Las llamaron Dayami y Naab y al igual que sus padres no nacieron con las branquias en el cuello como el resto de su pueblo y cuando tuvieron unos cuantos días de vida llevaron a las niñas a la superficie en un cenote y comprobaron que al igual que sus padres podían respirar aire también y sus pieles no se tornaban azul, eso seguramente reforzaría aún más el tema de la supuesta divinidad de su padre y no como una mutación. Namor lo único que le decepcionó un poco fue que ninguna de sus hijas heredaron alguna de sus características únicas, las alas y las orejas puntiagudas eran en cambio más parecidas a su madre físicamente en eso.

La llegada de Dayami y Naab fue muy bien recibida, el día que ambas gemelas nacieron con la sangre del cuchillo de obsidiana fue colocada sobre una mazorca de maíz y el cordón umbilical junto a la placenta fueron enterrados dentro del palacio siguiendo la tradición, la mazorca de maíz con la sangre fue desgranada como cosecha sagrada. Gracias a las capacidades del vibranium habían podido cultivar bajo el mar alimentos propios de la superficie y gracias al sol de vibranium las cosechas crecían y el pueblo tenía comida.

Dorma estaba feliz, había cumplido un sueño que no sabía que tenía hasta que supo que sus hijas crecían en su vientre, siempre había pensado en la maternidad casi como algo imposible hasta que se casó con Namor y supo que quería en algún momento tener una familia con él y ya la tenía completa con la llegada de sus hermosas pequeñas. Claro que ser primeriza era al principio un poco complicado todo y más lo era al ser dos en vez de uno y cuando no lloraba una lloraba la otra o las dos a la vez, pero de manera instintiva sabía como calmar a sus hijas o adivinar el porque sus llantos, aunque claro que aceptaba consejos de las mujeres más experimentadas en la maternidad. Y claro que tenía la ayuda de Namor en todo lo que podía con las pequeñas.

—Se parecen a ti— dijo la reina mientras daba de mamar a Naab quien se había despertado un poco más tarde que Dayami y mientras esta estaba ya saciada de leche, Naab se encontraba alimentándose.

—¿En qué?— a veces Namor se quedaba fascinado viendo la escena de Dorma dando de mamar a las niñas pero no era por impulsos lascivos si no porque le parecía una escena tan tierna y dulce que simplemente le dejaba fascinado, Dorma se veía un poco cansada pero en general estaba radiante y más bella que nunca debido a la nueva luz que brillaba en sus ojos con la maternidad viéndola Namor más hermosa que nunca, realmente la maternidad le sentó muy bien a Dorma, además de que tenía ahora las caderas un poco más anchas y el pecho más generoso, del peso extra del embarazo se había deshecho casi por completo.

—Me agarran muy fuerte a veces los dedos con sus manitas, tienen tu fuerza— una pequeña sonrisa burlona se dibujó en sus labios —Y ambas me tienen exprimidos los pechos.

—Que conste, hijas mías, que el uso de los pechos de vuestra madre es temporal para vosotras porque son míos — siempre con un humor un poco ácido pero no pudo evitar hacerla reír, la verdad es que esos momentos de paz valían mucho, en ese momento en la habitación eran ellos cuatro y ya esta, nada más existía salvo ellos cuatro.

— " Y de pronto somos cuatro almas" — no era sentimental, no era muy dado a palabras excesivamente amorosas o dejarse llevar fácilmente por las emociones pero Dorma le había roto los esquemas y con el regalo que le hizo de aquellas dos niñas que dependían totalmente de ellos dos, dejando saber a si mismo que sí tenía amor: amor a su familia y a su nación, nada más.
Dayami hizo un pequeño sonido con la boca distrayéndole de sus pensamientos, la bebé estaba en sus brazos con la cabeza recostada en su pecho y por las palabras de Dorma tomó aquella minúscula manita Dayami dormida sujetó uno de sus dedos con bastante fuerza más de la que tenía un bebé normal, era cierto de que habían heredado al parecer parte de su fuerza y eso que estaba dormida.

—" Nunca pensé que tendría una familia así. Siempre pensé que de llegar a tener un heredero sería por obligación....me has roto los esquemas Dorma, me has devuelto desde que te conocí una sensación de plenitud que creía que se fue junto con mi madre"— ¿por qué no era capaz de decirle todo aquello? Era capaz de decirle palabras como "Mi amor" y demás pero lo que realmente sentía nunca, no era de palabras si no los hechos y demostrárselo con acciones.

Tras haber acostado a las niñas, Dorma se recostó en la cama segura de que en un par de horas se despertarían reclamando de nuevo la atención de sus padres en especial de su madre.

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Fue duro volver a entrenar después de haber dado a luz y tras los meses previos de reposo pero era cuestión de ponerse, en esos años y con bastante constancia siempre bajo la supervisión de Namor, Dorma había avanzado bastante como guerrera, de hecho Namora y ella estaban en tablas aunque aún Namora seguía obteniendo mayores victorias sobre Dorma. La relación entre ambas era bastante buena seguramente que al igual que con Namor la diferencia de caracteres entre Namora y Dorma era lo que provocaba que encajasen mejor además de que eran familia pero ese lazo familiar no era garantía de que se llevasen bien, de hecho Namora al principio desconfió de Dorma y durante un tiempo se preguntó porque su primo se había fijado en una chica tan sumisa y con ese constante gesto de miedo en sus ojos pero con el tiempo fue viendo que la chica tenía colmillos y si confiaba en su primo debía de confiar también en su criterio a la hora de elegir reina. 

—Se nota que estás desentrenada— en ese momento ambas estaban solas, las lanzas de vibranium chocaron de nuevo y una sonrisa burlesca se dibujaba en los labios de Namora buscando provocar a la contraria. 

—Prueba tu a sacar dos criaturas por el mismo agujero tras horas de intenso dolor y tras cargarlas nueve meses en la tripa— la sana rivalidad entre ambas hizo que Namora se confiase junto con el tener el el tiempo fuera de Dorma por lo que no se esperó que esta barriese con la pierna a la contraria derribándola. 

—Eso ha sido trampa, no quiero volver a pasar por verte parir así que K'uk'ulkan no volváis a procrear— desde luego la experiencia de espectadora durante el nacimiento de Dayami y Naab no le había gustado a la joven guerrera — A todo esto, vais a hacer el Hetzmek ¿no? — el Hetzmek....la tradición de cuando un niño o niña nacía era integrado a la comunidad y presentarlos formalmente,  claro que tenían que hacerlo pero aún no porque la ceremonia tenía que ser cuando sus pequeñas tuviesen tres meses de edad y Dayami y Naab aún eran muy pequeñas. Hablando de las pequeñas, no estaban del todo solas porque Mactzil estaba ahí prácticamente en un segundo plano con ambas bebés por lo que Dorma soltó la lanza siendo recogida por Namora y fue con sus pequeñas que ya empezaban a despertar exigiendo la siguiente toma, por lo cuál la reina se descubrió parcialmente el pecho para tomar a las niñas en sus brazos y estas se engancharon de sus pezones empezando a mamar. 

—¿No te duele? — preguntó Namora con curiosidad observando a sus sobrinas tomar el pecho.

—No, es una sensación extraña pero es muy bonita...supongo que cambiaré de opinión cuando saquen los dientes— las tres mujeres rieron, Namora aún era joven y no tenía ningún instinto maternal, es más los bebés le parecían todos iguales, pequeños y feos arrugaditos, pero debía de admitir que aquellas niñas le caían bien, seguramente por ser sus sobrinas

La idea del Hetzmek la tenía ya planteada pero aún así le doy créditos a  @Xime_Stark_Moon por pasarme la página donde encontré mejor información además de inspirarme su maravilloso fanfic <3 .