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[Gustabo García]

Publicado 26/05/20

Alexandra se encontraba conduciendo por las calles de Los Santos excediendo el límite de velocidad establecido. Cosa que no paso desapercibida para los parquimetros andantes.

Por su parte, Horacio y Gustabo, recién comenzaban su turno-acompañados de su "segurata"-, y se encontraban bastantes alegres dado a que el comisario Volkov les había pagado.

A los segundos de ver el auto pasar a toda velocidad comenzaron la persecución. Pero como era de esperarse no se detuvo, se le hacía extraño-en incluso le daba algo de inseguridad- que un audi amarillo todo tuneado le siguiera.

La técnica de conduccion de la chica no era muy bueno que digamos, por lo que acabo chocando con un semáforo. Para su suerte el impacto no fue muy fuerte, por lo que solo se llevo unos cuantos rasguños de recuerdo, nada grave a decir verdad.

No muy lejos podía escucharse a un hombre imitando el ruido de las sirenas policiales. Se encontraba algo desorientada por el golpe, por lo que no atinó a huir.

-Baja del auto, payaso-gritó, al tiempo que apuntaba con su arma, uno de los hombres que bajaba del coche que venia persiguiendola.

Recuperando un poco la compostura y dejandose inundar por el miedo a que le hicieran algo malo, bajo temblorosamente del auto con las manos arriba.

-Venga tía contra el choche-volvió a ordenar el mismo hombre.

Una vez que obedeció, uno de sus acompañantes la esposo. Podía ser mala señal que la esposaran, pero una sensacion de alivio invadió todo su ser; eran policías y no maleantes.

-A dónde ibas tan de prisa?-preguntó el de cresta, el único de ellos tres que había hablado con ella.

Casi por arte de magia se cayó sobre el duro pavimento, fue como si hubiera perdido la conciencia por un momento. Al parecer su adrenalina había bajado y ahora si sentía los verdaderos daños del impacto, aunque seguían siendo leves.

-Perfecto, ya la has matado-logró escuchar cuando recupero la conciencia

-Pero que no le he hecho nada Gustabo-se defendió el otro.

-Ya anda haciendo joterias wey-reprochó uno de ellos, con un asentó mexicano

-Y si la dejamos aquí y nos vamos a seguir patrullando

-Horacio, si serás puerco, cómo vamos a dejarla aquí tirada

Se acerco un poco a la rubia, examinando que no estubiera sangrando. Sintiendose más relajado al ver que no era así.

-No te habrás enamorado...-interrogó con algo de sorna en su voz, mirandolo con una sonrisa pícara. Le resultaba raro que Gustabo intentase ayudarla.

La verdad era que enamorado no, pero de que se sentía atraído si. Era muy extraño ya que nisiquiera habían cruzado palabra alguna, pero algo en él decía que si llegaba a conocerla quizá llegue a enamorarse.

Mientras Horacio y Emilio se tomaban unos minutos para burlarse un poco de Gustabo, Alexandra volvió en sí, sentandose con delicadeza apoyando su espalda en el audi.

-Te encuentras bien?-preguntó Gustabo a la chica.
Ella solo asintió corriendo algunos mechones que caían por su rostro, dejando ver un tajo en su ceja.
Y por primera vez pudo ver sus ojos, que era tan oscuros y profundos como la noche noche misma.

Mientras el de cresta y el mexicano miraban con diversión la escena, jamás hubieran esperado ver a Gustabo así, en plan Romeo.

La chica al notar como el de falda miraba fijamente sus ojos, se sintió algo incomoda. Carraspeo un poco, para que Gustabo se aleje de ella, ya que estaba invadiendo su espacio personal.

-Lo siento- se disculpó, con algo de vergüenza.

Ella sonrío, intentando que no se preocupara demasiado por el momento incómodo.

-Te llevó al médico-dijo él parandose, para seguidamente extenderle la mano para ayudarla a levantarse.

Ella tomó su mano e hizo un gesto de dolor

-La cadera, ya me la jodí-comentó, agarrándose del hombro de su contrario, quien la tomo por la cintura para darle mayor soporte.

A pasos lento caminaron al auto, donde los esperaban Horacio y Emilio sentados en la parte trasera; dijieron que se habían sentado allí para que "la chica vaya comoda", aunque solo era una excusa para que ambos estén juntos.

-Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida... Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo-Cantaba Emilio intentando imitar a Jose Jimenez a todo pulmón, mientras iban de camino a la guardia.

Gustabo estaba rojo, sabía que ambos hacían todo eso solo para fastidiarlo.

Una vez que la atendieron y le dieron el alta, Alexandra salió del hospital buscando a los tres hombres que la habían traído.
Se dirigió al parking, y allí estaban, estacionados esperandola.

-No tuve tiempo de presentarme, Soy Alexa-se presentó a través de la ventanilla del copiloto-muchísimas gracias por traerme, ¿De cuánto es la multa?

-Por conducción temeraria son 300 eur....

-Le debes una cita-interrumpió Emilio, ganadose una mala mirada de Gustabo.

La chica no supo que decir, realmente la tomaba por sorpresa. No es como que te estrelles contra un poste y luego un oficial de tránsito te invite a salir, todos los días.

-SAL-CON-ÉL-Gritaba Horacio, señalando al conductor al final de cada frase.

-Mira, te dejo mi número-Dijo Gustabo, para luego dictarselose, ella lo anoto como pudo en su móvil, ya que estaba destrozado a causa del incidente-y si tú quieres me llamas y quedamos-propuso

-Me parese perfecto-contestó la chica sonriendo.
Se despidió de ellos agradeciendoles nuevamente por haberla traido, y se fue en dirección a su trabajo-dado a que ya comenzaba su turno-, pensando en que día tenía libre para salir con aquel muchacho.




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