7
- Park Chanyeol.
- Sí, un gusto... señor. Sehun, veo que estás ocupado no interrumpiré más. Ojalá podamos vernos luego. Adiós. - Intentó saludarlo con la mano pero Chanyeol se cruzó y la tomó.
- También es un gusto. Adiós. - soltó la mano y volvió a su asiento. Sehun solo inclinó la cabeza como despedida y el hombre se retiró después de ese gesto.
- Chanyeol... ¿dónde estabas?
- Fui al baño.
- Ya veo...
- Será mejor que volvamos.
- ¿Tienes trabajo mañana?
- No.
- ¿Estás cansado?
- Tal vez un poco.
- Estás molesto.
Esa frase hizo que Chanyeol lo mirara.
- No...
- Sí, lo estás. Desde que llegamos te has comportado extraño y luego te levantaste sin decirme nada, y ahora quieres irte. - El rostro del chico estaba rojo.
- No, yo... es que, quería que está cena fuera excelente. Pero estaba preocupado y quería que todo saliera bien, que no nos interrumpieran. Y ahora la estoy arruinando con mi carácter.
- Chanyeol... si no está bien este lugar, podemos pagar e irnos.
- Lo siento.
- Bueno, es la segunda vez que abandonó un restaurante. - Sonrió - Espero no se haga costumbre.
- No lo creo. - suspiró - La proxima vez saldrá bien.
- Bueno, por ahora podemos comer el postre en casa.
- Me gusta esa idea. - Sonrió.
- No estoy seguro, solo tengo helado y los chocolates que me regalaste.
- Estoy bien con eso, con lo que sea. - se levantó y pidió la cuenta.
- Casi no has comido.
- Compraremos algo por el camino.
- Ya estás de mejor humor. - Sonrió.
- Sí. - le guiñió el ojo.
- Eso me agrada, aunque cuando estás molesto te ves todo gigante y fuerte.
- ¿De verdad? - Le tomó la mano para salir. - Bueno, supongo que no es difícil para alguien de mi altura.
- Creo que no.
- Podemos comprar algo ligero y un poco más de helado. - cerró la puerta del lado del piloto.
- Tal vez algunas galletas...
- Lo que tu digas. - encendió el auto.
Sehun observó durante un largo tiempo el camino. Como no era de salir mucho, le costaba apreciar las cosas típicas de la ciudad. Le costaba entender cómo y por qué las personas se amontonaban en los cines, clubes y, incluso, gimnasios. Todos se veían tan felices y dispersos, ocupados, acompañados y, a la vez, solos. ¿Ellos también podían sentirse solos?Rodeados por tanta gente ¿eran felices? ¿No se sentían nerviosos como él? ¿Tantos amigos tenían? ¿Todos eran sus amigos? ¿Qué eran los demás? Todas esas cosas estaban tan cerca de él, pero no podía entenderlas. Sobre todo, cuando una cabellera larga y rubia se cruzó justo delante de ellos; el auto se detuvo desde adelante hacia atrás y sus nucas golpearon los respaldos.
Un terrible mareo tambaleó su realidad y sintió unas manos que sujetaban su rostro.
¡Sehun!
¡Sehun!
Sujetó con debilidad ambas manos y soltó un par de lágrimas. ¿Por qué estas cosas tenían que pasar ahora? Solo quería una salida normal, algún común.
- Sehun, escuchame, todo está bien. - le acarició el rostro - Voy a ir a ver, por favor, no salgas.
Podía oírlo pero no estaba dispuesto a obedecer; se aferró al sacó del contrario y se hundió en él. Unos golpes leves en el vidrio hicieron reaccionar a Chanyeol; era la joven. Abrió la ventanilla y se incorporó lo mejor que pudo sin soltar a Sehun.
- Lo siento, yo... - los ojos asustados divagaron hasta el joven - Lo lamento.
- ¿Estás bien? - ella asintió - ¿Necesitas ir a un hospital?
- No... estoy bien.
- Entonces, eso es todo. Yo también lamento esto, pero mi compañero necesita salir de aquí.
- Sí, sí... - se alejó de la camioneta.
- Ten más cuidado.
- Sí, gracias.
- Sehun, vamos a volver a casa. ¿Está bien? - solo asintió - Bien.
Chanyeol lo ayudó a bajar del auto y a caminar hasta la casa, no podían soltarse, el peligro era demasiado. Cerraron la puerta y se dejaron resguardar por el departamento. Los chocolates y el pote de helado llegaron hasta la mesa. Sehun tenía miedo y Chanyeol quería protegerlo, los abrazos y el consuelo era cosa de ambos.
- Chanyeol...
- Dime. - besó su frente y apretó el abrazo.
- Tú... ¿tienes amigos?
- Bueno, sí, los conocí en la escuela.
- Que bueno, yo tengo a Lucy.
- Sí, se ve que es una buena amiga.
- Es mi mejor amiga y la única que tengo...
- Ya veo. - volvió a besar su frente.
- ¿Te gustaría ser mi amigo?
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