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Volumen 1. Capítulo 8. La cuenta regresiva ha dado inicio.

Me encuentro sentado en la sala mientras el corazón me late a mil por hora. Al lado mío estaba cierta bella chica de cabello negro y corto que se acercaba peligrosamente al transcurrir de los segundos. Juro que el contacto piel con piel de nuestros hombros hace que los pelos se me pongan de punta y la piel de gallina.

Ella escribía sonrientemente en su libreta y yo solo desviaba la atención a otra cosa. Su brazo se entrelazaba al mío sin intención de soltarme o separarse.

Que empalagosa. No puedo dejar de fruncir el ceño.

No me sentía nervioso por la presencia tan sofocante al costado. Sé que la reacción común un normie sin experiencia en el trato a mujeres como yo sería la de alguien que exudaría vergüenza y cientos de sonrojos por el simple hecho de estar demasiado cerca de una bella mujer. Sin embargo, ese definitivamente no era el caso ahora.

La razón de la reacción es... Que es idéntica a ese espécimen llamado Akina, de quien deseo vengarme o, en el peor de los casos, olvidar.

Y es obvio que se parezcan. Son hermanas al fin y al cabo.

La única diferencia a resaltar radica en la longitud del cabello. Akina desde secundaria lo ha dejado crecer, contrario a Sachi, quien lo corta cada que lo ve largo.

-Akiro-Nii-.

Ugh. Esos malditos recuerdos regresan a mi cabeza y se deshacen de la poca tranquilidad mental que recuperé apenas ayer y hoy. Son iguales y al ser ese el caso se me imposibilita no rememorar los momentos que Akina y yo pasamos juntos desde la primaria.

Es como verla nuevamente antes de que "Eso" ocurriera.

-Akiro-Nii-.

Sachi. ¿Por qué demonios viniste? ¿Acaso no sabes el daño que me causa verte aquí? No, no hay forma de que lo sepa. Espero mucho de esta tonta.

Comencé a frotarme los ojos. La cabeza siento que va a explotarme.

-¡AKIRO-NII!-.

Sachi soltó un grito y me sacudió el brazo derecho vehementemente, sacándome de mi burbuja.

-¡¿Eh?! ¿Qué pasó?-.

Observaba sus labios moverse, pero no la escuchaba hasta que levantó la voz. Tiendo a perderme en mi subconsciente más de lo que debería. Mala mía.

-Estás muy distraído Akiro-Nii. Sé que soy hermosa y tus impulsos de hombre te impiden mantener la cordura en mi presencia. No obstante, preferiría que subiéramos ese escalón cuando sea mayor de edad-.

Aquí vamos de nuevo.

Esa niña tiene una lengua demasiado afilada y el talento natural para hacer que me enoje debe estar dentro de las habilidades más rotas en el mundo terrenal.

Por fuera luce como una dulce e inocente adolescente que no rompería ni un plato, sin embargo, yo la conozco.

¡ES EL DEMONIO!

Ya he perdido la cuenta de cuántas veces me ha molestado y humillado enfrente de Akina o sus padres.

Es como si todo lo malo del mundo se almacenara en dos individuos y estos tuvieran una hija.

Chasqueo la lengua y expreso desagrado.

-Ni que tuvieras tanta suerte, mocosa-.

Respondí cortante. A diferencia de antes, ahora no debo comportarme dulce y sereno. Ya no estoy obligado a caerle bien a su hermana y padres.

-¿Ah...?-.

Parece que la sorprendí. Perdón, no soy el mismo. Estoy en la etapa del desarrollo de personaje.

-¡Que cruel! ¡¿Todavía te doy el honor de hacerte compañía y me hablas así?! ¡Malagradecido!-.

Jajaja siento que la vena en mi frente se saltó mientras me pellizca en el hombro haciendo pucheros.

-¿Te recuerdo quién fue la que se coló a la casa a pesar de que específicamente le pedí largarse? Te daré una pista. Se trata de cierta mocosa tonta que está cerca de reprobar matemáticas y vino llorando por ayuda. ¿Sabes quién puede ser?-.

Escupo veneno y sarcasmo palabra a palabra.

-Ugh...-.

Ella agachó la cabeza e infló sus mejillas sonrojadas, aguantando las lágrimas de molestia y frustración.

Uh... Le golpeé justo en el orgullo. Disfrutaré esta pequeña victoria.

Bueno estimados lectores de mi tragicómica vida, supongo que se estarán preguntando por qué estamos envueltos en esta situación.

La respuesta es simple.

Cuando yo era pequeño... ¡Broma!

Horas antes.

-¡Me lastimaste la nariz, Akiro-Nii! ¡Akiro idiota!-.

La belleza enfrente mío se cubrió la nariz, haciendo mueca de dolor.

Ella... Ella no es Akina.

-¿Q-Qué haces aquí, Sachi?-.

Se trataba de Sachi Takahashi...

¡SU HERMANA MENOR!

He aquí una visita inesperada.

Tragué saliva y la mano que sostenía la perilla tembló.

-¡¿Por qué cerraste la puerta de golpe?!-.

Seguía reclamando. Esa voz chillona es sin duda la de Sachi.

-Por el mismo motivo que lo haré otra vez. ¡Adiós!-.

Rápidamente empuje la puerta, tratando de cerrarla e impedir que ese bicho se cuele a mi hogar. No obstante, no lo conseguí.

-¡Deja de ignorarme!-.

Ella puso se deslizó hacia adentro antes de que reaccionara.

*¡PAM!*

La puerta se selló, dejándome a merced de la chica de mis pesadillas.

Suspiré pesadamente.

-¿Qué quieres aquí?-.

Le pregunté tras resignarme. Jamás se irá hasta obtener lo que desea, es inútil echarla a patadas.

-Jeje... Verás...-.

Esa risita boba no da buena espina.

Del bolso colgado en su hombro derecho sacó 3 objetos. Libro, libreta y bolígrafo.

-Akiro-Nii... ¡Por favor ayúdame a estudiar matemáticas o reprobaré y papá, junto a mamá, castigarán a tu pobre hermanita!-.

Se inclinó hacia adelante, extendiendo ambos brazos a mí mientras sujetaba los materiales antes mencionados.

Sonreí y crucé los brazos, negando reiteradamente.

Ella lo percibió y me miró con aquellos ojos cristalinos repletos de esperanza de que el capricho se le cumpliese.

-No. Vete-.

Respondí, señalándole la salida al mismo tiempo que apartaba sus manos.

-¡¿Fueh?! ¡P-Pero seré castigada si no apruebo el examen!-.

Me causa gracia que piense que eso funciona como argumento para no negarme.

-No veo que eso sea problema o culpa mía. En todo caso debiste prestar atención minuciosamente a los profesores. Acepta las consecuencias de tus actos y muere en soledad-.

Casi inexpresivamente expliqué mi punto de vista.

Sachi apretó los dientes y puños. Se siente frustrada.

-¡Si no me ayudas le diré a Akina que eres malo conmigo porque te rechacé cuando estuviste coqueteándome!-.

Ugh... Malditas mujeres que juegan con eso. Por culpa suya los casos reales de acoso se ignoran o demeritan.

Además... ¿Cuándo coqueteé contigo?

Buena jugada, solo hay un pequeño y minúsculo detalle.

-Me importa un carajo lo que le digas a tu hermana-.

El nombre de Akina no saldrá de mi boca voluntariamente.

Ella abrió los ojos de sobremanera.

-Vamos, miéntele si quieres. Eso no evitará que te saque de aquí-.

La incité a actuar aunque se quedó estática.

Perro que ladra no muerde.

-¡No te creas demasiado! ¡Que seas ligeramente descarado en comparación a antes no me intimida!-.

¡No se rinde!

*¡Plaf!*

Deslizó su brazo entre el mío y mi torso, sujetándome como lo haría una serpiente a los ratones antes de devorarlos.

-¡¿Qué haces?! ¡Suéltame y vuelve a tu casa!-.

Le exigí desesperadamente. El mensaje le entraba por un oído y le salía por el otro.

Sacudí el brazo a gran velocidad, tratando de despegarla. A pesar de mis esfuerzos fue inútil.

-¡Ayúdame a estudiar!-.

-¡Ayúdame a estudiar!-.

-¡Ayúdame a estudiar!-.

Repitió tres veces, cerrando los ojos y aferrándose.

Demonios, duele. ¿Cuánta fuerza poseen esas delgadas extremidades?

-¡Suéltame! ¡Pareces una pulga!-.

Es insistente.

-¡Siempre me ayudas cuando te necesito! ¡Eres mi héroe, así que sigue siéndolo!-.

Sí, siempre la ayudo en cosas académicas, razón por la cual conoce donde vivo.

¡Pero hoy es distinto!

Entiende, no lo hago porque te odie a pesar de ser extremadamente castrante. Verte me recuerda a la perra de tu hermana y claramente no es agradable este sentir.

Mi mecanismo de defensa es evitar lo que me recuerde a ella. Eso te incluye a ti porque eres la viva imagen de Akina cuando tenía tu edad.

Forcejeé en busca de librarme sin éxito alguno. Parecía el juego del palo ensebado del que escuché en clase de historia occidental. El detalle recaía en que yo era el palo y ella en vez de escalarme se pegaba a tal punto que comencé a sentir sus pechos en el antebrazo.

-¡No me voy a soltar!-.

Me sonrojé por el contacto entre las dos pequeñas montañas envolviendo mi brazo y transmitiendo cierto calor.

¡Tonta! ¡Date cuenta de lo que provocas!. No, mejor no, si se percata del efecto que tiene en mí seguramente se aprovechará de ello.

-¡Está bien! ¡Te ayudaré a estudiar!-.

Muerto de vergüenza, cedí al mandato de aquella tirana miniatura.

-¡Gracias Akiro-Nii!-.

¿Dónde quedó ese rostro suplicante? La expresión le cambio tan pronto cumplió su objetivo.

Maldita manipuladora. Y yo soy idiota al dejar que me mangonee.

-¡Sentémonos y te muestro lo que no entiendo!-.

Jaló mi delgado cuerpo y me sentó en el sillón de la sala, enfrente de la mesa de centro.

Al menos no pidió ir a mi habitación. No he limpiado desde la semana pasada y, aunque me pese admitirlo, emana olor a virgen.

¿Pues de qué otra cosa desprendería olor? Soy virgen.

Dejé que me maneje a sus anchas, era semejante a un muñeco de trapo.

Entre más rápido terminemos de estudiar, más rápido se irá.

Vamos Akiro, demuestra tus dotes de maestro.

Ella se posó al ladeó mío. No expresé queja alguna, a este punto no existe retorno.

*¡Plaf!*

Volvió a tomarme.

-Sachi. No escaparé por lo que es innecesario que me inmovilices-.

Me bajaba una gota de sudor desde la frente.

-Debo asegurarme de eso. Eres escurridizo-.

Respuesta sin sentido.

-¿A dónde iría, boba? Te recuerdo que vivo aquí-.

El párpado de mi ojo derecho vibraba.

-Ya, ya. Comencemos. Eres muy llorón-.

Ignora completamente todo reclamo.

Tarareó armoniosamente y abrió el libro empleando la mano libre.

No entiendo por qué luce así de feliz y sonriente. Se supone que está en crisis.

-Es desde aquí, Akiro-Nii-.

Su fino y delgado dedo señaló el índice del libro, específicamente en el tema 3.

-Hummm, puedo manejarlo-.

Respondí, tratando de recordarlo. Ella está en tercero de secundaria y yo entré a universidad. Los años han pasado y es normal que olvide algunas cosas.

Por suerte no ocurre ahora.

-Hasta este tema-.

¿Eh? Deslizó rápidamente el dedo hasta el final de la página.

¿No se trataba solo del tema 3?

Bajé la mirada a aquel punto y di con el número del tema.

-Debes estar mal de la cabeza si piensas que te explicaré 8 temas-.

Me irrité. ¿Qué diablos ocurre con ella? Prácticamente quiere que le enseñe lo de un año en una sola tarde.

-Dijiste que ayudarías. Eres hombre, cumple tu palabra-.

No conoce la empatía.

-Pues no prometo nada-.

Exhalé, liberando el aire de mis pulmones y recostando la espalda en el respaldo del mueble.

Estar así, en esta posición, me es... Nostálgico.

Explicar matemáticas mientras la otra persona escucha atentamente provoca cierto malestar dentro mío.

Gesticulaciones.

Expresiones.

Ligeros tics como morder suavemente el bolígrafo al no comprender ciertas partes.

Sé que son hermanas pero...

¿Por qué deben ser tan idénticas?

Dos gotas de agua.

Mi corazón late desenfrenadamente.

Volteo de reojo, queriendo mirarla.

Hice contacto visual, admirándola de perfil.

Se formó un nudo en la garganta.

-Akina...-.

El susurro fue pronunciado lo suficientemente bajo para no ser escuchado.

Lo sabía.

Duele. Duele muchísimo.

Es imposible superar en 1 día lo vivido durante casi 10 años.

Y el sufrimiento continúa fresco aquí dentro.

Ella recogió su cabello detrás de la oreja. Parece que le estorbaba a pesar del corto tamaño.

Ahora que recuerdo, tal vez lo corta debido a que confesé durante una sesión de estudio que amaba el cabello corto.

Claro, el caso de Akina era distinto después de que lo dejó crecer, no obstante, yo me enamoré de ella antes de su cambio de estilo.

Sacudí la cabeza, deshaciéndome de esa maldita nostalgia que buscaba ahogarme y de la posibilidad antes manejada que me enfurecía. Dudo que opiniones provenientes de mi persona influyan en las decisiones de ese diablillo.

Las cosas cambiaron.

Quiero vengarme.

Quiero que sufra.

Este maldito y mundano deseo... Impide que pierda la poca cordura que mantengo.

Si cruzo la línea caería en desesperación.

Si me permito ser débil, olvidaría la venganza, me culparía día y noche, y quedaría estancado.

Nunca subestimé el amor que siento por Akina.

¿Recuerdan cuando dije que si la respuesta a mi confesión era negativa yo gustosamente me haría a un lado? Bueno, mentía.

Asquerosa mentira.

Sufriría y estoy sufriendo.

Ojalá el odio le ganara al amor.

Facilitaría el seguir adelante sin miramientos o miedo a lastimarla.

-Iré a beber agua-.

Hablé, soltándome a la fuerza de Sachi.

-¿Uh?. S-Sí-.

Tal vez la asusté por lo repentino y veloz del acto.

Me dirigí a la cocina y, de espaldas, noté preocupación en ella.

Lo lamento.

Cumpliré nuestro acuerdo.

Podrás actuar arrogante.

Fingir aires de superioridad.

Sin embargo... Sé que en el fondo me quieres.

Yo también a ti.

Pero debo velar por mi propio bienestar.

Bebí el agua y volví a la sala.

No huiré de ella.

Porque después de hoy todo se acabará.

Esta relación de amor apache entre "Hermano mayor" y "Hermanita" concluirá.

¿Tu único error? Ser familiar de quien me rompió el corazón y generar recuerdos indeseados en el subconsciente de este pobre imbécil.

Entrelazamos los brazos sin apartar la atención a la tarea.

Claro, Sachi tomó la iniciativa.

La cuenta regresiva ha dado inicio sin posibilidad de retornar.

De vuelta a la actualidad.

-Ya. Perdón-.

Me disculpé por el comentario de antes. Luce como una ardilla con los cachetes llenos.

-¡Hmph!-.

Evitó el contacto visual al cerrar los ojos y desviar la cara.

-Hemos finalizado la cesión de estudio. Casi 5 horas. Me he quedado sin trasero por permanecer tanto tiempo sentado-.

Me levanté y troné la espalda.

A pesar de ser otaku todavía conservo ciertas características de un miembro respetable de la sociedad. La principal es no poder quedarme sentado demasiadas horas cuál sedentario.

Sachi también se estiró.

-Akiro-Nii. ¿Y Aneko? Quería algunos consejos sobre asuntos de chicas-.

Wow. Asuntos de chicas. Creo que Nee-Chan es la menos indicada si de eso quieres conversar.

-Ella y mis padres salieron desde la mañana. Todavía no han vuelto por lo que intuyo que estarán aquí caída la noche-.

Expliqué, ayudando a Sachi, quien guardaba las hojas desprendidas de la libreta.

-Fufufu. ¿Entonces estás solo con una hermosa e indefensa damisela?-.

No sucumbiré a tus burlas.

-Pero estoy contigo. ¿Dónde se halla la hermosa e indefensa damisela que mencionas?-.

Le cuestioné sarcásticamente y...

*¡PUM!*

-¡Puah!-.

Me golpearon en la boca del estómago. Un gancho al hígado perfecto y preciso.

Caí de rodillas, cubriendo la zona afectada y faltándome el aire.

-Yo soy la hermosa damisela-.

La oscura y amenazante aura que se desprendía a la par de esa oración atemorizaría a cualquier rey demonio de novelas ligeras.

-D-Debes dejar de juntarte con Aneko-.

Declaré, inhalando de regreso el aire perdido.

¿Qué tienes de indefensa? Lo de hermosa lo cumples. Loo segundo ni de broma.

Corrompiste a ese lindo ángel, Aneko. ¡Debes ser castigada!

Me puse de pie, reincorporándome.

-Si terminaste, te invito a retirarte-.

Cambié de asunto. Cada segundo se vuelve interminable estando juntos.

-Tengo mucha hambre-.

¿Perdón? Hazme caso, eso en nada se relaciona con lo que dije.

-¡Deberíamos cocinar curry, Akiro-Nii! ¡¿Recuerdas cuando me enseñaste a prepararlo?!-.

Desbordas emoción en demasía. Niña, dame descanso.

-No. El trato consistía en estudiar y fue cumplido-.

Negué firmemente.

-Actúas peor que de costumbre. Desde que abriste la puerta luces raro. Es extraño viniendo de ti-.

Palabras hirientes. Las esperaba.

-Digamos que quiero estar solo y te interpones. Además, nos faltan los recursos-.

Le di ligeros empujones en la espalda, echándola.

-¿Eh? Traje los ingredientes para cocinar el curry. No puedes sacarme-.

Ella friccionaba la suela de sus zapatos contra el suelo.

De la mochila sacó especias, verduras y trozos de carne.

¿Qué planeabas desde el principio?

¿Por qué siento que me engañó?

-De acuerdo. Cocinemos curry. Después, por favor, regresas a casa. Tus padres deben estar preocupados-.

Le cederé el resto del día. Mi último regalo. Además muero de hambre tras saltarme en desayuno. Es ganar-ganar.

-Eh... Raro, yo que estaba preparada para chantajearte y aceptaste sin rechistar. Estoy decepcionada-.

Cruzó los brazos en señal de desaprobación.

¿Qué quieres entonces? ¿Solo buscas pelear?.

-Lo que digas. Encárgate de cortar en cubos la carne y las verduras. El resto déjamelo-.

Le arrebaté la bolsa de ingredientes y avancé a la cocina.

Sachi caminó detrás sin llevar la contraria.

-Agarra el mandil de Aneko, es el verde-.

-S-Sí-.

Le ordené, poniéndome el mío y sacando la arrocera.

Metí los granos de arroz y dos tazas de agua.

Por cada taza de arroz son dos de agua. Sabias palabras de mi madre.

Programé el cronómetro y la temperatura.

Sachi sostenía el cuchillo y cortaba las zanahorias, cebollas y carne.

Lucía feliz y concentrada.

Sí que le emociona comer curry.

Preparé el "Caldo" con las pastillas de curry, caldo de pollo y agua.

Deposité lo anterior en la olla.

Ya que solo comeríamos dos, era innecesario usar una de mayor capacidad.

Encendí la estufa y, a llama baja, revolví los ingredientes, homogeneizándolos hasta que quede líquido parcialmente espeso, color marrón y sin grumos.

Vaya... Cocinar relaja. Eso explica la paz que irradian Aneko y mamá cuando cocinan.

-Aquí están las verduras-.

Sachi me entregó los cubos.

Yo los tiré dentro de la olla y revolví nuevamente.

-Cierto. Falta la ensala...-.

Recordé una pieza fundamental en este platillo, aunque fui interrumpido.

-¡Listo!-.

Sachi asentó dos platos con ensalada de lechuga y tomate.

Lo admitiré, me sorprendió. No por la ensalada, sino porque tiene todo planeado.

¿Estoy a su merced? Posiblemente.

La arrocera soltó la alerta.

Caminé hacia ella y la abrí.

Empleando la cuchara, deposité la mitad del arroz en el primer plato y el resto en el segundo.

Regresé a donde el curry y apagué la flama.

Ha repetido cientos de veces este proceso.

El curry es el alimento que mejor sé cocinar. Por no decir el único.

-Pásame los platos-.

Le pedí.

Sachi entregó el primero y vacié en él, encima de los granos de arroz, el curry.

Lo sentó en la barra.

-Ah~ Huele delicioso-.

Disfrutaba del rico olor mientras me entregaba el segundo.

Instintivamente sonreí. Mentiría si dijera que no estoy disfrutándolo.

Cuando no me fastidia la considero una agradable presencia y compañía.

Ya habiéndolo servido, retomamos el camino al comedor y nos sentamos.

Como ya es costumbre, aun si la mesa estaba vacía, Sachi se posó donde siempre.

-¡Itadakimasu!-.

Dijimos al unísono.

Tomamos los tenedores y almorzamos o, mejor dicho, cenamos. El sol se está ocultando. ¿Cuántas horas transcurrieron?

Sachi, bocado a bocado, demostraba el deleite y disfrute por mi sazón.

¿Y si participo en concursos de comida? Así como Shokugeki no Soma.

Nah. Estoy divagando.

La zanahoria era perfecta. Ni tan dura para dificultar masticarla y ni tan suave para considerársele papilla.

La cebolla proporcionaba dulzura que se entrelazaba con el picante del curry.

El arroz adoptaba el color marrón tras unirse al resto de ingredientes. Dando de resultado la perfecta armonía entre los ingredientes que conformaban el platillo.

-Esh deliciosho-.

Es de mala educación hablar al masticar, Sachi.

Lo poco femenina lo aprendió de Aneko seguramente.

-Sí. Lo es. Sonará arrogante, pero nadie supera el curry que preparo-.

Quería halagarme al menos en esto.

Contrario a lo que esperaba, ella asintió, confirmando el comentario.

Espiré pesadamente y en mi boca se dibujó algo semejante a una sonrisa.

Momentos tranquilos son bien recibidos. No obstante... No durará demasiado.

Minutos después.

-¡Gracias por ayudarme, Akiro-Nii!-.

Demostró su sincero agradecimiento.

La hora de partir se presentó al fin.

-Sí, sí. De nada-.

Le respondí sacudiendo la mano, despidiéndome de ella.

-La comida también fue riquísima. Sabía que no podrías negarte si lo sugería y preparaba el escenario-.

Sachi guiñó el ojo derecho y sacó la lengua.

Lo imaginaba. Esto lo orquestó intencionalmente.

Sacudí la cabeza. Es maquiavélica.

-Mi examen es hasta pasado mañana. Tal vez venga otra vez a reforzar los conocimientos. Las vacaciones están próximas por lo que te visitaré mucho...-.

-Detén el carro ahí-.

Ante lo dicho por Sachi contesté rápidamente. Esperaba este instante.

-¿Eh? ¿Discutiremos esto de nuevo? Sabes que es inútil-.

Mostró fastidio en su expresión facial.

-No quiero verte-.

Fui sincero. Ya basta de estas cosas y discusiones sin sentido. Si deseo transmitir el mensaje debo ponerlo en palabras que entienda.

El rostro le cambió luego de esas tres palabras.

Abrió los ojos de sobremanera y el rubor de sus mejillas se perdió.

-¿Q-Qué...?-.

La voz entrecortada dificultó que saliera correctamente la pregunta.

-Un día es suficiente. Me recuerdas a tu hermana, a quien quiero olvidar. Y no lo lograré si los lazos entre nosotros permanecen intactos-.

Ya no habla la mente, lo hace el corazón.

-¿P-Por qué quieres olvidar a Nee-Chan?-.

El cuestionamiento desprendía dolor.

Perdón, no hay manera de detenerme.

-¡S-Sé que es molesta y siempre te trae problemas, pero...!-.

No se trata de eso.

-¡P-Pero te quiere mucho y yo también! No sé lo que haya ocurrido entre ambos aunque seguramente sea un malentendido-.

Deja de mentir.

-¿Quererme? ¿Akina?. Si piensas eso eres más ciega que yo-.

Apreté los dientes. Mentalmente repetía la escena de ayer.

-Yo solo soy...-.

"-S-Sí, tienen razón, su presencia no me favorece en lo más mínimo, solo es un cero a la izquierda más en mi vida-.".

Expectante a la finalización de la frase, Sachi no articulaba palabra alguna.

-Un cero a la izquierda más en su vida...-.

Concluí.

-¡E-Es mentira! Nee-Chan no te ve así. Ella te...-.

La interrumpí abruptamente.

-¡Por favor, no termines esa oración!-.

Le pedí con los ojos cristalinos.

Su cuerpo saltó del susto debido al grito repentino.

-Jamás fue ni será real... Lo oí de su boca-.

Adicioné.

-Ahora le corresponde a su novio hacerse cargo de la pesada losa llamada Akina-.

Rompí el juramento y pronuncié su nombre rebosando de rabia.

-¿N-Novio? Es imposible... Papá, mamá y yo siempre supimos que le gustabas tú...-.

Reveló dicha información que claramente catalogué como mentira.

-Las cosas son distintas al parecer-.

Supongo que miles de preguntas se estarán formulando en su mente. Sin embargo... Es problema suyo.

-Lo repetiré por si no quedó claro...-.

Levanté la cabeza y las lágrimas se deslizaban en mis pómulos.

-No quiero verte, Sachi-.

Sus labios rojos temblaron.

-No porque te odie...-.

-No porque seas culpable...-.

-Es porque quiero protegerme y librarme del dolor...-.

-El dolor de no haber significado nada...-.

Poso la palma en la perilla y la cierro lentamente.

-¡E-Espera!-.

Ella quiso detenerme.

-Hasta nunca... Sachi-.

Sellé la puerta y me derrumbé de rodillas.

Recargué la espalda en ella y enterré la cara en mis rodillas.

*¡Pam!*

*¡Pam!*

Sachi la golpeó repetidamente sin que, en esta ocasión, alguien le abriría.

Los segundos se transformaban en minutos y el golpeteo no cesaba.

-¡Akiro-Nii!-.

-¡Abre Akiro-Nii!-.

Reiteradamente se oían los gritos que ignoraba.

-¡Hablemos, Akiro-Nii!-.

Escuchaba la voz quebradiza de Sachi.

Perdón. Eres tú y yo. Debo ser egoísta.

Luego de 1 hora... Sachi se rindió, no sin antes decir sus últimas palabras.

-N-No sé lo que Nee-Chan te hizo...-.

Estaba llorando. Lo percibía en su dificultad de habla.

-Pero no quiero a-alejarme de ti...-.

Se separó de la barrera que nos distanciaba.

-¿No puedo ser yo...?-.

Esa pregunta salió de su boca como un suave murmuro.

No sé qué significa.

Los pasos alejándose me dieron la señal de que por fin se fue.

-Que días más difíciles...-.

Opiné, abrazando mis rodillas.

-Y todavía no terminan...-.

Sachi (Monólogo interno).

Caminaba sin rumbo fijo.

Mis piernas temblaban.

La garganta me dolía.

Mi corazón latía a ritmo acelerado, como si quisiera salirse de su lugar.

Ver a Akiro llorar... Me lastimó mucho... Más que las hirientes palabras que dijo.

-¿Qué le hiciste, Nee-Chan?-.

Akina... ¿Lo lastimaste?, ¿Por qué?. No lo entiendo. Todos sabíamos que te enamoraste de él desde primaria.

¿Por qué heriste a quien según amas?

Yo no lo hubiese hecho...

Por ti enterré en lo profundo de mi ser estos sentimientos.

Estaba conforme con ser la hermana pequeña de Akiro.

Ustedes dos serían pareja.

Yo me resigné al papel secundario, tragando el amor que sentía por Akiro-Nii.

Y al final no sirvió de nada...

Levanté la cabeza y miré fijamente a la luna.

-Akiro-Nii... ¿No puedo ser yo?-.

-¿No puedo ser quien esté dentro de tu corazón?-.

-¿Puedes amarme como amas a Akina?-.

Los cuestionamientos se los llevó el viento.

Esta noche sería fría a pesar de ser verano.

-No te lastimaría...-.

Las lágrimas se desbordaban de mis ojos.

-Te amo...-.

La confesión se perdió en los ruidos de la ciudad.

*¡LAS IMÁGENES EN LOS CAPÍTULOS SON EDITS, CORTESÍA DE AlphonseMondragon. !*.

*¡CRÉDITOS A SUS RESPECTIVOS AUTORES!*.

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