Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Una boda. Parte 2.

MIKA

¿Y si la Ardilla tiene razón?

NO, ESO JAMÁS.

Alguien como ella no puede gustarme. No puedo siquiera sentir afecto por esa criatura que tan indefensa me reclamaba su cámara. Me niego a creerlo. Me niego a sentir cualquier cosa por ella. Con el corazón al borde de salir disparado por mi boca, la cabeza al borde del colapso, y el escalofrío recorriendo mi espalda, opté por salir lo más rápido posible del lugar. Lejos de ella. No podía verla por más tiempo, mientras más lo hacía, mientras más la describía en mis pensamientos, la alocada idea que la Ardilla — y todas sus palabras— comenzaban a tener fuerza.

El problema no es que me guste Pajarito. El problema es que es la hermana de Fissher. Si no fuese por él, la situación sería diferente; tal vez, hasta podría aceptar lo que Gruonie dice. Pero la realidad aquí es que los dos son familiares, que ella es su hermana.

No debo salirme de mis cabales, y debo volver a pensar en la pequeña Fissher como solía hacerlo... o al menos debo intentarlo. Aunque su figura indefensa se haya grabado en mi cabeza. Aunque su sonrisa quede en mi subconsciente. Aunque aparezca en todo lo que hago... Todo lo que debo hacer es pensar en ella como lo que es: la hermana de Fissher.

Sumido en mis pensamientos, apenas escucho que alguien llama. Tampoco tengo los ánimos de hacerlo. Es Ashley quien entra a mi habitación y me entrega el celular en las manos mientras niega con la cabeza al verme sentado.

—Te ves fatal... ­—comenta, y sin más, sale de la habitación cerrando la puerta.

Veo quien llama: es Gruonie.

—¿Qué quieres? —pregunto al contestar.

Siempre tan cariñoso, Mika —comenta con sarcasmo. Hago una mueca al oírla—. Iré directo al grano... Verás, necesito un favor.

—¿Favor? Perdiste la cabeza, Ardilla. Nunca he hecho favores...

Lo sé. O mejor dicho lo suponía —contesta—. Pero me debes más de un favor y lo sabes muy bien, sobre todo con lo de hoy. Así que más vale que cambies de opinión. Recuerda que Astrid se hubiese ido si no fuese porque acepté tu petición.

Aprieto los dientes al oír pronunciar el nombre de la pequeña Fissher. Lo dije antes y lo repito ahora: ella siempre está ahí. Siempre aparece de alguna u otra forma. Ya no tengo escape.

—¿Qué favor es? —le pregunto tirándome sobre la cama.

Mamá trabaja organizando bodas y extrañamente se han enfermado unos cuantos garzones del personal... Necesito que seas uno de ellos. Ya sabes cómo funciona todo, qué tenedor va con cual plato, desde qué lado se sirve la comida y eso... ¡Fácil!

¿Quién cree la Ardilla que soy? ¿Uno más del montón?

—¿Qué pasa si me niego?

No puedes negarte ya. No después de lo que paso hoy.

ASTRID

En una oscura habitación, donde el aire acondicionado parece haberse estropeado y el calor es tan pesado que puedo sentir el sudor recorrer mi espalda, observo mi reflejo en el espejo de cuerpo completo que yace junto al sofá con ropa. Apenas logro reconocerme al ver como estoy vestida. ¿Por dónde comienzo? ¿Por los zapatos con tacón y punta que llevo puestos o por mi cabello? Con ninguna de las dos lograría asimilar la incredulidad que siento y tengo reflejada en el rostro. Cuando James me pidió que lo acompañase a una boda, jamás creí que fuese de esta forma; con el cabello recogido con una malla negra, una camisa blanca adornada alegremente con una corbata, una falda de tubo negra que me llega a las rodillas y estos malditos zapatos que apretujan mis pobres pies.

Por mi cabeza no pasó la idea de tener que acompañarlo a una boda para ayudarlo en el trabajo por falta de personal. Pero aquí estoy, en el oscuro cuarto mirándome al espejo.

—Te odio —le digo a James quien está sentado sobre la ropa en el sofá—. Creí que te acompañaría de otra forma, no como una garzona.

—Sólo serán unas horas, Cuatro Ojos —se excusa sin ocultar su sonrisa burlesca—. Nada más debes acostumbrarte a los zapatos y hacer todo como te expliqué antes.

—Sí, sí... —arrugo las cejas— todo muy sencillo, pero olvidaste un pequeño detalle.

—¿Cuál? —interroga, levantándose del sofá.

—Que soy una torpe —contesto mirando la corbata. El nudo que le hice es un caos, parezco un hombre de negocios borracho. James me agarra por los hombros y me gira para que quede frente a él. Con cuidado desabrocha el nudo y comienza a atarlo por mí.

—Tranquilízate, todo saldrá bien.

Eso esper-

La puerta se abre, dejando un camino de luz que proviene del exterior. Dos siluetas aparecen en el umbral de la puerta que logro distinguir enseguida. Son McFly y Cassandra.

—¿Astrid? —nos mira a James y a mí— Lo siento, ¿interrumpimos algo? —pregunta. Miro a James, quien está con los ojos puestos en McFly. Bajo los ojos hasta mi cuello encontrando las manos de James casi tocando mi barbilla con el nudo de la corbata casi terminado.

—N-no, nada —respondimos al mismo tiempo, dando un paso al lado. Miro a McFly, él mira a James como si quisiese matarlo acá mismo, con sus propias manos. A su lado, la hija del Sr. Gruonie lo sujeta del brazo antes de que él pueda reaccionar de alguna forma brusca. Musita algo que no logro percibir y luego nos sonríe.

—Nosotros ya nos íbamos —se precipita de decir James. Le sigo el juego asintiendo repetidas veces con un entusiasmo exagerado—. Con permiso.

JC me agarra por el brazo y me arrastra hasta afuera, pasando junto a los dos sin poder decir nada. Afuera, los demás trabajadores organizan los platos para servir la comida cuando la boda acabe y comience la celebración. Todo parece tan lujoso que vuelvo a sentirme una cenicienta.

—¿Conoces a la hija de la jefa? —pregunta James reteniéndome junto a una de las mesas. Su sorpresiva acción llama la atención de una señora vestida de traje que sostiene una carpeta. Su apariencia me resulta particularmente familiar.

—¿¡Cassandra?! —inquiero con los ojos bien abiertos por la sorpresa.

—Sí, esa chica irritante que cree que puede mandarme —agrega con desdén. Supongo que él n se ha dado cuenta en hace unas horas fue ella la que me llevó a casa en su auto—. Ha traído al peor chico de todos... bah —la mujer de traje con el cabello rojo se acerca a James con expresión franca. Busca llamar su atención tocando su hombro y James se da vuelta encontrándose a quien parece ser su jefa— ¡Sra. Gruonie! —exclama al encontrarla.

—Espero que no estés hablando otra vez de mi hija, James.

Una sonrisa incómoda y nerviosa aparece en los labios de James.

—¿Có-cómo podría? Su hija es un amor —los ojos verdosos, iguales a los de Cassandra, que la Sra. Gruonie tiene, se posan en mí mientras niega con la cabeza al escuchar la respuesta de James—. Oh, ella es Astrid. La traje por la falta de personal. Ya trabajó en esto antes, así que pensé que sería de ayuda.

¿Trabajar antes en esto? Vaya mentira que ha dicho James. Pero ya estoy aquí, vestida y dispuesta a decir una evidente mentira frente a su jefa. Todo sea por James.

—Encantada —mascullo esbozando una sonrisa tan nerviosa como la de James.

—Cassandra también dijo que traería a alguien. Bueno, dos son mejor que uno —la Sra. Gruonie agarra el nudo de mi corbata y termina de atarla. Acomoda mi cabello como si me conociera desde antes y luego asiente al verme arreglada—. En una hora comenzamos. Espero que todo salga perfecto chicos.

Cuando la Sra. Gruonie se aleja, James y yo lanzamos un suspiro para relajarnos. Necesito un tiempo para procesar todo lo que acaba de ocurrir: En la mañana me encontré con McFly y Cassandra. James me pide que lo ayude con el trabajo —hasta hoy no tenía idea que trabajaba en esto— y ahora resulta que me vuelvo a topar a McFly y Cassandra, pero no sólo eso, trabajaremos juntos...

Dios, ¿por qué de nuevo McFly?

MIKA

¿Por qué de nuevo Pajarito? Entre todas las personas tenía que estar ella con el inepto del Perro. El dolor de cabeza ha vuelto en el lugar que menos esperaba, cuando acepté un favor tan absurdo como ayudar a la Ardilla vistiéndome de garzón como si este estúpido trabajo estuviese a mi altura. O a la altura de la Ardilla.

—Pensé que te irías —comenta cruzándose de brazos. Sé perfectamente el motivo por el cual dice eso.

—Ya estoy aquí. No iba a marcharme por ver eso...

—Ahh... —sonríe mirando cómo me coloco la camisa— entonces ya lo asumiste.

No digo nada. No estoy de humor para volver a empezar con el jueguito mental. Ya dije que volvería a ver a Fissher como antes y como lo que es.

Vestido con una camisa blanca, una corbata negra del mismo color que el pantalón y los zapatos, Gruonie lanza una carcajada burlona. Ella jamás, en su maldita existencia, creyó poder verme así, de esta forma. Y debo admitir que tampoco creí verme así vestido. Al mirarme al espejo no puedo evitar preguntarme si el tarado del Perro estuvo aquí mientras Fissher se vestía, porque cuando abrimos la puerta los dos estaban tan juntos como lapa.

—Cállate y no digas nada —le ordeno cuando la escucho reír.

—No iba a decir nada, Mika.

Unos golpes en la puerta distraen nuestra atención. La Ardilla la abre saludando a quien parece ser su madre.

—Tú debes ser el amigo de mi Cassy —dice al verme. Se acerca para examinar cada detalle de mi vestimenta—. Hmm... ¿has hecho esto antes?

—No —se apronta a decir Gruonie—. Pero sabe sobre el tema, mamá. No será un problema.

Tras el inicio de la celebración, el banquete comienza. Me siento ridículo estando vestido de esa forma, pero me distraigo de vez en cuando viendo como la torpeza de Fissher se hace evidente al cargar cada bandeja hacia las mesas con personas. Sus expresiones faciales y gestos demuestran lo incómoda que está con la situación, pero intenta ocultarlo cuando la madre de Gruonie se asoma a la sala. Parece que el Perro la trajo a un campo de guerra, donde ella hace todo lo posible por sobrevivir.

La Ardilla también se ha dado cuenta de la situación y de vez en cuando, opta por llevar las bandejas por ella. El Perro ha estado reconfortándola en ocasiones, diciéndole cosas cuando se encuentran, provocando que la sangre me hierva. Ese es un privilegio que yo jamás tendré.

Es cuando vuelve con algunos platos que tres de ellos se caen al suelo, haciéndose añicos. Asustada, pone los platos sucios sobre una mesa. Se limpia el sudor de la frente y mira el desastre que causó. Ninguno de los presentes puede ayudarla o ninguno quiere hacerse cargo. Tampoco está el Perro para echarle una mano. Busca una bolsa y comienza a echar los trozos del plato dentro.

Y es allí, viéndola agachada recogiendo su desastre en que un revoltijo en el estómago me incita a ayudarla.

—Eres una torpe —le digo agachándome frente a ella para recoger los trozos—. Torpe e ingenua ¿No sabes que allá hay una escoba, Pajarito?

—Si no vas a ayudar, mejor vete —me reprocha, sin mirarme.

Sabe que soy yo el que está frente a ella. Continúa recogiendo los diminutos trozos y la ayudo en su labor, hasta que coincidimos con el mismo trozo del plato roto y apartamos nuestras manos como si hubiésemos sido impactados por un choque eléctrico.

—Lo siento —se disculpa luego. Trago saliva sintiendo otra vez esa extraña sensación que me seca la garganta y me sube el pulso. Se dispone a levantarse, pero antes de hacerlo, la detengo sujetándola de la mano, sin pensarlo. Ella alza su cabeza y me mira con confusión.

—Astrid... —digo su nombre. Es como si fuese un delito hacerlo, pero antes de decir algo más, es el Perro quien aparta mi mano de la suya.

-----------
James arruinando momentos desde tiempos inmemorables... oknu xdd. Holaaaaaaaaaaaaaaaa~ Subí el capítulo más lueguín como lo prometí, aunque dije que lo subiría al día siguiente :v Los sentimientos de Mika se están haciendo más evidentes ¡y es la primera vez que llama a Astrid por su nombre! :3 ¿Qué pasará en el próximo capítulo? Véalo en el... bueno, próximo capítulo ._. xD

¡Chauuu!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro