Obito, líder de la banda narcotraficante Akatsuki. Kakashi, su novio, espía de la organización, (aparte de Zetsu). ¿Los recuerdan? Del primer One shot de este libro, donde los dejé sin el frutifantastico.

Bueno, pasaron dos años para ellos, osease que tienen ya diecinueve años, ambos ya en la facultad y manteniendo aún su relación en secreto para los que no estaban relacionados con ellos.

En ese tiempo, había tenido varios encuentros con el cartel Shimura, además el resto de Akatsuki había podido trasladarse a Konoha unos meses después de aquellos eventos.

Todo normal, todo tranquilo. Hasta que...

—¿Cómo que quieren vacaciones? — preguntó el Uchiha a sus hombres de confianza

—Según el sindicato, tenemos derecho a vacaciones una vez al año — decía Kakuzu — Y no nos las haz dado desde que iniciamos a trabajar hace cinco años

—¡¿Desde cuando tenemos sindicato?!

—Desde hace dos años — respondió Konan

—¿Es enserio? — preguntó a Kakashi, quien sólo asintió en respuesta

—Nadie lo sabía, hasta que Yahiko encontró una puerta que decía "Oficina de Recursos Humanos" y nos explicaron todo – respondió Nagato — Esos estaban tan abandonados que ya hasta hicieron estatuas y la chingada

—Yo pensé que ellos eran del departamento de arte — murmuró Obito

—No tenemos departamento de arte, idiota — respondió Kakashi mientras le daba un zape

— Cierto

—Reclamamos nuestra vacaciones — dijo Sasori — Descanso de los malditos chamacos de sexto de primaria, me tiene arto, así que quiero descansar de todo de una maldita vez

—Sí no aguantas a los niños, ¿por qué te hiciste maestro de primaria? — preguntó Kakashi

—Porque era eso o ser banquero, no gracias

—Agh — suspiro derrotado — Bien, tomen sus pinches dos semanas de vacaciones, pero volviendo les daré trabajo hasta que no puedan más

—Eso es explotación laboral y el sindicato lo prohíbe — respondió Konan mientras todos salían de ahí

—¡Me lleva la pinché cachetada!

No es muy Obikaka que digamos, pero ahí estuvo la intención ahre

Si llega a haber tercera parte, esa si la hago chida.

Ahora, sin más que decir, me voy.