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•Pensamientos•

Narra Jimin
Ya era un día nuevo, por lo cual era otro día acostumbrado a mi monótona rutina. Lo único bueno es que hoy era viernes, además de que me he pesado y he logrado bajar tres kilos, pienso que no es mucho pero es algo al fin y al cabo.

Suspiré cuando estuve en frente de la puerta de la escuela. Aún era temprano, pero me gustaba llegar antes para poder tomarme mi tiempo y evitar toda clase de insultos.

Cuando dejé mis cosas en mi asiento me detuve un minuto para pensar si era mejor ir a la biblioteca o al patio. Ambos me parecían cómodos pero terminé decidiéndome por la biblioteca. El lugar era completamente enorme, e incluso tenía escaleras para ir a los otros pisos de la misma, contaba con mesas, computadoras y pequeñas oficinas individuales para estudiar.

Subí las escaleras y me senté en una de las mesas para simplemente mirar por el gran ventanal que hacía que la luz natural entrase a la biblioteca.

Llevé mis manos hacia mis mejillas, apoyando mi cara ahí, pensando en todo lo que Nam Hyung había dicho. ¿Estaría Hoseok dispuesto a ayudarme a bailar? Esa duda me había estado carcomiendo todo el tiempo, usualmente las personas no me tienen paciencia cuando las cosas requieren mucho movimiento físico, pero esperaba que Hoseok Hyung fuese comprensivo.

[•••]

Cuando ya faltaban diez minutos para que empiecen las clases decidí levantarme y empezar a caminar a mi salón, intentando evitar lo más que podía a la gente.

Al llegar a la puerta vi a Namjoon y fue inevitable no plantar una sonrisa en mi rostro. Él me sonrió de vuelta y me hizo señas de que me acercara, y haciéndole caso fui y me acerqué a él.

-Hola, Jiminnie-Tocó una de mis mejillas y con su mano libre revolvió un poco mi cabello.

-Hola, Nam Hyung.-Reí un poco cuando desacomodó mi cabello y tomé el dedo con el cual él estaba tomando mi mejilla, miré y me di cuenta que mi mano apenas podía cubrir su dedo.

Él se dio cuenta lo que veía y rió levemente, observando el puchero que hacía.

-A veces desearía tener manos más grandes-Me quejé aún con mi puchero en mis labios.

-Ah, yo creo que tus manos dan mucha ternura, Minnie.-Acarició mi mano y aflojó delicadamente el agarre que tenía en su dedo.

-Mhmm, hoy en el almuerzo tenemos que hablar... Quisiera contarte algo.

-¿Es algo bueno o algo malo?-Levantó una de sus cejas, sacándome una sonrisa.

-No te preocupes, no es nada malo. Además, quiero presentarte a alguien y estoy seguro de que se llevarán bien.

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