía mantenía esa coleta amarrada de con aquella scrunchie azul. O dona para el cabello si es que así la conocen.

Sobra decir que no recibió respuesta alguna de parte mía. El pesado ambiente aplastaba mi espalda, tanto que incluso fui inclinado adelante.

-¿A-Are? ¿Por qué mi hermano luce así de molesto? Jamás había conocido ese lado suyo-.

¿Nunca lo haz visto enojado? En definitiva estoy muerto.

No recuerdo quién fue el que dijo que le debes temer a la furia de una persona calmada. Pero en definitiva ese era el caso aquí.

Él se puso de pie, impulsándose con las rodillas.

-Akiro. Por favor acompáñanos al comedor. Supongo que estás hambriento. La comida fue preparada y sería descortés no invitarte a unírtenos-.

Esa propuesta lucía tentadora... ¡NO SOY IMBÉCIL! ¡LE PONDRÁ VENENO A LA COMIDA!

-N-No tengo hambre...-.

Contesté, desviando la mirada y rascando la nuca. Demonios, cada palabra salida de mi boca son gritos de auxilio.

-Es grosero rechazar comida-.

No escaparé. Él insistirá.

-¿E-En serio no quieres comer, Akiro? Y-Yo lo cociné y sería muy feliz si lo probaras...-.

Yumeko, en verdad no estás ayudando. Casi que prefiero a la versión tsundere que conocí la primera vez. Al menos esa evitaría que permaneciera a su lado y ya me hubiese echado del apartamento.

La miré de reojo y ella posó ambos óralos en su espalda. Me veía en cortos lapsos en busca de la respuesta deseada.

Esa maldita cara llena de ilusión está a punto de causar que ceda y así emprender el camino a la muerte.

El día en que me despedí de ella prometí no volver a ayudar a una cara bonita porque son las peores.

Jeje... Akiro del pasado... eres libre de asesinarme por incumplir ese juramento.

-D-De acuerdo...-.

El blanco y fino rostro de la rubia se iluminó. Incluso abrió la boca y dibujó una hermosa sonrisa de comercial. O sea, enseñando los dientes delanteros.

Corrió a dónde yo yacía sentado y me jaló del brazo, parándome con suma facilidad.

¿En serio soy tan enclenque?

-¡Vamos! ¡Te prometo que será la mejor comida del mundo!-.

Fui llevado a rastras hasta la mesa.

Ren, digo, Watanabe-San no parpadeo ni una vez durante mi transcurso al comedor. Esos ojos vacíos que juzgaban lo profundo de mi alma eran sencillamente aterradores. Sin dudas él y Aneko se llevarían bien. O quizás no, dicen que si dos personas se parecen es probable que terminen odiándose al no soportar otro individuo de las mismas características. Peor si se trata de dos que comparten esa aura negra y atemorizante.

En fin. Es hora de almorzar.

¿A qué sabrá el veneno? Solo espero que sea Yumeko quien sirva mi plato. Espiaré desde aquí a la cocina en busca de irregularidades en el manejo de los alimentos. No quiero morir todavía... ¡NO SIN VENGARME DE AKINA!

Minutos después.

Y aquí yacía. Sentado con un plato repleto de carne, ensalada de verduras y lo que creo que era alguna clase de pasta debajo de mi nariz.

Todo calculado en porciones suficientes y, a los lados del plato, estaban dos tenedores y un cuchillo de dientes estilo serrucho.

¿Por qué dos tenedores? Ni idea.

El olor era maravilloso y delicioso. El término de la carne dejaba ver jugos escurriéndose cuando se le presionaba con el tenedor y el aderezo de la ensalada hacía brillar la lechuga. La pasta cremosa empapaba el plato.

Demonios, el estómago me rugirá. No lo negaré, luce realmente apetitoso.

¡Oh! ¡Casi lo olvido! ¡TAMBIÉN TENÍA A YUMEKO AL LADO ABRAZANDO MI BRAZO MIENTRAS INTENTABA DARME DE COMER!

-¡Vamos Akiro! Di "Ah~"-.

Coleta, en serio, empeoras la situación. Deja de presionarme el trozo de carne en la mejilla.

Watanabe-Sama miraba desde el asiento de enfrente. Esos ojos inyectados en furia no abandonaban dicho estado. Podría jurar que no ha parpadeado en aproximadamente 10 minutos. Debe ser un récord mundial.

-Lamento si me entrometo en... "esto", Nee-Chan. ¿Podrías comentarme de dónde se conocen?-.

Ren rompió el hielo, señalándome fijamente con el dedo índice.

Es grosero que se te apunte. Aunque claro, no seré quien le reclame.

-¡Es mi príncipe! ¡Te lo conté la semana pasada!-.

¿Cómo es que puede decirlo tan confiada y sin pizca de duda? ¿Y a qué diablos te refieres con "Mi príncipe"? ¡Soy un mero bastardo sin linaje real! ¡La sangre azul no corre por mis venas!

-Eso no explica absolutamente nada, Yumeko-.

En eso concuerdo. Al menos quiero saber el contexto de lo que se me acusa antes de que Ren tome mi vida.

La frustración y cansancio que reflejaba el hermano de esta chica melosa fue tal que hasta sentí pena por él.

-Te refieres al chico que conociste en Chiba cuando fuiste a visitar a papá ¿Estoy equivocado?-.

-Es correcto-.

Tras aquella pregunta Yumeko asintió, desistiendo de alimentarme.

-Es... inesperado cuanto menos. Imaginar que de todos los posibles hombres que podrías conocer en esa ciudad fuese uno de mi edad, el cual entrará a la misma universidad que yo. Y si no es suficiente también vivirá aquí. ¿Qué maldita coincidencia es esta?-.

Esa risa de incredulidad que acompañó al final de su autoreflexión lo decía absolutamente todo.

-¡Sí! ¡¿Verdad?! ¡El destino trajo de regreso a mi alma gemela!-.

¡Deja de celebrarlo! ¡No estoy de acuerdo con obtener dicho título! ¡Ni siquiera recordaba tu nombre hasta hace minutos!

-Luces visiblemente incómodo. ¿Acaso no te sientes halagado de que una hermosa chica como ella te abrace?-.

Esa aguda mirada y perspicaz interrogante erizó cada pelo de mi cuerpo.

-¿No te gusta?-.

Yumeko. Si continúas mirándome de ese modo sufriré un subidón de azúcar.

-N-No es que me resulte desagradable ni nada por ese estilo. Es solo que... no soy bueno manejando las interacciones entre miembros del sexo opuesto-.

O entre nadie en general pero no buscaba lástima de él.

-Perdón...-.

Mi brazo fue soltado y recibí una disculpa.

-Yo... me emocioné mucho porque desde el día que nos conocimos no he dejado de pensar en ti. Me prometí encontrarte tan pronto el siguiente periodo vacacional diera inicio. No obstante... viniste aquí...-.

-No lo comprendo-.

Me limité a susurras ante la explicación de la rubia.

-Nee-Chan. Permíteme diez minutos. Deseo conversar con Akiro-.

Ren se percató de mi estado y pidió un momento a solas conmigo.

Eso es o muy bueno o muy malo.

-¿Eh? ¿Por qué?-.

-Plática de hombres. No lo entenderías. Además, debes prepararte para salir. Tus cursos de verano comenzarán en media hora-.

-¡Cierto! ¡Gracias a que encontré a Príncipe-Sama lo olvidé!-.

Ella rápidamente se puso de pie, abandonando el asiento.

Agarró la mochila en el sillón individual adyacente al destinado a tres personas.

-¡Hasta luego, Akiro! ¡Te veré cuando vuelva!-.

Se dirigió a la puerta en un abrir y cerrar de ojos, abriéndola.

-Y podremos ir planeando la boda-.

Antes de cruzar e irse me guiñó el ojo. También mandó un beso el cual golpeó mi mejilla. Al menos en mi imaginación.

¿Qué rayos le sucede? ¿Boda? ¡A penas cumplí 18 años!

Sudé frío y este mismo sentir se propagó a lo largo de mi espalda.

Sabía que cuando esa puerta se cerrara Ren me asesinaría. Tiene escrito "Siscon" en la cara.

¡No quiero robártela! ¡Ni siquiera sé por qué se le metió la idea del matrimonio!

Ayúdame, Dios de las comedias románticas.

Giré lentamente la cabeza al silencio y expectante verdugo a escasos centímetros de donde yo yacía sentado.

Escapar está fuera de discusión ¿A dónde iría?

-Cuando llegó a nuestra casa en Chiba, emocionada por tener su encuentro predestinado... en serio fue sorpresivo-.

¿Eh? ¿Ya inició la explicación? ¡No perderé detalles!

-Sé que es extraño que lo diga. No obstante... les deseo la mejor de las suertes-.

-¡Un momento!-.

Interrumpí esa tontería ¿Qué mierda?

-¿Uh? ¿No te gusta Yumeko?-.

-¡Claro que no! ¡Ni recordaba su nombre! ¿Cómo se supone que me case con ella?-.

-¿Are?-.

¿Por qué pareces extrañado? ¡Es sentido común!

-Es la primera vez que un chico que se acerca a Yumeko no trata de enamorarla...-.

Ren, sé que lo murmuraste pero te escuché. Estamos a 30 malditos centímetros de distancia.

-Sí. Escuché de ella que normalmente los chicos que fingían amabilidad siempre querían enamorarla. Fue una de las cosas por las que se quejó el día en que la conocí. No obstante, juro ante cualquier autoridad, que ese no es mi objetivo-.

Debo aclarar el asunto y mis intenciones antes de que ese problema escale de categoría.

Analizó cada zona de este escuálido cuerpo.

-Sí. No desprendes esa aura pervertida del resto-.

Al no hallar lo que fuera que buscara se cruzó de brazos y suspiró pesadamente.

-Ese es el motivo por el cual no estoy en oposición. Eres libre de conquistarla. No te considero una amenaza a la integridad de Nee-Chan-.

-¡Y dale con eso!-.

¡¿Por qué ambos hermanos son tan malditamente necios?!

-Ren. En serio. No estoy enamorado de Yumeko. No entiendo por qué dice que soy su príncipe y eso. Yo solo la ayudé cuando necesitó una mano. Ella quiso recompensarme con un café y exploté cuando intentó culparme de seducirla. Después de que tratara de huir casi se cae de espaldas y la detuve. ¡Eso es todo!-.

Le informé de los hechos según mi perspectiva. Me desespera que él se haya tragado el cuento del príncipe y la princesa. ¡No hay nada romántico en mis actos!

-¿Así son las cosas? De acuerdo-.

¡Al fin! ¡Aleluya!

-Sin embargo... debes decírselo a Yumeko. No a mi-.

Y el ánimo de que por fin haya entendido el mensaje se desvaneció tan rápido como apareció.

-Ugh... n-no lo sé... hablarle a las mujeres jamás ha sido algo que caracterice a Akiro Itō...-.

-¿Por qué hablas en tercera persona?-.

-Necesito la opinión de un experto y yo soy mi único amigo-.

Acabo de decir algo completamente deprimente.

-Te daré un consejo. Antes que nada permíteme preguntarte ¿Tienes pareja?-.

Genial. Ahora le gusto al hermano.

-Te pido por favor que no imagines estupideces-.

¿Qué rayos? ¿Lee mentes? A ver ¿En qué número pienso?

-No. Soy soltero. Recién dije que no se me da bien hablarle a las mujeres-.

Limité la respuesta a revelar esa minúscula información. No había razón de mencionar a Akina o Sachi.

-Entonces no habrá nada que detenga a Yumeko. Ella intentará conquistarte-.

-¿Eh?-.

¿O sea que si respondía de manera afirmativa me libraba de este asunto?

-Yumeko ha sido pretendida muchas veces por tipos con novias. Es imposible negar que es hermosa. Sin embargo... eso le ha traído infinidad de problemas. Razón por la cual es pintada de roba novios a pesar de que no le de bola a ninguno de ellos-.

¿Roba novios?

-No lo malentiendas. Ella jamás ha hecho nada de lo que pueda arrepentirse. Simplemente los chicos a los que ha rechazado crean rumores alrededor de ella para no revelar que fueron bateados y quedar bien. Yo confío plenamente en su palabra y te aseguro fervientemente que no hay nada que le importe menos que el amor. O eso fue lo que creía hasta que te conoció-.

¿Por qué me pintan como el héroe de la historia? Yo solo aparecí como un extra en su vida.

-Los rumores son una mierda...-.

Si algo conozco es el potencial destructivo que poseen los rumores. Tanto en un grupo de amigos como en seres individuales.

Amistades rotas.

Reputaciones deshechas.

Lo he vivido en carne propia.

Yo no juzgaría a nadie si lo único conocido son los malos comentarios. La gente debe formar su propia percepción.

Volviendo a la conversación...

-Aunque... no haz explicado el tema del "Príncipe"-.

Adicioné lo que tanto carcomía mi curiosidad.

-No es fácil de explicar-.

-Simplifícalo-.

No evadirás este asunto. Me concierne y no te dejaré huir.

Él se rascó la nuca y se acomodó en la silla.

-Es... tonto-.

Fue lo primero que salió de su boca.

-Dudo que lo sepas dado que tu padre y el mío no son tan cercanos como uno imaginaría. Es extraño que jefe y empleado se compartan secretos o información personal-.

El semblante serio en su rostro hizo que me aferrara a los reposabrazos.

-Mi madre... falleció hace 15 años-.

El silencio que cayó tras aquella confesión fue brutal.

¿Qué contestas ante tal noticia siendo completamente ajeno?

-Mamá y Yumeko eran muy cercanas... yo casi no la recuerdo porque a penas era un niño de tres años. Las memorias a esa edad son muy escasas-.

-Pero... por lo que nuestra cuidadora nos contó...-.

Parece ser duro. La duda no me permite detenerlo.

-Ambas compartían mucho tiempo juntas. Papá trabajaba desde las mañanas hasta caída la noche-.

-Algo que resaltaba nuestra niñera fue que, antes de que Yumeko durmiera, mamá le contaba historias de princesas que aguardaban en el castillo en busca del día en que llegara el príncipe que la salvara y pudiesen amarse eternamente-.

Creo que ya sé a dónde se encamina esto.

-Esas historias... cuentos... eran el vínculo entre madre e hija. Tanto así qué todavía los conserva en el estante de su habitación-.

-Yumeko negaba que algún día llegara su propio príncipe. Supongo que conociste esa actitud tsundere en ella ¿Verdad?-.

Me limité a asentir.

-Pues lo que en verdad quería era encontrar al verdadero amor del que tanto leyó-.

-Mamá le decía que si no era sincera con lo que sentía podría ahuyentarlo. En esos tiempos el término "Tsundere" se popularizaba. Así que la apodó como "Princesa Tsundere"-.

Oh, le atiné al apodo.

-No obstante... el día llegó. Mamá era muy propensa a enfermarse. De hecho, prácticamente se la vivía en casa debido a ello. Los trabajadores monitoreaban su salud-.

-Falleció... el día del cumpleaños de Yumeko...-.

Mierda... el corazón me duele.

-Quiso darle un último regalo. Un último cuento. Pero nunca lo abrió. Hasta el día de hoy ese regalo envuelto sigue sin abrirse-.

Levantó la cabeza. Los ojos cristalinos rompían mi coraza.

-Sé que es raro que le cuente esto a quien recién conozco. Pero sin esta información probablemente no entiendas la magnitud de preocupación que le tengo a mi hermana-.

-No es molestia-.

Las palabras no salían. Quise pedirle que se detuviera.

-A partir de ahí... nuestra familia se rompió-.

-Papá entró en depresión y le cedió nuestros cuidados a los trabajadores de la casa-.

-Nee-Chan perdió a ambos padres ese día, tuvo que ser fuerte. Se mantuvo serena y se dedicó a cuidarme. A pesar de que ella era quien más sufría en silencio...-.

-Con tal de que yo no sufriera la falta de amor que traía consigo el no tener tanto a mi figura materna y paterna, permitió que el dolor la consumiera poco a poco-.

-Fingía estar bien...-.

-Es por eso que odia tanto la palabra Tsundere. Porque ella actúa de ese modo como método de defensa. Por dentro... es tan frágil. Semejante al cristal-.

-Y que le echen en cara que no es sincera le recuerda la razón por la cual evita enseñar lo que tanta pena le trae-.

Mierda. Ahora me siento mal al llamarla así cuando nos conocimos.

-Desde que tengo memoria nunca conocí a la Yumeko afectiva y apegada a alguien que no fuese yo. Ni siquiera con papá, al cual le guarda odio por abandonarnos-.

-Hasta el día en que te conoció-.

¿Qué pude hacer para que eso cambiara?

-Ella volvió a casa sonriendo enormemente. Decía a los cuatro vientos "¡Lo hallé!" Sin que nadie pudiese silenciarla. Cuando le pregunté a qué se refería ella solo respondía "¡A mi príncipe!" Y en vez de resolver las dudas creaba más-.

-No me cabe en la cabeza. En serio ¿Por qué cree que ha encontrado en mi eso que tanto anhelaba?-.

Esa interrogante resuena dentro mío.

-Porque mamá le dijo que el día que conociera al amor de su vida este le haría experimentar un shock en todo el cuerpo. Supongo que en algún instante que pasaron juntos lo sufrió-.

-Cuando la rescaté de caer...-.

Demonios. Tal vez fue ahí. Porque me miraba fijamente y balbuceaba palabras que ignoraba al esforzarme en no dejarla caer al suelo.

-Nee-Chan, a pesar de ya casi cumplir 21 años, sueña con ser una princesa. A quien la salve un príncipe y vivan felices por siempre, disfrutando el mutuo amor. Y eso lo encontró en ti, según su percepción. Dudo que puedas evitar que lance la carne al asador estando así de segura de por fin alcanzar su propia resolución-.

¿En qué clase de problema acabo de meterme?

Una chica soñadora que se enamoró a primera vista.

Suspiré, cansado.

Mucha información a procesar.

-Sé qué tal vez no sea recíproco ese sentir. Pero, por favor...-.

Ren se levantó y paró a mi costado.

-¡No lastimes a mi hermana! ¡Quiero que ella sea feliz!-.

En posición de dogeza, externo esa solicitud, derramando lágrimas que caían al suelo debido a la gravedad.

-Oye. Es incómodo-.

Opiné. No sé a qué clase de enfermo le agradaría que haya gente a sus pies.

-¡Por favor, Akiro! ¡Prométeme que al menos la conocerás! ¡No la rechaces antes de siquiera intentar que te enamores de ella!-.

-¡G-Guarda silencio! ¡Haces mucho escándalo!-.

-¡Promételo!-.

-¡No puedo prometerlo! ¡Eso es ajeno a mi y no sé cómo reaccionar a una chica queriéndome conquistar! ¡Jamás le gusté a nadie!-.

-¡Promételo!-.

-¡No!-.

-¡Promételo por favor!-.

-¡Imposible!-.

-¡Te lo ruego!-.

El volumen aumenta. La garganta me duele.

Debo mantenerme inquebrantable hasta el final. De decir que sí solo me apretaría la soga al cuello.

-¡Jamás he visto así de feliz a mi hermana! ¡Por favor!-.

-¡Ugh! ¡DE ACUERDO! ¡LA CONOCERÉ PERO NO PROMETO ENAMORARME DE ELLA!-.

Yo, que tengo una hermana, también haría hasta lo imposible para verla feliz. ¡SE ME COMPLICA NO EMPATIZAR!

-¡Gracias Akiro!-.

De repente se levantó y me abrazó, pegando su cara llorosa moqueante y llorosa a mi camisa.

-¡O-Oye! ¡No seas asqueroso!-.

Lo separé, empujándolo.

¿No tratabas de matarme hace 20 minutos?

-Espero... que Yumeko consiga enamorarte. Me agradas, Akiro-.

Desde el suelo, Ren habló.

-No te esperances mucho-.

Fruncí el ceño.

-Tal vez... ella sea lo que tanto deseas conseguir...-.

Lo dudo. Porque lo que yo quiero no es una relación...

Quiero venganza...

No obstante, no usaré a Yumeko. Recién lastimé a Sachi.

Sería tan sencillo seguirle el juego a Yumeko y ser su novio, y así presumírselo a Akina. Pero...

"-Si planeas seguir hiriendo a terceros por los deseos de venganza no formaré parte de ello. Ya no te ayudaré-".

Tarde o temprano la verdad saldría a la luz y heriría a una chica de por sí rota.

No... eso no es lo que Akiro haría.

No es lo que yo haría...

Me vengaré bajo mis propios términos...

Sin que nadie, a excepción de mi, sufra.

-Por cierto. Yumeko posiblemente querrá una copia de tus llaves ¿No hay problema en que las saque?-.

¿Qué? ¿Copias de llaves para Yumeko?

-Cuando dije que lanzará la carne al asador, me refiero a toda-.

De repente se acercó a mi luego que que yo me pusiera de pie al abandonar mi asiento por la impresión.

Posó un dedo en mi pecho, justo donde se ubica el corazón, y dijo...

-Sé que Yumeko podrá enamorarte-.

Repito ¡¿EN QUÉ CLASE DE PROBLEMA ACABO DE METERME?!

*¡LAS IMÁGENES EN LOS CAPÍTULOS SON EDITS, CORTESÍA DE AlphonseMondragon. !*.

*¡CRÉDITOS A SUS RESPECTIVOS AUTORES!*.

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