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Diez

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El timbre de su apartamento sonó y ella arregló por última vez su cabello en el espejo de la sala para ir hacia la puerta. Había dejado dicho en recepción que tendría una visita y que lo dejaran pasar, mientras ella terminaba de retocar su maquillaje y arreglar su cabello lacio y largo que caía por su espalda. Tenía un plan de seducción que esperaba que funcionara.

Paso uno: Verse perrísima. Listo.

Al abrir la puerta vio a ese guapo y sensual hombre sonreírle de lado, ella imitó la sonrisa y se hizo a un lado para hacerle el gesto con su mano y darle permiso de entrar a su hogar. Mister J; o JungKook, pasó al interior del apartamento con su típico caminar sensual que le dejó a JiAh sentir ese aroma varonil característico ya de él.

— Hermoso lugar. — pronunció con su voz ronca admirando el lugar con detenimiento.— digno de una mujer rica. — terminó de decir para luego presionar su mejilla con su lengua, se dio la vuelta para volverla a ver y JiAh admiró su figura. Nuevamente estaba siendo el Mister J que conoció, estaba usando sus botas negras con unos pantalones negros algo ajustados a sus piernas ejercitadas... y esa camisa delgada de mangas cortas que le dejaba ver sus tatuajes. Dios... este hombre sabía lo que hacía con ella y sólo quería matarla de deseo. La miró de pies a cabeza detallándola y sonrió de lado cruzando sus brazos para hacerlos ver más musculosos.— ¿Siempre recibes así de hermosa a tus clientes? — preguntó con tono seductor alzando su ceja.

— Normalmente no los recibo en mi casa. — ella comenzó a caminar lentamente hacia él luego de cerrar la puerta, se plantó a un metro de su cuerpo y también lo vio de pies a cabeza.

— Te dije que no me miraras mucho preciosa. — se acercó un poco y levantó su mano para acariciarle la barbilla.

JiAh le sonrió coqueta y quitó su rostro de su mano para mirarlo con lascivia.

— Y yo te dije que vinieras a repasar el caso, no a que me toques o intentes coquetearme. — sonrió falsamente y pasó a un lado de él para sentarse en el sofá. JungKook acarició la punta de sus dientes con la lengua y sonrió de lado. Ella sólo quería resistirse a él, pero no lo lograría.

Porque ese juego se jugaba de a dos ¿no?

JungKook se dio la vuelta y caminó para sentarse a un lado de ella; la misma lo notó sorprendiéndose al pensar que se sentaría en el sillón individual. Desvió la mirada de reojo cuando este se recostó del sofá abriendo un poco sus piernas de muslos ejercitados. JiAh sólo pensaba en lo bueno que se veía en esa pose, pero debía encontrar la manera de concentrarse en los documentos y no dejarse dominar.

— ¿Cómodo? — preguntó con tono burlón al verlo llevar sus brazos debajo de su cabeza. Error, no debió mirarlo porque sus antebrazos se veían más anchos y eso sólo provocaba en ella pasar la lengua por todos esos músculos. Basta JiAh, no le dejes ganar.

— No. — respondió simple y ella volvió a mirarlo con la ceja alzada. Él le sonrió ladino y prosiguió.— me hace falta un buen culo sentado aquí en mi regazo. — movió un poco su entrepierna simulando una estocada y JiAh carraspeó negando. Maldición, él era más fuerte que ella.

— Pues deberías ir al club, allí todas seguramente desearían estar sobre ti. — contestó fingiendo desinterés. Él rio en un bufido y volvió a pasar su lengua en la punta de sus dientes.

— Lo curioso es que la que se vería bien sobre mí está sentada a mi lado justo ahora. — murmuró volviendo su voz seria y ronca. JiAh lo miró inmediatamente viendo su sonrisa seductora y burlona hacia ella.

¡Es un maldito manipulador!

— Lástima. — rio suavemente y abrió la primera carpeta del caso para intentar desviar la conversación al tema al que en realidad deberían prestar atención ahora mismo.

Aunque ¿Para qué iba a negar que la verdad ella estaba haciendo todo esto por lograr llevárselo a la cama?

— No hay ninguna lástima, preciosa. — se incorporó acercándose al oído de ella y decidió continuar allí en un susurro.— porque hoy usaste más maquillaje, tu olor está más fuerte y delicioso, tu vestido ajustado y corto tampoco se queda atrás... — levantó su mano lentamente.— hace rato que quiero saber si... — JiAh sintió esa mano masculina posarse en su rodilla y luego subir lentamente.— si debajo llevas algún encaje negro que me pueda quedar el día de hoy. — sus dedos pasaron el límite del borde de la tela de su vestido y tomó aire profundamente.

Ella quería ser fuerte, juraba que eso quería... pero es que tenerlo hablando en susurros en su oído, con la voz ronca mezclada con las palabras sucias y su mano cruzando límites no le estaba ayudando en nada.

Vamos JiAh, tienes que demostrar quien manda, no lo dejes humillarte nuevamente.

Entonces con toda la fuerza de voluntad que le quedaba ella se levantó y lo miró desde arriba. Él seguía sonriendo como un cínico y desgraciado que sólo jugaba con su estabilidad.

— Atender todo este caso cuesta... y mucho. Así que págame y te ayudo. — aplicó la misma táctica que él aplicó en el club y JungKook sonrió travieso por eso.

— Me estás excitando con esa pose tan mandona que tienes. — siseó para morder su labio inferior mientras la veía de forma coqueta. Aguanta JiAh, se dijo a sí misma.

— Quiero saber si vas a pagar lo que cueste este caso. — volvió a pronunciar y él no borró su sonrisa; en cambio volvió a mirar ese vestido gris junto a todo su cuerpo seductor de hermosas curvas. No podía negar que la pequeña y sexy abogada estaba demasiado buena. Debía sacar provecho de eso.

Con su mirada felina sobre los ojos de ella se inclinó un poco hacia adelante y llevó sus dedos a los tobillos de ella para levantarse lentamente y en el camino acariciar los bordes de sus piernas hasta llegar a sus caderas. Se acercó a su boca e hizo rozar sus labios para sonreír viendo ese rostro excitado por él; le encantaba dominarla de esa manera.

— ¿Cuánto cuestan tus servicios? — murmuró rozando ambos labios. Ella aún con la excitación dominando su cuerpo miró por unos segundos los labios de él mientras sentía sus manos apretar su cintura por sobre la tela del vestido. Levantó la mirada brindándole esa misma mirada a través de las pestañas que a JungKook lo excitó en su momento y ahora mismo también.

No debía darle lo que ella buscaba. Y ella no podía darle lo que él buscaba. Debían resistir.

— Tenerte a ti, ese sería mi costo... — lo miró fijamente y luego bajó otra vez a esos labios delgados con dos piercings adornándolos.

— Sí que tienes un alto precio. — volvió a murmurar ronco para apretar luego la tela de ese vestido que le prohibía sentir la piel de su cintura.

— Soy muy buena en lo que hago. — le miró a los ojos otra vez y le alzó una ceja. Seguían sintiendo sus alientos chocar y sus respiraciones mezclarse hasta convertirse en una.

Él la estaba excitando. Ella lo estaba excitando. La tensión sexual estaba presente desde que se vieron, no había duda de ello.

— ¿Y cómo sé yo que ganaré algo con eso? ¿Cómo sé que ganarás el caso? ¿Cómo sé que no seré estafado por una diablilla como tu? — susurró mirando sus labios. No sabía que estaba haciendo ella para tenerlo deseando sus labios una vez más.

— De todos los casos que he atendido, sólo no he ganado uno de ellos. — se halagó y JungKook sonrió interesado con la propuesta. Si ella nunca había perdido un caso él debía estar en el lugar correcto.

— Es cierto entonces que siempre consigues lo que quieres. — murmuró con tono travieso y mordió su labio inferior. Bajó la mirada y notó los pechos bien ajustados a ese brasier; que estaba seguro era de encaje. Levantó la mirada a sus ojos otra vez y sonrió más amplio, las manos las bajó un poco más y las llevó a sus glúteos para apretarlos y hacer que ella se inmutara con el fuerte y excitante gesto, con ello quedó más cerca de sus labios.

— ¿Debería tomar eso como un sí? — preguntó en un murmullo mientras sonreía ampliamente de forma sensual.

— Tómalo como un 'calla esa boquita y guarda tu voz para los gemidos que te voy a provocar' preciosa... — murmuró con su voz seria y la terminó de acercar para por fin comerle la boca como estaba deseando desde hace rato.

Los chasquidos empezaron a escucharse y sabían que no aguantarían mucho tiempo con sólo besos, es por eso que JungKook la tomó de los muslos y la cargó para sentarse en el sofá con ella en su regazo. Bajó los besos a su cuello y empezó a dejar suaves mordidas cada cierto tiempo para escuchar esos agudos gemidos como respuesta. Masajeó fuertemente sus glúteos y no esperó mucho para separarse unos centímetros y así con sus respiraciones agitadas y mezcladas mientras se miraban los labios él subió su vestido a la cintura para bajar el cierre de su espalda y así poderlo sacar por su cabeza. Entonces se percató de que tenía razón, estaba usando una lencería negra muy provocativa que lo hizo besar sus pechos por encima.

— ¿Tu cuarto? — preguntó con la voz agitada en susurros. Ella apuntó con su mirada a una puerta abierta que daba vista a una amplia habitación, él la volvió a ver y le miró el rostro enrojecido y los labios hinchados.

Se levantó con ella aún cargada y la llevó a la habitación, allí sobre la cama la dejó recostada y ella rápidamente llevó sus manos a esa camisa delgada, la sacó de su pantalón y luego la sacó por su cabeza para verlo con su torso desnudo por primera vez. Llevó sus manos esta vez a su pantalón y desabrochó el cinturón para proseguir con el botón y el cierre. Él le tomó las manos y las colocó sobre su cabeza. JiAh sorprendida en buena manera sonrió de lado con la excitación dominando su cuerpo, observando como cuando aún con una mano sosteniendo las de ella desde las muñecas entrelazadas podía besar sus pechos a su antojo. Todo eso le estaba encantando.

Ella no necesitó decirle lo que quería, él simplemente le cumplió sin que se lo pidiera. Bajó los besos húmedos a su abdomen y llegó vientre para, con sus dientes, bajar sus pantis de encaje, teniendo que usar sus dedos al llegar a los muslos. Aún deseosa vio como con sus manos le separó las piernas y luego acercó su rostro a su intimidad. Joder, se sentía tan malditamente bien tener su boca succionando y jugando allí abajo.

— Quieta. — ordenó firme con su voz dominante cuando ella empezó a moverse demasiado impidiéndole continuar. JiAh simplemente obedeció al escuchar esa voz, se oía demasiado excitante.

Volvió su boca al juego para utilizar sus dedos con estocadas en su interior y así darle más placer. Recibió lo que esperaba: ella toda desesperada moviéndose inquieta hasta que sintió cómo se contraía alrededor de sus dedos hasta correrse. Sacó sus dedos y pasó nuevamente su lengua dos veces saboreando ese delicioso néctar que lo volvió loco la última vez.

— Necesitas con urgencia una buena cogida, tienes muy poca resistencia. — murmuró nuevamente.— tu caso es una emergencia, preciosa. — sonrió relamiendo sus labios, ella lo miró con su rostro todo sudado, no sabía realmente qué decirle; se había quedado muda.— ¿Cansada? — preguntó con tono burlón y ella con su respiración agitada lo vio fijamente. Claro que no, seguía deseosa de más, pero necesitaba respirar un poco.

— Fóllame. — pidió con la voz agitada. Él rio en un bufido y se acercó a su rostro nuevamente.

— ¿Qué? No te oí preciosa. — murmuró dejando un beso corto en esos labios hinchados.

— Quiero que me cojas ya mismo. — soltó en un gruñido por lo bajo y él volvió a reír de la misma forma.

La vio con su sonrisa ladina y llevó sus labios a su cuello para humedecer esa zona nuevamente, subió a su mandíbula y luego subió a su barbilla para besar sus labios por unos segundos.

— ¿Tienes condones? — preguntó con su sonrisita traviesa.

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