꒰ ⌗ Segundo ! ꒱
—¡Quita esa cara Yoon! -Bufó el castañito desde el otro lado del río de cuclillas en el pasto verdoso y húmedo por las salpicaduras del agua que el río desbordaba, animando al pequeñito conejillo qué lejos de la orilla se mantenía.
No era miedo, Yoongi tenía fobia al agua y en especial a las caudalosas aguas de los ríos, no era ni de cerca algo que pudiera superar por unos cuantos elogios del otro chico, aquel ya estaba acostumbrado a las aguas pues su familia le acostumbró desde temprana edad a conseguir comida de ese medio y allí dónde está era un excelente pescador.
—¡T-Tengo miedo, M-Minnie! ¡El agua me va a tragar! -Vociferó él temblando del miedo, sus manitas hechas puños a los costados, escuchaba el gruñir de los felinos asesinos y de los lobos aullándole de cerca, habían ido muy lejos andando y comprendía el nivel de peligro al que se enfrentaban- ¡S-Sácame de aquí!
Jimin rodó los ojos esbozando una sonrisa burlona, no era de echar la bronca pero él no sabía cómo aquel bonito Alfa se había convertido en su amigo con lo llorica y débil que es, es decir, si estuviera catalogado como Omega, las cosas y sus acciones cautelosas tendrían sentido con su raza, pero se suponía que pertenecía a los alfas.
—Yoonie, estarás entre los colmillos de un bonito gatito que te dobla la estatura si no cruzas este río, no es tan difícil, solo debes ir por las piedras y listo -El susodicho movió sus ojos a un costado, dentro de los matorrales se vislumbraron los destellos de dos pares de ojos muy atentos a sus movimientos.
Regresó su mirada al osito que tan campante se había echado a jugar con los hierbajos, el gazapo no tenía otra opción más que ir saltando de una roca a otra, unos diez metros, una profundidad de no más de medio metro, ahogarse en aquel charco sería una deshonra para toda su manada y quedaría en el recuerdo como el más tonto de los conejos belier.
—Uh Uh, ¿ves esos dos lobitos? No son de los Kim, tampoco de los Choi... entonces, puedes ser su almuerzo perfectamente -Si Jimin no podía ayudarle a cruzar, al menos le serviría como sus ojos para alertarle de los problemas que acechaban a sus espaldas- Éste río es la frontera, aquí Taehyungie podrá cuidarnos, de ese lado éramos una jugosa y apetitosa comida...
—¡C-Cállate o yo mismo me entrego como tributo! -Pataleando gruñó... bueno... su intento de gruñido fue el mejor chiste para él Omega castañito.
Al tanto de los hambrientos lobos, a nada de lanzarle piedras a Jimin y su miedo subiendo por su sistema, Yoongi corrió hacía atrás, literalmente comenzó a huir de los cazadores y del propio Jimin.
Fue hasta entonces que su sonrisa se disipó por completo y con sorpresa vio cómo se perdía entre los altos árboles, hasta que de Yoongi no veía nada. Solo supo reaccionar al completo cuando por el rabillo se percató del movimiento de los arbustos, los lobos se movían, irían a por él.
—Serás... -Maldiciendo entre dientes sus ojos se abrieron más de lo normal, al instante dejando su cómoda posición para saltar las piedras del río- ¡Taehyung, se van a comer a mi conejito! -Chilló adentrándose a la zona enemiga, alertando así a ciertos lobeznos echados por allí.
Corriendo con tranquilidad el osito visualizó por encima a sus espaldas, tres grandes lobos de negros pelajes con enormes colmillos y claros ojuelos saltaban el río que segundos antes él había cruzado, un cuarto lobo —éste muy pequeñito y de un pelaje blancuzco y pulcro— se sentó sobre sus patas traseras en el pasto, bastante tranquilo a priori.
Jimin, acompañado de grandes defensores, aligeró su paso, olisqueando el lugar y segundos más tarde guió a los caninos por el bosque, llevándolos sólo un minuto después a una zona abierta e iluminada.
—¿Se puede saber qué neurona tuya quiso suicidarse, Yoongi Hyung? -Masculló con rudeza, aparentemente hablando solo, mas no era así, en la rama de un árbol de mediana altura se encontraba el conejito de enormes orejas caídas moviendo su naricita tiernamente- Bájate de allí, no quiero empezar guerra por tu culpa -Escupió llevando sus manos a los costados de su cintura.
—Esta zona no te respalda, más te vale dejar de pisarla... -Jimin alzó sus labios en un puchero, riendo poco después.
—¿Toman ventaja por ser yo un pequeño niño que no llega a los diez años? ¿Así de crueles pueden ser los lobos de esta zona? Dejen que me lleve a mi amigo, estábamos jugando-
—Traes contigo a tres miembros de los Kim, muy inocente no eres -Dijeron entre los árboles, Jimin adjudicó un nombre a aquella voz por lo grave que llegaba a ser y la poca pizca de amabilidad puesta en cada palabra mascullada.
Entonces tuvo un poquito de nervios viajando por su sistema, agachó sus hombros y crispó sus labios antes de dibujar una sonrisa, era un cachorro pero era uno muy especial.
—Este territorio no es ni la mitad del mío, está deteriorado y tienen más cazadores que caza, ¿está usted seguro de sus amenazas? -Inquirió con un ojo puesto en el conejito que reacio le dio vistas a su pomposa colita respingona- Como no te bajes de ahí, dejaré que te hagan al carbón... -Le susurró con rudeza.
—Debo recordarte que estás, como bien dices, en mi territorio, si te cazo aquí, eres mi presa y tus papis no podrán hacerme nada, al fin y al cabo... su único descendiente vino solito a enfrentarse a nosotros por salvar a un... ¿eso es una rata?
A Jimin se le escapó una carcajada.
Pero ojo, fue sin querer.
—¿A-A quién llamas tú "rata"? -Su vocecita se hizo audible, pero el chico estaba enganchado en una rama por la parte de sus pantalones, estaba colgando cual prenda de ropa para secar- J-Jimin, ayúdame, tengo los pantalones apretando zona dolorosa... -Esto último se lo dijo a Jimin, quien tomó su mentón para tapar su boca y que sus risas no se oyeran- Jimin -Se quejó una vez le vio la malicia.
—Lo siento, lo siento...
—Que bonito Alfa, mírale, ojos lindos y gordito... -Volvió a hablar saliendo de su escondite.
La figura de un adolescente se mostró frente a ellos, los colores de sus cabellos eran grisáceo y por sus labios se veían los colmillos retraerse, rápidamente al lado de Jimin se aparecieron dos hombres de no más de veinte años, el sobrante fue voluntario a ayudar al gazapo atrapado.
—Mucho tiempo sin verte, Mimi -Sonrió plenamente al saborear cada sílaba, el castañito de baja estatura sintió un escalofrío desagradable.
—Iuhg... ojalá hubiera pasado más tiempo sin ver tu horrenda cara, Heeseung Hyung -Se quejó.
—¡H-Hey! -Chilló el Alfita gruñón.
Jimin sintió al bajito chico llegar a su lado y abrazar su cintura, sus ojuelos asustadizos se conectaron con los suyos y en su pecho rompió lugar el sentimiento extraño que siempre sentía al estar cerca de él, las alas de las mariposas haciéndole cosquillas en su estómago y esas hormonas que le hacían sentirse cohibido y lindo salieron a flote representándose como un fuerte sonrojo en sus mejillas abultadas.
—Vete ya, Jimin, los Kim no tardarán en mandar a su manada si sigues prolongando el tiempo... -Dijo con fastidio rodando sus ojos, casi obligando a su acompañante a reprimir los impulsos de ir hasta aquel hermoso Omega de oso y... - Vamos, deja de ver carne que no tendrás o te maldecirán... -Le dijo directamente cuando vio en sus ojos un color amarillo intenso tomar el control sobre él.
[ 1 año después ]
Jimin tenía Siete años de edad, Yoongi Nueve.
Jimin estornudaba en el descampado repleto de flores cargadas de polen y siendo las abejas las incrédulas que transportaban ese polvo amarillento de un lado a otro, provocando oleadas del mismo por el viento que las mecía suavemente. Yoongi estaba agachado y casi camuflado entre las amapolas, sus deditos enrollando el tallo verdoso y haciendo presión se llevaba entre sus falanges la flor robada, posteriormente la colocaba junto a las demás en una cesta, esa que siempre llevaba consigo.
A pocos años de presentarse como Alfa y Omega, los cachorros disfrutaban de su libertad, la primavera era una estación algo especial y borrosa para el osito llorón —llorón por su alergia— pero muy brillante y linda para el conejito belier.
Ese día habían ido a las zonas bajas de las montañas, alejados de fronteras y territorios pues aquello no era de nadie, normalmente se utilizaba como lugar de cosecha y sustento. Allí acudían todos los que querían un pequeño terreno para tener una cosecha con la cual alimentar a su familia o manada, no todos iban allí para lo mismo pues algunos contaban con sus huertos en casa y por eso sobraba tantísimo espacio.
Para aquellos que no se alimentaban sólo de verduras y productos naturales era más complicada la alimentación diaria pues la carne estaba en su pirámide alimenticia. Jimin, al igual que su manada, contaban con un rebaño numeroso, para dar bocado a los necesitados, lobos heridos, los cachorros abandonados que dejaban en las orillas de los ríos eran rescatados y al ser crías salvajes, debían darle carne para su crecimiento.
El osito había sido más herbívoro que carnívoro y eso es culpa de Yoongi, quien llevaba a su casa frutas frescas y las más sabrosas verduras, volviéndole un amante de aquellas piezas verdes.
—¿No te es suficiente con esas, Yoongi Hyung? -Temiendo a un empeoramiento de su alergia preguntó aquello, su carita comenzaba a hincharse y sus manitas a irritarse, por sus piernas ya se hacían ronchas rojizas hinchadas- M-Me siento mal...
Los ojos chiquitos del Alfa le buscaron rápidamente, encontrándoselo en un pésimo estado, y, como era de esperarse, pronto brotaron las lágrimas de sus avellanos ojitos que buscaban verle a él.
—M-Mimi, iremos ya al río. No llores, ¿si? -El azabache abandonó su canasto repleto de flores recién cortadas, tomando entre sus manitas la del más alto, sacándole de allí tan pronto pudo.
Ambos echaron a correr hasta adentrarse al bosque, donde estaba más oscuro y donde el pequeño conejito sentía los colmillos de los depredadores en su nuca constantemente, pero allí estaba seguro Jimin. Aliviado comenzó a dar bocanadas de aire limpio de partículas, al comenzar a andar la situación fue tornándose más calmada, como de costumbre sus manos iban entrelazadas. Sus deditos juntos, sus miradas avergüenzan chocando sin querer y el silencio siendo su mejor opción.
Llegados al río Jimin quitó rápidamente su ropaje.
—Vamos, Yoonie Hyung, prometo no soltarte -Animó el osito soltando sus cabellos marrones que antes estaban en una coleta saltona. Sus ojuelos, dos galaxias, esperaban pacientemente al Alfa, se podría decir que el gazapo aún no mejoraba su relación con el agua, puesto allí se replanteaba si quitar su ropa y entrar.
El Omega solo llevaba unos calzoncillos y él se sentía apenado en todos los sentidos posibles, si antes se coloreaban sus mejillas, ahora sus orejas se habían pintado de rojo pasión. Inclusive tenía sus dos ojos penetrando el pasto verde para no ver a Jimin sin ropa.
—E-Entra tú, Mimi... yo no necesito bañarme ahora mismo... -Musitó girando sobre sus talones, dejándose ser controlado por sus nervios.
—Anda, Yoonie Hyung, no quiero nadar solo. Además, dijiste que querías venir a esta presa cuando empezó el invierno... -Fue en busca de su rostro hecho un tomatito, sus manos tomaron sus rechonchas mejillas y le obligó a alzar la mirada, le sonrió dulcemente y Min no tuvo más opción.
—Si lo dices así...
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
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