Dieciocho
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JiAh despertó sintiendo su cuerpo pesado, pero a su vez no se sentía mal humorada. Con esa follada de la noche anterior cualquiera sonreía hasta con el más fuerte dolor de cabeza.
Sonrió viendo el techo y se acurrucó entre las sábanas. La noche anterior había sido asombrosa, y no recordaba que la parte sumisa del bondage disfrutara tanto... quizás le daría siempre el pase libre al chico para que hiciera lo que quisiese.
Soltó un gruñido cuando su teléfono sonó en varios pitidos de mensajes. Estiró su brazo para tomarlo de la mesa de noche y lo revisó viendo dos mensajes de voz en su bandeja de mensajes, nada más ni nada menos que del chico que tenía semanas sin ver y sin saber nada de él. Park Jimin le había enviado un mensaje.
— Ash~ ¿qué querrás ahora Park? — murmuró de mala gana. No habían quedado bien la última vez que se vieron y lo último que quería era tener que volver a lidiar con él. Le dio play al mensaje sin pensar nada más y así poderlo escuchar.
— JiAh ¿Cómo estás? Buen día. — se le escuchaba agitado, como si estuviese caminando.— quisiera saber si estás en tu casa... necesito hablar contigo... de verdad quiero que hablemos... no podemos estar así. — nuevamente su voz agitada suena escuchándose también ruido de fondo, parecía estar en la calle.
Allí terminó la primera y después de unos segundos se reprodujo la segunda.
— Estoy en estos momentos llegando a tu casa... quisiera saber si estas aquí o estas en tu trabajo, yo podría llegar hasta tu oficina si estás allá. — su murmullo hizo una pausa y volvió a hablar.— en verdad no me gusta que estemos así JiAh... sobre todas las cosas somos amigos desde hace casi nueve años... y... de verdad no podemos seguir así... por favor avísame.
El audio se detuvo y JiAh se levantó con pereza para caminar hasta su closet y buscar una bata de seda; ya que había dormido desnuda. Fue al baño a cepillarse y lavarse un poco la cara, y al salir le contestó a Jimin de forma afirmativa para recibirlo en su casa.
Era verdad lo que decía, a pesar de cualquier cosa ellos eran amigos y siempre que algo salía mal se tenían el uno al otro... no podían dejar quebrar esa amistad así como así.
Escuchó el timbre de su apartamento y supo que el guardia lo había dejado pasar como siempre. Caminó hacia la puerta luego de salir de la habitación y la abrió viendo a Jimin tan hermoso como siempre, no podía dudar nunca de la belleza del mismo.
— Hola Jimin. — saludó con tono bajo y se hizo a un lado para dejarlo pasar a su apartamento. Este lo hizo después de darle una sonrisa pequeña y desanimada.
— ¿Cómo has estado JiAh? — preguntó con suavidad, metió las manos en los bolsillos de su pantalón y la vio a los ojos fijamente. Él notó que se acababa de despertar por sus ojos adormilados.
— Bien, Jimin, gracias... ¿Cómo has estado tu? — preguntó devuelta viéndolo encogerse de hombros y sonreír suavemente.
— He estado extrañándote mucho JiAh... sé que me desaparecí después de la última vez que hablamos y... — ella levantó la mano y lo interrumpió.
— Si te vas a disculpar, no lo hagas Jimin... — murmuró para después verle a los ojos brillantes que siempre tenía.— me disculpo yo contigo por haberte tratado así la última vez... yo... no debí haberte dicho eso y de verdad lo lamento.
Él negó con su cabeza hacia las disculpas y se acercó para tomarle los brazos y acariciarlos.
— Tu tampoco te debes disculpar... yo actué como un egoísta al pensar sólo en mi sin tomarte en cuenta... cuando tu siempre me has ayudado y prácticamente estado para mi en todo momento JiAh... como mi abogada, como mi amiga, como mi... — se detuvo al escuchar un ruido.
Ambos voltearon curiosos hacia donde provenía el ruido y se dieron cuenta de un chico pelinegro con su torso desnudo y su brazo completamente tatuado caminar hacia la cocina, se le veía algo adormilado. JiAh abrió los ojos en grande al ver a JungKook todavía en su casa. Jimin se le quedó viendo; seguramente porque el chico traía las muñequeras de cuero que hace unos meses JiAh le pidió usar y él se negó.
El pelinegro despeinado se volteó luego de tomar el vaso con agua y se percató de ambos pares de ojos mirándolo fijamente.
— Buenos días. — dijo con su voz ronca y Jimin volteó a ver a JiAh. Se le veía muy serio cuando JiAh le vio los ojos, y un tanto... ¿decepcionado?
A ver, no tenía porqué decepcionarse, siquiera molestarse porque ella era libre de hacer lo que quisiera, todo lo contrario a él.
— ¿Quién es? — preguntó en un murmullo sólo para ellos. JiAh observó a JungKook a lo lejos y este le sonrió de lado.
— Un amigo. — le contestó JiAh sin darle explicaciones más específicas.
— Un amigo... — murmuró asintiendo.— está usando las muñequeras. — comentó viendo como JiAh desviaba la mirada otra vez al pelinegro, volvió a verlo a él y asintió en respuesta.— ¿Es tu... tu pareja en eso...?
— Jimin lo mejor es que te vayas... creo que no es momento de hablar de esto aquí... podemos hablar después. — le pidió y él asintió lentamente viéndole a los ojos fijamente.
JiAh vio en su mirada la molestia, su mandíbula moviéndose a los lados también lo demostraba. Jimin estaba cabreado. Ellos siempre fueron mejores amigos, e incluso antes de Leah él siempre era celoso con su mejor amiga, siempre estaba pendiente de cualquier persona que quisiera acercarse a ella para evitar que la lastimaran; y ella lo agradecía, pero esta vez prefería que no se entrometiera.
— Espero que goces de eso y que no salgas lastimada. — murmuró con un gruñido de por medio. Ella cruzó sus brazos y simplemente lo miró sin darle respuesta.
Jimin pasó a su lado y salió del apartamento dando un portazo. JiAh rodó los ojos para luego matar con la mirada al pelinegro recostado de sus brazos en la isla de la cocina mientras se comía una de sus manzanas. Se acercó hasta estar a un metro de él y le alzó una ceja.
— ¿Que no te habías ido? — preguntó molesta.
— ¿Que no querías que me quedara? — devolvió la pregunta con picardía y ella intentó controlar su respiración para no ahorcarlo allí mismo.
— Al menos me hubieses dicho que sí lo harías. — le dijo molesta y él rio un poco con travesura. Mordió la manzana nuevamente y miró hacia la puerta de entrada.
— ¿Tu novio o ex amante? — preguntó con una sonrisa de burla. Ella intentó controlarse.
No lo puedes matar JiAh, no lo puedes matar...
— Mi mejor amigo. — contestó sin más. Tampoco le iba a dar muchos detalles de su vida cuando él tampoco le había dado de la suya.
— Pues actúa como si tuviera potestad sobre ti. — añadió volviéndose un poco serio.— follan ¿no es así? — sonrió burlón y ella movió la mandíbula molesta, eso le dio la respuesta que esperaba.
— No es tu problema... te recuerdo que a ti no te gusta hablar de tu vida privada... pues entonces a mi tampoco. — JungKook sonrió de lado y mordió la manzana nuevamente; y cuando tragó el bocado se acercó a los labios de ella teniendo que inclinarse un poco para poder besarla y escuchar los chasquidos de sus labios.
— Te diré algo. — dijo entre besos.— soy egoísta. — siguió besándola y suspiró entre el beso.— no me gusta compartir... — introdujo su lengua en la boca de ella y acarició la suya.— así que mientras te follo... no quiero que más nadie lo haga. — susurró para volver a besarla de forma salvaje.— ¿entendido? — siguió susurrando y JiAh como toda una tonta asintió rápido mientras llevaba las manos a su cuello y así acariciar los cabellos de su nuca.
Ninguno quiso resistir a la tentación y así mismo con esas ganas rebasando los límites él la tomó de los glúteos y los masajeó. La levantó de sus muslos y la sentó sobre la isla para encerrar sus caderas entre esas piernas de piel suave. Le acarició los muslos con suavidad y sintió la tela de seda cubrir las partes íntimas, por lo que la atrajo más a su cuerpo y la hizo sentir su dureza.
— Vi algo interesante en el refrigerador que seguro te encantará. — susurró en sus labios con una sonrisa traviesa y ella la imitó.
— A ver... ¿Ahora qué se te ocurrió? — acarició sus cabellos mirando sus ojos brillantes llenos de travesura.
Él se devolvió al refrigerador y lo abrió con toda la confianza del mundo para sacar su envase tupperware que contenía sus fresas, de la puerta tomó el envase de sirope de chocolate —el que tenía para comérselo más no para jugar— y se acercó a ella otra vez con esa mirada pícara, traviesa, llena de lujuria... eso a JiAh le encantó, pues era igual de travieso que ella.
— ¿Sabes que me gustan las fresas con chocolate? — preguntó coqueto y ella sonrió de lado cuando él tomó los bordes de su bata corta de seda.
— No, no lo sé. — le siguió el juego y levantó los brazos para que él sacara el vestido por su cabeza. Lo vio luego tomar el frasco y destaparlo.
— Me encanta... — susurró acercándose a sus labios.— me encantaría saber cómo sabrá si... — dejó caer gotas del mismo sobre el pecho desnudo de ella y la hizo gemir por el contacto frío del dulce.— si lo pruebo desde aquí. — murmuró bajando a su pecho para pasar su lengua por el camino de chocolate que había hecho.— Mm~ sabe mejor. — susurró subiendo a sus labios.— ¿Quieres probar? — JiAh asintió rápidamente al estar ya excitada y JungKook volvió a verter un poco más del líquido para volver a pasar su lengua y así besarla y darle a probar del dulce desde su boca.
— En realidad sabe muy bien así. — gimió en su boca y se apegó mucho más para encerrar su cuerpo entre sus piernas, él sonrió de lado y volvió a verter más chocolate sobre su cuerpo viéndolo caer por sus senos y abdomen. Bajó rápidamente y empezó a besar desde su vientre para así subir y jugar con sus pezones un rato mientras la escuchaba gemir encantada.— Oh dios~ esto es tan adictivo. — rio un poco y JungKook sonrió para luego subir a su cuello y morderlo con suavidad.
Destapó el envase de las fresas y tomó una para untar con el chocolate que aún quedaba en su cuerpo desnudo, llevó la fresa a los labios de ella sólo para rozarlos y dejar algo de chocolate allí; el cual ella relamió, se llevó la fresa a su boca y bajo la mirada de JiAh le dio un suave mordisco para volver a untar la misma en su cuerpo embarrado del dulce afrodisíaco.
— Te ves muy sexy. — susurró mirándole a los ojos fijamente, bajó su mirada a los labios que rodeaban la fresa y se acercó más a él para ella dar una mordida pequeña a la fruta y así rozar sus labios sin dejar de verse a los ojos.
— Tu también te ves muy sexy JiAh. — le dijo volviendo su voz ronca. Ella sonrió de lado en respuesta y él le correspondió de la misma forma.
La atrajo completamente a su cuerpo y la cargó sosteniéndola de los muslos para así ir a la habitación y terminar con ese jueguito que habían empezado.
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