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Doce

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— ¡No inventes! — exclamó SunMi llevando dos copas hacia su hermana; quien estaba sentada en el sofá mientras le contaba lo ocurrido. Ella siempre le contaba sus experiencias a su hermana y viceversa, eran muy unidas por esa parte. SunMi le extendió la copa y JiAh la tomó, estaba sentada con sus pies descalzos sobre el sofá de la sala del apartamento de ella.

— Te lo juro SunMi. — le dijo seria para que ésta entendiera que no estaba mintiendo.

— Por todos los dioses griegos juntos... Dime que es un Adonis en la cama; porque por su físico ya lo es pero... ¡Ay cuéntame! — pidió sacudiendo la mano de la joven chica. JiAh rio y bebió un poco del vino.

— Mierda SunMi ¿has visto una mezcla entre Zeus, Adonis y Ares? — la mayor abrió su boca sorprendida y JiAh asintió.— el tipo es un monstruo... y folla... — suspiró mordiendo su labio inferior con la vista perdida en aquel excitante encuentro.

— ¡Maldición! — alargó en una queja mientras daba saltitos en su puesto con un puchero.— siempre eres la más suertuda. — siseó dándole un empujón pequeño en el brazo y JiAh sólo rio.

— No sabes cómo me sentí después de eso... — negó con su cabeza y la vista nuevamente perdida.— me sentía perdida, no sabía ni cómo continuar con el caso suyo y explicarle lo de la demanda... tuve que darle una muy corta explicación para después verlo irse con su maldita sonrisa cínica de un imbécil que había conseguido lo que quería. — gruñó al final y SunMi se exaltó con su puesto por el repentino cambio de tono.— Ay es que... se las voy a cobrar bien caras.

— Espera, espera... ¿te gustó o te molestó? — sonrió de lado confundida.

— Se podría decir que ambas. — gruñó nuevamente y SunMi empezó a soltar carcajadas.

— No te entiendo, de verdad... — se recostó del espaldar y JiAh volvió a beber de su copa.

— Es que no logré mi cometido y en cambio lo dejé hacer lo que quisiera conmigo... no entiendo cómo pudo dominarme de esa manera... es que... me fueras visto SunMi, estaba como una estúpida babosa y desesperada pidiéndole que me la metiera. Fue... — nuevamente suspiró.— vergonzoso cuando me corrí y entendí todo lo que pasó...

— Vaya... — susurró SunMi conmocionada.— La tiene grande ¿no? — JiAh rio y luego asintió con la cabeza lentamente.— Ya sabía yo que esos pantalones de cuero no mentían. — negó con su cabeza pensativa.— ¿y resonaba mucho en la habitación sus penetraciones? — mencionó imitando el sonido luego de dejar la copa en la mesa, lo hizo chocando el lado de su puño con la palma de la otra mano.

— ¡SunMi! — exclamó empujando el hombro de su hermana para luego ambas reír con las anécdotas.

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Ambas hermanas entraron a ese club nuevamente para buscar diversión a cargo de los bailarines. JiAh sólo buscaba a uno con la mirada.

Lo vio hablando con Kahi en la barra mientras estaba recostado de esta tomando de una copa. Maldición, estaba demasiado guapo. Estaba usando un atuendo que consistía en un traje casi formal, pero ¿por qué casi? Pues el blazer tenía un agujero enorme en el lado izquierdo de su cintura y también era abierto en el pecho; lo cual hacía notar la camisa de malla casi transparente, todo de un color rojo.

Rojo demostrando el demonio que en realidad es. El lucifer de este infierno.

La mirada de él se encontró con la de ella luego de que Kahi le dijera algo. Obviamente ambos estaban hablando de ella ahora. JungKook; o bueno Mister J en este club, le sonrió con lascivia y relamió sus labios. Mierda JiAh, aparta la mirada ya mismo si no quieres caer redondita ante él nuevamente.

— JiAh, ven... — SunMi tomó su mano y la arrastró hacia su apartado.— Necesitaba sacarte de allí hermanita porque estabas babeando. — hizo el gesto de limpiarle la boca y JiAh rio apartando su mano.

Entre risas sirvieron unas copas y luego sintieron una presencia sentarse a su lado.p0

— Hola mis preciosas gatitas. — Vante puso su brazo en el respaldo del sofá detrás de JiAh y la miró con una sonrisa ladina, ella se la devolvió y luego sintió los dedos del chico jugar con su cabello.

— Hola guapo. — SunMi saludó contenta y él le guiñó un ojo antes de volver a ver a JiAh.

— Te he extrañado mi gatita hermosa. — llevó el mechón de cabello de ella a su boca y lo rozó por sus labios. JiAh le miró los labios mientras hacía ese gesto y le sonrió de lado.

— Y yo a ti cariño. — le siguió el juego acariciándole la barbilla para verlo morderse el labio inferior.

— ¿Nos sorprenderás hoy con tu show? — SunMi interrumpió la conversación y se levantó para sentarse al otro lado de Vante.

— ¿Alguna vez te he decepcionado, querida? — preguntó con lascivia para sentarse derecho y mirarla a ella.

— Claro que no, precioso. — con sus dedos le acarició el cuello y prosiguió.— Sabes que eres de nuestros favoritos...

— ¿Cómo que "nuestros favoritos"? Yo debo ser su favorito. — dijo intercambiando la mirada entre JiAh y SunMi.

Ambas hermanas rieron un poco y luego de que Vante se fuera a su camerino para arreglarse; las luces se apagaron. La música empezó a sonar dejándose oír una melodía seductora, JiAh no reconocía la canción pero era muy sensual y le encantaba ver que Mister J se empezaba a mover lentamente para darle una gran vista de su miembro marcado en su pantalón. Recordó lo que ambos vivieron en su habitación hacía poco y eso sólo la excitó al momento de verlo quitarse la camisa con una matadora lentitud que sólo sintió como empezaba a hiperventilar.

Él bajó los escalones del escenario y caminó por las mesas haciéndole un baile a cada una de ellas; para cuando tocó su mesa no creyó que el hombre se acercaría a SunMi y le haría un baile sensual a ella mientras miraba de reojo a la hermana menor. JiAh tomó de su copa ignorando el momento y sólo sonrió de lado cuando él se incorporó y pasó detrás de su sofá; momento donde pasó la punta de sus dedos por el hombro y cuello de la castaña excitada. En verdad que este hombre le ponía los pelos de punta.

Regresó al escenario y desabrochó el botón de su pantalón bajando un poco el cierre, dejando notar su miembro bajo el bóxer mientras bailaba debajo de sólo un foco de luz. Las mujeres del lugar le gritaban obscenidades y él mordió su labio inferior viendo fijamente a JiAh con una sonrisa de lado para luego hacer un movimiento de baile que simulaba ser una fuerte estocada... la canción terminó y todas las mujeres se levantaron aplaudiendo más que contentas, excepto ella; quien sólo se quedó sentada con las piernas cruzadas mientras bebía de su copa.

— Eso estuvo ardiente. — dijo SunMi abanicando con su mano su rostro.— nunca había hecho un baile tan... tan... uff~ — soltó un bufido y JiAh sonrió traviesa, imaginando que así mismo lo tuvo para ella solita en su habitación.— ¿Cómo aguantaste el paquete que trae entre las piernas? — JiAh soltó una carcajada y decidió no contestar para volver a beber de la copa.

— ¿Disfrutaron el espectáculo? — Kahi llegó sentándose en el medio de ambas y SunMi de inmediato la abordó con halagos hacia sus hombres. En verdad JiAh y SunMi no cambiarían.

— Ha estado todo excelente hasta ahora. — fue lo único que comentó la menor y Kahi la quedó viendo un momento antes de irse hacia su oído.

— Quiere verte en su camerino. — le pronunció suavemente cuando notó que SunMi le pedía algo a uno de los camareros.

— ¿Qué? — le alzó una ceja y la mujer asintió suave con una sonrisa traviesa.

— Me quedaré con tu hermana, ve. — le volvió a decir y JiAh miró a SunMi un momento antes de levantarse dejando su copa en la mesa.

Caminó hacia el pasillo de las habitaciones y tomó el pomo de la puerta para abrirla, al entrar se encontró con Mister J recostado de la misma mesa que aquel día, pero esta vez sí parecía esperarla. Sonrío de lado cuando la vio entrar y cerrar la puerta detrás de sí.

— ¿Me llamaste? — preguntó ella mientras daba pasos sensuales hacia él.

— Me encanta que me obedezcas preciosa. — se incorporó colocándose de pie y caminó también hacia ella para rozar su brazo con el dorso de sus dedos. Estaba usando un vestido muy ligero y corto que cada movimiento suyo quedaba remarcado en la tela.— como un perrito a su amo... — se acercó a su cuello y aspiró su perfume antes de dejar allí un beso húmedo que ya se volvió costumbre para él.

— ¿Para qué me buscabas? — le alzó una ceja ignorando sus palabras anteriores.— ¿Me extrañaste? — le sonrió de lado y el sexy hombre frente a ella la imitó soltando también un bufido.

— Eso digo yo de ti... — con la yema de los dedos le acarició la mejilla y luego bajó estos a su cuello y luego su pecho, rozando así sus pechos en el trayecto.— ya te follé como querías, te hice mi cachorrita sumisa dejándote sin habla... — susurró acercándose al rostro de ella.— tanto que tuviste que explicarme la información del caso rápidamente para poder deshacerte de mi... — soltó una risita corta cuando vio en sus ojos la excitación misma. Esa diablilla era una insaciable.

— Y te robaste mis putas bragas para masturbarte en casa... — completó en un susurro pero él no borró su sonrisa, ni siquiera cuando ella rozó sus labios.— acéptalo, te encanto tanto como tu a mi. — continuó en su susurro. Él rio suavemente y llevó su mano a un glúteo de ella.

— Yo no sería capaz de negar lo mucho que me gustó follarte este culito precioso. — apretó su mano allí y ella sonrió para morderle el labio inferior con deseo. Nuevamente quería que la follara, no había duda de eso.

— Me follaste muy bien... hiciste un gran trabajo. — aduló y él relamió sus labios.

— Lo sé... a las zorritas como tú hay que darles duro... — pegó sus labios a los de ella sin besarla y sintió nuevamente esa tensión sensual recorrerlos.— ...muy duro para demostrarles quien manda. — habló sobre sus labios y ella al sentir como apretaba fuerte su trasero decidió pagarle con lo mismo.

Bajó su mano a la entrepierna de él y la notó un poco dura. Él soltó un pequeño respingo para verla sonreír con triunfo.

— Te equivocas guapo... — apretó suavemente su mano sobre el grosor de su miembro.— aquí la que manda soy yo. — le gruñó suave en sus labios y le sonrió con travesura al notar como la miraba deseoso.

Se separó de ella casi de inmediato y se dio la vuelta para servirse un trago de alguna bebida que tenía sobre la mesa. Se dio la vuelta bebiendo un poco y la miró fijamente cuando vio que ella sonreía triunfante por haberlo puesto así.

— Te llamé realmente porque quiero que seas directa conmigo. — dijo intentando parecer normal ante la reciente escena. JiAh caminó hacia él y lo empujó un poco para recostarlo de la madera.— Me dijiste que ibas a atender el caso, que querías tenerme por ello... te folle como querías pero veo que sigues queriendo más... — se incorporó nuevamente y la miró con seriedad.— ¿Qué es lo que una diabla como tú quiere que yo le de como pago? — preguntó crudo y ella levantó un poco la vista para verlo mejor.

— Lo que quiero de ti es que me consientas en todo lo que te pida... hasta que cierre el caso. — le alzó una ceja sonriendo con travesura.

— ¿Hasta que cierres el caso? — preguntó con la misma sonrisa sin creerle.

— Bueno, después si quieres podemos continuar y... — con su dedo trazó una línea en su cuello pasando por su nuez de Adán no tan marcada. Él rio un poco negando con su cabeza por lo diablilla que era esa pequeña mujer de hermosas curvas.— hacer más cositas... — aún con tacones se puso un poco de puntillas y así darle un beso corto en sus labios tentadores. Él la miró a los ojos y luego a los labios con una sonrisa traviesa, relamió sus labios y llevó sus manos a su rostro para atraerla y besarla de forma lujuriosa mezclando sus lenguas en el proceso.

— ¿Qué deseos tiene una mujer tan sensual como tu? ¿Qué tan imposibles son que vienes a buscar complacencia en el bajo mundo? — preguntó con tono lascivo en sus labios mientras seguía sonriendo.

— Si vas mañana a mi apartamento puedo explicarte con más detalles... o si quieres puedo demostrártelo y así lo entiendes mejor. — murmuró con tono sexy y Mister J sonrió aún más amplio. Esa mujer definitivamente era una diablilla, y no perdería la oportunidad de beneficiarse de ello por dos lados.

Tendría placer y su ayuda profesional. Quizás el sexo podría ser un buen negocio.

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