•Familia (in)Feliz•
Narra Jimin
Gloriosamente logré llegar a casa sin caer en el proceso. Al cerrar la puerta simplemente suspiré y me apoyé en ella, dejé mis zapatos en la entrada y decidí ir a la cocina. Tomé un poco de agua y decidí que hoy no comería... Tal vez debería de hacer caso a lo que dicen los demás...
Subí las escaleras hacia mi cuarto y al alcanzar la puerta la cerré detrás mío y dejé la mochila a un costado. Decidí sentarme en la silla que tenía en frente de mi escritorio y abrí mi computadora, entré a una página nueva de internet y busqué "Como adelgazar rápidamente?"
Al ver más de 200 resultados supe que iba a tener para leer durante un buen rato.
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Encontré una página en la cual las personas anónimamente dejan sus tips o maneras de adelgazar y cabe decir que encontré cosas muy interesantes. Estaba decidido a bajar de peso, sea con buenos métodos o no, al fin y al cabo solo quería un poco de aceptación y captar al menos la atención de Yoongi.
Creí escuchar unas voces abajo, entonces decidí salir de mi cuarto e ir sigilosamente hacia las escaleras para quedarme escuchando lo que hablaban... Al parecer, eran mis padres.
-Está así de gordo por tu culpa, SunHee.-Escuché a mi padre tratando de susurrar, sentí una leve molestia en mi garganta y tal vez mis ojos se humedecieron sólo un poco.
-No está gordo, DaeHyun... Él... Él simplemente tiene una contextura mayor a la de los demás...-Pude escuchar a mi madre suspirando rendida.-Okay, tienes razón, Jimin está gordo.
Tapé mi boca con mi mano para intentar no llorar y reprimiendo un sollozo me encaminé rápidamente hacia mi habitación, cerré con cuidado para que no escuchasen y procedí a ponerle seguro. Ni bien la puerta estuvo cerrada y yo me sentí seguro con mi fiel compañera, la soledad, me permití arrastrarme por le madera hasta el piso y mis lágrimas cayeron sin control.
Ya sé que soy una maldita bola de grasa, pero escucharlo directamente de mis progenitores duele aún más.
Calmé mis respiraciones al escuchar pasos subiendo e intenté que no se escuchasen mis sollozos. Tres golpes en mi puerta me pusieron alerta.
-¿Jimin?¿Hijo? Ya es hora de comer.-Escuché que hablaba dulcemente mi madre.
Tomé una gran bocanada de aire ya que el nudo en mi garganta era tan fuerte que no me dejaba respirar.
-N-No se preocupen por mi... Me siento un poco mal, y realmente no tengo ganas de comer.-Puse una mano en mi garganta y no pude evitar apretar un poco, para luego empezar a rascarme con mis no tan largas uñas.
-Oh, está bien, Jiminnie. Si necesitas algo puedes bajar, cariño.
Luego de darle un sonido de afirmación volví a escuchar sus pasos, solo que esta vez alejándose. Mi cuello y pecho ya ardían, porque mientras entablaba una leve conversación con mi madre, la picazón que sentía fue bajando y mis manos rascaron aún con más fuerza.
Miré el espejo de mi habitación y pude observarme en el, ya que la sábana que lo cubría se cayó y ahora podía ver mi lamentable reflejo.
Me arrastré hasta mi cama y me hice bolita sobre ella, sintiéndome impotente en este oscuro espacio, totalmente vacío por dentro y en plena soledad. Aunque Tae siempre estuviese conmigo, me sentía en la soledad más pura y destructiva para mi ser.
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