𝑋𝑋𝑋𝐼𝑉: 𝑂𝑎𝑠𝑖𝑠
Nuevamente K'uk'ulkan había dormido fuera, en la cabaña de la cueva subterránea aunque realmente no pegó ojo de modo que cuando salió de la cabaña para ir al agua alguien emergió de las aguas.
—¿Qué haces aquí?— Dorma no dijo nada, simplemente salió del agua y se acercó a él.
—Buscarte.
—Aquí me tienes— no dijo nada, la reina se abrazó a él con fuerza siendo un gesto correspondido por Namor quien la estrechó entre sus brazos.
No eran necesarias palabras. Solo ese abrazo.
Bebieron de aquel abrazo como si fuese el último, ambos lo sabían, algo se había roto entre ellos algo que con el tiempo podría cicatrizar pero nunca borrarse pues sería una herida que sangraría siempre.
Lo que se había roto entre ellos quizás jamás podría arreglarse.
—No me sueltes....— pidió Dorma en un susurro cómo si al romperse aquel abrazo todo se perdería....no le importaba perder una corona pero perderle a él....le amaba...
—Dorma....— susurró apretandola más contra si dejando un beso sobre su cabeza, un beso tras otro, suave y delicado —Jamás....jamás te soltaré.
—Te necesito ....duele muchísimo....
—Mi dulce Dorma, claro que duele. Y también te necesito, no te vayas tampoco de mi lado. Jamás— Dorma se terminó de romper en aquel abrazo llorando contra el pecho de Namor, ya le dolía hasta llorar de tantas lágrimas que había vertido por su hija, creía que ya no le quedaban lágrimas pero aún le quedaban era una herida que jamás sanaría del todo.
—Aún así quiero la cabeza de Nakia. No me basta la muerte de Ramonda, quiero también a quien mató a Naab.
—La tendrás. Te lo prometo, tendremos su cabeza en una pica.
—Por una parte pienso que...¿Y si Naab no quisiera esto? Era pacifista, jamás quería conflicto y no estoy segura de si Naab habría que tomemos venganza en su nombre— K'uk'ulkan se separó un poco de ella y apartó un mechón de cabellos de su rostro pasándolo tras su oreja para ver bien el rostro que tanto amaba aunque estaba ahora surcado de lágrimas y sus ojos enrojecidos e hinchados de tanto que había llorado, él en cambio aunque no lloraba por dentro estaba tan destrozado como ella.
—Es lo justo, sus vidas por las de Naab. La vida de nuestra Naab valía todo y no es solo por ella, si Wakanda no se une a nosotros para luchar contra la superficie los borraremos de la existencia porque por culpa de ellos por exponer el vibranium al mundo nos han puesto en peligro a todos. No voy a arriesgar la seguridad de Talokan ni a mi familia por culpa de terceros. Esto es también para protegernos.
—Lo comprendo.
—Les dimos la opción de hacerlo pacíficamente y se negaron, y nos traicionaron al atacarnos.
—K'uk'ulkan....— tomó delicadamente el mentón de Dorma y dejó delicadamente un beso sobre sus labios, tanto tiempo sin disfrutar del sabor de sus labios, un gesto amoroso que Dorma correspondió, besos breves y suaves, delicados como el aleteo de un quetzal, apretó el abrazo entorno al cuerpo de Dorma sintiendo el cuerpo de su amada contra el suyo. Separaron sus labios apoyando Namor si frente contra la de ella, sus alientos se mezclaban.
—Te necesito, ahora— la tomó en sus brazos llevándola de nuevo hacia la cabaña donde estaba también su pequeño nido de amor, donde habían hecho el amor por primera vez , donde varias veces se habían escondido para hacer el amor en la superficie pues ahí les dejaban tranquilos y tenían la intimidad.
Recostó a Dorma sobre el lecho que allí había, la fémina acarició dulcemente el cuerpo de su marido mientras los besos dejaban de ser suaves y delicados pasando a besos más apasionados, necesitados, urgía ese contacto entre ellos, aquel deseo primitivo de unirse, no sólo físicamente si no que era un método que tenían de profundizar lazos. La ropa de ambos pronto acabó en el suelo, sus pieles desnudas estaban en contacto mientras sus bocas se devoraban, sus lenguas se entrelazaban y jugueteaban entre ellas.
—Hazme el amor, por favor, hazme olvidar todo, quiero solo sentirte a ti por favor— suplicó Dorma entre besos.
—También lo necesito. Te necesito Dorma, te pertenezco— bajó su mano hasta la entrepierna de Dorma acariciando su sexo con delicadeza, sus dedos recorrían los suaves pliegues, sintiendo como iba mojándose contra sus dedos mientras su boca no dejaba de besarla pero separó sus labios de los de ella y su boca se cerró sobre uno de los pechos de Dorma lamiendo y succionando el pezón, su lengua jugueteaba con la delicada carne sintiendo como se endurecía en su boca, succionando aquel pezón mientras sus dedos no dejaban de frotar el clítoris mientras sentía como su miembro se endurecía frotándose contra el sexo de su esposa. Los gemidos de Dorma llenaban el lugar, su cuerpo se arqueaba suavemente contra aquellos dedos abrazándose a la ancha espalda de su amado clavando suavemente las uñas dejando sendos arañazos.
—Mi amor....por favor— pidió Dorma a lo que su pedido fue aceptado, K'uk'ulkan de una embestida penetró a Dorma, separando las estrechas paredes vaginales que le apretaron de una manera de bienvenida.
—Dorma...mi dulce Dorma ...como me aprietas, me encanta— los movimientos de cadera empezaron, lentas pero profundas, hundiéndose en su interior, las manos de Dorma bajaron por la ancha espalda en deseosas caricias hasta llegar a los glúteos de su esposo apretando, empujándole contra si clavando sus uñas mientras sus cuerpos chocaban cada vez con más fuerza, sus bocas se buscaban con pasión en apasionados besos ahogando los gemidos de placer de ambos en aquella unión carnal.
—Más fuerte, más fuerte por favor— suplicaba Dorma entre besos y jadeos, sus caderas se movían contra él, el sonido de sus cuerpos chocando llenando la cabaña con el sonido húmedo de los constantes golpe. La velocidad iba aumentando, el delicado cuerpo de Dorma se sacudía contra el de su marido mientras ella se movía a su ritmo. Duro, fuerte.
Namor se sentía en la gloria, su falo se sentía apretado, como las paredes vaginales de Dorma el apretaban con fuerza llegando a golpear aquel punto sensible en el interior de Dorma. Mordió los labios de la fémina lamiendo después sus labios separando hasta un extremo casi doloroso las piernas de Dorma , encajando ambos cuerpos con fuerza, las oleadas recorrían ambos cuerpos volviendo a besarse con pasión, una de las manos de Namor subió hasta el cuello de Dorma apretando un poco la tráquea femenina mordiendo sus labios lamiendo tras eso nuevamente sus labios, gesto correspondido por Dorma.
—Mi rey, mi amor....me encanta ...por favor, lléname toda, quiero sentirte.
—¿Quieres que te deje llena, mi reina? Pídelo.
—Si, por favor, por favor déjame llena de ti— las piernas de Dorma se apretaron alrededor de la cintura de Namor sintiendo la tensión en su sexo , todo su cuerpo se tensaba mientras los gemidos y jadeos eran más fuertes, prácticamente gritos de placer mientras sentía que se dejaba llenar en un salvaje orgasmo.
El falo de Namor se hinchó un poco más hundiéndo su rostro en el cuello de Dorma soltando su caliente y espesa semilla en el interior de Dorma, llenandola de su semen de manera profunda, casi temblando de puro gozo de dejarse llevar y soltar toda su esencia en el caliente interior de Dorma.
Dorma apartó el rostro de K'uk'ulkan de su cuello para dejar suaves y pequeños besos en sus labios, gestos correspondidos por Namor.
— “ Dioses, por favor, que fecunde a Dorma. No quiero sustituir a nuestra hija perdida pero quiero darle a Dorma de nuevo felicidad ...dadnos un nuevo hijo ” — se sentía egoísta de pensar aquello pero quería devolverle a Dorma lo que les habían quitado.
La pareja se recostó en la cama abrazándose y dándose delicadas caricias, el dolor seguía ahí pero era apenas un oasis de paz entre el dolor de la perdida.
—Por un segundo pensé que...
—¿Qué?
—Que ya no querrías estar conmigo, Dorma.
—Jamás. K'uk'ulkan, te amo, eres el amor de mi vida y aunque el mundo arda eres mi amor porque eres mi lugar seguro en este mundo.
—Y tu el mio mi amor. Tú y yo juntos siempre, hasta el final.
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