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Treinta y ocho

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— ¿Cómo que renuncias? — preguntó Kahi sorprendida por lo que él le estaba notificando.— Sabes que no puedes renunciar, no hasta que me pagues. — pronunció luego.

— Y lo voy a hacer, Suni recibirá el reembolso de su dinero pagado al hospital... pronto te pagaré lo que te debo y ya no tendré porqué seguir aquí... — pronunció serio. Desde hacía tiempo quería largarse de ese lugar y no había podido hacerlo.

— Hasta que no vea el dinero que me debes, no renunciarás JungKook... sabes que ese dinero no era mío, lo tomé de gente que no debía... así que o me pagas ya o sigues trabajando hasta que lo hagas. — el pelinegro tragó fuerte y sintió la furia dominar el cuerpo.

— No sé como un asqueroso ser humano como tu puede ser madre... — pronunció entre dientes. Kahi lo miró seria y tragó fuerte también.— no sé cómo te puede importar más el dinero que la salud de Suni... — volvió a decir con los ojos aguándose al decirlo.— en ningún momento Kahi, en ningún momento recibimos un mensaje tuyo, una llamada para saber cómo estaba... nunca — susurró lo último y ésta aún con su porte recto lo miró con los ojos cristalizados.— por el desespero que me consumía tuve que recurrir a tí... pero no sabes lo arrepentido que estoy de eso. — dijo con rabia.

— Claro que me importa la salud de ella... como te dije, me atreví a darte el dinero quitándoselo a gente muy peligrosa que maneja este lugar. Tanto tú como yo y todos a nuestro alrededor están en peligro por eso. — recordó algo agitada por los nervios.

— Eso no implica que en todo este tiempo ella no haya recibido ni siquiera un mensaje de apoyo de tu parte, en el momento en que le dieron la noticia te necesitó... ¡Y no estuviste, joder! — exclamó molesto mientras soltaba sus lágrimas.— eres su madre, por dios... y nunca te preocupaste por ella. — susurró negando mientras la veía a los ojos fijamente.

— No podía acercarme a ella... entiéndelo... — volvió a susurrar.— no quería ponerla en peligro ante toda la gente peligrosa que ahora me rodea...

— En un principio nunca debiste irte y dejarla, Kahi. — limpió sus lágrimas y volvió a ponerse serio. Sorbió su nariz y continuó.— Te pagaré en lo que Suni reciba el dinero, pero no seguiré aquí ni un minuto más. — afirmó dándose la vuelta para salir del sitio y dar un portazo luego.

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Habían pasado dos fatídicas semanas para JiAh, unas en donde se la pasaba pensando y llorando por un idiota que no lo merecía, pero que aún así a ella le dolía justo donde no quería: en el corazón.

— Fuiste una estúpida, te lo dije en un principio... y por eso se lo pedí claramente a él. — SunMi suspiró.— sabía que terminarías así por su culpa... — prosiguió a tomar la cesta de la ropa sucia de su hermana y la llevó al cuarto de lavado. Al volver rápidamente continuó, viendo a JiAh observar a través de su ventana mientras estaba sentada en ésta abrazando sus piernas con la cabeza recostada en sus rodillas.— se que hiciste mal, pero... no puedo creer que te dijera todo eso después de que tu lo ayudaste... ¡Es un mal nacido! Te juro que si él hubiese estado en el club yo misma le hubiese dado un puñetazo en su hermoso rostro de bebé.

Eso llamó la atención de JiAh, quien levantó el rostro para mirarla fijamente y confundida.

— ¿No estaba en el club? — preguntó viendo el rostro incrédulo de su hermana. Es que ésta no podía creer que le estuviese preguntando por él luego de todo.

— No. — negó de inmediato.— yo también soy chismosa y le pregunté a Kahi cuando vi a un chico nuevo suplantar el puesto de Mister J... me contó que renunció hace una semana. — dijo para tomar las prendas limpias sobre la cama y doblarlas para luego guardarlas en el closet de la menor de ambas.

— ¿Renunció? ¿Y por qué? — preguntó curiosa y SunMi la miró nuevamente con su rostro de no poder creerlo.— Sólo quiero saber... — murmuró.

— No sé, no me lo dijo... — se encogió de hombros y JiAh miró a través de la ventana, pensando en aquel día en que ambos dejaron de verse.— pero el chico nuevo hace muy buen trabajo con las caderas. — sonrió y vio que JiAh no lo hizo, por lo que borró la sonrisa.— Deberías olvidarte de él... — susurró entristecida de ver a su hermana de esa manera.

— ¿Acaso crees que no lo sé, SunMi? Quiero hacerlo pero no puedo. — gruñó con molestia para volver a apretar sus piernas.

— ¿Sabes qué es bueno para eso? — JiAh la miró sin ganas.— una buena borrachera, una fiesta loca en donde te pierdas en el alcohol y no sepas del mundo. — suspiró pensativa.— Ay~ quiero ir a una. — se quejó para hacerle formar una sonrisita a JiAh luego de mucho tiempo.

— Estás loca, SunMi. — soltó en una risita y SunMi sonrió al verla cambiar ese semblante triste que tenía desde hace mucho tiempo.

— ¿Yo? Yo no fui la que se enamoró de un prostituto. — lanzó un cojín hacia ella y JiAh rio otro poco para tomar el cojín y tirarlo de regreso.

Así estuvieron un rato hasta que la mayor se acercó a su hermana y la abrazó cuando nuevamente puso su semblante triste hasta caer en hipidos de su sollozo.

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Suni puso sus dedos en su pecho no sintiendo la medallita que JungKook le había regalado. Ese día luego del juicio no la habían conseguido, por lo cual JungKook y su padre la dieron por perdida.

Tras unos segundos pensando en ello, vio como se abría su puerta mientras el mismo chico de su pensamiento entraba a la habitación con una bandeja entre sus manos, la cual traía una sopa y jugo natural que él se había dedicado a prepararle junto a su padre. Se había dedicado a pasar más tiempo con Suni ahora que había dejado el club, luego de que SoHee le ayudara dándole trabajo en su gimnasio como entrenador.

Ya no tenía la necesidad de estar en el club luego de que Suni recibiera el dinero devuelta; el cual dos días después de renunciar en el club le fue entregado a su padre como tutor legal. Ese mismo día lo tomó y le pagó lo que le debía a Kahi antes de comprarle algunas cosas a Suni.

— Hola, Kookie. — sonrió viéndolo entrar con una sonrisita suave. Él puso la bandeja en la mesa de noche para ayudarla a ella a sentarse más cómoda.

— Hola, hermosa. — murmuró colocándole la almohada en su espalda.— ¿Te sientes bien? — preguntó al verla con un semblante más sereno. Luego del juicio parecía no tener ninguna mortificación, y eso le gustaba a él, pues no quería verla mal.

— Sí... he dormido muy bien. — susurró sonriendo cuando él la imitó mientras le tomaba las manos y las llevaba a su boca para besarlas.— pero tú... ¿por qué tan decaído? — preguntó hacia el sonriente chico, una sonrisa que ella sabía que era falsa.

— ¿Yo? Yo estoy bien, Suni. — respondió con una risita corta.

— JungKook, no te esfuerces en mentirme... sabes que te conozco. — murmuró con su pequeña sonrisa habitual.— algo te pasa... — volvió a susurrar.— ¿algo que ver con JiAh? — preguntó cómplice y él la miró de forma tan seria que Suni tragó fuerte.

— ¿Por qué tiene que ser ella?... No, no lo es... — respondió secó y tomó una cuchara para revolver la sopa mientras la soplaba con su ceño fruncido. Suni reconoció esa actitud a la defensiva de él como parte de su carcajada protectora que siempre aplicaba para que nadie le preguntara sobre sus sentimientos.

— Mientes. — dijo suave y él volvió a mirarla.— Pensé que lo que hablamos la última vez te había hecho abrir los ojos...— él no dijo nada y ella prosiguió.— Kookie, si no haces algo ahora tal ves nunca lo harás. — aconsejó tomándole la mano con las suyas delgadas.— Quiero que seas feliz, quiero que disfrutes tu vida al máximo, has estado para mí desde que pisé esta casa y nunca me has abandonado... has hecho tantos sacrificios por mí y... sólo quiero que ahora te enfoques en ti. — relamió sus labios y ambos se miraron a los ojos.— porque yo me voy Kookie, pero tu te quedas...

— Suni no digas eso. — pidió con la voz algo quebrada mientras sus ojos se volvían aguados.

— No nos engañemos, JungKook... tienes que entender que ya no pertenezco aquí. Debes soltarme y quiero que busques lo que quieres... — volvió a aconsejar. Elevó su mano y le acarició la mejilla suave.— eres tan dulce, cosa que no todos ven y yo tuve la dicha de conocer... — susurró volviendo a sonreír suavemente.

Él sintió sus ojos más nublados y empezó a soltar una a una las lágrimas del dolor que estaba sintiendo en ese momento.

— Nunca quise lastimarte, Suni. — negó en un susurro mientras bajaba la cabeza.— nunca quise hacerlo... perdóname. — volvió a negar con tono más quebrado y ella lo miró con pesar cuando este se inclinó colocando la cabeza en ese delgado y débil pecho que a pesar de sentirse no tan cálido, para él lo era demasiado. Suni le acarició el cabello lentamente y quiso llorar al ver a su Kookie de esa manera, abatido y sin esperanzas.

Con su corazón quebrado en el más profundo suplicio de perdón.

— Lo sé, Kook... siempre fuiste un amor, y no dudo de lo mucho que me quieres así como yo te quiero a ti... no tengo nada que perdonarte. — murmuró.

Él se incorporó nuevamente y la miró de frente con su rostro destruido.

— Sabes que siempre te amaré, Suni. — susurró quebrado, intentando parpadear sin soltar lágrimas, aunque era imposible.

— Yo también te amaré siempre, Kookie. — susurró de vuelta viéndolo tomarle la mano y levantarla para besarla. La miró nuevamente y se inclinó un poco para darle un corto beso en sus labios casi sin color.— pero ahora amas a otra persona... y deberías hacérselo saber. — lo miró de forma firme aunque con su sonrisa siempre de por medio.

— Yo sólo te amaré a ti... — susurró sorbiendo luego su nariz mientras se ponía cabizbajo. Suni negó nuevamente por la terquedad del chico y sacó la mano del tacto de él para con las dos tomarle el rostro y hacerlo mirarla.

— Escucha, JungKook... — lo hizo mirarla fijamente.— la vida es una sola, hay que saber valorarla y vivirla al máximo lo más que se pueda... el destino nos hizo amarnos, pero no eramos el uno para el otro.

— Pero eres mi mitad... — susurró entrecortado en una queja casi sin aliento y ella asintió.

— Lo fui... — asintió con una risita.— pero ahora tu tienes a tu nueva mitad... la mujer que me reemplazará para amarte, así puedo irme tranquila sabiendo que eres amado... que no te dejé solo. — murmuró y sintió una lagrima caer de su ojo.— Te he dejado en manos de un corazón hermoso... JiAh tiene un corazón hermoso ¿entiendes? — destacó la pregunta como si quisiese hacérselo saber, como si supiese que él había dañado a JiAh y ella lo había dañado a él.

— No hables como si estuvieses por irte ya mismo. — negó viéndola con pesar y ella sonrió con ternura.

— Eres muy terco, Kookie... — susurró, lo atrajo a su pecho y dejó que este la abrazara y sintiera su corazón. Uno que JungKook escuchaba muy débil.

Ella le acarició el cabello con suavidad, ese cabello largo y sedoso que él no se había cortado, uno del cual ella se burló diciéndole que parecía un vagabundo... pero la realidad es que se veía fenomenal, él siempre se veía bien con todo lo que se pusiera, simplemente quería hacerlo sonreír en ese momento que lo vio con la cara larga sentado en una banca a un lado de la ventana de su habitación, observando perdido hacia la ciudad, con los pensamientos quizás revueltos por los sentimientos que tenía su corazon por cierta mujer.

JungKook merecía ser amado... pero eso él aún no lo entendía.

...39

40...

...Epílogo

...Culminamos...

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