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──────SEIS.

06 ⁝ "MALDITO CLUB DE ASUNTOS SOCIALES"

Luego de haber asistido a la fiesta de cumpleaños de Kitae en el karaoke, la cual no había salido como su amiga lo planeo, ya que él había terminado en una discusión luego del menosprecio de Kitae hacia el regalo de su amiga y cuando ambas descubrieron que aquel episodio de inspección en el instituto había sido obra de ambos mejores amigos.

Esa tarde abandonó el karaoke molesta, después de reclamar tal estupidez por parte de ambos chicos, sobre todo porque Minhee podría haber sufrido las consecuencias.
Al intentar salir de aquel karaoke, se había topado con Sungmi, la pelinegra se quedó muda al ver la sonrisa cínica de la mayor frente a ellas. Aunque para su suerte Sungmi no hizo más que ignorarlas, algo que Nayeon agradeció mentalmente.

Después de aquella tarde se encontraba sentada en aquel emart24 desde hacia aproximadamente una hora, sólo se dedicaba a comer de las frituras que el mayor había comprado, mientras lo observaba sin preguntar que hacían allí a pesar de que ya era tarde.

—No es tan difícil —aseguraba ella, mientras le mostraba nuevamente como mandar un correo electrónico— Te acostumbras.

—Nunca he usado esto —volvió a repetir, cansado— Luego lo volvió a intentar —apago el dispositivo dejándolo sobre la mesa, provocando nuevamente la risa de su sobrina.

La castaña tomó el ipad mientras apoyaba la espalda sobre su asiento, su tío soltó un suspiro y comenzó a comer sus frituras— ¡Oh! Candy Crush —se emocionó Nayeon— Eso si sabes como usarlo ¿verdad?

El Sr. Lee no respondió, se mantuvo en silencio hasta que el sonido de su celular resonó, el contestó la llamada entrante, mientras su sobrina comenzaba aquel juego.

— Hola... Si ya estoy aquí... Aun sigue ahí, la verdad creo que planea irse, ha estado fumando ahí por unos 15 minutos... okey adiós.

Nayeon miró hacia donde su tío le tenía atención, olvidando el juego, sus ojos encontraron a un chico a unos pocos metros de ellos. Lucía nerviosa, miró el suelo y luego nuevamente el edificio frente a él. Llevaba una gorra sobre su cabeza y unas lentes de sol cubriendo, haciendo un poco difícil distinguir su rostro, mientras fumaba un cigarrillo.

— ¿Quién es él?

— Alguien que adquirió nuestro servicio 

Nayeon lo miró sorprendida— ¿De verdad? —《¿Cómo es que ni siquiera me ha enterado?》se quejo mentalmente— ¿Cuándo comenzó? ¿Por qué querría el servicio?

El Sr. Lee soltó un suspiro— ¿No tenías que ir a algún lado? —su tío le quito el ipad.

La chica bufo— Me extrañarás cuando no esté... —miró su reloj, ya era tiempo de irse si quería llegar a cenar con Sunoh— Sí, ya es hora de dejarte solo —tomó su pequeño bolso y se levantó de su lugar— Gruñe en tu soledad. Buenas noches.

—Ten cuidado —susurró apenas el mayor, casi inaudible pero aun así, Nayeon lo oyó; solo hizo un movimiento de cabeza y continuó con su camino hasta la parada del transporte público. Durante el camino decidió marcar el número de Jisoo, sin importarle que probablemente por ir a la cama, lleve su celular a su oreja mientras sigue su camino. Necesitaba expresar su molestia por aquella decisión que habían tomado.

- Hola ?

Oh Jisoo... ¿Eres imbécil?

- ¿What?

— ¿Cuándo pensabas decirme del nuevo chico?

— Eso... Es algo que no estaba planeado, Gyuri habló con él y...

—¿Gyuri? ¿Bae Gyuri? ¿Por qué recién me entero de esto? —Un suspiro salió de sus labios— Mañana hablamos de esto y me explicas. También soy parte de esto.

Nayeon corto la llamada, sin darle tiempo al chico de pronunciar alguna palabra. Gyuri se estaba metiendo lentamente en aquel negocio, algo que no le agradaba demasiado, a la castaña aquella chica no le daba buena espina, no del todo, había algo en Gyuri que la hacía dudar de cada cosa que hacía o decía.







La noche los envolvía mientras la pareja caminaba de la mano sobre el suelo arenoso. El sonido de las olas rompiendo en la orilla y la caricia del viento eran deleites conocidos para la castaña, y Sunoh lo sabía perfectamente. Habían viajado casi tres horas en moto para llegar hasta allí, pero la sonrisa que iluminó el rostro de Na-yeon al sentir la brisa marina y el brillo peculiar en sus ojos hacían que cada esfuerzo valiera la pena, embelleciéndola a sus ojos como nunca antes .

Nayeon vestía tonos claros: una falda tableada en color nude, una camiseta blanca y un suéter crema que la protegía de la fresca brisa del lugar. Sunoh, en contraste, lucía sus característicos tonos oscuros: pantalones negros, camiseta del mismo color y una chaqueta verde oscuro que le ajustaba perfectamente.

La noche había comenzado tranquilamente para ambos. Habían cenado en un local de la avenida frente a la playa, conversando animadamente mientras disfrutaban de la cena. Se sentían cómodos el uno con el otro; El ambiente era sereno y divertido, como siempre había sido para ellos. Se conocían desde que Na-yeon llegó al instituto, y él recordaba con claridad cómo Minhee la había integrado al grupo, y cómo su amistad había evolucionado gradualmente hacia sentimientos más profundos.

Sunoh se mostraba visiblemente emocionada porque Na-yeon aceptara cenar con él, a pesar del malentendido anterior que había provocado que ella no asistiera. Tenía sus razones para ausentarse aquella noche, razones que no podía compartir con Na-yeon o, más bien, no quería. Sin embargo, sabía que ambos necesitaban este momento juntos, esta cena a solas.

Ahora estaban sentados sobre la fría arena, donde la brisa hacía bailar los cabellos de Na-yeon en el aire. Él se giró para mirarla en ese cómodo silencio, y ella hizo lo mismo, sonriendo al encontrarse con su mirada.

— Estás radiante esta noche.

—Lo estoy —admitió ella, mirándolo a los ojos—. Me encanta estar aquí... contigo.

Sunoh sonrió y tomó su mano, siempre sintiéndose un poco tímido a su lado. Para los demás, era un chico extrovertido, pero con ella se transformaba en alguien más vulnerable, más auténtico. Na-yeon tenía el poder de despertar en él emociones que creía haber olvidado.

La castaña ajustó su mano más dentro de la suya, sintiendo su cálido agarre. Se giró hacia él, y sus miradas se encontraron, como habían aprendido a hacerlo a lo largo del tiempo.

— Ojalá pudiera quedarme así para siempre.

Esa sensación, tan placentera pero a la vez agridulce, atravesó su mente en ese momento. No quería dejarlo nunca, pero también era consciente de que no podía aferrarse a él para siempre.

—Yo también lo deseo... Tengo algo para ti... —Na-yeon lo vio buscar en el bolsillo de su chaqueta y finalmente sacar una pequeña caja negra que se extendió hacia ella.

Ella sonrió, curiosa.

— ¿Qué es?

— Ábrelo y lo verás... —la animó—. Pensé en ti en cuanto lo vi.

Ella tomó la pequeña caja entre sus manos, mientras Sunoh la observaba con atención. Al abrirla, un pequeño dije en forma de sol, dorado y brillante, captó su atención. Na-yeon levantó la mirada hacia su novio, quien ya la observaba con una sonrisa.

—No puedes regalarme esto... estás loca —comentó ella entre risas nerviosas. A simple vista, parecía un objeto de considerable valor, algo a lo que estaba acostumbrada debido a las extravagancias de sus clientes. Pero con Sunoh era distinto; Se sintió abrumada por su generosidad y cariño.

— ¿No te gusta? —preguntó, algo decepcionado.

—No es eso, Sunoh... es que...

— Mi padre me dio una tarjeta de crédito para tratar de compensar su ausencia durante estos años —explicó él con una sonrisa a medias—. Sabes que el dinero ya no es un problema para mí... y quiero gastarlo en ti. No puedes rechazarlo, es un regalo. Además... —señaló el collar que llevaba colgado debajo de su camiseta, revelando un pequeño dije plateado en forma de luna—. Ya he usado el mío.

Ella volvió a sonreír mientras él le ofrecía la mano para ponerse de pie.

—A veces olvidé que ahora eres el hijo del embajador —bromeó mientras guardaba el regalo—. Comenzaré a aprovecharme de ti.

Sunoh rió suavemente, haciendo que su estómago se llenara de mariposas. Nayeon lo observó por un momento, sintiendo una presión interna que necesitaba liberar.

- Te amo.

Era algo que necesitaba decir, un sentimiento que abrazaba con todo su ser. Amaba a ese chico, no solo como a su novio, sino como a alguien que había llenado de luz su vida, a pesar de todas las adversidades. No esperó una respuesta, pero volvió a sonreír, nerviosa ante su silencio— No tienes que responder... solo quería que lo supieras.

Miró el reloj en su muñeca, evitando el contacto visual con Sunoh. Sabía que él la observaba, y eso la hacía sentir aún más incómoda— Ya es tarde —comentó, alejándose para recoger su pequeño bolso que había dejado atrás—. Debería...

Sunoh la tomó de la cintura y la atrajo hacia él, acercándola a centímetros de su rostro. La castaña lo miró, encontrando en sus ojos una ternura que la hacía sentir especial— Eres preciosa —murmuró él, admirando cada detalle de su rostro.

Sin romper el pequeño espacio entre ellos, unió sus labios en un beso que Na-yeon respondió de inmediato. Ella sonrió cuando se separaron, y él comenzó a dejar pequeños besos en sus labios y luego en su mejilla.

—También te amo... Eres perfecta.

"Perfecta". La palabra resonó en su mente, repitiéndose como un eco constante. Ella podría identificarse con muchos adjetivos, pero "perfecta" no era uno de ellos. Sabía que era cualquier cosa menos la "chica perfecta".








En el tranquilo pasillo del instituto, Nayeon y Minhee estaban conversando cuando la noticia de la presencia policial en la entrada les llegó. Minhee miró a Nayeon con evidente preocupación. Aunque Nayeon intentó restar importancia al asunto, pensando que solo sería por el incidente de los cigarrillos y una falsa alarma, la presencia policial generaba una inquietud que no podía ignorar.

—Voy al baño antes de que comience la clase —decidió Minhee, alejándose.

Nayeon asintió y observó cómo su amiga se alejaba. Cuando miró hacia la entrada, vio a Oh Jisoo acercándose. Decidida se encaminó hacia él con paso firme pero tranquilo.

— ¿Qué está pasando afuera? —le preguntó directamente.

Jisoo encogió los hombros. "Él nunca lo sabe", pensó Nayeon.

—Es la Policía Escolar—intervino Gyuri, apareciendo detrás de ellos y sorprendiéndolos.

— ¿Qué es la PE? —preguntó Nayeon, mientras se sentía algo aliviada al saber la respuesta.

—Policía Escolar —respondió ella misma, suspirando. Luego cambió de tema abruptamente— Oye tú —se dirigió a Jisoo—, ¿me explicas lo de anoche?

Jisoo entró al salón y pasó junto a Nayeon para guardar su uniforme de gimnasia en su casillero—Todo salió bien anoche —respondió.

—Por supuesto, sí fue mi idea —interrumpió Gyuri. Nayeon arqueó una ceja, mirándola con sospecha, pero luego volvió su atención a Jisoo.

— ¿Por qué soy la última en saberlo?

— Dijiste que no hablamos de trabajo en la escuela —le recordó Gyuri a Jisoo.

—Conmigo sí —respondió Nayeon, ignorando a Gyuri mientras se apoyaba en un casillero— Soy parte de esto, ¿lo saben verdad? —recordaron, mirando fijamente a Jisoo— No pueden tomar decisiones por su cuenta. Somos tres... Si quieren pasar tiempo juntos o lo que sea, encontrarán algo más que los mantengan unidos. Esto no es el maldito Club de Problemas Sociales.

—Qué estupidez —murmuró Gyuri, pasando junto a ella para marcharse, pero fue detenida.

Kyeong Sik y Taewoo, amigos de Gyuri, rodearon a Jisoo y Nayeon con una actitud bromista. El brazo de Kyeong Sik, paso por el hombro de Gyuri—¡Problemas sociales! Es un tema muy importante —comentario divertido Taewoo.

—Claro que sí —apoyo Kyeongs Sik— Oigan, ¿ustedes tres son los únicos miembros del club? —Taewoo miró al trío con una sonrisa.

— Con razón... Están todos los días juntos, es un poco... —insinuó, haciendo al más alto reír— Tienes suerte amigo mío... —se dirigió a Jisoo, quien al entender aquella insinuación sus mejillas se tiñeron.

La risa de Kyeong Sik se escuchó— ¡No puedes decir eso amigo!

Nayeon los miró, incorporándose a su posición— ¿Tienes algo que decir directamente? —pregunto sin una pizca de gracia en su rostro. Taewoo dejó de reír—Entonces, mantén la boca cerrada.

Los miró seriamente y se alejó del grupo. No conocía bien a esos chicos, solo los había visto de pasada con Gyuri por los pasillos. A pesar de eso, las insinuaciones infantiles que hacían le resultaban irritantes. Caminó hacia la salida del salón y se encontró con el profesor Cho en la puerta. Él le pidió que llevara unas cajas con libretas a la sala de consejería. Aunque Nayeon quería negarse, el profesor la regañó, así que tomó las cajas y caminó hacia allí, maldiciendo internamente su día.

—Nayeon —un Jisoo agitado, debido a sus rápidos pasos, se colocó a un lado de ella— ¿almorzaste? —la castaña lo ignoró, siguiendo con su caminata, él la siguió— ¿Por qué te fuiste? 

Un suspiro salió de la boca de la castaña— ¿Que quieres?

— ¿Estás molesta?... Por l...

—No ya no, me da igual —lo interrumpió, mientras acomodó mejor las cajas, ya que estas estaban a punto de caer de sus manos.

Jisoo se la arrebató de un rápido movimiento, librando a la chica de aquel peso— ¿Qué harás luego de clases?

—No te importa —respondió simple.

Ambos se quedaron en silencio, atravesando aquel pasillo, se mantuvieron así un par de metros, hasta que la castaña volvió a hablar, dejando a la vista su curiosidad por lo de hace unos minutos atrás— ¿Que fue eso? —señale su rostro, con una sonrisa inesperada.

- ¿What?

—Te sonrojaste cuando el idiota ese, mencionó lo del club. Vi tu rostro —recordó, deteniendo sus pasos frente a la puerta de la consejería, Jisoo hizo lo mismo— ¿Te gusta Gyuri o algo así? —el chico Oh abrió los ojos sorprendido por aquella pregunta. Sus ojos se enfocaron en la castaña frente a él, quien esperaba una respuesta con una sonrisa en el rostro, sin saber porque volvió a sentir el calor en sus mejillas— ¡Por eso quieres pasar tiempo con ella, bastardo!

 — Eh... no... es que... que dices —negó, notablemente nervioso y levemente sonrojado, otra vez.

Nayeon se rio al verlo en aquel estado— Sonríe, ahí esta otra vez —señale sus mejillas, confirmando sus sospechas— ¿Es tu tipo de chica ideal?

—No —volvió a negar aquello repetidas veces, esta vez borrando su sonrisa y evitando la mirada de la castaña.

—No sería tan complicado si salieran, de verdad... Aunque sus padres claramente se opondrían —se giraría para meter la llave, que el profesor Cho le había dado, en el cerrojo de la puerta, notando que está no tenía puesto el seguro— Pero si lo piensa de algún modo, sería un romance secreto, a las chicas como Gyuri les gusta eso.

— ¿Las chicas como Gyuri?... No, ella no es mi tipo ideal, no me gusta —volvió a repetirlo rápidamente— Es linda, pero no es mi tipo.

Nayeon se gira para mirarlo— ¿Quién lo es? —se acercó un paso más a él, curiosa y con la intención de presionarlo. Jisoo se quedó en silencio, la castaña sonrió divertida al volver a presenciar al mismo Oh Jisoo tímido de hace un mes atrás; cuando habían hablado por primera vez y el chico no tenía la valentía de mirarla a la cara— ¿Soy tu tipo ideal? —pregunto descaradamente, jugando con la timidez del chico Oh.

El chico se quedó en silencio mientras la castaña soltaba una risa, con su mano derecha abrió la puerta de la consejería. Su diversión se vio interrumpida al ver aquellas dos personas dentro de la sala.

El detective Lee Haekyung sentado frente a Minhee. Sus extremidades sintieron punzadas.

Un sudor frío le cubrió la frente, la detective Lee Hae kyung ahora miraba a ambas, esperando que alguna de las dos adolescentes hablara. Nayeon había insistido en quedarse en aquella sala junto a su amiga, a pesar de la negación del detective, la había convencido de que tenía que confesar algo que la involucraba a ambas, despertando la curiosidad de la mayor.

— No fue nuestra intención. Nunca quisimos hacerlo —comenzó Nayeon, llamando la atención del detective de inmediato— No queríamos robar, fue una estupidez. Lo pagaremos, podemos pagarlo —asintió en dirección a su amiga, quien al notar la mirada de Nayeon también acordará, comprendiendo y metiéndose en el papel.

La inspectora soltó un suspiro exasperado. Minhee le hizo una mirada de reojo a su mejor amiga para luego tomar su mano— Chicas. No estoy aquí por ningún tipo de robo, ni mucho menos por acusarlas —aseguro la mayor— Si no más bien, estoy aquí como una consejera para ustedes —《mentira》 pensó Nayeon— ¿Hay algo que les preocupe? Se que ambas tienen novios y así como todos a veces tienen discusiones —esta vez los ojos de la detective fueron hacia Minhee— La otra vez parecían discutir, con tu novio.

—No es mi novio —mintió Minhee, esta vez tratando de sonar segura. Apretó levemente la mano de Nayeon, debido al nerviosismo que sentía ante la ley— ¿Porque? ¿Quiere que se lo presente?

El mayor frente a ambos soltó una risa, negando aquello— Entonces, ¿quién es tu novio?

—No lo tiene —hablo la castaña está vez, el detective la miró— ¿Cree que tenemos tiempo para novios? Necesitamos estudiar y mantener las calificaciones.

— Entonces... Seo Minhee ¿Con quién fuiste al hotel? —Se levanta la mirada lentamente, sintiéndose inferior al verso descubierta de aquel modo. El detective les mostró a ambas un vídeo desde su celular, con la mirada desviándose hacia las amigas, queriendo que alguna de sus reacciones le dieran alguna pista de la cual tirar.
En el vídeo se podía ver a Minhee con una peluca rubia subiendo al ascensor de un hotel. Nayeon apretó los dientes, a medida que sentía la incomodidad de su mejor amiga al igual que su respiración acelerada— El sábado 28 de marzo ¿lo recuerda?

Nayeon comenzó a recordar algunos momentos de aquel día, recordando perfectamente el estado en el que la había encontrado en la puerta de su casa, así también como Jisoo había dejado el café donde se encontró de la nada. 《Mierda Jisoo, me cago en ti》 pensó en percatarse de todo.

Del otro lado de la puerta, se encontró el chico Oh junto a Bae Gyuri, quien había sido llamado en la desesperación de Jisoo. Oyendo la conversación, Gyuri le reclamó a aquel hecho tan estúpido de su parte, el cual terminaría por hundirlos lentamente si no hicieran algo inmediatamente.

—Esa, no soy yo —argumento inmediatamente Minhee.

— ¿No eres tú? —la mayor le hizo zoom a la imagen, mostrando la mochila de la chica, dejando en evidencia sus colgantes y luego moviéndose a su rostro— ¿Estás segura?

Nayeon apretó la mano de su amiga, en cuanto ésta comenzó a ser invadida por los nervios y el miedo, dejándolo reflejado en el repentino temblor de su pierna derecha, la cual comenzó a moverse.

La detective Lee Hae Kyung lo notó... Tú... No fuiste sola allí ¿verdad? ¿Con quién te encontraste ese día? —Hablo tranquilamente, sin obtener respuestas ya que la de cabellos rojizos tenía la mirada en el suelo. Miro esta vez a Nayeon— Lee Nayeon, si tu mejor amiga no tiene novio, entonces... ¿Era un desconocido? ¿Alguien que conoció en Internet?

Minhee levanta la mirada hacia su mejor amiga, Nayeon lo nota, sin embargo no se da cuenta de mirarla. Haekyung se levantó de su lugar, al no obtener respuestas de ninguna de las dos adolescentes, se sentó junto a Minhee, tomando su mano libre ya que ella parecía la más afectada en aquella conversación— Solo quiero saber si necesitan ayuda ahora.

Nayeon soltó el aire que estaba conteniendo— Estaba conmigo en ese hotel —soltó, llamando la atención del detective.

- ¿What?

—Fue a ese hotel por voluntad propia. Con alguien... de otro instituto... —la detective se acerca esta vez a Nayeon, dejando a una cohibida Minhee— Ella solo fue a llevar algunas cosas que le pedí y no quería ser vista en aquel lugar por eso la peluca. El chico tiene la misma edad que nosotras, no voy a dar nombres... No los necesita, no es un delito querer mantener mi vida sexual privada.

— ¿Por qué la cámara solo la tomó Minhee?

—No lo sé, no busco lo suficiente —respondió seriamente.

— Minhee —la nombrada levantó la vista algo aturdida, sus ojos estaban cristalizados— ¿Es eso verdad?

La chica miró a su amiga, Nayeon esta vez también lo hizo, sus ojos reflejaban la confusión que sentía en aquel momento. Ella lo sabía, sabía lo débil que podría llegar a ser Minhee, por lo que mentalmente rogaba que esta solo confirmara eso y sus deseos por contar lo que había vivido se esfumaran. Minhee abrió la boca a punto de articular una oración, pero fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose y luego de que alguien entrara fue cerrada duramente.

Las tres féminas miraron a Oh Jisoo, quien había irrumpido en la habitación de un momento a otro— Sinceramente... —argumento nervioso— no tiene poder.

El detective lo miró sin comprender.

Nayeon maldijo mentalmente al chico, luego miró a su amiga quien aun se encontró en una especie de debate mental, utilizando aquella distracción del detective se acercó aun más a su mejor amiga— No digas nada —susurró.

— Los menores no tienen prohibido ir a un hotel —argumento Jisoo, luciendo algo nervioso ante aquellos tres pares de ojos— Ellas... —señalo a sus dos compañeras con el dedo índice— Pueden ir a cualquier lado, es su vida privada. No puede invadir su privacidad así.

Jisoo comenzó a exigir una orden judicial, acusando al detective de invadir la privacidad de los menores. Las dos mejores amigas se quedaron en silencio, observando la escena que estaba montando el chico Oh, mientras ponía nerviosa a la mayor.
Luego de que el chico soltara más quejas, el profesor Cho se metió en la sala, confundido al oír desde el pasillo la voz alterada de uno de sus alumnos.
El detective se marchó luego de un momento, dejando solos a los tres estudiantes junto a su profesor, quien los miró esperando una explicación para aquella escena.

—Entonces... —el mayor le indica a Jisoo que tomará asiento. Inmediatamente lo hizo, sentándose junto a Nayeon— ¿Invadió su privacidad? —Nayeon miró sus pies, preocupada al saber que ahora tendría que lidiar con una detective sospechando de su amiga— Minhee, Nayeon ¿Que dijo exactamente la detective?

El chico pateó levemente a su compañera, esperando a que responda, sin embargo Nayeon no le tomó importancia y se mantuvo en silencio.

—No se lo diremos —habla Minhee. Nayeon notó que ahora su amiga se encontraba tranquila.

— ¿Por qué?

—Es mi prioridad.

Nayeon hizo una mueca— Privacidad —corrigió junto a Jisoo casi al unísono.

— ¿Paso algo más? —preguntó el mayor hacia el trío— ¿La policía las acusa de algo equivocado?

Minhee se quejo— No queremos hablar... Que molesto.

—Mi trabajo es molesto —aseguró el profesor Cho— Aunque no me guste. Lo hago por ustedes.

— Profesor Cho —lo llamo la castaña, el mayor la miro— ¿podemos irnos?

El mayor asintió y la castaña se levantó inmediatamente de su lugar, siendo la primera en salir de aquella sala, ignorando a todos a su alrededor.
Bajando las escaleras, la figura de Bae Gyuri apareció frente a ella; Aunque la pelinegra tuvo la intención de entablar una conversación en la cual preguntaría sobre lo sucedido dentro de la consejería, Nayeon no le dio la oportunidad, ya que simplemente decidió pasar por su lado, ignorándola.

Luego de aquella caótica mañana, el trío de adolescentes se volvieron a reencontrar en la casa del chico. Oh, como casi todas las tardes desde hace semanas. Habían terminado el horario escolar, por lo que después de replantearlo durante horas habían tomado una decisión con el asunto de Minhee y el detective.
Nayeon odiaba tener que aceptarlo y sabía perfectamente lo que ocasionaría aquella decisión en su mejor amiga, pero también estaba segura de que sería lo correcto y lo mejor para mantener aquel negocio funcionando.

Nayeon no había vuelto a hablar con Minhee durante lo que quedaba del día, era cierto, su mejor amiga no era la misma desde lo que le había ocurrido. También era cierto que no quería seguir saliendo con aquellos hombres como solía hacerlo, pero ella nunca lo aceptaría, no dejaría su única fuente de dinero por voluntad propia. Estaba llegando al límite.
Su notable nerviosismo y estado ante el detective aquella mañana, le había dejado más que claro a Nayeon que a pesar de que se tratara de su mejor amiga, no podía confiar en que mantendría su silencio.
Sabía que era hora de actuar.

Oh Jisoo observaba a su compañera— Nayeon —la llamo el chico, robándole su atención— ¿Estás bien con eso? ¿O crees que e... 

—Si no lo hacemos ahora, esto seguirá pasando —lo interrumpió, convenciéndose de que hacia lo correcto por el bien de su amiga.

—Está bien, le dije al Sr. Lee que interfiera...

Nayeon asintió y volvió a sentarse en la cama de Jisoo, cerrando los ojos por unos minutos, cansada, oyendo el caminar de Jisoo o Gyuri. Abrió los ojos en cuanto notó el silencio en la habitación, la castaña se levantó de su lugar, ambas se colocaron junto a él mientras lo veían comenzar la conversación con el Sr. Lee y Minhee.

—Me disculpo por pedir que venga tan tarde —hablo hacia el celular.
Nayeon reconoce la voz de su amiga en el alta voz— Primero... Queremos agradecerle por usar nuestros servicios todo este tiempo — las dos féminas lo miraban atentas a sus palabras— Organizamos esta reunión para darle una desafortunada noticia.. .

Gyuri le arrebato el celular de sus manos, ya que el chico parecía aún dudar— Señorita Seo Minhee. ¿Tienes tu teléfono consigo?... Sácalo. Ve hacia nuestra sala de chat y por favor salga de ella. Ve hacia nuestra aplicación, elimínela y todos los mensajes intercambiados con los clientes y sus contactos —el silencio se oyó desde el otro lado de la línea. La castaña se mordió el labio nervioso— El sr. Lee inspeccionará lo que haga, entregué la pulcera y vuelva a casa.

— ¿Perdón?

—Señor Lee. Sabe restablecer un celular ¿verdad?

— Si —la voz del Sr. Lee se volvió a oír.

Quejidos se oyeron a través de la línea, Nayeon se acercó a Gyuri, mientras oía como su amiga le reclamaba que le devolvieran su celular— Señorita Minhee, hemos decidido no prestarle ningún otro servicio. Sabe la razón mejor que nadie.

La castaña oyó las quejas de su amiga al igual que las respuestas toscas de Gyuri, no le hacia gracia que tratara así a su amiga, aguantó tanto como pudo, siendo presionada por los ojos de Jisoo puestos en ella. Cuando creyó que ya era suficiente le arrebato el celular, éste no se quedó, solo la miró con una expresión neutral en el rostro— Deja de ser tan perra —le susurró a Gyuri.

Nuevamente oyeron como el Sr. Lee le arrebataba la pulsera, seguido por el llanto de la menor— Imbéciles —los insulto desde el otro lado de la linea— Son basura —hablo esta vez más calmada, aun con la voz temblorosa debido al llanto.

Señorita Minhee... Me disculpó nuevamente y le deseo felicidad. —argumentó Nayeon, para luego finalizar la llamada— Espero que pueda encontrar otro camino.

Corto la llamada, Oh Jisoo la miró y esta le entrego el celular en su mano, para luego alejarse— No hay que cometer ningún error de ahora en adelante —advirtió— Que por lo menos valga la pena habernos deshecho de ella.

Nayeon tomó sus cosas para acercarse a la puerta, el chico la siguió, incluso luego de que la castaña saliera de su casa, dejando a la pelinegra dentro en segundo plano. Camino un par de pasos tras ella, repitiendo su nombre, hasta que Nayeon por fin se detuvo a mirarlo— ¿De verdad estás bien?

—¿Por qué te importa? —pregunto a la defensiva.

El chico se encogió de hombros, tímido— Solo... quiero saber cómo estás.

La castaña soltó un suspiro— No... No voy a mentirte —se apoyo en el pequeño muro que la aseguraba de no caer al vacío— Esto es una mierda —confesó. Él se acerca, colocándose junto a ella— Pero ya no es momento de pensar las cosas. Lo importante ahora es no cometer ningún error más y no levantar sospechas en el detective —lo miro—. Encárgate de eso, estoy seguro de que puedo conseguir a alguien que reemplace a Minhee.

—Está bien—ambos se quedaron en silencio. Nayeon observaba la vista panorámica de la ciudad desde la altura, mientras Jisoo la contemplaba, perdida en el perfil que había aprendido a admirar con cada encuentro. No sabía exactamente cuándo se habían desarrollado esos sentimientos, pero ahí estaban, atormentándolo cada noche sin poder conciliar el sueño. Se debatía internamente sobre si era el momento adecuado, pero ya no podía contenerse más— Nayeon...

El celular de Nayeon sonó, interrumpiendo el momento justo cuando ella giraba hacia él. Jisoo guardó silencio mientras ella revisaba su teléfono para ver quién llamaba.

"Novio ♡", leyó en la pantalla del celular de Nayeon. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios mientras lo miraba de nuevo— Debo contestar. Nos vemos luego, mantenme informado si pasa algo.

Jisoo asintió en silencio mientras la veía alejarse, sintiendo cómo su oportunidad se desvanecía junto con ella. Se maldijo mentalmente por no haber actuado, sintiéndose un cobarde mientras contemplaba la posibilidad perdida de confesar lo que llevaba semanas pensando. Se quedó allí, estático en su lugar, prometiéndose a sí mismo que tal vez, en el futuro, tendría otra oportunidad.
















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