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Once

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Él sonreía con victoria, tal vez no tendría y se olvidaría de...

— A la derecha, segundo cajón. — contestó de inmediato y él le alzó una ceja con lascivia. Bueno, era preparada, le gustaba eso.

Relamió sus labios y se levantó de la cama para pedirle sus manos, ella se las extendió y la ayudó a levantarse hasta que quedó de rodillas en la cama, volvió a besarla de forma salvaje y juntó sus lenguas para danzar al compás de los besos. Llevó sus manos a la espalda y le desabrochó el brasier para quitarlo y lanzarlo a alguna parte de la habitación, con sus manos ahora jugando a masajear sus pechos a su antojo. Tenía pechos bonitos y no iba a desperdiciar la oportunidad de tocar todo lo que quisiera.

Se inclinó hacia la mesa de noche y abrió el segundo cajón para sacar un condón de unos cinco que habían allí. Lo llevo al medio de ambos rostros y le sonrió ladino.

— Ni creas que será así como así. — ella lo miró extrañada y él sonrió aún más.— necesito algo de cariñito primero. — le habló con un falso puchero intercambiando la mirada de sus ojos y labios constantemente, ella lo vio de forma fija y entendió de inmediato lo que quería.

— ¿Quieres que te la chupe? — preguntó esta vez ella imitando su tono burlón. JungKook mordió su labio inferior sonriendo aún más. Estaba obteniendo de ella lo que debía, tenerla comiendo de su mano.

— ¿Lo harás? — respondió con otra pregunta sin responder realmente la suya.

— Te saldrá más caro. — le alzó la ceja y él soltó otra risa burlesca.

— Me estás estafando sucia pervertida. — murmuró mirándola con esos ojos filosos que tanto le encantaban a la fémina.

— Ley de cincuenta a cincuenta cariño... esto es dar y recibir. — se acercó a los labios y le susurró.— no te voy a dar todo de mí si no me das todo de ti... — susurró pasando su lengua desde la barbilla del chico hasta sus labios.

— Te hice un buen oral ¿o no? — respondió con el mismo tono.

— Porque te recibí el caso... ahora quiero que me folles. — volvió a decirle juguetona mientras con sus manos le acarició los brazos hasta llegar a sus hombros, las llevó a su cuello y luego las bajó por su pecho hasta su abdomen, para finalizar llevando su mano derecha a esa entrepierna que ahora mismo estaba demasiado dura debajo de la tela del bóxer.

Por los mil demonios. Pensó JiAh al sentir el grosor en su mano y luego la longitud de este.

— Eres una maldita estafadora. — susurró sintiendo la respiración de ella sobre su boca.— lo pagarás caro... — ella sonrió traviesa y luego recibió sus labios nuevamente en un beso salvaje que pronto se saldría de control.

Con su fuerza la empujó sobre la cama y ella cayó boca arriba para verlo después desprenderse de lo último que le quedaba de ropa y dejar ver lo que sus pantalones ocultaban muy bien, no sabría explicar como los hombres se pueden acomodar el miembro dentro del mismo; pero esa pregunta era aún más intrigante si se trataba de Mister J, pues su tamaño no es precisamente lo común. Lo único que quería ver JiAh ahora mismo era a ese hombre de hombros anchos estar sobre ella mientras la penetraba con fuerza, eso era lo que ella ansiaba en ese mismo momento.

— Tus ojos demuestran lo ansiosa que estás. — alargó mientras destapaba el envoltorio del preservativo. Ella tragó fuerte deseándolo ya mismo, pero él quería jugar con su estabilidad.— ¿Cómo se pone esto? — fingió curiosidad mientras veía el condón en su mano, la vio volverse más furiosa y empezó a reír suavemente.— creo que es así... — empezó a envolver su miembro con el látex para romperlo a propósito.

Mierda~ — gruñó fastidiada y él rio.— Eres un... — se contuvo y prefirió no seguirle el juego cuando se percató de que sólo quería molestarla.

Ups~ creo que necesito otro. — rio por lo bajo y abrió el cajón sacando el segundo preservativo.— tal vez este sí sirva... — dijo abriendo el envoltorio con una lentitud matadora para JiAh.

— ¡Maldita sea contigo! — exclamó desesperada con la actitud infantil que estaba teniendo el chico en ese momento tan serio y lleno de tensión para ella. Definitivamente la haría perder la cabeza.

JungKook solamente rio y terminó por ponerse el condón de manera correcta esta vez. Allí la fémina entendió que había retomado la seriedad en el asunto.

— Voltéate. — ordenó haciéndole gestos con su mano para indicarle lo que debía hacer. JiAh frunció el ceño pero su deseo pudo más y se dio la vuelta quedando boca abajo.— eso es... obedece como buena chica. — felicitó dando unas palmaditas suaves en su glúteo.

Desgraciado~. — susurró pero él lo pudo escuchar igual; por lo que sólo rio con esa actitud desesperada. Se acercó al oído de ella y aspiró su perfume desde su cuello para luego pasar la punta de su nariz por todo el largo de este.

— Tranquila, mi zorrita... ya tendrás lo que tanto quieres... — susurró dejando un beso en ese cuello blanquecino, hermoso y perfumado. ¡Eso fue una ofensa! ¿Pero por qué a ella le gustó?

Bueno, tal vez si era una zorra a veces ¡pero igual! La voz de su conciencia le dijo con tono de voz dramático.

Sintió la punta de su miembro jugar con su entrada húmeda por un buen rato y eso se volvió desesperante.

— JungKook métela ya y deja de jugar, maldición. — susurró en un gruñido. Él sonrió de lado y lentamente procedió a introducir su miembro en el interior de la muy caliente mujer bajo él.— Ah~ mierda... — soltó un gemido y enterró su rostro en la almohada que había tomado para apoyarse. JungKook sonrió de lado satisfecho con su reacción; y eso que no la había metido toda.

— ¿Así, preciosa? — susurró en su oído para sentirla respirar de forma acelerada mientras asentía.— Te gusta mucho ¿no es así? — ella asintió nuevamente y él sonrió encantado. Hacía mucho que no veía una mujer tan excitada como lo estaba ella ahora mismo.— ¿quieres que me mueva? — nuevamente recibió un asentimiento; la pequeña y sexy abogada por fin se había quedado muda. Ya era hora.— ¿rápido o lento? — ella soltó un suspiro fuerte y apretó las sábanas con sus manos.

— Hazme lo que quieras. — susurró dejándose llevar por el placer que estaba sintiendo en ese preciso momento.

— ¿Segura? — preguntó travieso con su tono de voz coqueto y juguetón. Si le daba permiso de hacer lo que quería ella no iba a poder caminar mañana.

— Sólo muévete JungKook. — dijo en un gemido llevando su mano a la nuca de él para no dejarlo apartarse de su cuello.

Se sentía tan bien esa pose, lo estaba sintiendo por completo dentro de ella mientras respiraba cálido de forma acelerada en su cuello y a la vez diciendo cosas sucias en su oído. ¿Qué más podía necesitar en este momento? Ah sí... que se moviera de una maldita vez.

Él pareció aceptar que ya era hora de parar los juegos, pues justo segundos después de un profundo silencio se empezó a mover con rapidez, provocando que ella soltara jadeos y gemidos por lo bien que se sentía; no había necesidad de lubricante siquiera, pues con la corrida de hace rato había quedado totalmente mojada.

Los gemidos empezaron a dominar la habitación al igual que el sonido de ambos cuerpos chocar con rapidez y fuerza. Eso era lo que ella quería, que la supieran follar como le gustaba, y eso que aún no cumple sus fantasías. JungKook se detuvo y relamió sus labios para salir de ella y alejarse un poco, le tomó las caderas y la levantó para colocarla a cuatro sobre la cama. Llevó su miembro nuevamente al interior de su cuerpo y siguió embistiéndola estando parado a la orilla de la cama con ella casi al borde de la misma. Con su mano le masajeó un glúteo y luego sin resistirse le dio una fuerte palmada que la hizo chillar por el ardor que sintió.

Eso pareció excitarla aún más; pues empezó a mover sus caderas para ayudar a que las penetraciones fuesen más profundas y así JungKook pudiera notar que su miembro entraba por completo en ella. Mierda, era una gran vista para él ver ese trasero hermoso con un glúteo rojo rodeando su miembro. No podía negar que le encantó esa acción de parte de ella; pues a pesar de todo parecía querer seguir teniendo su rol de dominante en una escena sexual que ya estaba siendo dominada por él.

Cuando ella disminuyó la velocidad él dio otra fuerte nalgada en su glúteo sano; ahora tenía su trasero completamente rojo a la vista mientras veía como ella volvía a moverse. Se animó a subir la velocidad y tras unos cuantos choques más junto a sus gemidos agudos, ella llegó a su segundo orgasmo quedando demasiado sudada; seguido de eso él apretó fuertemente sus caderas mientras gruñía sintiendo cómo se vaciaba en su interior. Con sus respiraciones jadeantes escuchándose por toda la habitación salió de ella viendo el condón lleno de su esperma, se lo quitó para ir al baño de la habitación y tirarlo a la basura.

Al regresar a la habitación tomó su bóxer y se lo puso para luego continuar con las demás prendas. Ella lo veía desde la cama, sentada y cubriendo su cuerpo con las sábanas. ¿Ahora qué? ¿Cómo le decía que eso sólo fue la primera parte de su trato?

— Debemos repasar el caso. — su voz ronca pronunció mientras se ajustaba las botas con su torso aún denudo. Tomó la camisa del suelo y se la colocó dejándola por fuera del pantalón. Se levantó viéndola allí sentada con su vista perdida y le alzó una ceja cuando esta lo miró.

— Sí, tu caso... — dijo parpadeando rápidamente y se levantó desnuda sin importarle que la viera, JungKook por su parte detalló sus curvas y ese trasero lastimado sólo lo hizo sentirse satisfecho modiendo su labio inferior. JiAh tomó una bata de seda y se la colocó para luego peinar sus cabellos pegados a su rostro por el sudor.

Es que ese hombre la había dejado anonadada. Se sentía perdida de pronto.

Ella salió de la habitación para ir a la sala; mientras JungKook sonrió aún más satisfecho por haberla dejado así de perdida en su nebulosa. Caminó hacia la puerta pero se detuvo al ver las pequeñas bragas de encaje en el piso, miró la puerta para percatarse de que no volviera y se agachó para tomar la diminuta pieza metiéndola en su bolsillo. Él ya se lo había dicho, se iba a llevar esas bragas.

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