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Dieciséis

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JiAh giró el pomo de la puerta del camerino y se encontró con el hombre que le acababa de molestar. Mister J seguía vistiendo las prendas del show y se encontraba de espaldas quitando sus anillos para dejarlos sobre la mesa. Con la sangre volviéndose dulce ella sonrió y caminó haciendo notar sus tacones, por lo cual él se volteó sin sorpresa alguna cuando la vio frente a su cuerpo con esa mirada cínica en sus ojos ocultos por esas preciosas pestañas.

— Con que portándote mal ¿eh? — murmuró con su tono amenazante. Él sonrió ampliamente y decidió responder.

— Yo sólo hago mi trabajo. — contestó entre risitas y ella chasqueó la lengua varias veces mientras negaba con su cabeza. Se acercó un poco más a él con lentitud y con su dedo le acarició desde la base de su cuello pasando por todo el abdomen hasta llegar al elástico del bóxer, metió su dedo allí y jugó a estirarlo un rato.

— Mira cariño... — empezó en un susurro.— una de las cosas que me gustan de estos tratos como el que tu y yo hicimos, es que se mantenga tu lealtad solamente hacia mi... así que si vas a jugar con otras putas, te olvidas del caso. — susurró rozando los labios con los suyos y después le tomó su labio inferior entre los dientes para soltarlo con suavidad.

Al separarse él la vio seriamente y la empujó de la espalda baja para apegarla aún más a su cuerpo.

— Tu lo que quieres es que te vuelva a coger como aquel día ¿No? — susurró en los labios de ella con un gruñido de por medio. Esa enana siempre le quería provocar con sus amenazas y no lo iba a tolerar más.

— Sí quiero... pero sucederá cuando yo lo decida. — murmuró seria y él con sus ojos desprendiendo fuego le vio todo el rostro.

— ¿Y qué buscas ahora? — preguntó igual de serio y ella frunció los labios fingiendo pensarlo.

Mm~ bueno, como hoy te portaste mal mereces un castigo. — murmuró sintiendo los labios de él en el proceso. Este de pronto sonrió de lado.

— Tus castigos me encantan ¿lo sabes, no? — JiAh sonrió ampliamente y volvió a morderle el labio inferior mientras se sostenía de los hombros de él por la cercanía.

— Ya veremos si te sigues atreviendo a retarme. — le dio un beso muy corto en los labios y se separó de él con una amplia sonrisa triunfante. Se dio la vuelta y caminó hacia la puerta.

— JiAh. — llamó y ella sonrió de lado para voltear a verlo.

— Te espero en mi apartamento. — le guiñó un ojo y después la vio salir con ese caminar tan sexy que se cargaba.

Mister J mordió su labio inferior y sintió que dentro de sí mismo algo quemaba, se sentía deseoso, quería jugar con ella un poco más... necesitaba de ello para poder obtener lo que buscaba y sólo ella le podía dar. Tragó fuerte y se quedó pensativo al mirar al piso.

— Necesito hacer esto. — murmuró para sí mismo.

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Abrió la puerta del apartamento y todo el lugar estaba con luz tenue, entró y cerró detrás de sí para observar todo el lugar. Había venido y entrado al ambiente gracias a que JiAh se fue del club dejándole unas llaves a Kahi para que se las entregara a él, por eso ahora mismo estaba entrando al apartamento con cautela por el extraño ambiente.

Dejó las llaves a un lado en la mesa de entrada y vio allí una caja con una hoja de papel, allí con una hermosa caligrafía digna de una abogada de alta clase decía solo una corta oración:

"Quitate la camisa y ponte lo que hay en la caja, luego ve a la habitación del fondo del pasillo."


Abrió la caja y vio allí unas muñequeras de cuero con una pequeña correa que las ajustaba a la muñeca, a un lado un collar del mismo material. Suspiró sin saber si hacerlo o no, por lo que al final optó por quitarse el blazer y la franelilla sin mangas debajo de este, se quedó con su torso desnudo y luego tomó el collar para ponérselo continuando con las muñequeras.

— Pequeña diablilla acosadora. — susurró para sí mismo mientras ajustaba las pequeñas correas.

Caminó hacia la habitación del fondo por el tenue pasillo que se hacía más oscuro al ir más lejos, entonces vio la puerta cerrada y decidió tocar. Al pasar unos tres segundos la madera se abrió dejando ver a la mujer más sexy que sus ojos hayan visto últimamente, tanto así que casi de inmediato la miró de pies a cabeza. Vestía una traje entero de cuero; el cual no tenía mangas y terminaba en un crop top sobre su pecho cubierto por su abundante cabellera castaña... y ni hablar de su hermoso maquillaje que resaltaba sus labios en un rojo dinamita.

Ella sonrió de lado y también hizo lo mismo, lo vio de pies a cabeza y mordió su labio inferior al llegar a sus ojos nuevamente.

— Ha llegado mi amante. — dijo con tono burlón pero sin borrar lo sexy. Jungkook no dijo nada y sólo la vio a los ojos.— ¿Qué ha pasado? ¿Has perdido la valentía del club? — comentó con una risita y él se quedó viendo fijamente esos labios rojos con ganas de morderlos.— pasa. — bajó el tono de voz y él le hizo caso.

La habitación era más oscura que las otras y sólo poseía una lámpara roja, un sillón individual rojo también, una cama baja con sábanas de color plomo y luego estaba el gran espejo que abarcaba toda una pared de la habitación, la otra pared tenía unas ventanas de rendijas que solo servían para entrar luz y algo de aire aunque ahora estaban cerradas.

— ¿Ésta es tu habitación especial para... esto? — preguntó agarrando el collar de su cuello cuando se sintió algo incómodo.

— Si te refieres a que si es uno de esos cuartos rojos como el de Cristian Grey y todo eso pues es algo así... — él la vio a su lado y sonrió burlón. JiAh se dio la vuelta y caminó hacia una mesa que él no había visto.— Hoy nos vamos a divertir un poco... JungKook. — se volteó a él otra vez luego de susurrar su nombre. Se acercó y en su mano traía unas pequeñas cadenas con un gancho.

Utilizó la cadena pequeña para juntar las dos muñequeras que ahora eran unas esposas más cómodas; y después, la mas grande la ajustó al collar del chico. Le sonrió con cinismo para después tomar del agarradero de cuero de esa cadena y tirar de este con lentitud para llevarlo a los pies de la cama, allí lo hizo sentarse y luego tiró de otra cadena que tenía cayendo desde el techo.

— ¿Con que ahora te estás mostrando como de verdad eres, no JiAh? — la misma lo miró y sonrió burlona para alzar la cadena de las esposas y ajustarla a la del techo. Ahora JungKook no tenía ninguna escapatoria.

JiAh volvió a la mesa y de allí tomó un látigo de tiras junto a una venda de seda para regresar otra vez hacia el chico inmovilizado.

— Me encanta verte así Mister J... inmovilizado y dentro de poco desesperado... — él relamió sus labios y la observó desde su postura. Con esa sonrisa cínica que hoy no se le borraba colocó la venda en los ojos de él prohibiendo así que viera sus próximas hazañas.

Al asegurarse de que no podía ver; prosiguió con lo demás. Con el látigo de tiras empezó a rozar su cuerpo y pudo ver como su respuesta fue removerse un poco por el tacto mientras suspiraba con pesadez, lo rozó luego por sus brazos y su torso para al final dejarlo a un lado y arrodillarse frente a él entre sus piernas y así en esa posición desabrocharle el pantalón.

Lo gracioso para JiAh era ver como él pensaba que ella le complacería; pero no, ella simplemente le masajeó el miembro con su mano y luego se dedicó a besarle el cuello y pecho desnudo, bajó a su abdomen y volvió a subir hasta rozar sus labios para verlo intentar besarla, algo que ella no permitió y sólo lo vio relamerse los labios y tragar fuerte.

Se levantó para verlo desde su posición y lo notó desesperado, sus manos removiéndose en las esposas lo demostraba. Ella tomó un control pequeño y puso algo de música suave para el ambiente, se acercó otra vez y en su mano traía un frasco como el de la última vez, este contenía chocolate líquido, un jarabe tan delicioso para el gusto y el olfato. Al pararse entre sus piernas nuevamente esparció las gotas por todo su torso y luego se volvió a arrodillar.

— Te daré algo de placer ¿bien? — él asintió y pudo sentir las manos de ella acariciar desde sus rodillas hasta pasar por sus muslos. Se sostuvo de estos y luego con su lengua lamió todo el camino del delicioso chocolate, llegando hasta el cuello de él para luego dejar rozando sus labios.

— Eso se sintió bien. — soltó una risita y JiAh sonrió.

— Me alegra saberlo. — contestó con su mismo tono sensual.

Lo desprendió de la cadena del techo y empujó un poco su cuerpo hacia atrás para dejarlo caer sobre la cama. Se colocó a horcajadas sobre su miembro y nuevamente empezó a mover sus caderas en un vaivén lento, tortuoso y a la vez placentero para JungKook; quien intentaba reprimir los gemidos lo más que pudiera, cosa casi imposible para él.

Ella se movió un poco más rápido y los gemidos masculinos aumentaron en cantidad y fuerza. Él necesitando de verdad algo más que no fuese tortuoso, quería detenerla pero a la vez no, quería pedirle que hiciera algo más para liberarse de ese dolor delicioso que le estaba dando.

— JiAh. — se quejó en un susurro y ella sonrió.

— ¿Quieres más? — preguntó bajando la velocidad. Él como pudo llevó sus manos atadas a la cintura de ella para buscar que se moviera más rápido.— No, no. — tomó las cadenas y volvió a colocarle las manos sobre la cabeza para quedar sobre su rostro, besó su barbilla y él empezó a buscar sus labios para besarla.— ¿Qué se siente?... ¿Qué se siente que te dejen con las ganas? — susurró dándole un beso muy corto en su labio superior.

— Muévete maldición... — soltó en un gruñido mientras se removía. Ella le respondió con una risita y luego le quitó la venda. Quería verle los ojos desesperados.

Allí al verse a los ojos nuevamente palparon una tensión sexual indescriptible. JungKook por su parte volvió a ver a esa mujer tan sexy que se encargaba de vengarse de él.

— ¿Ahora quién va a sufrir? — dijo con sensualidad y se levantó de su entrepierna. Separó las esposas luego de quitarle la cadena y caminó hacia la puerta.— Trata de pensar en mi cuando te la jales ¿bien? — murmuró con tono burlón para terminar de salir de la habitación.

Jungkook se sentó en la cama y miró sus manos para luego mirar fijamente a la puerta. La iba a tratar como la zorra que era, estaba totalmente seguro que cuando su momento llegara no la iba a dejar escapar y no iba a poder caminar.

Esto de verdad lo hago por las que se han tomado el tiempo de comentar en los capítulos a pesar de ya haberla leído, eso demuestra el amor que sienten por este libro. Muchas Gracias ♥

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