Veintisiete
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— Con todas las evidencias y el testimonio de la señorita Park queda en claro que este caso debe ser revisado. — menciona el juez mientras que frente a su escritorio estaban parados dos abogados.
JiAh asintió sin mostrar alegría, simplemente sonrió con suavidad. El abogado de parte del doctor Lee estaba respirando con fuerza al darse cuenta de que no logró nada con todas las evidencias que JiAh había presentado.
— Su señoría, mi cliente ha hecho mucho por el hospital que está a su cargo y es un doctor de renombre, él...
— ¿Está diciendo que mi decisión es errada, abogado Cho? — el hombre al lado de JiAh tomó aire profundamente y negó.
— No, señor, sólo quería destacar el valor del trabajo del Doctor Lee para con el país. — repitió y JiAh sin decir nada simplemente pensó en lo asqueroso que le parecía la defensa de ese rufián.
— Entonces no hay nada que discutir. — le aclaró y procedió a observar a JiAh, estando de acuerdo en lo profesional que era al no armar un escándalo como el otro abogado.— abogada Seo, ha presentado de buena manera el caso y me parece que tiene muchas evidencias para que yo reconsidere abrirlo una vez más... queda aprobada la apelación. — JiAh asintió con una sonrisa leve.
— Muchas gracias señor Juez. — hizo una corta reverencia y suspiró más tranquila. Ambos abogados fueron a recoger sus cosas y el juez volvió a hablar.
— Abogada Seo. — JiAh lo miró mientras tomaba las carpetas del caso y su bolso.— le aconsejo que se prepare muy bien, presente todas las evidencias y testimonios que tiene a su favor... recuerde que es la última oportunidad para este caso. — JiAh se quedó estática por unos segundos pensando en ello, tenía que dar todo de sí para ganar el caso, si no, todo estaría olvidado y sin justicia.
— Así será señor Juez. — aclaró para luego darse la vuelta y caminar hacia la puerta.
— Espero que prepares todo muy bien abogada. — mencionó Cho, una de sus más grandes competencias, a su lado.— Sabes que no me detengo.
— No sabes con quien estás hablando Cho. — detuvo su paso y volteó a verlo.— Te voy a destrozar como siempre lo hago, no dudes de ello. — le sonrió de lado y siguió su paso.
Es verdad que ella siempre ganaba los casos pero no quitaba el hecho de que cada uno de ellos la pusiera nerviosa, y ahora lo estaba.
Acomodó un poco la falda de su vestuario mientras salía hacia las escaleras del tribunal. Su traje de color gris claro destacaba el color pálido de su piel tersa, no llevaba ninguna media por lo que sus piernas se veían de su color natural mientras sus zapatos blancos de tacon medio la hacían ver hermosa ante los ojos masculinos que se paraban a verla tras su paso, traía un maquillaje leve debajo de su cabello castaño ondulado; uno que se movía con el viento. Y a su izquierda, a unos cuantos metros, un par de ojos masculinos de color oscuro veían todo el transcurso de su salida con fijación.
— Abogada Seo. — empezó a caminar con algo de rapidez hacia ella cuando la vio abrir la puerta de su auto.
— Oh~ Hola ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó con curiosidad y con una sonrisa. Él no pasó por alto el cómo le brillaron los ojos al verlo.
— Vine para saber qué respuesta dieron del caso. — ella asintió con un suspiro de por medio que lo hizo pensar lo peor.
— El juez aceptó la apelación. — le contó con una sonrisa y a JungKook se le formó una enorme de inmediato con la buena noticia.
Casi al momento se acercó y la rodeó con sus brazos para apretarla fuerte. Estaba tan agradecido.
— Eres la mejor JiAh. Muchas gracias, de verdad. — susurró en el oído de ella para apretarla un poco más mientras hundía su rostro en ese cabello con delicioso aroma. Ella en cambio agradeció haber guardado las cosas en el asiento del copiloto, así podria rodearlo con sus brazos en esa delgada cintura que cualquier hombre envidiaría.— Te lo pagaré muy bien. — susurró en su oído nuevamente y JiAh rio un poco para sobar la espalda ancha del chico.
Hoy se veía muy guapo, traía una ropa negra en su totalidad que consistía en un conjunto denim, y su cabello negro largo lo hacía ver demasiado guapo. Además olía muy bien.
— Espero que ese pago sea muy considerado. — comentó con una sonrisa amplia en su rostro. En verdad se estaba encariñando mucho con él y eso no era bueno... pero de alguna manera no podía alejarse de su persona, era como si fuese un imán que la atraía cada vez que lo veía.
Seo JiAh ¿Qué has hecho?
— Oh~ nena, claro que sí. — susurró nuevamente, llevando una mano a su espalda baja con posesión al ver que un tipo le miraba el trasero a su diosa.
Nadie tenía el derecho de verla de esa forma, nadie más que él...
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JiAh estaba sentada sobre las sábanas rojas de seda que cubrían la cama de su habitación especial. JungKook dominaría hoy, según dijo cuando entraron besándose de forma salvaje al apartamento.
Ya estaba desnuda y arrodillada en la cama esperando por lo que quería hacer... y él, bueno él estaba descalzo y con únicamente sus Jeans oscuros, los cuales le hacían ver sus boxers del mismo color.
— He conseguido algo interesante en tu clóset. — caminó hacia ella con una mirada traviesa y luego le mostró lo que traía detrás de sí.— me encantaría verte totalmente inmóvil... ¿Crees que podrás soportarlo? — preguntó con su tono lascivo, inmediatamente ella asintió hipnotizada con la belleza de su rostro al acercarse y rozarle la nariz con la suya.
De lo que hablaba era de unas esposas, cuatro en total que estaban conectadas con una fuerte cinta en forma de "X" que se utilizaba de espaldas. Él sonrió de forma cínica con el asentimiento embobado de ella y se incorporó para acariciarle la barbilla con sus dedos mientras la veía desde arriba, ella conectó sus ojos con los de él y ambos se dieron una mirada que los encendió aún más. Entonces JungKook procedió.
La hizo colocarse en esa misma posición pero de espaldas a orilla de la cama; a los pies de esta misma, empezó acariciando con la punta de los dedos sus hombros desnudos y suaves, bajando por sus brazos hasta tomar sus manos y acariciarlas con la misma suavidad, las colocó detrás de ella y se inclinó para dejar cortos besos por sus hombros y su cuello mientras en respuesta ella suspiraba con los ojos cerrados. Colocó las primeras esposas en sus manos y continuó colocando las otras en sus tobillos para verla como quería: inmóvil y con su cuerpo totalmente expuesto a él.
— Te ves preciosa y excitante. — susurró en el oído de ella y la sintió temblar un poco. Besó su cuello y luego peinó su cabello castaño.— espérame un momento nena. — se alejó caminando hacia el clóset nuevamente y volvió para subirse a la cama y arrodillarse frente a ella, quien lo miró de forma seductora para ver de él una igual.— traje algo que me recordó a la primera vez que me mostraste este lado de ti. — murmuró mostrando el envase del aceite con aroma a canela que ella utilizó con él, así que sonrió con ello.
— Veremos que puede hacerme, señor Jeon. — murmuró viendo de él una sonrisa mientras miraba el envase al destaparlo, inmediatamente el olor a canela inundó sus fosas nasales.
— Primero, déjame disfrutarte un poco. — susurró acercándose como un felino a su presa para después besarle los labios de forma húmeda y apasionada, bajó a su cuello y dejó allí una mordida leve antes de bajar a sus pechos donde ella empezó a soltar jadeos al sentir el contacto de su boca húmeda en los pezones. Se sentía de maravilla sentirlo en su cuerpo.
Luego de terminar su acción se separó viéndole sus pezones rosados humedecidos por él y sonrió satisfecho. Elevó el envase del aceite y empezó a esparcirlo por todo su torso viéndola cerrar sus ojos encantada con la sensación que eso le producía. Simplemente se quedó mirando su rostro lleno de placer, y eso le producía a él su propio placer; por lo que no era de extrañar que su miembro ya estuviese endurecido.
Cerró el envase y lo lanzó a lo lejos de la cama para colocar sus manos sobre ella, esparciendo el líquido aceitoso por sus hombros y pecho, bajando a su abdomen cuando masajeó sus pechos un rato viéndola respirar de forma acelerada. Al culminar se acercó un poco más y juntó su nariz con la de ella para llevar su mano abajo y con sus dedos masajearle el clítoris con una lentitud matadora para ella.
— Ah~ — gimió en la boca de él y este le mordió el labio inferior mientras aumentaba la velocidad.— JungKook... — volvió a gemir en su boca para sentir que su interior se empezó a contraer, por esa misma razón JungKook se detuvo; porque vio su rostro y supo que estaba apunto de llegar a su límite.
Se miraron unos segundos mientras JiAh con la respiración agitada lo vio inclinarse a un lado, nunca vio que lo traía con él pero ahora JungKook en su mano tenía un dildo y eso la hizo sentir deseosa.
— ¿Quieres más? — le preguntó con travesura y ella asintió agitada. Él con su cinismo le colocó el dildo frente a su rostro y luego le rozó los labios con este.— Abre. — ordenó en un susurro por estar cerca de ella y esta obedeció mirando sus ojos con su rostro neutro. Él con lentitud observó como JiAh empezó a chupar el objeto hasta dejarlo totalmente humedecido.— así se hace, zorrita. — volvió a susurrar satisfecho y sacó el objeto para bajarlo y empezar a masajearle el punto de placer con este.— ¿Quieres que te lo meta? — ella mordió su labio inferior con su cabeza echada hacia atrás y asintió más que necesitada. Así que él con suavidad introdujo el objeto en su interior mientras ella como respuesta se incorporó y juntó sus labios sin besarlo, simplemente empezó a gemir sobre estos y eso a JungKook le encantó de sobre manera.
Cuando empezó a sacar y volver a meter el objeto ella lo ayudó saltando un poco de lo que las esposas le permitían. JungKook por su parte disfrutaba del espectáculo mientras sentía como su miembro se endurecía aún más con el pasar de los minutos. JiAh seguía siendo para él una Diosa, nadie se lo iba a sacar de la cabeza.
— Ah~ JungKook... me voy a... — no pudo continuar cuando él de inmediato la detuvo y sacó el dildo.— ¿Qué haces? — preguntó en un quejido con su respiración acelerada. Él le acunó la mejilla con su mano y rozó sus labios.
— No te vas a correr sobre un aparato nena... — susurró para morderle el labio inferior.— te vas a correr sobre mí...
Al terminar de decirlo se levantó y se puso detrás de ella para luego colocar un cojín delante de sus rodillas, allí la empujó sobre la cama para verla quedar en una pose que no pensó que le excitaría de tal manera. Acomodó el cojín para que quedara en su regazo y no estuviese incómoda, ella por su parte giró el rostro y su cabello se pegó a este para sentir como los dedos del chico se los quitaba y la libraba de esa incomodidad.
— No creí que fueses incluso mejor que yo en esto. — rio un poco y él sonrió complacido.
— Me gusta sorprender. — murmuró coqueto y ella rio por lo bajo nuevamente, por lo que él se le quedó viendo antes de masajearle un glúteo con morbosidad. Le encantaba su trasero.
Al quitarse el pantalón y el bóxer le levantó el trasero y ella quedó con su rostro contra el colchón, por lo que buscó la manera de respirar mejor. Él tomo su miembro y lo masajeo unos segundos mientras miraba la humedad de su intimidad esperarlo con ansiedad... no iba a ponerse condón porque no quería, desde que la probó sin este el día de ayer se había dicho a sí mismo que no lo iba a usar otra vez a menos que ella no se tomara la anticonceptiva.
— ¿Tomaste tu píldora hoy? — ella asintió y él se sintió más entusiasmado, no aguantaba las ganas de sentir su intimidad mojar su miembro como la última vez.— Perfecto. — soltó en un gruñido para luego rozar la punta en esa entrada mojada.
Se introdujo con lentitud y con sus manos le tomó las caderas para empezar a embestir su hermoso y blanquecino cuerpo. Le encantaba su cuerpo, respondía tan bien a todo lo que él le hacía y eso le hacía sentir más deseoso de ella.
No pierdas el foco, Jeon. Se dijo a sí mismo cuando vio su cuerpo sudado moverse hacia adelante y hacia atrás mientras gemía de forma aguda por las penetraciones que le calaban hasta el alma. Él aumentaba la velocidad cada vez que la veía enterrar su rostro a la cama, siguiendo así por varios minutos hasta que la sintió contraerse y gemir con más agudeza contra el colchón mientras él por su parte se sentía igual; su respiración acelerada lo hizo echar su cabeza hacia atrás mientras su abdomen bajo se tensaba al punto de llegar al orgasmo al mismo tiempo. Con sus manos apretó las caderas de JiAh a su regazo; todo su miembro estaba en el interior de ella vaciándose por completo.
Al culminar salió de ella y vio su semen sobresalir por su entrada. Sonrió más que satisfecho y desató las esposas que le impedían a ella poder caer rendida a la cama.
— Eres el diablo mismo, Jeon JungKook. — dijo con la respiración agitada, provocando la risa del chico.
Ella se acostó boca arriba y lo vio con su cuerpo moviéndose de forma acelerada; por esa razón JungKook no se contuvo y se acercó acorralando con sus brazos la cabeza de ella cuando se acercó para besarla de forma apasionada. Con sus manos ella le acarició la espalda y le encerró las caderas con sus piernas.
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