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Capítulo 1

!!!ADVERTENCIA DE SPOILER!!!

Si aún no te lees la saga de Price y la de Lenta no comiences a leer esta historia
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Cooper

Abro los ojos, miro hacia mi lado y sonrío. No hay nada como despertar junto a la mujer que amas. Mucho más cuando ella está abrazada a tu cuerpo. Deslizo una mano por su cabello y lo acaricio suavemente. Kate se retuerce a mi lado y se acurruca y aprieta más a mi cuerpo. Hemos llegado de madrugada, cerca de las 5:00 am. El viaje ha sido agotador, pero si no la despierto llegaremos tarde a la gala.

—Cariño, se nos va a hacer tarde. —le susurro al oído.

Pero ella solo gime a mi lado y se acurruca aún más. Me separo de su cuerpo y me dirijo a la ducha. Son las 6:30pm, será mejor que adelante así no se retrasan los planes que tengo para nosotros hoy. Después de la gala y justo a las doce de la noche, le tengo una sorpresa.

El agua de la ducha de cascada cae sobre mis hombros y mi cuerpo. Dejo que caiga sobre mi cabeza también. Necesito despejar un poco la mente. Últimamente todo a nuestro alrededor es un total caos, protagonizado por nuestras dos hijas. Pero no puedo negar que soy feliz. Sumamente feliz. Tengo una hermosa y fuerte mujer a mi lado y dos niñas preciosas que son las princesas de la casa y la locura de la abuela. Y que me están volviendo loco, literalmente. Y apenas están creciendo.

No recuerdo desde cuando no teníamos un tiempo para nosotros solos. Las niñas son el centro de nuestro mundo y cuando regresamos del trabajo les dedicamos todo el tiempo a ellas. Así que cuando se acuestan a dormir, nosotros terminamos literalmente exhaustos. Kate dice que las consiento mucho y que cuando tengan más edad me van a dar dolores de cabeza. Pero no me importa. Pienso disfrutar de su inocencia mientras dure. Los niños crecen muy rápido.

Llevo mucho tiempo planificando esta salida. Y mi madre aceptó encantada en quedarse con las pequeñas. Y ellas encantadas con ir a casa de la abuela, mejor dicho, al castillo de princesas que tiene la abuela en la terraza.

Sí. 

No soy el único que las consciente.

Creo que es hereditario.

Así que esta semana tengo todo sumamente planificado. Kate no tiene ni idea de cuales son mis planes. No se los he contado. Creo que ella piensa que olvidé nuestro aniversario de bodas y que en su lugar asistimos a una reunión importante en nuestra sucursal de New York.

Sonrío ante el recuerdo de su rostro sonriente y sus ojos iluminados con ilusión cuando vio donde nos estábamos hospedando. El 1Hotel Central Park. Pero su ilusión terminó cuando nos hospedamos en una habitación regular.

Pero no tiene ni idea.

Todo está siendo sumamente planeado para que este aniversario de bodas, sea inolvidable.

Aparto de mi mente los recuerdo y sonrío cuando siento sus manos enredándose en mi cintura y su cabeza recostándose a mi espalda.

—No me esperaste. —me reclama mientras yo me giro y salgo de debajo del agua.

—Intenté despertarte, pero al parecer estabas muy cansada. ¿Dormiste bien?

—No mucho. Estoy acostumbrada a no dormir por las niñas.

—Esta semana es para descansar y relajarnos un poco. —le digo mientras la estrecho entre mis brazos.

Acerco mi rostro al suyo y reclamo su boca. Esta mujer es mía, toda mía y poseo su boca como único dueño que soy. Bajo las manos hacia sus nalgas y mientras las aprieto, se me escapa un gemido contra sus labios.

—Alguien sí durmió bien. —susurra contra mis labios mientras no puedo evitar reír y pegarla más a mí.

—Sabes que esto... —le digo apretándola contra mi cuerpo para que sienta como me tiene. —es inevitable a tu lado, mucho más en este instante.

—En este y en cualquier otro. —me confirma.

—Ya sabes que me vuelves loco y que te necesito cada minuto del día. —le respondo presionando mi erección contra su vientre.

—Lo sé, pero no podemos estar desnudos por toda la casa, ahora tenemos dos niñas traviesas. O se te olvida como nos sorprendieron con el chocolate.

—Como olvidarlo. —sonrío ante el recuerdo.

Aún recuerdo ese día.

Fue hace unas semanas. Era fin de semana y las niñas estaban durmiendo la siesta del mediodía. Kate estaba preparando un pastel de chocolate para sorprenderlas cuando despertaran. Y yo estaba ayudándola. Bueno, se podría decir que eso hacía hasta que el chocolate derretido cayó en su escote.

Hasta ahí llego mi ayuda.

Y entonces comencé a lamerle el chocolate y a verter más chocolate sobre ella. Y cuando la tenía arrinconada contra la encimera, ambos semidesnudos, parcialmente cubiertos de chocolate y listos para la acción, entraron las dos niñas corriendo a la cocina. Nos cubrimos rápidamente y disimulamos que limpiábamos el desorden.

Cuando tienes dos niñas hiperactivas que apenas duermen y te sorprenden cuando menos te lo imaginas, aprendes a mantener las manos quietas cuando están cerca. Así que ya se imaginarán. La vida con hijos, no es tan sencilla como la describen en las películas. El sexo que antes duraba horas, poseyéndonos uno al otro de maneras disímiles, se ha convertido en rápidos encuentros furtivos ya sea en la oficina, o en el auto o en la habitación. Donde tengamos oportunidad.

Eso es algo que extraño.

El sexo extenuante y agotador.

Sin embargo, no cambiaría ni el mejor sexo del mundo en este instante por nada. Tengo a mi lado al amor de mi vida, una familia, salud y eso es todo lo que importa. Pero esta semana, pienso aprovecharla al máximo y que Kate recuerde lo que es caer en la cama agotada de placer.

—¿Piensas hacer algo con el problema entre tus piernas? —me pregunta Kate trayéndome al presente.

Mi erección palpita deseosa por atención. Una atención que le ha sido negada por varios días.

—¿Quieres hacer algo al respecto? —le pregunto sonriéndole de medio lado. —¿O dejas que me haga cargo yo?

—Siempre has sabido encargarte de las situaciones, duras. —me dice con una sonrisa.

Así que quieres jugar. Pues vamos a jugar. La hago girar entre mis brazos, me pego a su espalda y la empujo hasta la pared. Kate apoya las manos en la pared mientras yo coloco mi miembro entre sus piernas. Subo mis manos desde sus nalgas y por toda su columna hasta su cuello. Y mientras lo hago me muevo entre sus piernas deslizando mi miembro, listo para ella, por su sexo húmedo, caliente y tentador.

Acerco mi rostro a su cuerpo y beso su columna. Aparto su cabello a un lado y beso uno de sus hombros y su cuello, haciéndola gemir de deseo por mí.

—¿Me deseas, Kate? —le susurro mientras muerdo el lóbulo de su oreja haciéndola estremecer.

—Te deseo. —me susurra conteniendo un gemido.

—¿Quieres sentirme en tu interior? —le susurro tentándola en su entrada.

Pero ella no responde, en cambio se mueve hacia atrás levantando sus nalgas hacia mí. Y esa es mi respuesta. Será mejor que no extienda mucho más este juego. Si hay algo que no me gustaría ver nuevamente, es a Kate enojada producto de la tensión sexual acumulada. Así que, se acabaron los preámbulos. Deslizo una mano desde su hombro por toda su columna, y la dejo en el centro mientras presiono hacia abajo. Con la otra, guio mi miembro hacia su entrada. Deslizo la punta varias veces por ella antes de deslizarme en su interior.

—Esto es él paraíso.

Después de varios días sin relaciones sexuales, de ningún tipo, no creo que resista mucho. No creo tener mucho autocontrol en este instante. No cuando su interior está tan apretado y caliente. No recuerdo que se sintiera así. El movimiento de Kate contra mi cuerpo me saca de mi breve trance.

Acomodo mis manos en la base de su columna, justo encima de sus nalgas. Y mientras mis pulgares acarician esa zona, me sujeto de su cintura.

—¡Estás tan apretada! —exclamo en un jadeo mientras salgo y me estrello contra su cuerpo.

Las manos de Kate se apoyan en la pared mientras yo llevo el control de todos los movimientos. Salgo y entro en su cuerpo con movimientos coordinados. No creo que dure mucho a este ritmo. Las paredes de Kate se aprietan más a mi alrededor. Bajo una de mis manos hacia su sexo y deslizo dos dedos sobre su clítoris. Sé que esto la volverá loca. Y así es. Me lo deja saber con un gemido que deja escapar de su boca sin contenerlo.

Dejo de acariciarla y muevo mis manos ahora y aprieto sus nalgas, y sus muslos. Kate baja las manos de la pared y se inclina hacia adelante. Y entonces sostiene una de mis manos con la suya. Me sostiene por el antebrazo y después hace lo mismo con mi otra mano. Y mientras se sostiene de mí, comienza a mover su cuerpo contra el mío.

¡Oh Dios!

Sus movimientos y los mío son una combinación explosiva. No creo que aguante mucho así.

—¡Kate!

—¡Necesito más! ¡Más rápido, más duro! —me exige con la respiración acelerada.

Y no pienso negarle lo que me está pidiendo. Nunca lo he hecho y en este instante, tampoco lo voy a hacer.

Giro mis manos y aferro también las de ella mientras aumento la velocidad de mis embestidas. Puedo sentir como su vagina se aprieta cada vez más a mi alrededor y sus manos se aferran más fuertemente a mis brazos. Y esto solo significa una cosa. Su orgasmo está cada vez más cerca. Y el mío también. Intento no concentrarme en lo que estoy sintiendo. Quiero que ella llegue al orgasmo antes que yo.

Kate deja escapar una serie de gemidos y jadeos incontrolables y siento como su cuerpo empieza a temblar. Sus manos aprietan ahora mucho más fuerte mis brazos. Esa es mi señal. Solo entonces, me concentro en el delicioso calor de su interior y en cómo sus paredes me aprietan deliciosamente. Y con una serie de embestidas rápidas y certeras, tocando el punto justo en su interior, que sé que la hace alcanzar el cielo, me dejo ir yo también, con un gemido de puro placer. Continúo moviéndome, ahora algo más pausado, descargando todo en su interior y haciendo que Kate continúe gimiendo. Me encanta el sonido que escapa de sus labios cuando alcanza el orgasmo. Esos gemidos significan todo para mí.

Mientras mis espasmos se detienen, siento como Kate suelta mis brazos y yo libero los suyos. Su respiración es errática al igual que la mía mientras apoya las manos nuevamente en la pared del frente. Es como si hubiésemos corrido una maratón. Me abrazo a su cintura y recuesto mi cabeza en su hombro mientras beso su cuerpo.

—Esto ha sido intenso. —me dice moviéndose contra mi cuerpo, pidiendo más.

Dejo escapar un gemido contra su hombro y le doy una leve mordida.

—Yo también necesito más, pero debemos alistarnos para la Gala. Recuerda que tenemos un compromiso.

—Lo sé, pero es que te necesito. —me dice mientras vuelve a moverse contra mí.

Contengo un gemido y cierro los ojos brevemente. Si continúa con estos movimientos, mi miembro despertará de su breve siesta y entonces sí que no saldremos de esta habitación hoy.

—Y yo a ti, pero más tarde podremos ponernos al día.

—¿Tenemos que ir a esa gala? —me pregunta mirándome por encima del hombro.

—Si no fuera porque la organizadora es muy buena amiga de Stella, podríamos ausentarnos. Pero no creo que Stella esté muy contenta si no vamos en su lugar.

—De acuerdo. —me dice resignada mientras se mueve hacia adelante haciendo que salga de su interior.

En el instante en que salgo de su interior, ya lo extraño. Si por mi fuera pasaría ahí dentro la mayor parte del tiempo. Pero sé que eso es imposible. Kate se gira hacia mi y coloca las manos en mi pecho, acariciando las plumas del tatuaje.

—Quizás podamos encontrar un rincón oscuro en algún lugar de la mansión. —le sugiero seductoramente.

—Ya tengo ganas de ir hacia la gala. —me responde mientras coge la esponja y le vierte gel.

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Este capitulo está dedicado a Rosa91032
Por ser una fiel seguidora de mis historias y siempre pedir más.

A Nayely-15 Anyparima se que se quedaron pidiendo más y aquí lo tienen espero lo disfruten.

suslago gracias por tu apoyo y por recomendar mi historia en tus grupos de lecturas para que otros se enamorarán de Price. Espero vuelvas a hacerlo con este epílogo.

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