Quince
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JiAh estaba con el teléfono en su oreja mientras estando sentada detrás del escritorio le daba una buena noticia a la persona del otro lado de la línea.
— Te llamaba para comentarte que la demanda fue introducida... — su tono fue suave mientras acomodaba los lentes sobre su tabique.
— Eso es genial. — respondió con su voz ronca pero en un tono coqueto que JiAh no pasó desapercibido.
— Otro dato a mencionar, JungKook, es que no me comentaste que este caso ya había sido tomado con anterioridad...
— Sí lo hice. — interrumpió y JiAh soltó un pequeño gruñido. Esa maldita costumbre de no dejarla hablar.
— Déjame terminar. — alargó las palabras.— me refiero a que fue introducida y esto que estamos haciendo es una apelación. — escuchó el murmullo afirmativo de JungKook y continuó.— ten en cuenta que si ganan del lado del hospital ya no se podrá volver a demandar ¿bien? — hubo silencio por unos segundos.— ¿bien? — repitió esta vez un poco más fuerte y escuchó otro murmullo afirmativo.
— Yo sé que mi pequeña abogada va a ganar ese caso, no por poco tiene ese gran puesto en la sociedad. — JiAh sonrió de lado sabiendo que sólo la halagaba por interés propio.
— Hay una posibilidad de que no sea así... — canturreó por lo bajo y JungKook rio al otro lado de la línea.
— Una muy pero muy pequeña... lo lograrás JiAh. — dijo con informalidad y ella mordió su labio inferior por esa voz ronca que sonaba siempre cuando su tono era serio. Ella rozó las piernas entre sí y llevó el bolígrafo a sus labios.
— Estás confiando mucho... es extraño en ti. — añadió escuchando otra risita.
— Debe ser porque aprendí que quizás el sexo no es una estafa... también puede ser un negocio. Un muy buen negocio. — resaltó lo último y JiAh sonrió de lado con ese tono sexy con el que lo había dicho.
— Aprendes rápido, JungKook... me gusta. — murmuró coqueta y se sintió el silencio por un momento.
— Merezco un regalo ¿no? — su voz ronca volvió a resonar y ella rio.
— Estás pasado... estás siendo consentido, ya te he dado muchos regalos y estos no son gratis. — le recordó. Él farfulló una queja por lo bajo y luego se le escuchó carraspear.
— ¿Vienes al club? — preguntó cambiando totalmente el tema. Ella se quedó pensativa.
— Aún no lo sé... tu caso es un poco más complicado de lo que creíamos y... necesito hablar con la señorita Park para que me cuente un poco más sobre...
— Mi padre se encarga de ella, es solo una víctima y no creo que sea necesario darle preocupaciones con esto. — interrumpió un poco más serio.
— Ella es la demandante, JungKook. — recordó volviendo a tener un tono preciso y fuera de juegos.
— Sí, pero cuando sea el juicio ella podría asistir, pero por ahora... mejor mantengamos a SunJi fuera ¿te parece, JiAh? — volvió a decir con su tono serio, algo que JiAh notó también fue la molestia en parte de sus palabras, al parecer no estaba muy contento con la idea.
— Por los momentos esta bien... pero necesitaré hablar con ella para informarme mejor más adelante ¿bien? — dejó la incógnita escuchando su sonido de afirmación.
— ¿Te espero en el club entonces? — ella empezó a soltar una queja y él continuó.— Te espero allí, sé que irás. — murmuró con un nuevo tono de seducción y JiAh volvió a sonreír negando.
— ¿Me harás un baile privado? — preguntó coqueta y él rio.
— Eso tiene un costo aparte. — le siguió el juego.
— Con todos los favores que te estoy haciendo creo que me merezco un baile privado al menos. — repitió y él volvió a reír.
— Ya quisieras mi zorrita preciosa. — susurró por último antes de colgar.
JiAh separó el teléfono de su oreja viéndolo con una sonrisa en el rostro mientras negaba. Claro que sí iría.
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JiAh cerró la puerta del taxi y luego recibió el tirón de su hermana hacia el interior del gran club. Entre risas cortas la menor corrió tropezando un poco por sus tacones. Cuando su hermana estaba apresurada no le importaba nadie más.
— JiAh apúrate que llegaremos tarde para la apertura. — siguió tirando de la mano de su hermana cuando esta última tuvo que detenerse por haberse doblado un poco el pie.
— Tranquila SunMi, ve con calma. — aconsejó cuando estaban llegando a la puerta cuidada por un guardia de seguridad.
Al llegar allí el hombre las reconoció y abrió la puerta, pero ambas se percataron de alguien parado a unos pocos escalones de ellas. Era Mister J, recostado de una pared mientras vestía un pantalón de cuero y una franela sin mangas dejando mostrar su brazo completamente.
— SunMi tu sigue. — le dijo a su hermana mientras miraba fijamente los ojos filosos de Mister J quien también la miraba de la misma manera.
— Eres una zorra. — susurró SunMi en el oído de su hermana menor antes de reír un poco y luego guiñarle un ojo a Mister J, él le sonrió de lado y le imitó el guiñó para verla después subir las escaleras hasta abrir la puerta y entrar al club.
Quedando ambos bajo las luces violetas del pasillo de las escaleras ella subió lentamente y llegó hasta estar un escalón más arriba que él. Este le tomó la cintura a ambos lados y luego la pegó hacia la pared para acercarse y besarle los labios de forma lenta y con parsimonia. Sentir los labios del otro de forma suave se había convertido en una forma de despejarse para ambos.
Desde aquella presentación a su mundo JiAh no había vuelto a invitarlo a su casa para volver a jugar, quería hacerlo sufrir un poco por el deseo luego de haber experimentado ese placer que tanto le gustó... ella se dio cuenta de ello.
— ¿No tienes que abrir el show? — preguntó con tono coqueto entre jadeos por los labios de él ahora en su cuello.
— Vante se encarga hoy. — le contestó en un susurro en su oído.— aproveché de venir aquí abajo para esperarte y agarrarte antes de que entraras. — JiAh soltó una risita y llevó sus manos a ese cabello suave y algo húmedo por alguna sustancia que agregó para que se viera de esa forma.
— Te estás portando muy mal con Kahi últimamente... — murmuró llevando sus manos a esa cintura delgada para apretar la tela de la franela, él pasó la lengua lentamente por su cuello y luego le mordió el lóbulo de la oreja para hacerla soltar un gemido agudo que le hizo saltar el miembro de un escalofrío.
— Mientras esté aquí en el club para ella es suficiente. — respondió con una sonrisa traviesa en su oído. Volvió a acercarse a esos labios llamativos por el bálsamo y continuó el beso que le estaba dando en un principio.
Los chasquidos empezaron a sonar a pesar de la música, y fueron interrumpidos por la puerta abriéndose dejando pasar a tres mujeres que los vieron con sorpresa y confidencia, pasaron a un lado de ambos bajo la mirada de los amantes mientras le daban una insinuación subliminal por haberlos atrapado. JungKook les regaló una sonrisa de lado y les guiñó el ojo para luego perderlas detrás de la puerta del club. Al mirar a JiAh nuevamente le dio esa mirada cínica y pervertida que ella conocía muy bien, con las manos en sus caderas le dio la vuelta y la dejó de espaldas a él.
— ¿Qué haces? Nos van a atrapar otra vez. — preguntó entre risitas traviesas y él acercó su rostro a esa nuca blanquecina y perfumada que llamaba a sus labios para que la besaran.
Eso hizo, le dio unos cuantos besos húmedos allí mientras llevaba su mano a la entrepierna de ella bajo ese corto vestido que hoy les estaba haciendo un favor. Con suavidad le masajeó con sus dedos y ella se sostuvo de la pared mientras soltaba gemidos bajitos para que el guardia de la puerta no los escuchara. JiAh sentía que se iba a desmayar en cualquier momento, mucho más cuando el chico le besó el cuello para morderlo suavemente cada cierto tiempo.
— Maldición~ — soltó en un gemido mordiendo luego su labio inferior mientras sentía como el chico le chupaba el lóbulo de la oreja.— sigue... no te detengas. — pidió entre gemidos y él subió la velocidad de sus dedos para sentirla removerse bajo su cuerpo.
Pero en el momento que estuvo a punto de correrse el maldito se detuvo.
— Para que me busques luego del show. — susurró en su oído con la voz ronca y ella tragó fuertemente para luego abrir los ojos. Él le dio un beso en la nuca y tomó su mano para subir al club.
Al estar dentro todas las luces estaban apagadas mientras el foco estaba en Vante con su show de hoy; el cual tenía temática de un ginete. JiAh se le quedó viendo y luego sintió una respiración en su oído.
— Me voy a cobrar bien caro lo que acabas de hacer. — murmuró ella para girar su rostro y verlo con amenaza, él sólo le sonrió travieso y se acercó para morderle el labio inferior y luego apretarle un glúteo con algo de fuerza.
— ¿Ah sí? — preguntó con travesura acercándose luego a sus labios hasta rozarlos.— Eso veremos. — susurró mirándole los labios para luego tomarle la mandíbula con su mano. La acercó para darle un beso salvaje y luego la soltó de forma algo brusca.— Ya sabes dónde estaré. — le alzó una ceja con ese tono sexy mientras caminaba de espaldas, le guiñó un ojo por último y terminó por darse la vuelta para irse a su camerino.
— Este imbécil me hace portarme como una idiota. — susurró para ella misma.
Buscó a SunMi con la mirada y al encontrarla se fue hasta ella. Lo bueno fue que SunMi no le hizo preguntas, ambas eran así con sus cosas; a veces preguntaban y otras veces sabían callar.
Cuando las luces se apagaron luego de varios minutos de descanso con música movida y habladurías de las mujeres del lugar; se dejó ver a ese hombre perfecto que la hacía perder el juicio. Mister J estaba con un blazer gris y unos pantalones anchos más claros, estos mismos le llegaban a la cadera y le hacían ver sus boxers negros. Un blazer que le cubría los brazos y parte del torso, pero aún así podía verle ese marcado abdomen que le hacía querer pasar la lengua allí como si fuese un rico chocolate. Cálmate JiAh.
Él empezó a bailar de forma sensual como siempre hacía, pero esta vez incluía pasos en donde con sus manos se acariciaba el cuello y el torso desnudo, haciéndole ver de una manera más caliente de lo que era. JiAh no podía dejar de mirarlo, y menos cuando este no apartaba la mirada de ella al hacer esos pasos moja bragas.
— ¿JiAh estás rompiendo fuente o estás orinando? — preguntó su hermana con tono de burla en su oído. La menor se exaltó en su lugar y parpadeó rápidamente reaccionando al mundo real, al maldito mundo real.
— Aish~ cállate SunMi, estaba tan concentrada. — se quejó JiAh mientras la mayor reía un poco.
Ambas volvieron a mirar al escenario y se sorprendieron de que había una mujer sentada en una silla; al parecer él la había subido del público. Empezó a bailarle de forma sensual sobre el regazo de la misma mientras ésta sonrojada lo veía de arriba a abajo con una amplia sonrisa.
— ¡Dios que envidia! — gritó SunMi haciendo sonreír a Mister J.
Él siguió moviéndose y luego se acercó al cuello de ella para rozar su nariz a lo largo de este, la miró de forma seductora y luego de reojo vio a JiAh mirarlo de forma seria.
Ay se enojó mi pequeña y sexy abogada. Dijo en su mente mientras sonreía con burla, pensando en que lo estaba logrando, estaba logrando que ella dependiera de él; y eso que no llevaban mucho tiempo de conocerse.
Se levantó quitando su blazer y lo tomó del cuello entre sus dedos para lanzarlo a su espalda y sostenerlo allí mientras caminaba hacia atrás perdiéndose en la oscuridad, un camarero ayudó a la mujer a bajar de la tarima y luego la luz se apagó por completo para después de encender no haber nadie en el escenario.
Nuevamente —como siempre— los aplausos y gritos se hicieron escuchar en el lugar. JiAh con la copa en mano se la llevó a los labios y tomó de esta para después dejarla sobre la mesa de centro. Se levantó y ajustó un poco su vestido.
— Ya vuelvo. — pronunció hacia su hermana, esta la vio con una ceja alzada mientras se burlaba con la mirada. Su hermanita se puso celosa, no tenía dudas.
JiAh empezó a caminar hacia la puerta de ese camerino y en mitad del trayecto una sonrisa maliciosa apareció en sus labios. Ella se lo advirtió.
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