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07

El silencio de su alrededor lo hizo preguntarse una y otra vez en donde está. Observó los árboles gigantescos con siluetas aterradoras, intranquilo.

—¿Qué es este lugar? — Inquirió, un poco preocupado por su bienestar.

El último recuerdo que tiene es haber estado en la habitación junto con el pequeño príncipe, quien lo despertó de cuando soñó con ellos, una terrible y horrible pesadilla. Un recuerdo doloroso, que desea poder olvidar.

A pesar de los años, todavía sigue en su mente, esperándolo por las noches para atormentarlo.

Se levantó del suelo y escucho las hojas crujir al ser pisadas, sintiendo la aceleración de sus latidos ante el temor y lo frío que se volvieron sus dedos.

Empezó a caminar despacio, cuidándose de no tropezar y lastimarse. Mirando sus alrededores con desconfianza y con dudas.

El cielo nublado y sin estrellas, sin una luz de la luna que pueda alumbrar este camino para que pueda guiarse y volver junto con el pequeño príncipe.

—Este lugar, siento que ya he estado aquí… — murmuró, agitado —, se siente tan familiar.

Completo la oración y un profundo sentimiento de agonía se instaló en su corazón.

—¿Por qué? — se preguntó a sí mismo, en medio del silencio.

El único ruido que puede escuchar son las hojas crujiendo al pisarlas y nada más, ni un canto de algún grillo o el canto de un pájaro.

Solo un silencio.

—¡AYUDA! — Gritó una voz masculina, a lo lejos.

Alan se paralizó.

—¿Qué debería hacer?

Se mordió su labio inferior, tratando de calmar sus nervios. Podría irse e ignorar el grito, pero… 

Deja de morderse y suelta un suspiro, con una expresión cansada, dudosa pero determinada. 

Mueve sus dedos para calmar su corazón tembloroso y empieza a correr hacia los gritos. Los árboles, la oscuridad, el frío y los gritos desgarradores lo hacen sentir nervioso, pero jamás en la vida abandonaría a alguien que necesita ayuda. 

Su pecho se agitaba, al igual que su respiración. A lo lejos ve una silueta de una fuente y dos siluetas humanas, para al instante al ver que la silueta más alta sostiene una espada.

—Aidex, por favor… — suplico entre sollozos, con una voz temblorosa y un corazón herido.

¿Aidex? 

Sus ojos se abrieron de la sorpresa, el pequeño príncipe…

—¿Escuche bien…? — se preguntó a sí mismo, dudoso de la situación, decide quedarse quieto. —¿Cómo es posible? ¿Cómo? — inquirió, hace únicamente unos cuantos minutos atrás estaba con él. 

En la habitación estaba Aidex junto con él, dándole consuelo a las experiencias más dolorosas. 

¿Tal vez sea solo un sueño?

Sí, tal vez sea solo un sueño, pero uno que se siente muy real.

Ve como la silueta de Aidex se acerca a al otro, con pasos despacio y su larga cabellera moverse por la brisa helada de otoño.

—Tal vez si el Emperador hubiera hecho algo contra mi maldición, ellos aún seguirían vivos — murmuró en un tono de voz apagada. Como si dentro de su interior ya no estuviera nada, solo un profundo vacío —. Tal vez si el Emperador no se hubiera acostado con tu madre, tal vez si el Emperador no haya escuchado el consejo de tu puta madre… ¡Mamá, no se hubiera enfermado! — exclamó con desgarro en su voz.

Y Alan, pudo sentirlo…

Una profunda tristeza en aquellos brazos que fueron cálidos con él, una angustia que lo hice sentirse agitado por sus palabras.

Él Aidex que tiene en frente, ya no es él el pequeño príncipe que lo miró con cariño, con protección y cuidado, ya no es el Aidex que conoció.

Ahora solo es un ser roto, Alan lo sabe más que a nadie el sentimiento de tristeza y soledad, donde solo llena su vacío con esos sentimientos amargos. 

—¡Pero yo no tengo la culpa! — le contesto, exaltado.

Aidex no le contestó, solo se quedó callado observándolo.

Miró, preocupado la situación y vio cómo Aidex, levantó la espada y… Alan solo cerró sus ojos, y pudo oír un grito.

Y todo se volvió oscuro. 

•••

Todo su cuerpo se congeló al instante, no pudo moverse ni articular ninguna palabra, ni siquiera podía sentir el frío del otoño. Ya no podía sentir ni escuchar nada, solo los latidos de su pobre corazón exaltado.

Abrió los ojos pero los cerró al instante debido a la gran luz amarillenta en frente suyo, al abrirlos nuevamente pudo observarlo.

Un precioso cuadro gigantesco adornando el espacioso salón de un palacio imperial, donde al rededor suyo se encuentra aun más cuadros de personas aportando una corona y cada una con un nombre escrito. Pero lo que más le llamo la atención fue un hombre, con un rostro divino parecido a un europeo pero llevando una enorme cicatriz de cuchillo en su ojo derecho. Su larga cabellera azul safiro y sus ojos grises, llenos de melancolía parecidos a alguien que ya conocía.

Leyó la palabra escrita bajo el cuadro.

DARIEL LIDAS.

"Amado Emperador, que Dios guarde misericordia por ti en el infierno".

Alan se quedó en blanco, no podía creerlo.

¿Amado Emperador? ¿No es el padre de Aidex...?

Lo pudo suponer por el gran parecido y el hecho de que esté sea el Emperador y Aidex el príncipe heredero.

Apreto su labio inferior, no sabe que es lo que sucedió entre Aidex y su padre, pero por lo que pudo suponer es el hecho de que esté lo haya abandonado por su maldición y también a la madre de Ai, y que se haya ido con otra mujer.

Pero... ¿Qué tipo de maldición tiene el pequeño príncipe para que sea tan grave?

Protege al imperio y ayuda al heredero.

Rezono en su mente y tan pronto, cuando las palabras terminaron de ser enunciadas empezó a escuchar gritos, llantos y exclamos de bebés, ancianos y niños desesperados.

—¡MATEN AL EMPERADOR AIDEX!

El grito de desgarró, lo angustio.

—Aidex, mi pequeño príncipe... — murmuró, tratando de contener su llanto al recordar la sonrisa de inocencia de él, a pesar de que lo acaba de conocer. —¿Qué te pasó?

Los cuadros empezaron a incendiarse y lo recordó...

"Corazón zafiro". La novela que había leído hace una semana atrás, por lo que recuerda es que la protagonista es Safi, una plebeya con un poder divino que lo uso para ayudar a su pueblo a combatir con la peste Roer, debido a la negligencia de su actual emperador Aidex, debido a que no pudo hacer control de seguridad necesarias al permitir la entrada a los barcos de intercambio del imperio Gusmean. Sólo recuerda eso porque sólo leyó el primer capítulo y los spoilers de esta.

Los cuadros se volvieron cenizas y un olor a humo inundó sus fosas nasales, empezó a toser tratando de quitarse de encima el olor. El olor se esparció por toda la habitación y un mareo intenso se colo en sus pulmones, empezando a toser con más fuerza hasta quedar inconciente.

Solo pudo escuchar una suave melodía de un piano antes de perder la conciencia...

Nota del autor.
Hola mis camaradas, espero que se encuentren bien. Yo por mi parte me encuentro bien, ya que saqué la mayoría 5 en mis materias, 9 de 5 en 13 materias <3
En los demás solo saque 4, el único en que saque 3 fue en Guaraní.

Sí, soy Paraguaya, che kpe. 🇵🇾❤

Y sin más... ¡Nos vemos en el próximo capítulo! 💕

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