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𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

Los observé, todavía tendida en el piso, mientras parecían discutir en susurros, por lo cual no logré escuchar lo que decían.

Mi mirada se dirigió al chico que no había visto antes, y enseguida supe que él era la persona que había aparecido inesperadamente para ahogarme en la piscina.

Era el más alto, y resaltaba por estar repleto de tatuajes. Él también me miró, y me estremecí por lo sombrío de sus ojos. Ya sabía de lo que este chico era capaz de hacerme, e inevitablemente le tenía miedo.

Me relajé al ver que Abi y su grupo se retiraban, pero luego volví a tensarme al ver que mi vecino, en vez de seguir al resto, se acercaba a mí. Fui arrastrándome para crear distancia entre nosotros, hasta que choqué con una pared y quedé acorralada.

Se agachó para estar a mi altura y temí por lo que estuviera a punto de pasar; quizá él era la segunda parte de la prueba.

—Levántate, vamos— me ordenó seriamente, pero no le hice caso, no tenía fuerzas.

—G-gracias— tartamudee al hablarle, observando cómo su cara se convertía en una mueca de burla.

—¿Por qué me agradeces?

—Por ayudarme— le respondí, confundida.

—No, tomatito. No vine para ayudarte, vine para avisarles que tienen algo más importante que hacer que desperdiciar tiempo contigo— contestó, haciéndome sentir mal. Me arrepentí de haber sido tan ingenua, obviamente a él no le importaba lo que podría pasarme. A nadie le importaba. Me sentí peor al escuchar sus siguientes palabras:— Por cierto, si vas a follar no seas tan ruidosa, o por lo menos dile a tu compañero que no sea tan bruto para hacerte gritar de dolor. A algunas personas nos gusta dormir.

Y luego se retiró, mientras yo seguía tiritando, sin poder procesar la situación.

¿Por qué una de las pruebas sería ahogarme? ¿Por qué se habían detenido si tenían un completo control sobre mí?

Y lo más importante, ¿cómo recuperaría mis lentes de sol? Evidentemente se habían caído cuando el chico tatuado metió mi cabeza en el agua, pero no lograba visualizarlos en la piscina.

Al recordar el momento, volví a llorar. Era espantoso saber que podría haber muerto hace tan sólo unos minutos atrás. Probablemente ese era el propósito; matarme, o simplemente ver cuánto aguantaba.

¿Qué clase de personas querrían hacerle eso a alguien que ni siquiera conocían?

Obviamente estaba aterrorizada, ya que Abi había mencionado que eran "pruebas" y no "prueba", lo que implicaba que serían varias, y yo no quería volver a pasar una situación similar.

Mi único consuelo era que mi vecino había asumido que mis gritos eran por tener relaciones sexuales, y no porque estaba siendo brutalmente golpeada. Aunque él era un poco tonto si no se daba cuenta de que mis ojos inflamados y mi nariz destruida tenían una conexión con mis alaridos durante la noche, pero preferí no seguir dándole vueltas al asunto.

Como pude me levanté y agarré mi mochila, la cual había soltado antes de que todo pasara. Salí cabizbaja, agradeciendo que no hubiera nadie por los pasillos, y al estar en la calle corrí hasta llegar a mi casa, deseando acostarme bajo las frazadas y no salir nunca más de ahí.

Lamentablemente, no reparé en el hecho de que mi padre estaría en la casa, y cuando ingresé al comedor y choqué con su mirada de odio, supe que mi tormento todavía no había terminado. Es más, probablemente, recién empezaba.

—¿Qué haces mojada, zorra?— me interrogó, dejando de lado el cuchillo con el cual estaba jugando— ¿Has ido al instituto?

—S-sí— tartamudee, nerviosa.

—¿Me estás mintiendo, maldita perra? Seguro has ido a algún lago a nadar, ¿eh?— preguntó, acercándose velozmente hacia mí y agarrando con fuerza mi nuca.

—N-no, ¡yo nunca te mentiría!— chille, atemorizada.

—¡Mentiras y más mentiras! Eres una puta zorra mentirosa. Si te gusta nadar yo te voy a hacer nadar— gritó, y su saliva impactó contra mi cara.

Luego me arrastró fuertemente, y como tantas veces anteriores traté de librarme de su agarre, pero no pude. Nunca podía.

Antes de que poder rogarle que no lo hiciera, ya estábamos en el baño, y él zambulló mi cara en el inodoro.

Otra vez estaba siendo ahogada, y otra vez volvía a sentir lo mismo que sentí cuando el chico tatuado metió mi cabeza en la piscina.

Otra vez, estaba cerca de ser asesinada y nadie me ayudaría.

Me sentía sumamente miserable, y con mis brazos traté de detenerlo, pero sus amenazas con hacerme algo peor me detuvieron.

La vida se escapaba de mis manos, de nuevo, y no podía hacer nada al respecto. Cuando mi progenitor se cansó, me arrojó al piso, pateó mis costillas y se fue.

Por segunda vez en menos de veinticuatro horas, mi tos y mis sollozos me impedían recuperar la respiración, y aunque antes había deseado terminar el día con vida, ahora sólo deseaba morir y que nadie continuara dañándome.

Después de este maltrato al que mis compañeros y mi padre me habían sometido, no vería de la misma forma los lugares con agua.

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Al otro día me sentía sumamente desanimada. Estaba cansada de estar sola, y no comprendía por qué nada me podía salir bien.

No planeaba ir al instituto, y no me importaba qué castigo me daría mi padre por faltar. No me encontraba ni física ni psicológicamente preparada para enfrentarme a más personas dispuestas a atormentarme.

—Zorra, los vecinos nos invitaron a una cena. Más te vale comportarte bien, porque sino la pasarás mal— mi progenitor me distrajo de mis pensamientos al adentrarse en mi habitación, y luego se alejó.

La tarde transcurrió con normalidad, de vez en cuando recibía algunos insultos y cachetadas, pero estaba acostumbrada. Prefería eso antes que cualquier otra cosa que él pudiera hacerme.

Cuando la noche llegó, decidí aprontarme lo más simple posible, obviamente cubriendo los moretones. El dolor de mis costillas había vuelto a aparecer, sobretodo después de que mi padre decidió patearme de nuevo en esa zona, y me forcé a mí misma a levantarme aunque no tenía ganas de moverme, porque mi progenitor no se tomaría bien mi desobediencia.

Sentí mi angustia aumentar al salir a la calle y observar cómo mi padre tocaba la puerta de la casa del chico que había interrumpido que Abi y sus amigos siguieran ahogándome. Y más aumentaron mis ganas de desaparecer cuando al entrar estaba ese chico parado, al lado del chico de tatuajes y mirada sombría; el mismo que me había ahogado.

—Buenas noches, es un placer conocerlos— nos saludó alegremente una mujer a la que apenas le presté atención, porque estaba a punto de hiperventilar— Me presento, yo soy Silvia y él es mi marido, Richard— señaló a un hombre, al cual tampoco había notado al principio— Ellos son mis sobrinos, Naithan y Noah.

Noah era el que yo había visto en el primer día de la mudanza, y Naithan era el de tatuajes. Me reproché a mí misma él no haberme dado cuenta de que eran hermanos; ahora podía observar con claridad las similitudes entre ellos.

—Igualmente. Mi hija se llama Diana, y yo soy Patrick. Es un poco estúpida y por eso no habla— respondió mi padre, mirándome con ira. Silvia y Richard se rieron, probablemente pensando que lo decía en broma, mientras que Noah me miraba con arrogancia y Naithan con desinterés.

Cuando todos nos dirigimos hacia el comedor traté de disimular lo nerviosa que me sentía, estaba viviendo mi mayor pesadilla. Mi padre se encontraba sentado al lado de mí, al igual que Silvia. Noah, Naithan y Richard se encontraban en frente.

Al empezar la cena los tres adultos hablaban animadamente, y yo sólo me dedicaba a mirar el piso, sin querer prestarle atención a lo que estaba sucediendo. Si hubiera podido elegir un superpoder, sin dudas hubiera elegido ser invisible.

Lamentablemente, no podía serlo, y no podía pasar desapercibida frente a mi padre, el cual empezó a ingerir todo el alcohol que se encontraba en la mesa, para luego atacarme verbalmente.

—¿Qué te pasa idiota? No seas malagradecida y come— me exigió, generando un silencio tenso. Rápidamente le hice caso, mientras sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas. Pero no lloraría, ya bastante humillación estaba sintiendo como para permitirles verme derramar lágrimas.

—Bueno... ¿Por qué decidieron mudarse a este pueblo?— preguntó Richard incómodo, probablemente tratando de disipar el ambiente de tensión.

—Verás, ha sido culpa de Diana, como todo lo que pasa en mi puta vida— le contestó mi padre, mientras yo sentía la vergüenza inundando cada parte de mi ser— Inútil, sírveme una copa de vino— me exigió, y volví a obedecerle. Sin embargo, estaba tan nerviosa que mis manos temblaban incontrolablemente, por lo cual al agarrar su vaso, este se resbaló en mis manos, rompiéndose en el piso y ocasionando que algunas gotas se derramaran sobre mi padre, el cual enfureció:— ¡Ves lo que digo! ¡Maldita zorra, no logras hacer nada bien!

Podía sentir la mirada de todos los presentes clavada en nosotros, mientras mi padre se levantaba bruscamente de su silla, agarrando mi pelo como si quisiera arrancármelo. Traté de contener un chillido de dolor, y simplemente cerré mis ojos, rogando que toda esta situación no estuviera sucediendo.

—¡Hey, hey! Patrick, no fue para tanto— musitó Silvia, con un claro tono de impotencia en su voz.

—¡Si que lo fue! Esta perra siempre arruina todo, pero voy a asegurarme de que no vuelva a suceder— respondió mi progenitor, haciéndome levantar de mi silla. Observé con preocupación cómo, sin preguntar, agarraba la botella de vino que nuestros vecinos habían comprado— Gracias por la invitación.

Y sin decir más, me arrastró hacia la puerta, para luego llevarme hasta nuestra casa. Antes de salir, volteé mi cabeza, observando a Richard y Silvia mirándonos con furia y preocupación.

Sin embargo, no pude comprender el sentimiento que albergaban las miradas de Noah y Naithan. Eran indescifrables.

—¡Lo arruinaste, hija de puta! ¡Lo hiciste por gusto! ¡Te dije que te comportaras!— exclamó mi padre, y su odio era tanto que estrelló la botella de vino de los vecinos contra mi cabeza, logrando que los pedazos de vidrio me lastimaran, e inevitablemente terminé desmayada.

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hola🖤 tenía esta novela un poco olvidada pero decidí seguir actualizándola, también tengo otras historias en mi perfil, por si quieren pasarse y leerlas🥺

si pueden recomiéndenles la novela a sus amigos o conocidos, me ayudarían muchísimo. gracias por leerme🥰

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