Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Esgrima.




Ejem, ejem. Como bien sabrán algunos, quien le escribe es una personita chilena, lugar donde el 16 de septiembre hubo un terremoto, motivo por el cual no pude escribir y publicar un capítulo. Estaba sin luz y tuvimos que usar el notebook para cargar uno de los celulares. Así que sorry por la demora D':

-----------


MIKA

Con mi padre en casa, murmurando y maldiciéndonos entre dientes, mi interés por pasar un momento más en casa se consumió ante la idea de distraerme. Y ahora, mi único foco de distracción, además de los viejos libros que me ha dado por leer, lleva el apellido de una persona que detesto. Así que manejé hasta el minimarket donde esperé encontrarla.

Pero jamás imaginé encontrar a la Ardilla aquí también.

—¿Mika? —la curiosa voz de Gruonie es acorde a su expresión. Cuando giro la cabeza en su dirección para verla, ella reafirma su rostro interrogante— ¿Qué haces con una empleada?

—La pongo en su lugar —respondo con tono firme. Bajo mis brazos lentamente, liberando a la mojigata de mi encierro. Ella no lo piensa dos veces y emprende su huida hacia el minimarket.

—¿Por qué la molestas? —insiste, más curiosa que antes. Camina hasta mi encuentro vistiendo el uniforme de su colegio— ¿La conoces? —no respondo. Creo que es gastar saliva responder a una pregunta tan obvia. Y aunque intente ocultar la verdad del asunto, la perspicacia de la Ardilla es mejor de lo que creí— Es la chica del lazo.

Afirmo moviendo la cabeza.

—¿Y tú qué haces aquí? —pregunto acomodando los pliegues de la ropa.

—Vine con papá —responde, señalando con su pulgar su espalda—. Es el dueño del minimarket y ahora que está en la ciudad ha comenzado a ver de cerca como está su cadena de supermercados —chasquea la lengua—. Me obliga a acompañarlo, aunque yo no tenga interés en estas cosas. ¿Te lo presento?

Me encojo de hombros.

No estoy interesado en conocer a padres que sean igual al mío. No obstante, con solo echarle un vistazo de lejos al padre de la Ardilla, noto que el semblante en él —si bien es severo— posee algo que marca la diferencia; no sé si son sus ojos, la forma de su sonrisa o algo más, pero hay una larga línea que separa al padre de Gruonie del mío.  Puede ser, ese evidente hecho: el padre de la Ardilla sonríe, mi padre no.

A solas, mirando fuera del minimarket, Gruonie me pide que la acompañe unos minutos mientras su padre tiene una charla con el gerente de la tienda. Acepto su súplica de mala gana, porque sé perfectamente lo que quiere saber. A la astuta Ardilla no se le escapa nada.

—Entonces... ¿qué tramas con ella? ¿Por qué la molestas?

Es evidente que con "ella" se refiere a la hermana de Fissher.

—Tengo mis motivos.

—Es extraño —dice de pronto, mirando hacia un punto imaginario—. Aquel día cuando te invité al parque y tú refunfuñabas por el mal olor a cigarrillo sentado en la banca, en un momento te quedaste petrificado observando a una pareja besándose. Estoy segura que era ella —aprieto mis puños al recordar aquella bochornosa escena en el parque—. Estoy cien por ciento segura que fue por ella que me agarraste y me arrastraste a la salida...

—Ve directo al grano, Ardilla —interrumpo.

Gruonie guarda silencio unos segundos, posicionándose frente a mí, mirándome con franqueza. Directamente a los ojos. Por algún motivo extraño, verla de esa forma me inquieta. Parece como si lo que quiere decir es algo demasiado, tanto para ella, como para mí. Y aunque un pensamiento fugaz se cruza en mi cabeza sobre lo que puede decir, intento negarlo.

—Mika, creo que ella te gusta.

Justo como lo que me rehusaba a pensa. Gruonie ha dicho lo que no quería escuchar.

—¿Estás loca? ¿El cigarro ha matado tus neuronas, Ardilla? —lanzo una carcajada, obligándola a guardar el argumento que ella quiere decirme— La mojigata que está adentro, solo es un juguete que sirve para distraerme. Nada más.

—Pues yo nunca te vi tan interesado en un juguete, McFly —se cruza de brazos—. Jamás lo admitirás... y quizás nunca pasó por tu cabeza que fuese de esa forma, pero creo que ella te gusta.

—Sí, estás loca —niego con la cabeza—. Todo el puto mundo se volvió loco —gruño, buscando las llaves de mi auto. Al encontrarlas hago a un lado a la Ardilla, pero esta me retiene del brazo.

—Mientras más lo niegas, más evidente lo haces.





ASTRID

El corazón me late a mil por segundo. Los motivos son muchos; haber sacado mis garras y responderle a Mika es unos de ellos. Pero ver a la hija del sr. Gruonie, también forma parte. La familiaridad con la que se hablaron, delata que ellos ya se conocen desde antes. Puede que sean amigos o algo más, de otra forma, ella no me habría preguntado por él aquella vez. Es extraño ver que Mika hable como una chica de esa forma, como si fuese una más de "su clase". ¿Será acaso que ellos son novios o algo así?

Rayos... y yo opté por mentirle y decir que no conocía a ningún Mika McFly. Los dos parecen tan idénticos que parecen formar la pareja perfectamente combinada. Verlos charlando afuera del minimarket —mientras el sr. Gruonie y el gerente hablan a solas—, comienza a formarme millones de preguntas.

Y no encuentro respuestas para ninguna de ellas al llegar a casa.

Por alguna extraña razón los días lunes siempre suelen ser más agitados que los demás, siendo McFy la causa del desorden interior y exterior de mi mundo. Desde que agarró mi celular el lunes todo mi mundo se puso de cabeza.

O tal vez estaba así desde antes. Mas hoy di un paso más; no importa que pase, no dejaré que McFly vuelva a dominar mi mundo, hacerme comportar como una idiota, me humille, me haga sentir miserable.

Las cosas cambiarán desde hoy...

Eso espero.

—¿Qué pasa con esa cara, Rodolfo? —pregunta papá, al sentarse en el sofá para ver la televisión. Pasa un brazo por mi hombro para acercarme a él.

—Ay, papá —niego con la cabeza—. Ya te dije que dejaras de llamarme así —gimoteo—. Y no me ha pasado nada. Bueno —suspiro desganada—, a un amigo lo han suspendido por una semana y...

—¿Amigo? —interrumpe. Los celos paternales se sienten en el aire, así que continúo antes de que comience la tanda de preguntas embarazosas.

—S-sí, un amigo.

—¿Es el chico que vino a verte la otra vez? Si estás saliendo con él, primero debo conocerlo. Reglas son reglas, no dejaré que mi hija salga con cualquiera —niego con la cabeza, mientras intento no reír. Ahora sé de dónde sacó Patrick ese lado celoso-protector que tiene.

Mamá llega con Boo en los brazos para sentarse en el sofá del frente. Ella tararea una canción para que mi pequeña y llorona hermana se duerma después de haberse llenado el estómago con leche. Cuando por fin comienza a cerrar sus achinados ojos, mamá me mira esperando llamar mi atención.

—¿Ya viste el concurso de fotografía?

—¿Qué concurso de fotografía? —frunzo el ceño.

—Hay un concurso de fotografía para aficionados que busca "captar el espíritu deportivo plasmado solo en una imagen". El ganador podrá elegir entre dinero y una cámara fotográfica instantánea. Aunque sé perfectamente qué elegirás si ganas.

Bien, retiro lo dicho; mis lunes no son del todo malos. ¡Acabo de recibir una excelente noticia! Un concurso de fotografía es todo lo que necesito para saciar mi derrotada autoestima. La fotografía es una de las cosas que más me gusta hacer, y aunque últimamente he estado alejada de ese ambiente, un concurso es lo que necesito para devolver mi amor por las fotografías artísticas que antes solía tomar. Sin embargo, el concurso tiene un grado de dificultad: el deporte. Captar la esencia y espíritu del deporte es más complicado de lo que parece; primero, debo elegir un deporte que se ajuste al tema.

Todos mis conocidos ya me han dicho algún deporte, pero ninguno logra convencerme para tomar una fotografía. Estoy buscando inspirarme con el deporte, después de todo, no tomar una fotografía por nada.

Alguien es el único que falta por preguntarle.

"¿Conoces algún deporte que sea digno de fotografiar para un concurso? —pregunto. He ido directo al grano, sin ni siquiera preguntarle como está. Soy un desastre de persona— "Ah!!¿ y cómo estás n.n?"

Alguien ve el mensaje enseguida, pero no responde. Me ha dejado el visto.





Al despertar por la mañana, lo primero que hago es comprobar si hay un mensaje. Y lo hay; Alguien me ha respondido.

"La esgrima es un buen deporte. Conozco donde lo practican" —Al leer su mensaje, el corazón me agolpa el pecho. Es justo el deporte que necesitaba; sofisticado, histórico y poco visto. Antes de poner un pie en la ducha, le responde un "gracias".

El mensaje de Alguien es un buen comienzo para empezar un agotador martes por la mañana.

—Entonces... ¿ya decidiste qué deporte hacer? —pregunta Megan. Las dos estamos esperando que la cocinera nos entregue los platos con comida para irnos a sentar.

—Alguien dijo que esgrima. Encuentro que es un buen deporte para fotografiar.

—¿Alguien? —pregunta, volteando a ver— ¿El admirador secreto que tienes?

—Ehm... yo no lo llamo así... pero sí. Él mismo —respondo recibiendo el plato de huevos con arroz. El fantástico menú que han preparado hoy.

—¡Uy, As! —me da un codazo en el brazo de camino a nuestros asientos— Deberías conversar más seguido con tu admirador, ¿cómo sabes si es tu nuevo amor?

¿Nuevo amor? ¿Por chat? ¿Cómo podría enamorarme de alguien que ni siquiera he visto de frente? Esas cosas de los amores a distancia y por internet nunca me llamaron la atención, tampoco nunca tuve uno. Creo que necesito conocer de frente, cara a cara, a Alguien para tener alguna opinión romántica sobre él. Es una cuestión de confianza, porque nadie sabe quien está realmente detrás del chat.

En pocas palabras, sonando muy exagerada: No quiero enamorarme de un psicópata. Por eso son aleja a las relaciones por internet.

—No creo que eso suceda —niego, colocando mi bandeja sobre la mesa—. No creo que suceda jamás.


Sábado.

Mi semana ha trascurrido normal. Y supongo que para McFly también lo ha sido, pues no vino a mí buscando hacer alguna de sus payasadas. Tampoco hubo rumores sobre su pelea con James por los pasillos, ni comentarios cargados de mofa hacia James. Fue como si no hubiese ocurrido nada. Supongo que Jax se encargó de callar a todo aquel pobre diablo que quisiera hablar de ese asunto.

Tengo que confesar que extrañé las locuras de James.

Pero ahora estoy demasiado nerviosa para extrañar, añorar o decir algo. Estoy con la cámara guardada en mi mochila frente al Club de esgrima de la ciudad. Un lugar, para mi humilde gusto, demasiado elegante para personas como yo. Hasta vergüenza me da presentarme ante el portero con la fachada que tengo. Todo parece de la realeza y comienzo a sentirme como una cenicienta moderna con enormes gafas. Sin embargo, junto valor y me acerco para hablarle.

—Hmm... Buenos días —saludo con un gesto nervioso—. Vengo a fotograf-

—Venga conmigo —interrumpe el portero. Ni siquiera me ha dejado terminar la frase.

Por un momento creí que me mandaría devuelta a la calle; no obstante, me guía por un largo pasillo con piso de madera, con paredes color beige de donde cuelgan enormes cuadros enmarcados de plata fina con fotografías de hombres y mujeres de la edad media, candelabros colgando del techo y olor a antigüedad culminando la habitación.

Esto comienza inquietarme.

Cuando estoy a punto de abrir mi boca para cuestionar al portero, él se detiene frente a una enorme puerta de madera oscura. Me lana una mirada sugerente, esperando a que entre. Y no lo dudo dos veces, lo único que quiero es alejarme de él, tomar la fotografía perfecta y largarme de ese incómodo lugar.

Suspiro, como quien se prepara para la prueba de su vida. Giro el pomo de la puerta y la empujo, intentando no hacer ruido. Al entrar, lo primero que captan mis ojos son las dos personas que están practicando frente a otros. Los dos tienen movimientos limpios, suaves y concretos, pero uno de ellos logra llamar enormemente mi atención.

No sé si sea su contextura, comportamiento diferente, la forma en que isa su sable, su misterioso semblante —que no solo llama la atención mía sino de los demás espectadores— o la singular forma de sus refinados movimientos que me resulta tan familiar. Algo hay en él que me resulta intrigante, provocando un deseo inmenso de saber quién está detrás de esa mascarilla.

Antes de que termine su pelea, busco en mi mochila mi cámara. Sin embargo, antes de tomar una fotografía, el que parece ser el profesor detiene la pelea mirándome con curiosidad.

—¿Quién eres?

Lejos de querer responder, me siento hipnotizada por la persona detrás de la máscara, quien ha girado en mi dirección cuando su profesor ha hecho la pregunta. Lentamente, lleva sus manos hacia la cabeza para sacarse la mascarilla y exponer su misterioso rostro.

Mierda.

Es McFly.


-----------

Ay, pequeña As, fotografiar a McFly no tiene nada de malo 7u7 ¿verdad? xD Desde este capítulo comienza la travesía del amor para McFly (y para muchos, su camino de redención y sufrimiento (??)) o tal vez nu o_o quién sabe, sho no.

Muchos vezos y avrasos <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro