De vuelta al trabajo.
ASTRID
Todos se han vuelto locos con el asunto de la obra de teatro, tenemos un desastre en la Sala de Arte. Los de vestuario corren de lado a lado y buscan en internet opciones para usar. La profesora Scott y los encargados del guión han impreso miles y miles de hojas que la mayoría han arrojado a la basura sin poder modificar el guión a la época, porque según ha dicho la profesora, el guión es muy complicado de entender. Y nosotros, los de la escenografía, estamos consiguiendo todo lo necesario para que nuestros dibujos salgan lo más real posible. Lizz y April se han encargado de dibujar en los enormes cuadrados de cartón y los demás chicos —incluyéndome— nos dedicamos a pintar. Yo solo deseo no tener que salir vestida de árbol a la escena, porque eso es ridículo y sé que se siente, ya lo hice antes. Fue cuando estaba en secundaria, después del revuelo del tarado que me besó por una apuesta. A mediados de Navidad hicieron una obra de teatro y tuve que disfrazarme de un maldito árbol navideño, con adornos y todo. Claro, uno de los focos principales sería yo cuando en medio de la obra los protagonistas armaban el árbol y yo aparecía en escena. No obstante, cuando estaba entrando al escenario, tropecé con uno de los cables y caí de cara contra el piso de madera provocando las carcajadas de todo el público, incluidos mis padres. Si lo que deseaba era ser el centro de atención, lo conseguí de maravilla...
Los escenarios y los torpes no congeniamos. Eso está más que claro.
Después de mancharme los dedos con tempera y pegamento, tomo un descanso sentada sobre una de las mesas de la sala de arte. Ya hemos terminado la sala de los Capuleto, el lugar donde Romeo y Julieta se encuentran y bailan. Mientras hago un intento en vano de limpiar mis manos con crema, James entra por la puerta y camina hasta sentarse a mi lado. Lanza un bufido y mira el revuelo que hemos armado.
—Me estoy volviendo loco —comenta—. Ni es un millón de años podré ser Romeo. No tengo madera de actor, mucho menos puedo aprenderme las cursilerías que dice.
Se agarra la cabeza y luego revuelve de cabello, desesperado.
—Debes meterte en el personaje, JC —le aconsejo. Aunque no sé si sea un buen consejo, pero así decía la profesora de Actuación de secundaria; un buen actor debe sentirse, actuar y pensar como el papel que interpreta, sólo así logrará una actuación para recordar—. Piensa como Romeo y siente como Romeo.
—Bah... —chasquea la lengua y se hace para atrás apoyando sus manos a los lados—. Sería más sencillo colocarme en el papel de un chico enamorado si tú fueses Julieta —Inevitablemente, todo mi rostro paliducho se vuelve a un fuerte y evidente rojo.
Eso no me lo esperaba. Y todo empeora cuando April y Lizzy miran hacia nuestra dirección con expresiones juguetonas. No tengo idea de qué estarán pensando, ni cómo esas dos se enteraron que a James le gusto. Y "hablando de saber", no puedo evitar preguntarme si James ya sabía que Mika es Alguien.
—James...
¿Será buena idea preguntárselo? ¿De verdad quiero seguir con ese tema? Al final, todo resultó como menos lo esperé y lo supiera o no, antes o después, las cosas no cambiarían.
—¿Qué? —interroga después de dejar mi frase al aire.
—Ah, nada... —niego con la cabeza—. S-sí quieres te ayudo a aprenderte el guión. Sólo consígueme uno y listo.
MIKA
—Ahh... ¿Qué haremos contigo?
Jax mira al obeso de la mañana de pies a cabeza, deteniéndose en los vidriosos y asustados ojos del Hipopótamo, quien parece estar rezando para que nada le suceda. Lo hemos "solicitado" detrás del gimnasio para hacer un trato y olvidar lo que hizo temprano, y de paso, saciar mi sed de ira... o algo por el estilo.
—¿N-no cr-creen que el castigo im-impuesto por el Director es su-su-suficiente? —Que titubee tanto comienza a exasperarme. En la mañana, cuando empujó a Pajarito, no se veía con tan pocas agallas porque no estaba frente a nosotros, pero la situación ha cambiado y más que un hipopótamo parece una gallina.
—¿Tú crees, Gordito? —interrogo, pateando una piedra. Él asiente repetidas veces.
Es asqueroso sólo con verlo. Si antes me daba asco verlo, ahora me causa repulsión, sobre todo por su gruesa e hinchada nariz.
—No —Chase niega con la cabeza, hundiendo toda esperanza que comenzaba a salirle a flote—. Pero si quieres salir impune de todo esto, tendrás que hacerme un pequeño favor y humillarte un poquitín más, mi gordo amigo. Verás, necesito ayuda con algo y tú eres el ideal para esto.
Blanqueo mis ojos. Comienzo a entender qué pretende hacer Chase...
Detengo el auto en uno de los estacionamientos del minimarket y bajo. Es ridículo volver aquí después de tanto tiempo de ausencia, pero heme aquí; sólo para cumplir el consejo que Chase me dio aquel día: enmendar mis errores. Aquí cometí muchos, fue donde le hice la vida imposible a Pajarito y la traté como una basura. Puede ser un buen inicio para arreglar todo o quedar como un completo idiota.
Y lo más probable es que se cumpla la segunda opción con todo lo que dijo ella en la enfermería.
"...pero no los correspondo"
No esperaba que lo hiciera, ni aquí, ni en Marte, pero puedo evitar que lo haga, ¿no?
Al entrar al minimarket por la puerta principal, con quien primero me topo es ella, la causante de todos mis desasosiegos. La pequeña Fissher limpiaba con espero el pasillo principal del minimarket hasta que sus ojos se clavaron en mí. Ahora su concentrada expresión es reemplazada por una molesta e incrédula.
—Bien —dice, más para sí misma.
Guarda en trapero en el cubo con agua y se marcha del pasillo hasta la zona para el personal autorizado. En no más de cinco minutos, el gerente del minimarket se acerca para hablarme acompañado de Gruonie.
—¿Qué haces tú aquí, Mika? —pregunta la Ardilla, cruzándose de brazos. Le hace una señal con la cabeza al gerente para que se marche y nos deje a los dos solos en el lúgubre pasillo a medio limpiar. Luego, lanza un bufido— No me digas que vienes a fastidiar a Astrid, porque ya te dije que eso no me gusta —arrastra su aguda mirada hasta mi mano derecha, con la que golpeé al obeso— ¿Y qué le sucedió a tu mano?
—Si me dejas trabajar aquí te cuento todo —respondo, esbozando una sonrisa falsa. Atrás de Gruonie, el gerente ha llegado al pasillo con una libreta en la mano y finge prestarle atención a las latas de comida del pasillo.
—Yo no tengo autoridad para dejarte trabajar aquí, Mika —Gruonie lanza un suspiro—. Eso deberías saberlo ya.
—Sí, pero eres la hija del dueño, puedes hacer algo al respecto.
Y como era de esperar, la curiosidad superó a Gruonie y con rostro amargado se dirige hasta el gerente del minimarket. Los dos trazan palabras que no logro escuchar debido a la distancia y confidencialidad con la que hablan, pero la expresión del gerente me lo dice todo. He sido re contratado —aunque anteriormente nunca lo fui— para trabajar como la gente común y corriente lo hace. Hora de mancharme las jodidas manos, todo para...
—¿Enmendar tus errores? —Gruonie lanza un suspiro mezclado con el humo del cigarrillo que acaba de encender. Apoya su espalda en la pared y me observa, volviendo a clavar sus verdosos ojos en mi mano— Así que, al fin y al cabo, si estás aquí por ella.
—Se oye estúpido, pero sí.
—No tengo idea de cómo pretendes hacerlo, pero... —lleva el cigarrillo a sus labios y le da otra calada sin exhalar el humo— suerte. Me habría gustado estar en los zapatos de ella, ¿sabes? No sabe el privilegio que tiene —blanqueo mis ojos. Había olvidado que la Ardilla siente cosas por mí—. Es una broma, es una broma —se ríe entre dientes—. Ya encontré con quién distraerme, Mika.
—¿Quién?
—Su amiguito —sonríe y lanza el cigarro al suelo para luego pisarlo. Alzo una ceja.
—¿El Perro? —interrogo— ¿Te gusta?
—No al punto que me gustas tú —admite, encogiéndose de hombros—, pero es alguien agradable y fácil de fastidiar. La verdad, me odia... pero soy la hija de su jefa, así que intenta ocultarlo de una forma muy obvia y graciosa —se acomoda el uniforme del colegio y mira hacia dentro del minimarket. Por poco olvido que trabajo en este horrible sitio desde ahora y que salí unos momentos a tomar un "descanso"—. Ahora dime, ¿cuándo pretendes decirle a Astrid lo que pasó entre su hermano y tú? —pregunta de forma confidente.
—¿Cuándo? Ella no lo creería aunque se lo dijera El Papa —comento con sarcasmo. La Ardilla frunce el ceño—. Tú eres hija única, no lo entiendes. Pero, ponte en el caso: ¿Qué pensarías si te enteraras que tu hermano, la persona que has defendido todo el maldito tiempo, es un imbécil que vivía haciéndoles la vida imposible a los demás y tiene videos sobre eso? —respiro hondo, intentando calmar la ira que me ha surgido de pronto.
Ya lo dije antes, recordar aquella época no es algo que me guste.
La Ardilla entre abre sus labios para contestar; sin embargo, antes de hacerlo es interrumpida por la sorpresiva aparición de Pajarito, quién sale del minimarket tropezándose en la puerta. Alcanzo a agarrarla antes de que caiga y se estampe en el suelo, pero una vez estable, ella aparta mi mano y alza su cabeza, mirándome con incertidumbre.
¿Acaso ella escuchó lo que dije?
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Hoy es #MiércolesdeOTR y mi cuerpo lo sabe (͡° ͜ʖ ͡°).
¡CHAAAN-CHAAAN!
✼Quiero mandarle un saludo a stephanyvrch13, que me dijo que está de cumpleaños. ¡Muchas felicidades y espero que se te cumplan toooodos tus deseos!✼
Hola, ¡amiguitos míos! Okno. Holaaas, nuevo capítulo de OTR, que no estuvo tan interesante como el anterios 7n7r pero que deja la duda sobre si Astrid se escuchó lo que dijo Mika. La verdad, no quiero alargar más ese tema y pienso aclararlo cuanto antes. Y... No sé por qué siempre olvido lo que tengo pensado escribir acá DD: Bueno, les avisaré por acá que en RTR pasaré el capítulo 37 y el epílogo a borradores porque pienso seguirla. Hoy mismo me pondré en marcha para publicar un nuevo capítulo :P
Eso, muchos abrazos de oso. Nuevo capítulo el miércoles del próximo año.
¡10-4, cambio y fuera!
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