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Veintiocho

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Anda JiAh, vamos al club hoy... te sentará muy bien. — su hermana insistió a través de la línea y ella soltó un quejido. Estaba muy cansada después de haber estado todo el día caminando de un lado a otro recolectando testimonios de algunos trabajadores del hospital donde SunJi fue estafada.

Al menos había conseguido dos enfermeras que estuvieron de acuerdo en aclarar a su favor; puesto que habían sido injustamente despedidas por el doctor Lee luego de una falla de él mismo.

— SunMi siento que mis pies no dan más, en verdad estoy muy cansada. — murmuró en respuesta. Incluso a JungKook le había contado a través de mensajes cuando él preguntó por el avance del caso.

Eso para mi es un "Sí unnie, espero por usted para que venga a convencerme." — JiAh rio por lo bajo y negó con las actitudes de su hermana mayor.

— Unnie. — dijo en un tono de advertencia y esta rio al otro lado.

Ay hermanita... ¿y si al idiota te lo vuelven a robar? — preguntó en un canturreo y JiAh rodó los ojos.

— No pasará. — dijo segura y SunMi al otro lado hizo un sonido afirmativo pero sarcástico.

JiAh sonrió de lado y el recuerdo de la última vez que lo vio llega a su mente. Habían quedado en que solamente mantendrían relaciones sexuales entre ellos hasta que su vínculo terminara; el cual era el caso de SunJi, así que la condición de JiAh fue esa: fidelidad en lo sexual.

Si JungKook quería eso de ella pues ella quería lo mismo de él. Cincuenta y cincuenta para el cien por ciento, esa era su ley.

Bueno, yo sí iré. — aclaró y JiAh simplemente rio por lo bajo.

— Perfecto SunMi, ve con Dios. — le dijo de forma irónica.

Sí, sí, sí... — dijo eso último y colgó.

JiAh se levantó y recogió sus cosas, al tomar su teléfono vio un mensaje de su mejor amigo, hacia mucho tiempo que no sabia de él, solamente un mensaje cuando le dijo que iría a Nueva York por una presentación con otros bailarines estudiantes de la Academia Juilliard; lo cual era un éxito en la carrera artística de Jimin.

Jimin
¡Hola JiAh! Estoy de regreso, me gustaría que nos reunieramos para conversar y así contarte todo sobre Nueva York.

Luego de contestarle de forma afirmativa y planificar para mañana una reunión en un café al que siempre iban juntos, ella se fue directamente a la puerta de su oficina y así irse de una vez a su casa.

Ya cuando estaba en su casa revisó su teléfono luego de cerrar la puerta de entrada, vio allí una foto que SunMi le envió, y se le veía demasiado feliz con un Martini en su mano y Vante a su izquierda mientras había otro bailarín a su derecha. En definitiva su hermana no tenía arreglo alguno.

Cuando fue a la habitación guardo sus cosas y vio sobre su mesa de noche una pulsera que a JungKook se le había quedado la noche anterior, la tomó entre sus dedos y leyó un pequeño grabado que esta tenía en una medallita de color dorado.

"Te quiero mucho, Oppa." Estaba grabado en esta con una caligrafía muy bonita. Quizás era un regalo de SunJi. La volvió a dejar sobre la mesa y caminó a su clóset para buscar sus prendas de dormir.

Su teléfono volvió a sonar y la foto que le envió su hermana esta vez era diferente, era un selfie de ella tomándose un trago del Martini. JiAh soltó una risa y por un momento se tentó en ir. SunMi parecía pasarlo bien, quizás si se tomaba uno o dos tragos estaría igual que ella.

——— •⚜• ———

Luces parpadeantes habían en el Club Dionysus cuando JiAh cruzó la puerta, las mujeres estaban por todas partes tomándose tragos mientras veían a dos bailarines hacer un show de dúo, gritándoles halagos y recibiendo de estos pasos prohibidos.

Llegó donde estaba SunMi y se sentó a su lado.

— ¡Sabía que te animarías! — exclamó feliz para rodearle los hombros con su brazo.— te mereces un buen descanso, boba. — dio un beso a su mejilla y esta rio negando con su rostro.

— ¿Una bebida hermosa? — preguntó Vante extendiéndole una copa que acababa de servir. JiAh la tomó y le sonrió agradecida.

— Muchas gracias, cariño. — pronunció viendo de este un guiño.

Tomó el primer sorbo de su bebida y cuando Vante se sentó a su lado no esperó que fuese a su oído.

— Te aconsejo ir al baño cuando el siguiente show esté por empezar. — murmuró para que nadie más escuchara.

— ¿A qué se debe eso? — preguntó de vuelta.

— Sólo te diré, que pase lo que pase... estoy a la orden. — le guiñó el ojo con una sonrisa y JiAh negó con una sonrisa coqueta. Este hombre no perdía oportunidad.

Estaba en su tercera bebida cuando las luces se pusieron tenues antes de empezar el siguiente Show, Vante la volteó a ver y ella soltó un suspiro levantándose del asiento sin más.

Entró al baño luego de caminar por el club entrando a ese pasillo de los camerinos y habitaciones. Aprovechó de lavar sus manos y las secó, no sabía para qué Vante le había pedido eso; sin embargo no tenía que ver con él, puesto que al pasar algunos minutos él no había llegado. Por su parte JiAh simplemente se cansó de estar allí y salió del baño, antes de poder cerrar la puerta se encontró con algo que la hizo detenerse en seco.

Frente a ella en ese mismo pasillo estaba JungKook, lo peor, es que estaba recostado de la pared con la esposa del gobernador besando sus labios de manera dominante. Tenía que ser una puta broma. ¿Y por qué tenía que sentir esa punzada en su pecho?

Ella cerró la puerta llamando la atención de ambos y no sabía porqué al ver el rostro de JungKook se sorprendió. Pues él estaba con sus ojos bien abiertos mirándola con sorpresa y ¿miedo?

— Que sorpresa. — miró a la mujer de pies a cabeza y sonrió con falsedad.— la primera dama del estado.

— Abogada Seo. — respondió ella sonriendo de lado, aunque se le notaba nerviosa ver cómo alguien la había visto besando a un stripper.

JiAh intentó disimular lo que ver esa escena la hizo sentir, no se quería ver débil pero ya JungKook la hacía sentir así. Caminó para pasar a un lado de estos y salió a la pista sin saber qué pensar. ¿Sería mejor verlos, o era mejor que jamás hubiese visto esa falta a la palabra de JungKook?

Deja de ser tonta JiAh. Se dijo a sí misma cuando llamó en la barra con su mano alzada.

— Un Vodka. — le pidió al bartender quien asintió para darse la vuelta y empezar a preparar el trago. Casi de inmediato luego de eso sintió una presencia a su lado.

— JiAh. — llamó esa voz masculina que ahora mismo no quería oír.

— Cállate y vete JungKook. Quiero estar sola. — le dijo con amargura mientras tamborileaba la barra con sus dedos. No debía mostrarse débil.

Él se puso serio al escuchar su nombre.

— No es lo que piensas. — dijo con su voz en un murmullo ronco cuando se acercó un poco a su oído.

Oh~ lo sé, JungKook. — volteó a verlo y le sonrió, pero él notó la falsedad de esta al decirle nuevamente su nombre.— estabas haciéndole un baile con tu boca, ya que dices que sólo le haces bailes... — siguió sonriendo y volteó cuando el bartender le puso el trago frente a ella.— Gracias. — dijo con su voz coqueta hacia el mismo, lo que hizo que JungKook moviera su mandíbula.

Mierda~ que no es lo que piensas ¿si? — ella asintió fingiendo estar de acuerdo y empezó a tomar de su vaso.— ¿Podrías al menos escucharme?

— Lo estoy haciendo, dices que no es lo que pienso, entonces está bien ¿no? — se encogió de hombros fingiendo no darle importancia. Pero en su interior estaba más que molesta, y se lo demostró en su mirada filosa cuando él le tomó del codo.

— Ven conmigo, hablemos. — tiró un poco de su brazo y ella se soltó se inmediato.

— No quiero una mierda de tí ¿entendiste? — soltó con furia acercándose a su rostro, aunque no era lo que realmente quería decir simplemente lo soltó.— si no eres capaz de cumplir tu palabra JungKook, no quiero nada. — masculló con furia haciendo su respiración mas acelerada. Él empujó su mejilla con la lengua y luego vio a otro lado mordiéndose el labio inferior con frustración.

¿Qué mierdas hacía explicándole si no tenían nada más que una relación basada en sexo?... entonces recordó el caso. Mierda.

— JiAh, no pasa nada con ella ¿bien? Me agarró camino al camerino y simplemente me besó, yo...

— Te encantó porque bien que le seguiste el beso... — murmuró con rabia y él resopló frustrado. Ella negó mirándolo de mala gana y terminó su bebida para darse la vuelta.

— ¡Hey! ¿A dónde vas? — le agarró el brazo nuevamente y ella volvió a soltarse de mala gana.

— Déjame sola. — murmuró con molestia. La soltó y la vio caminar hacia la puerta, llevó sus manos al cabello y lo apretó fuertemente sin saber qué hacer.

Eso traería muchas consecuencias. ¿Qué mierdas había hecho?

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