12
Debería odiarme por querer arrinconarte y tenerte sólo para mí. Yo vivo por ti, por tu fuerza y por tu amabilidad. Me ayudas a crecer y extenderme destruyendo las barreras que se creen invencibles ante nosotros, arrastrandome por la tierra o desde el aire yo los consumo para ti. Me enfurezco y pierdo el control, pero si tu me abandonas solo me queda esperar a que vuelvas o desaparecer.
No sé cómo he nacido. Solo sé que tu me haces ser algo más grande. ¿Estás para mí? ¿Solo me amas a mí? ¿Puedes quedarte junto a mí?
- ¿Puedes quedarte junto a mí?
Chanyeol cerró la puerta y cargó a Sehun hasta la habitación, un cuerpo desnudo sobre el otro, así querían estar, sentir que era verdad. Los brazos rodeaban y juntaban los cuerpos; los labios y bocas conectaban sus emociones más dulces; las piernas se enredaron a la cadera ajena y se unieron. Los suspiros de Chanyeol golpeaban el cuello de Sehun y sus manos, engreídas, jugaban con sus caderas para encontrarlas con su pelvis. En el desmedido choque, el pene de Chanyeol golpeó repetidas veces un punto que desató una fuerza incontenible en el cuerpo de Sehun. Los besos se detuvieron y los cuerpos se atacaron sin piedad el uno contra el otro. Las rodillas del mayor se clavaban en el colchón y sus muslos levantaban como palancas de acero el cuerpo de su amante. El más joven mordió con desesperación el hombro ajeno y se atragantó con sus gritos; lo estaban arrastrando hasta la cabecera de la cama, cada movimiento lo dejaba más aturdido. No lo dejaba pensar.
Sentí a vergüenza de sus sonidos y de su falta de límites, porque lo quería todo, quería todo de su amante. Chanyeol le estaba mostrando algo que él había deseado; se volvía realidad cuando estaban juntos. Un gritó potente y un gruñido despedazaron la postura y dejaron su culo expuesto a su amante que atravesó con su pene y atacó sucesivamente, desesperadamente.
Los adornos de la cabecera se volvían deformes, se agrandaban, se achicaban, se agitaban y saltaban frente a él. A sus espaldas podía sentir a Chanyeol, su boca, su pecho, su piel, su pene y sus fuertes piernas. Era suyo. Todo su cuerpo estaba poseído y las sábanas no hacían más que acompañar. El calor y el sudor estaba borrando la realidad, transformandola en un mundo paralelo.
Calor, mucho calor, eso era Chanyeol. Se estaba derritiendo por él, debajo de él, para él.
Sus cuerpos estaban uniéndose con la presión de sus emociones. El ardor en su espalda lo despertó, se levantó con fuerza y Chanyeol cruzó ambos brazos sobre su pecho presionando sus pezones y penetrando su entrada con más fuerza. Podía sentir los temblores recorrer su columna vertebral.
Abrió su boca entre suspiros y tomó uno de los dedos de su amante, su lengua mojó toda la longitud y otro dedo se unió a ese. Una presión en su hombro izquierdo atrajo su atención y la boca de Chanyeol tomó la suya. El beso profundo y húmedo replicó las embestidas. La noche podia caerse a pedazos y dejar llegar el día, pero ellos no lo sabrían.
El líquido cálido se derramó en su ano y fueron derribados por la misma fuerza que los levantó. Estaban aturdidos. Sehun podía sentir los latidos del pene de Chanyeol en su interior, liberándose. Los brazos de su amante no lo soltaban, estaba más fuerte que nunca.
- Avísame cuando vas a levantarte. - suspiró en su oreja.
- Lo sé. - soltó un quejido al sentir una mano sobre su pene que estaba pegajoso por el semen derramado.
- La próxima vez no seré tan rudo...
- Chanyeol... - se quejó por las caricias.
- ¿Qué pasa?
La presión de los pulgares sobre las venas y el líquido seminal estaba torturandolo, pero una embestida produjo su explosión. Gritó y se apegó al cuerpo del contrario que rugió al sentir como las paredes apretaban su miembro aún duro.
- Hunnie, si sigues haciendo esto voy a enloquecer.
- No, no salgas. - respondió cerrando su brazo izquierdo sobre el cuello de Chanyeol.
- Estoy duro. Voy a venirme, otra vez.
Separó su cadera y volvió sobre él. La presión y la humedad eran exquisitas. Mordió el hombro de Sehun y eyaculó con fuerza; sentía el puño de su dulce amor cerrado sobre los cabellos de su nuca y su ano filtrando el semen hacia afuera.
- Tendré que soltarte o te haré mío todo el día.
- Channie...
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