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Capítulo 5

!!!ADVERTENCIA DE SPOILER!!!

Si aún no te lees la saga de Price y la de Lenta no comiences a leer esta historia
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Y todo comienza con una sonrisa de ella. Fotos de su niñez. Fotos de ella con sus padres y con Stella, abrazados, sonrientes y felices. Y después continúa con varias de las fotos que le tomé aquí en New York, cuando me percaté que mis sentimientos por ella eran mucho más profundos de lo que yo quería admitir.

Continúa con fotos de ella dormida plácidamente después de hacer el amor. Otras de nuestra luna de miel, la de verdad, no la que fue interrumpida por mi secuestro. Fotos de su embarazo y fotos de la primera vez que vio a nuestras hijas al nacer. Muchas más de ella jugando con las niñas y de los últimos años mientras crecían. También están todas las fotos de cada aniversario. Todo termina con una foto de ella viendo el atardecer en este mismo lugar seis años atrás.

Y las puertas se abren.

Siento a Kate sorber por la nariz.

-Me has hecho llorar, eso ha sido hermoso. -me dice girándose hacia mí.

-¿Sigo siendo predecible? -le pregunto ofreciéndole un pañuelo.

-No, no lo eres. En estos momentos vuelves a ser un completo misterio, Sr. Price.

-Me alegra saber que no he perdido mi toque. Ahora si es tan amable disfrute de la vista. -le digo mientras la invito a salir del ascensor.

Kate sale rumbo a los cristales panorámicos y yo la sigo, empujando el carrito detrás de ella. El atardecer nos ofrece una vista majestuosa nuevamente. Aparco el carrito junto a la mesa que han dispuesto para nosotros.

Sé que ella aún no se ha percatado de nada más que no sea la hermosa vista desde aquí arriba. Coloco los platos con nuestra cena en la mesa adornada con manteles blancos. En el centro de ella, hay una caja con una hermosa rosa negra. La saco, y mientras sonrío camino hacia donde está Kate. Los cristales son antireflactantes, así que ella no puede ver lo que hago. Pero sé perfectamente que si puede sentir mis pasos y mi presencia a su alrededor.

En cuanto me detengo detrás de ella, deslizo la rosa por su brazo antes de colocarla frente a ella.

-Sé que te gustó, así que te la obsequio para que la conserves.

Le repito la misma frase que le escribí hace tantos años ya cuando se la regalé por primera vez. Y ella coge la rosa de mi mano con una sonrisa.

-Gracias por el obsequio Sr. Price. -me responde mientras lleva la flor a su nariz.

-Una vista alucinante desde aquí arriba, ¿cierto?

-Espléndida. -me responde solamente.

La abrazo por la cintura mientras descanso mi cabeza en el hueco de su hombro y observo los restos del atardecer junto a ella. Cuando el sol termina de ponerse, poco a poco comienzan a encenderse las luces de la ciudad. Es momento de la otra fase de mi loco plan.

-Iré preparando la cena, sigue admirando tu atardecer, enseguida estoy contigo nuevamente. -le digo mientras deposito un beso en su hombro.

Me aparto de ella y me acerco a la mesa. Saco las velas del carrito y las coloco en diferentes lugares mientras las voy encendiendo. Destapo la comida, que huele exquisita y después me acerco a los paneles junto a la puerta del ascensor que controlan las luces. Y las apago todas quedando todo sumido en total oscuridad. Solamente nos iluminan las velas y las luces de la ciudad.

En ese instante Kate se gira hacia mi sorprendida por todo lo que está sucediendo a su alrededor. Camino hacia donde ella se encuentra.

-No necesito saber como has logrado hacer todo esto, ¿cierto?

-Desde luego que no. Hay cosas que deben permanecer en secreto, solo para mantener el misterio. -le sonrío guiñándole un ojo mientras le tiendo la mano y la conduzco hasta la mesa.

No dejo de sonreír en ningún momento. Sé que mañana me va a doler el rostro por sonreír como un imbécil todo el día, pero no lo puedo evitar. Esta mujer hace que todo mi mundo resplandezca. Y si, soy un imbécil enamorado.

-Nuestra cena ha sido cortesía de Le Bernardin. -le digo mientras tomo asiento después de ella.

Saco la botella de champagne de la cubitera.

-Charles de Fère. -me dice señalando la botella.

-Desde luego. - le respondo mientras comienzo a abrirla. -Estás muy callada esta noche, cariño.

-Estoy sin palabras en verdad. Todo está siendo mágico y maravilloso. -me responde y puedo ver en su rostro emoción y lágrimas contenidas.

-Justo como tu te mereces. -le respondo mientras saco el corcho y su sonido resuena en todo el piso.

Vierto champagne en su copa y luego en la mía. Le coloco el corcho nuevamente a la botella mientras la vuelvo a colocar en la cubitera.

-Por nosotros y muchos años maravillosos más. -le digo alzando la copa.

-Por nuestra familia. -me responde ella mientras choca su copa con la mía.

-Cenemos antes que se enfríe.

El resto de la velada la pasamos conversando sobre nuestros recuerdos y nuestra familia. Kate no bebió mas que una copa de champagne. Las fresas decidió comerlas solas mientras charlábamos alegremente. Cuando regresamos a nuestro hotel, Kate se recuesta en el asiento. Debe estar exhausta por todo lo que hemos hecho hoy. Pero necesito que aguante un poco más, así que decido darle un avance de lo que vendrá a continuación.

-Aún no has visto tu regalo de aniversario. -le digo haciendo que ella se incorpore en el asiento.

-Cierto. Y yo olvidé por completo darte el tuyo, he estado tan abrumada por los sucesos del día que he olvidado todo.

-Ya me compensarás, hemos llegado al hotel. -le digo mientras aparco el auto.

Bajamos y la tomo de la mano mientras nos dirigimos hacia el mostrador de la recepción donde me entregan la tarjeta de la habitación nuevamente. Nos dirigimos hacia el ascensor y mientras abrazo a Kate contra mi cuerpo marco el número del piso.

-Sabes que no me has besado en todo el día. - me dice ella mientras yo la separo de mí.

-¿De veras? Tengo que solucionar esto inmediatamente entonces. -le respondo mientras acerco mi boca a la suya.

Su boca sabe a fresas y a burbujas de champagne y rápidamente me pierdo en ella mientras introduzco mi lengua en su boca. Su sabor es adictivo y enloquecedor y no puedo evitar el querer profundizar más. La empujo contra la pared del ascensor mientras mis manos se enredan en su cintura. Sé que hay dos cámaras en el ascensor, y que no puedo hacer más que besarnos ardientemente. Y eso es lo único que hago hasta que el ascensor nos avisa de nuestro piso.

Nos apartamos con la respiración acelerada y salimos al corredor. Cuando comenzamos a caminar por el pasillo, Kate se detiene.

-Este no es nuestro piso. -me dice mirándome fijamente.

-Bueno, nuestra tarjeta dice que si lo es. -le respondo mostrándosela.

Y en cuanto ella ve el nombre de la habitación gravada en ella, abre los ojos ampliamente. Sé que no se lo esperaba tampoco.

-Vamos.

La conduzco por todo el pasillo hasta la suite Greenhouse y me detengo en la puerta. Coloco la piedra que diga "Ahora no" y después sostengo la tarjeta en la ranura. Pero primero la miro fijamente, creo que debo advertirle. Han sido muchas emociones para Kate en un día, y aún le esperan unas cuantas más.

-Estás a punto de entrar en un lugar muy especial para mi Srta. McClean.

Y deslizo la tarjeta abriendo la puerta.

Le indico a Kate que entre y después lo hago yo. Y al igual que el resto de sorpresas de este día, ella se queda sin palabras.

Desde la entrada de la habitación comienza un camino de pétalos por todo el suelo que deben cubrir todas las estancias de la enorme suite. No son cualquier pétalo, son de rosas negras. Las luces de la habitación han sido atenuadas creando un ambiente mágico.

Kate continúa caminando rumbo a la sala de Tv. Hay pétalos incluso sobre el enorme sofá personalizable de color azul. Allí se detiene en el centro y se gira hacia mí.

-Hay pétalos en todas las habitaciones. -confirma sorprendida al ver que continúan en todas direcciones.

-Lo sé. -le confirmo.

-¿Cuántas rosas necesitaste para todo esto?

-Aunque no lo creas, solo necesité cincuenta rosas.

-¿Por qué solo cincuenta? -pregunta frunciendo el ceño. -¿Por qué un número tan específico?

Me acerco a ella y la sostengo por ambas manos antes de ponerme de rodillas en el suelo y mirarla fijamente.

-Hay un total de dos mil cuatrocientos veintisiete pétalos de rosa negra por todo el suelo de la habitación. Recuerdo haberte prometido que te regalaría una rosa negra cada día de tu vida y siento no haberlo podido cumplir. Cada pétalo, representa un día que ha transcurrido desde el día en que nos conocimos en verdad. Desde que caíste en el suelo de Tecfall y clavaste tu mirada en mí. Han pasado seis años, siete meses y veinte días para ser más exactos, desde que pusiste mi mundo patas arriba y te agradezco por todo lo que hemos vivido, sufrido y luchado juntos.

En ese momento suelto sus manos, saco la caja de adentro de mi americana y la abro ante sus ojos. La expresión del rostro de Kate es digna de admiración. Sé que la he dejado sin palabras una vez más cuando veo unas lágrimas de emoción correr por su rostro.

-¿Te gusta?

-¿Qué si me gusta? Me encanta. -me responde mientras se arrodilla frente a mí y me abraza enredando sus manos en mi cuello, aferrándose fuertemente.

-¿Quieres ponértela? -le pregunto cuando se separa de mi y limpia sus lágrimas que manchan su hermoso rostro.

-Desde luego. -me responde ofreciéndome su mano.

Me siento en los talones, saco la pulsera de plata de la caja y la coloco en su mano.

-Como puedes ver, tiene varios charms en ella. -le digo mientras ella la mueve en el aire y yo la giro sosteniendo el primer charm. -Este es el primero, es un candado, que representa los secretos que ocultamos al inicio de nuestra relación. -le digo mientras suelto ese y toco el segundo. - Este es una rosa hecha en plata y ónix negro, la rosa negra que se ha convertido en tu preferida y que decora toda nuestra suite. -le sonrío y ella también.

-¿Una pistola? -me pregunta mientras sostengo el tercer charm en mi mano.

- Representa nuestra antigua profesión, que ambos hemos dejado atrás. -le respondo mientras lo suelto y sostengo el último. -Y por último una llave, que significa que no hay más secretos entre nosotros.

El rostro de Kate está bañado en lágrimas nuevamente.

-¿Te encuentras bien, amor? -le pregunto preocupado mientras deslizo mis manos por su rostro y limpio sus mejillas.

-Sí. Disculpa es que me he emocionado con el regalo. Han sido muchas emociones hoy. -me responde mientras sorbe por la nariz. -Esto es hermoso. No sé como haces para sorprenderme cada día más, incluso con detalles como este.

-Porque te amo. -le respondo mientras la estrecho entre mis brazos y le robo un beso. -Estoy listo para mi regalo. -le digo haciéndola reír.

-Ya lo había olvidado. -me responde mientras se levanta del suelo y va por su bolso.

Me levanto del suelo y me quedo de pie a esperarla.

-Tú tienes ese poder sobre mi de hacer que me olvide de las cosas. -me responde llegando frente a mí.

Trae dos cajitas en las manos. Una ya la había visto en la joyería, la otra es nueva para mí. Pone una sobre él sofá y me ofrece la de la joyería.

-Ninguno de los regalos estaba en los planes. Este mucho menos. Pero lo vi, y en lo único que pude pensar fue en ti, en nosotros. Espero te guste.

En cuanto termina de hablar abro las cintas de la cajita. Dentro hay un sencillo regalo, pero que representa mucho. Son unos gemelos con forma de estrella que inmediatamente me hacen recordar a nuestra estancia en la isla, cuando le mostré el mar de estrellas y nos bañamos en él.

-Me encanta el recuerdo del mar de estrellas. -le respondo mientras vuelvo a cerrar la cajita.

-Supuse que te gustarían. -me dice mientras coge la otra caja. -Este regalo se presentó de forma inesperada. -me dice tendiéndome la cajita. -Hace tiempo estaba buscando algo que te gustase y que de verdad quisieras, pero no lo encontraba.

Abro la cajita y dentro hay un juego de llaves de un coche. Entonces alzo la mirada sorprendido.

-¿Has comprado el coche para mí?

-Desde luego que lo he comprado para ti. ¿Para que necesitaría yo un coche como ese teniendo el mío? Además, que las niñas no pueden ir en un superdeportivo. No es muy seguro. -me responde mientras ambos reímos. -Lo cual nos lleva al último regalo de aniversario.

-¿Hay otro más? -le pregunto mientras pongo las cajitas ansioso en el sofá.

-Este tampoco estaba planificado, aunque lo llevo conmigo desde hace tres meses ya.

-Muero de la ansiedad por saber que es. Nada de lo que me has obsequiado lo esperaba, de verdad me has sorprendido.

-Creo que este tampoco lo vas a esperar.

-¿Qué es? -le pregunto intrigado.

Y no sé porque presiento que me va a sorprender nuevamente.

-Estoy embarazada.

Y justo como hace cuatro años atrás. Esas dos palabras hacen que me caiga de culo al suelo. Estoy congelado ni siquiera he sentido el golpe. ¡Embarazada! ¡No puede ser!

-¿Te encuentras bien? -me pregunta Kate que se agacha a mi lado en el suelo.

-¡Embarazada! -es lo único que puedo articular.

Aún estoy impactado y no logro recuperarme de la noticia. Ahora todo encaja mucho mejor. Porque anoche no había bebido en la fiesta. Porque hoy solo bebió un poco de champagne. Porque venía tan cansada. Pero a pesar de todo, no estoy asustado. No como hace cuatro años cuando pensaba que no iba a ser un buen padre o que nuestra vida sexual había terminado completamente.

-Debería haberte preparado antes para darte la noticia, la ultima vez te sucedió exactamente lo mismo.

-¡Embarazada! -vuelvo a repetir en un susurro como un idiota.

Pero entonces recuerdo todos los beneficios del embarazo y comienzo a sonreír como un idiota mientras la miro seductoramente. Sé que las hormonas revolucionaron su cuerpo y que las ansias de sexo aumentaron al igual que sus pechos duplicaron su tamaño. Y que estar dentro de ella se sentía mucho mejor que antes, no entiendo por qué.

-Embarazada, ¿eh? -cambio el tono de mi voz, ese que hace que a ella le tiemblen las piernas.

Y mientras la miro intensamente logro mi objetivo. Kate cae al suelo sentada y me mira nerviosamente.

-¿Que estás tramando Cooper?

-Sé que la ultima vez no me tomé muy bien lo del embarazo, principalmente porque no tenía ni idea de todo lo que eso conllevaba. Pero ahora tengo algo más de experiencia en el tema. -le digo mientras comienzo a acercarme a ella gateando por la alfombra del suelo. -Ya no soy un padre primerizo que se asustó en el momento que se lo contaste y que estuvo asimilándolo durante días. -definitivamente no pienso perder tiempo esta vez. -Primeramente, pienso desquitarme por haberme ocultado durante todo este tiempo que esperábamos un bebé.

-Literalmente. En realidad, es un niño. -me responde ella sin moverse del lugar.

-¡Un niño! -exclamo asombrado. -¿Qué tiempo tienes que ya sabes incluso el sexo? -le pregunto impactado por esta respuesta y acorralando su cuerpo contra el sofá.

-Catorce semanas, tres meses. -me responde con la respiración acelerada.

No quiero que esté incómoda o que se sienta impotente en este momento. Me pongo de pie y le tiendo una mano.

-Vamos. -le pido dulcemente mientras la conduzco hacia la habitación principal.

Los pétalos negros cubren la sábana blanca de la cama completamente, pero no tengo tiempo para que ella disfrute de la decoración.

-¿Qué vas a hacer Cooper? -me pregunta una vez más.

La tomo por ambas manos y la detengo en medio de la habitación.

-Como me has ocultado durante tres meses algo tan importante, mereces un castigo. -le digo mientras me deshago de la americana y de la camiseta que llevo puesta.

Puedo ver la mirada de Kate deslizarse por mi cuerpo. Sé lo que ella desea y eso es exactamente lo que va a obtener, pero a un ritmo que la hará gritar una y otra vez.

-¡Un castigo! -exclama estupefacta cuando aparta su mirada de mi cuerpo.

-Sí. Un castigo. -le respondo mientras acerco mi cuerpo al suyo.

-Hoy me desperté siendo el hombre más feliz de la tierra y ahora lo soy aún más con esta noticia que me has dado. -susurro contra sus labios. -No hay nada que me haga más feliz que saber que voy a ser padre nuevamente.

Bajo por su cuello dando besos y mientras lo hago mis manos deshacen el zipper de su vestido y lo dejo caer a sus pies dejándola solo en tacones y ropa interior. Me aparto un poco y admiro su cuerpo. No sé como no me percaté antes de que estaba embarazada. Las señales estaban claras, solo debía prestarles atención.

Lo sensibles que estaban sus pechos. Las ansias que tenía de mí, el sueño después de almorzar. Pero pensé que era el cansancio por las niñas. Ahora que sé que no es así. Todo va a cambiar.

-Como ahora todo es diferente y sé que no le sucederá nada a mi hijo mientras tenemos sexo, pienso disfrutar de tu cuerpo hasta el último momento.

-Usted si que sabe como tratar a una dama Sr. Cooper. -me responde con una sonrisa mientras enreda sus manos en mi cuello.

-Hum, pero aún no te he dicho cuál es tu castigo. -le digo mientras deslizo mi nariz contra la suya.

-Lo escucho. -me responde seductora.

-Tres orgasmos. -muerdo ligeramente uno de sus labios antes de soltarlo y sonreírle.

-¡Disculpa!

-Tendrás tres orgasmos antes de sentirme en tu interior. -pego mi cuerpo al suyo dejándola sentir como me tiene.

-Eso no suena como un castigo.

-¡Oh! Si lo será, especialmente porque pienso torturarte con mi boca en cada parte sensible de tu cuerpo.

-¡Es una promesa!

-Desde luego. -le confirmo.

-Pues que comience la tortura.

Y no digo nada más. Mi boca se apodera de la suya, mis manos de su cuerpo y la llevo hacia la cama. Los pétalos de rosa revolotean y se pegan a nuestros cuerpos sudorosos mientras nos amamos con pasión. Tener un hijo es la cumbre de todo matrimonio. Simboliza la unión entre dos personas, el amor verdadero y la entrega. Tener un hijo con la persona que amas, es todo lo que puedes desear. Tener tres, es mucho más.

-Podemos ir pensando en el nombre entonces. -le digo en un susurro mientras deslizo la mano por su pelo.

-Creo que es bastante obvio su nombre. -me responde con voz somnolienta.

-¿De veras quieres llamarlo así?

-Por que no. Es el anagrama del tuyo. Además, que significa mucho para ambos.

-Tienes razón. -le contesto con una sonrisa. -Pero se sentirá extraño llamar a otra persona por ese nombre.

-Pues será mejor que comiences a practicar.

-Leonard Price Cooper. Leonard Price Cooper. Leonard Price Cooper. No suena tan mal cuando lo repites varias veces. -le respondo mientras deslizo una mano por su vientre.

-Solo esperemos que no rompa corazones como su padre. -me susurra mientras descansa su cabeza sobre mi pecho.

No puedo evitar reírme ante su comentario.

-¡Te amo Daniel!

-Yo te amo más.

Hoy me desperté siendo el hombre más feliz de la tierra y me acuesto siendo el hombre más feliz del universo.

Fin Epílogo Price

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Este capitulo está dedicado a una lectora voraz , una buena amiga y escritora bettymr1992

Se que te emocionas con facilidad y que te metes dentro de las escenas más profundas de la historia sintiendo lo mismo que sienten los personajes. Por eso te dedico este capítulo. Espero que hayas llorado de felicidad y amor por Daniel.

Para ti, el epílogo más largo de la historia.

Disfrútalo.

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