[Temas fuertes. ⚠️].

•

Era una tarde de un domingo, tranquilo como siempre en el pequeño pueblo en el que vivía. Cómo todos los domingos, estuvo lavando su ropa mientras escuchaba música a través de los auriculares de cables.

Desde el exterior parece un joven calmada, despreocupado y responsable, pero por dentro...

Dentro de él había un rastro de preocupación y temor en su corazón, temeroso de que se repitiera la misma ocasión.

Un padrastro borracho discutiendo con su mamá. Sacándole a relucir el hecho de no ser una buena mujer: no limpiar, no lavarle la ropa, no ordenar la casa y dejar siempre la casa "sucia". Aun sabiendo que el joven lo hace todo y que siempre deja la casa reluciente. Porque su mamá no tenía tiempo para todo eso, ella siempre estaba trabajando para darle una buena comodidad a su hijo y que, debido al trabajo excesivo, siempre estaba estresada.

Hizo una mueca de desagradado al recordar esas asquerosas situaciones que su padrastro los hizo pasar. En la perspectiva de Alan, su padrastro solo era un cobarde más que tuvo un pasado difícil. O algo así.

Pero eso no justifica su actitud de machista y el de ser un jodido idiota.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir que le tocan el hombro, se voltea y saca un auricular de su oreja con una mano mojada y ve a su madre sonreírle tiernamente.

—Alan, puedes ir a comprar harina y leche, para cenar hoy milanesa.

—Sí, mamá. No te preocupes, por eso — respondió despreocupado.

—Aquí te dejaré el dinero — dijo y lo puso encima de la mesita al lado de la puerta.

Para luego marcharse y él, al salir de la lavandería, fue directo a su habitación que estaba en el segundo piso. Dejó su celular cargando y aprovechó la ocasión para ponerse una chamarra.

Nunca lo admitiría, pero odia con todo su ser el alcohol y los cigarros. ¿Por qué? Todo por su padrastro y debido a eso, le desagrada salir en los fines de semana, las calles siempre están infectados de borrachos.

Sale de la casa para ir a la tienda más cercana.

—¡Mamá, vuelvo enseguida! — grito antes de salir.

El respiro profundamente, tratando de calmar los nervios y el miedo, debido a que también hay una razón más del porqué odia tanto salir a la calle y es porque...

Paso al lado de un borracho y este le silbo. Todo su cuerpo se estremeció por la incomodidad y el temor.

—Asqueroso... — Murmuró asqueado.

¡Lo confunden con una mujer solo porque tiene el cabello largo! ¡Puta sociedad machista que permite el acoso callejero! 

¡¿Por qué todavía no crean una escuela específica para llevar a hombres así, que sean tratados como mujeres y que se vistan como mujeres para que así aprendan a no hacer esa mierda?!

Apretó los puños, irritado por el mundo y la sociedad.

Luego de algunos minutos, ya un poco calmado y con las compras ya hechas, sale de la tienda para ir a casa nuevamente.

Tratando de ignorar algunos silbidos.

—Jodidos fracasados... 

Y así, siguió maldiciéndolos hasta llegar a casa.

Al entrar escuchó algunos gritos, otra vez...

Dejo las compras en la sala, más tarde le daría el vuelto de la plata a su madre, porque por lo visto su padrastro le está sacando de sus casillas nuevamente.

Fue directo a su habitación y se sacó la chamarra, ya empezaba a sudar. Y se puso los auriculares nuevamente, tratando de distraer su mente y tratar de alejar los malos recuerdos que aparecen en cada discusión, solo para empeorar su herida emocional. 

—La música es una amiga leal y una gran guía cuando sientas desesperación y tristeza, cuando el dolor ya no sea tan soportable y sientas que estás muriendo lentamente... Es ella quien te acepta tal y como eres, a pesar de tus defectos y tu cuerpo — recitó esta frase sin recordar de dónde lo habrá escuchado o leído.

Y es verdad, la música siempre estuvo ahí, siempre. En los días en que el cansancio mental le dominó y hace que parezca una persona perezosa. En los días en que el vacío y la soledad estaban tan presentes mientras estés rodeado de gente. En los días en que se sintió perdido y repudiado, cuando no se sintió amado. Y sobre todo, en los días en que se sintió un bicho raro.

Fue ella quien lo acepto, lo comprendió y amo a pesar de todo. 

Unas lágrimas salieron y el pecho se sintió apretado...

¿Cuánto más dolor deberá de soportar? ¿Cuánto tiempo deberá de esperar a que la muerte venga a por él?

Y en medio de ese caos lleno de arrepentimientos, llantos y remordimientos. Alan se quedó dormido.

🏳️‍🌈📝👑

Nota de la autora:

¡Buenas noches o buenas bubis!
Espero que estén bien y que este año
les dé todo lo que ustedes quieran.

Yo por mi lado, estoy más o menos,
aún estoy superando una mala amistad, je. 🥲

Dejando todo eso de lado, espero que
les hayan gustado el capítulo de hoy.

Para mí fue difícil escribirlo porque toque
un tema fuerte como el acoso callejero.

Yo como mujer, tuve la mala suerte
de sentirlo y más por un ex compañero mío.

Dejando eso de lado, recuerda que tú voz
es importante, así que si sufriste algo parecido
o peor, recuerda recurrir a alguien adulto.

No tengas miedo, mereces hacer
sufrir al monstruo que te atormento,
sin importar las opiniones de personas
de mierda, sin importar si son tus amigos
o tú propia familia.

Recuerda hacer justicia, no solo por ti,
también por las niñas y mujeres que no
pudieron hacerlo.

Eres especial, eres importante y
Sobre todo...
NO ERES UN JUGUETE SEXUAL.

Sin más, recuerden que su camarada Yery
siempre estará con ustedes.
Los amo y cuídense mucho.

Nos vemos en el próximo capítulo.