Capítulo.5 La Declaración
Salaverga dejé esto un poco abandonado perdón :''
es que justo tenía todo para actualizar el otro libro
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-Así que... ¿se besaron? -dijo Dopa, sentado cómodamente en la biblioteca junto a S. Las estanterías repletas de libros antiguos y el suave susurro del viento a través de las ventanas creaban un ambiente acogedor y casi mágico.
-No fue sólo un beso, fue... hermoso, como si todo lo demás dejara de existir... -S respondía mientras llevaba a su boca una batería doble A y la masticaba suavemente antes de tragarla. Sus ojos brillaban con un destello de nostalgia y alegría.
-Estás muy enamorada.
-¿Quizá? Al carajo con todo, es que sólo... nunca me había sentido así...
-¿Ni cuando estabas conmigo? -dijo Dopa, fingiendo un falso dolor en el pecho y llevándose una mano a él dramáticamente.
-Es distinto, idiota. Me refiero a sentirme así con una chica.
-Lo sé, pero sabes que me gusta jugar.
El tiempo parecía completamente indiferente para ambos mientras disfrutaban de su descanso en aquella hermosa biblioteca. Las risas y la complicidad eran evidentes en cada gesto y palabra. S relataba todo lo que había pasado entre ella y Cyn, sintiéndose como una boba chica enamorada en medio de un "romance adolescente".
-Entiendo -dijo Dopa suavemente-. El amor puede ser complicado, pero también es hermoso.
S hizo una pausa, masticando otra batería mientras sus pensamientos vagaban por esos recuerdos.
-Esa noche, después de que habíamos pasado el día juntas, me atreví a besarla. Bueno le pregunte si ella me besaría y dijo que sí. Fue un beso suave, tímido, pero lleno de significado. Fue como si todo el universo se detuviera y solo existiéramos nosotras dos. Además fue su primer beso...
-Los primeros besos siempre son especiales -dijo Dopa, suspirando con una sonrisa nostálgica.
-Lo son. Y desde ese día, todo cambió. Cyn y yo comenzamos a pasar más tiempo juntas.
Dopa asintió, comprendiendo la profundidad de los sentimientos de S.
-El amor verdadero es raro y precioso. Atesóralo y sigue adelante, sin importar los desafíos que enfrentes.
S asintió, sintiendo una oleada de determinación y esperanza. Sabía que el camino no sería fácil, pero con Cyn a su lado, estaba dispuesta a enfrentar cualquier cosa.
-Aunque aún así sigue sin ser mi novia -dijo S, con una mezcla de tristeza y confusión en su voz.
-¿En serio? -dijo Dopa alzando una ceja, sorprendido-. Supondría que ya lo sería, pasan mucho tiempo juntas, digo, ustedes se besan, ¿no es así? ¿Por qué no se lo pides?
S no respondió de inmediato. Se quedó en silencio, sumida en sus pensamientos. Las palabras de Dopa resonaban en su mente, cada una de ellas cargada de una verdad que hasta ese momento había evitado enfrentar. Era cierto, ella y Cyn compartían prácticamente todo: sus sueños, sus miedos, sus risas y sus lágrimas. Entonces, ¿por qué no se lo proponía?
S comenzó a jugar nerviosamente con una mechón de su cabello, su mirada fija en un punto invisible en el aire. La idea de pedirle a Cyn que fuera su novia le parecía al mismo tiempo emocionante y aterradora. Sentía un nudo en el estómago solo de pensarlo.
¿Qué pasaría si Cyn decía que no? ¿Si no estaba lista o si no sentía lo mismo? ¿Que tal si Cyn sólo quería tachar el primer beso de su lista de pendientes? La sola posibilidad de perder la cercanía que compartían la asustaba. Pero, ¿y si Cyn decía que sí? Un mundo de posibilidades se abriría ante ellas. Podrían ser más que amigas, más que confidentes. Podrían ser compañeras en cada sentido de la palabra.
Las imágenes de sus momentos juntas pasaron rápidamente por su mente. Recordó las tardes en el jardín de la mansión, donde el sol bañaba suavemente sus rostros mientras hablaban de todo y de nada. Recordó la calidez de los abrazos de Cyn, la suavidad de sus labios cuando se besaban. Cada uno de esos momentos era precioso y S no podía evitar sonreír al pensar en ellos.
El miedo y la inseguridad seguían presentes, pero había algo más fuerte que esas emociones: el amor que sentía por Cyn. Era un amor puro, intenso, y se daba cuenta de que, sin importar lo que sucediera, necesitaba ser honesta con ella misma y con Cyn.
Dopa la observaba en silencio, entendiendo que S estaba luchando con sus propios sentimientos. Finalmente, S levantó la mirada, sus ojos brillando con una nueva determinación.
-Tienes razón, Dopa -dijo finalmente, su voz firme pero suave-. Pasamos mucho tiempo juntas, compartimos tanto... y sí, nos besamos. Cyn significa todo para mí y creo que es hora de que sea honesta con ella y con mis propios sentimientos.
Dopa sonrió, satisfecho de ver a su amiga tomar una decisión importante.
-Eso es lo que quería escuchar -dijo con una sonrisa cálida-. Cyn es una chica especial, y tú también lo eres. Merecen ser felices juntas.
S asintió, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo. Sabía que hablar con Cyn sobre sus sentimientos no sería fácil, pero también sabía que era lo correcto. Cerró los ojos por un momento, imaginando la conversación que tendría con ella. Podía ver la cara de sorpresa de Cyn, seguida de una sonrisa que iluminaba su rostro. Podía sentir la calidez de su mano cuando la tomara y la emoción en su voz cuando respondiera.
La biblioteca, con sus estanterías llenas de libros y su ambiente tranquilo, parecía un refugio en medio del torbellino de emociones que sentía. Pero sabía que no podía quedarse allí para siempre. Tenía que enfrentarse a sus sentimientos y, más importante aún, tenía que compartirlos con Cyn.
-Dopa -dijo S, abriendo los ojos y mirando a su amigo con determinación-, gracias por escucharme y ayudarme a ver las cosas con claridad. Voy a hablar con Cyn. Voy a decirle lo que siento y pedirle que sea mi novia.
Dopa sonrió, asintiendo con aprobación.
-Eso es lo que quería escuchar -respondió con cariño-. Buena suerte, S. Estoy seguro de que todo saldrá bien.
S se levantó de su asiento, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza. Sabía que el camino por delante podría ser incierto, pero estaba lista para enfrentarlo, porque el amor que sentía por Cyn valía cada riesgo, cada duda y cada desafío.
Salió de la biblioteca con el corazón latiendo rápidamente, pero con una sonrisa en los labios. Estaba lista para dar el siguiente paso, lista para construir un futuro junto a Cyn, y en ese momento, no había nada que pudiera detenerla.
La mansión, con sus vastos pasillos y habitaciones, parecía aún más grande mientras S buscaba a Cyn. Su mente estaba llena de recuerdos y pensamientos sobre los momentos que habían compartido. La calidez del sol en el jardín, las tardes de estudio en la biblioteca, y las noches en las que se habían quedado despiertas hasta tarde, hablando de sus sueños y miedos. Cada uno de estos recuerdos hacía que su amor por Cyn creciera aún más.
Buscó a Cyn por todas partes, por las cocinas, las bodegas, el resto de la biblioteca, incluso el comedor y el jardín. Cada rincón parecía vacío sin la presencia de Cyn, y la ansiedad comenzó a crecer en su pecho. Finalmente, se le ocurrió buscar en los cobertizos, donde guardaban todo lo que pudieran necesitar para la jardinería. El aire fresco del exterior y el aroma a tierra mojada la tranquilizaron un poco mientras se dirigía hacia allí.
Y efectivamente, ahí estaba Cyn, tratando de alcanzar una enorme caja llena de fertilizantes y pesticidas que se encontraba en un estante superior. S se detuvo un momento para observarla, admirando cómo su cabello se movía con cada esfuerzo y cómo sus dedos delgados se estiraban intentando alcanzar la caja. Había algo tan sencillo y hermoso en esa imagen que hizo que el corazón de S latiera aún más rápido. Sentía una mezcla de amor y admiración que la dejó sin aliento.
-Déjame ayudarte con eso -dijo S, acercándose y pasando sus brazos por encima de Cyn para tomar la caja. Sentía el calor del cuerpo de Cyn contra el suyo y el suave aroma de su cabello. Se quedaron así un rato, Cyn mirando a S desde en medio de sus brazos. El mundo parecía detenerse en ese instante, como si nada más importara. S sintió una conexión profunda y un deseo intenso de proteger y cuidar a Cyn.
-Ehhh, perdón por eso -dijo S, dando un paso atrás y liberando a Cyn de su abrazo improvisado. Su corazón seguía latiendo con fuerza y su mente se llenaba de preguntas y esperanzas.
-No te preocupes -respondió Cyn, con una sonrisa tímida. El sonrojo era evidente en ambas, y el silencio que se instaló entre ellas solo lo resaltó aún más.
S dejó la caja en el suelo a un lado de ambas, carraspeó un poco para aclararse la garganta, buscando las palabras que había ensayado una y otra vez en su mente. Sentía una mezcla de nerviosismo y determinación. Este era el momento que había estado esperando, y no quería arruinarlo.
-Cyn... emm, me preguntaba si tú... -comenzó a decir S, pero las palabras se le atoraron en la garganta al ver la expresión en el rostro de Cyn. Sentía una oleada de amor y miedo, temerosa de lo que pudiera pasar.
Cyn la miraba con ojos soñadores, el suave sonrojo seguía cubriendo su rostro. Había una vulnerabilidad y una expectativa en sus ojos que hizo que S se sintiera aún más nerviosa. Pero también había una chispa de esperanza, una promesa de que quizás Cyn sentía lo mismo.
-¿Quieres ser mi novia? -dijo Cyn, completando la frase de S de forma un tanto apresurada. Sus palabras salieron rápidas y ansiosas, pero cargadas de sinceridad. S sintió una mezcla de sorpresa y alivio. No pudo evitar reírse un poco, aliviando la tensión que sentía.
-Mierda, se supone que lo tenía que decir yo -dijo S, riendo suavemente. Su risa era una mezcla de nerviosismo y alegría.
-Okey, okey, dilo tú -Cyn también se reía, sus ojos brillando con alegría y alivio. S sintió que su corazón se llenaba de amor y gratitud.
S tomó una gran bocanada de aire y la soltó suavemente. Sabía que este era el momento más importante de su vida hasta ahora, y quería asegurarse de decirlo correctamente.
-Cyn, tú... No tengo idea de qué mierda nos depara el futuro, pero estoy segura de algo: que sería increíble que estés en él. Quiero tenerte a mi lado durante todo lo que pase, cuidarte y amarte como mereces... ¿Quisieras ser mi novia?
Mientras hablaba, S sintió una ola de emociones inundarla. Cada palabra que decía estaba llena de amor, esperanza y una pizca de miedo. No sabía qué esperar, pero estaba dispuesta a enfrentarlo todo por Cyn.
Cyn se lanzó a los brazos de S, sujetándose a ella con fuerza. El abrazo fue intenso y lleno de emoción, como si en ese momento nada más importara. Podía sentir el latido del corazón de Cyn contra su pecho, fuerte y rápido, y sintió que su propio corazón respondía de la misma manera. S sintió una paz y una felicidad que nunca antes había experimentado.
-Llevaba días esperando escuchar eso -dijo Cyn, con la voz quebrada por la emoción-. Claro que quiero ser tu novia.
El mundo a su alrededor parecía desvanecerse, dejando solo a S y Cyn en su pequeño universo. Cada detalle del cobertizo, el olor a tierra y fertilizante, la luz suave que entraba por la ventana, todo se desvaneció mientras se abrazaban. S podía sentir las lágrimas en los ojos de Cyn, y supo que las suyas propias también estaban a punto de derramarse. Sentía una conexión profunda y una certeza inquebrantable de que Cyn era la persona con la que quería pasar el resto de su vida.
-No sabes cuánto he soñado con este momento -murmuró S, acariciando el cabello de Cyn con ternura-. Pensé que tal vez te asustaría o que no sentirías lo mismo. Pero aquí estamos, y no puedo estar más feliz.
-Yo también tenía miedo -admitió Cyn, separándose un poco para mirar a S a los ojos-. Pero siempre supe que había algo especial entre nosotras. Cada vez que me mirabas, sentía que todo estaba bien, como si todo tuviera sentido.
S sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de una calidez indescriptible. Se inclinó hacia adelante y besó suavemente los labios de Cyn, un beso lleno de promesas y amor. Podía sentir la suavidad y la ternura en ese beso, y supo que nunca olvidaría ese momento. Sentía una paz y una felicidad abrumadoras, y supo que este era solo el comienzo de algo maravilloso.
-El futuro puede ser incierto, Cyn -dijo S cuando se separaron-, pero sé que, pase lo que pase, quiero enfrentar todo contigo. Quiero que construyamos algo hermoso juntas.
Cyn asintió, sus ojos brillando con determinación y amor. S sintió una oleada de amor y gratitud por Cyn, y supo que haría todo lo posible para proteger y cuidar a la persona que amaba.
-Yo también, S. No importa lo que venga, siempre estaré a tu lado.
Se quedaron allí, abrazadas en el cobertizo, sintiendo que el tiempo se detenía una vez más. Habían dado el primer paso hacia un futuro juntas, y aunque no sabían exactamente lo que les esperaba, sabían que lo enfrentarían juntas. S sentía una paz y una felicidad profundas, sabiendo que había encontrado a la persona con la que quería pasar el resto de su vida.
El sol comenzaba a ponerse afuera, bañando todo con una luz dorada y cálida. Para S y Cyn, ese atardecer no solo marcaba el final de un día, sino el comienzo de una nueva etapa en sus vidas. Una etapa llena de amor, desafíos y esperanzas compartidas. Y en ese momento, ambas supieron que, sin importar lo que viniera, siempre se tendrían la una a la otra.
S miró a Cyn y sonrió, sintiendo una paz y una felicidad que nunca antes había experimentado. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que, con Cyn a su lado, podía enfrentar cualquier cosa. Y en ese momento, S supo que había tomado la decisión correcta.
Mientras sin que ninguna de las dos lo notará, uno de los ojos de Cyn, más específicamente su ojo izquierdo, cambiaba intermitentemente entre el color amarillo y blanco.
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