Odbicie
Es absurdo, lo pienso y me rompo, cómo lo haces tú cada vez que me regalas una mueca de disgusto, odio, rechazo. Era irónico, puesto que yo te amaba, te amaba porque eras lo único que yo podía admirar, eras lo único que deseaba mirar. ¿Quién más notaba tus lunares?. ¿Quién más amaba tan inocentemente cada punto de tu piel cómo yo?. Nadie, aún cuándo quería gritarte cuánto valías para mí tú sólo te marchabas dejándome al merced de la obscuridad.
— Te amo — le susurrabas cada vez que lo veías a los ojos, yo también lo amaba, amaría todo lo que tú amaras, lo veías cómo su fuese tú mundo, lo único en la vida, como si su luz fuese cegadora, inefable —. No me dejes Jimin — le susurraste cuándo un portazo se hizo presente despertando tú dolor.
Viejo amigo que odiaba, odiaba todo lo que te hacía daño, no sabes cuánto hubiese dado por salir de esta prisión de cristal que no me dejaba tocarte, palparte con delicadeza ese corazón tan magullado.
Te acercaste a la única unión que poseía contigo, el espejo. Yo siendo sólo un reflejo tuyo, un mimo ante ti, tan imposible de hablarte, rozarte, poseerte hasta los más obscuros sueños y volverlos de color, pero no. Lágrimas caían de ti, madre mía cuanto me dolía.
— Eres una basura miserable — me escupiste con la mirada llena de odio, yo debía reprimir el dolor y copiar tus actos, ya que siempre fui tú títere un muñeco hecho a tú medida, para ti y aún así no me amabas — ojalá mueras te odio tanto Suga, me desgraciaste la vida, si no te hubiese creado hoy estaría con Jimin.
El filoso palpitar de la sangre que recorría esos moretones en tú piel que clamaban por ser aliviados, él te hirió y aún lo amabas, lo sé también no te importaría que él te cortase la aorta si fuesen sus palmas. Pero ¿el valía más que yo?.
Yo estuve allí cuándo naciste, nací contigo. Tus primeros pasos, la primera vez que tus dientes cayeron, cuándo tenías una raspadura, un logro, un fallo, siempre estuve a tú lado silencioso amante del arte que eres tú.
Empujaba la lucha contra estas malditas rejas que me separan de ti, yo te amo tanto y no comprendo porque tú no a mí ¿qué no somos lo mismo Yoongi?. Yo he crecido para ser tú escudo, aquel que inventó una máscara para evitarte miles de balas y aún así lo amas a él y no a mí. ¿Que más debo de hacer para que reflexiones la destrucción que causas en mis palpitaciones?.
Me golpeaste, de nuevo, aunque le decías que esas eran constelaciones que él más tarde surcaría dañándolas sin quererlo realmente, en realidad esos golpes que tú decías que no eran nada, sólo eran puentes para alejarte de mí. Lo sabía, dejabas que Agust te alejase de mí, maldita sombra llena de obscuridad y odio. Él hacia que tú te alejaras de mi luz, depositando tú sincero y frágil amor en alguien que no te lo retribuiría así cómo yo.
— Déjalo, ya verás que lo perderás, pronto estará a mi merced y allí lo haré desaparecer.
— ¡Aléjate de él Agust! Yoongi es fuerte, él... él me amará y seremos felices, él me amará tanto cómo yo a él lo sé.
— ¡Ja, maldito ingenuo!. ¿Qué no lo ves?. Él te odia, jamás te amará — los ojos del rubio se obscurecieron aún más y él salió del mundo de los reflejos aproximándose a ti, tú tan desesperado hombre que estaba arrodillado ante tu angustia sin notar el peligro que te acechaba silencioso— eres inservible, miserable imbécil, tú existencia es un malgasto de oxígeno, mejor matate, nadie notará que ya no estás.
— ¡Déjalo, aléjate de él Agust, deja a Yoongi, idiota! — la desesperación me absorbía, golpeaba aquel cristal sin frutos de salir de aquí.
Agust al ser una sombra podía bien permanecer en el mundo terrenal pero yo no, yo no era nada más que un reflejo que sólo podía correr a contra reloj contra el mundo real, veía cómo Yoongi se destrozaba en un llanto incesante. ¿Tal vez si fue su culpa que él perdiera a Jimin?. Pero él se fue porque Agust llenó la cabeza de Yoongi de miedos e inseguridades, Agust siempre fue más fuerte y certero. En cambio yo era más suave y aunque era fuerte Agust lo era más, él era la maldad, el odio, lo que los humanos llamarían el infierno. Sentía que se desvanecía, todo el cuerpo le dolía, debía hablar con Yoongi, limpiarlo de las nocivas palabras del demonio que era Agust.
Éramos una contradicción, miles de paradojas lo bueno y malo luchando por el poder de un ser tan puro, a veces sabemos que lo asesinamos ante nuestra contradicción, somos la cara y cruz, somos dos seres completamente diferentes haciendo que Yoongi se retorciera ante nosotros. Pero yo no quería eso, no.
Yo solo quería que me amara, que viera a través de mi lo valioso que es, que su existencia es tan magnífica, que aunque hubiesen días horribles me tenia a mí, yo jamás le fallaría. Si lo amaba incondicionalmente, de una manera loca e inocente. Comencé a llorar a la vez cuándo Yoongi se aproximó a mí, me tocó sobre esa fría superficie, deseaba tanto sentir sus yemas contra mí, el calor que nunca tuve de su parte.
Recuerdo la única vez que me miro y me hablo con calidez fue cuándo era más pequeño, luego al crecer Agust le llenó la cabeza y comenzó a odiarme tanto cómo para dañarse físicamente, pues psicológicamente lo hacía esa maldita sombra.
Tantos años de calvario para mi pequeño Yoongi, él era inocente un pequeño muñeco frágil. ¿Cómo hacerte ver que para salvarte sólo debes de amarme?.
Te vi retroceder, de nuevo te alejarse de mí escabulléndose en las garras de él. Me llené de angustia, sabía que si no hacía algo él te llevaría y yo quedaría con una herida sin coser en la prisión del olvido si no actuaba. Te seguí hasta el baño, fuiste directo y tomaste las pastillas que le juraste a Jimin que habías tirado, le mentiste, de nuevo. Quizá era una de las muchas razones por las cuáles te dejo, pero Dios Yoongi, no puedes seguir así.
¿Recuerdas cuándo juraste amarme?. ¿Cuándo te olvidaste de mí?. Ámame, ámame, juro que caducare tus inseguridades, haré que el temor se esfume, prometo cuidar de tus heridas, seguir a tu lado hasta el último instante pero ámame, ámame.
Te vi meter todas las píldoras en tu boca, me asusté ya no importaban las reglas, que los guardianes me quiten lo que fuere pero no dejare que te suicides Yoongi.
— ¡Ya basta Min Yoongi! — te exclamé partiendo el cristal, avancé hasta ti — ¡despierta! ¿quién eres?. Tú no eres el Min Yoongi que yo conozco, tú eres fuerte ¡¿como no lo ves, que te pasa mierda?!. ¡Estoy harto de observarse sin nada, yo te doy todo de mí, estuve desde tú nacimiento, te he dado todo sin pedirte nada mientras los demás sólo te traicionan! ¡¿y así me las pagas rindiéndote?!. No te rindas joder Yoongi te amo tanto, ¿porque tú no a mí?. Ámame, ámame.
Me aproximé y te abrace cómo se que lo anhelabas hace años, era la primera vez desde años que sentía tú calidez, Agust intentó hacer algo pero lo detuviste, tus ojos estaban empapados y me mirabas aún con un poco de desagrado pero ya no era más tanto cómo lo de horas anteriores.
— Amarte es la solución a todo Yoongi, cuándo te ames a ti mismo podrás amarme, mientras será mejor que nos separemos un tiempo aprovechando que las promociones están congeladas. No quiero dejar de amarte, eres mi esposo, pero hasta que no veas que la única manera de ser felices es el que te ames no podremos seguir así, adiós Yoonie.
El amor propio es necesario, sin el amor hacia ti misma/o, sólo existirían los rencores, odio, rechazo y una inmensa infelicidad. No te hagas eso, vales muchísimo aunque nadie te enseñó a amarte o nadie te dice a diario que vales.
Lo haces, vales más que cualquier riqueza material, tú existencia es un regalo, que estés respirando es una enorme felicidad. Eres capaz de todo, tú única meta debe ser tú bienestar. Ama, vive, ríe, sufre pero levántate.
Te quiero cariño incluso si tú no te quieres ♡
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