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- ¿Tu también crees que debo conseguir un novio?
Levantó su mirada del escritorio y observó la estatua. Se veía impecable, como siempre.
- ¿Qué dices?
Seguía esperando una respuesta que no llegaría. Resolvió seguir con sus cosas, después de todo, su amigo silencioso no iría a ninguna parte.
- Sabes, el otro día casi tuvimos un accidente Vivi y yo, pero por suerte... no ocurrió. Sin embargo, conocí a un hombre que era tan alto como tú. Era amable y no se enfureció con nosotros, creo que podríamos ser amigos.
Dejó por un momento sus materiales. ¿Amigos? Se oía bien, por fin tendría uno... que no fuera Lucy, aunque ella era más como una hermana. El hombre, muchacho, Chanyeol era fotógrafo y, tal vez, podrían compartir ciertos gustos por el arte, las imágenes, la estética.
- ¿No crees que para él sería aburrido hablar todo el día de eso? ¿De qué podríamos hablar? ¿Música? ¿Libros? ¿Mascotas? ¿Cosas... ¿Ropa? Sehun, hablas como si fuera posible.
Se levantó del escritorio y se acercó a la figura de arcilla.
- ¿Por qué no te hice un rostro? Solo llegué hasta el cuello. ¿En qué estaba pensando? Todas las personas tienen un rostro, entonces por qué no te hice uno. Bueno, seguramente porque no tienes uno...
- O porque es tu hombre ideal del cuello para abajo.
- Eso sonó muy frívolo Lucy. ¿En qué momento llegaste?
- Mientras estabas acaramelado con... él. - dijo sin querer ofender a su amigo. - ¿Qué?
- Es una estatua que creé el otro día. - suspiró.
- Ya veo, debo decir que tienes buenos gustos... te gustan grandes.- miró el objeto de reojo.
- ¿Qué necesitas?
- Vine a verte y a decirte que el señor Park es muy molesto.
- ¿Señor Park?
- El fotógrafo, tú príncipe estrellado.
- No lo entiendo.
- Ha estado llamando al número de contacto que deje en el hospital, todos los días.
- Tal vez era algo importante.
- No, que crees. Esta mañana apareció en la exposición y se llevó dos cuadros, además, me dejó su tarjeta y dijo que quería hablar contigo.
- ¿Dos cuadros?
- Sí, me habló por teléfono hace unos minutos para recordarme que mañana iría por ellos. Es obvio que lo hizo porque quería que te diera la tarjeta. Presumido, gigante.
- Lucy... casi tiene un accidente terrible.
- Lo sé. En fin, aquí está su tarjeta, si lo llamas dile que elimine el número de la galería o me volverá loca.
- No lo sé.
- Mejor aún, mañana irás a la hora de cierre y le diré que pase a buscar sus cuadros.
- ¿Me estás regalando a un extraño?
- ¡Claro que no! - sacó su celular - Buenas tardes señor Park, sí, soy la gerente de la galería. Quería informarle que puede buscar sus cuadros mañana en nuestro horario de cierre, es una cuestión de seguridad. Gracias por entender, adiós. - cortó. - Casi me sigue hablando.
- No seas grosera.
- Habla demasiado.
- Debe ser dulce.
- Te recuerdo que tu crees que todo es adorable hasta que te salta encima, y creo que este hombre...
- No digas eso, tal vez, solo quiere conocernos. Además, su moto está destruida.
- No aceptó que le pagaramos la reparación, no es culpa tuya.
- Bien...
- Además, no voy a regalarte a un extraño.
Arregló su cabello y revisó su apariencia general. Solo debía retirar los cuadros y conseguir más información sobre Sehun. Sí, Sehun. Se había aprendido su nombre como si fuera su dios, su propio y maravilloso dios. Bajó de su imponente auto y se dirigió hacia la entrada de la galería. La puerta estaba estaba semiabierta, empujó un poco e ingresó al lugar. En una esquina, perfectamente empacadas y protegidas, estaban sus dos nuevas reliquias.
- Ya tengo el lugar para ustedes.
- Que bueno, porque Sehun le pone mucho amor a sus obras.
- Sí, estoy seguro...
- ¡Hunnie! Es hora del almuerzo, hay que cerrar o llegaremos tarde.
Sehun salió lentamente de lo que parecía ser una oficina, los ojos de Chanyeol se clavaron inmediatamente en él.
Recostado boca arriba sobre una mesa; la lente de una cámara sobre él, mirándolo desde el techo; su cuerpo apenas cubierto por telas de organza y sus piernas abiertas.
- Relájate.
Sehun se preparó mentalmente, aunque no sabía qué sucedería.
- Chanyeol...
- Chanyeol...
¡Sr. Park!
Su sueño fue interrumpido. Sehun y su amiga lo miraban desde el otro lado de la mesa con los menús en sus manos.
- ¿Qué es lo que va a pedir? - dijo Sehun.
- Está un poco distraído. ¿Ha descansado? Espero que nuestra invitación no le cause problemas. - dijo Lucy.
- No, no... Solo estaba pensando.
- Bueno. ¿Qué piensa pedir?
- No conozco el lugar. ¿Qué me recomendaría Sehun?
- Pues aquí hay muchas cosas deliciosas... - miró el menú.
- Ya lo creo.
- Podemos pedir carne asada y pastas.- agregó Lucy, ignorando el coqueteo del mayor hacia su amigo.
- Eso suena delicioso Lucy. - dijo Sehun mirándose los labios.
- Pueden pedir lo mismo para mí. Tengo que ir al baño.
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