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Treinta y dos

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Echaba su cabeza hacia atrás cuando sentía la lengua del chico lamer su entrada de una manera que la hacía volverse loca y retorcerse. Con su mano le apretó el cabello y entendió que habían otros que la podían llevar al cielo, pero no al infierno como Mister J.

Otra vez él volvía a su mente.

Trató de despejar su mente cuando Vante levantó la cabeza y besó su abdomen con deseo de más, por lo que JiAh tomó su rostro y lo besó de forma salvaje antes de separarse y levantarse de la cama.

— Bueno, gracias por tus servicios, Vante. — tomó una bata de seda y la amarró para volver hacia el rubio. Le entregó el sobre que le había prometido y este lo tomó de mala gana.

— ¿Por qué no quieres que follemos? — le preguntó curioso mientras alzaba una ceja.

— Es personal, y te recuerdo que cero conversaciones personales. — cruzó sus brazos sonando estricta y él mordió su labio inferior con deseo hacia esa prepotencia que se cargaba.

Él empezó a revisar el sobre y vio la cantidad que había dentro. Sonrió de lado y levantó el rostro para mirarla con travesura.

— Sabes JiAh... — dijo levantándose.— no es bueno enamorarse de alguien como nosotros. — comentó cerrando el sobre y ella frunció el ceño cruzando los brazos.— estamos hechos para hacer lo que queremos y obtener algo a cambio... te aconsejaría fijarte en alguien de tu alta clase, de tu círculo social... no de un stripper que haría cualquier cosa por dinero. — dijo eso último y vio de ella el cómo rodó los ojos. Le guiñó el ojo para luego acariciarle la barbilla con sus dedos y terminar por salir de la habitación.

Escuchó la puerta de entrada cerrarse y soltó un suspiro para soltar sus brazos al mismo tiempo.

— ¿JiAh? — SunMi chasqueó sus dedos frente a ella y esta misma despertó de su viaje astral por los recuerdos del día de ayer antes de encontrarse con JungKook en la mañana de hoy.

— Ah sí, sí... quieres celebrar tu cumpleaños yendo al club... ah... esta bien. — asintió aún perdida.

— ¿Te ocurre algo? ¿Sucedió algo que no me hayas contado? — se sostuvo con sus manos del escritorio de la más joven sentándose de inmediato al ver esa cara de tragedia que tenía. JiAh la miró sin ganas, no tenía energías para saber manejar toda la situación que estaba viviendo.— Sabes que puedes hablarme de cualquier cosa, JiAh... — estiró su mano y cubrió la de ella.

— Ay... SunMi, es que... — miró a otro lado y luego bajó la mirada negando en un suspiro.— es que me he apegado muy fuerte a alguien... — volvió a suspirar y cubrió su rostro con sus manos mientras los codos estaban en su escritorio.

Mierda~ — farfulló la mayor mordiendo su labio inferior. Soltó un quejido rabioso luego y miró a JiAh con intensidad.— ¿Por qué? — preguntó en un quejido más aniñado. JiAh descubrio su rostro y la miró de igual forma que antes.— ¿Por qué antes de mi cumpleaños? — regañó queriendo tirar del cabello a la mocosa de su hermana.

— ¡Ay SunMi! ¿¡En serio estás pensando en eso cuando te estoy contando una desgracia!? — dijo asombrada con la respuesta de su hermana.

SunMi por su parte cruzó sus brazos y se volvió seria para mirarla con desaprobación. Ambas se veían un tanto chistosas.

— En verdad tendré que hablar muy seriamente con Mister J para que deje de follarte tan bien. — murmuró mientras negaba. JiAh abrió su boca sorprendida.

— ¿Cómo sabes que...

— ¡Ay basta, JiAh! Soy tu hermana, te conozco muy bien y sé que ese papasito es quien te tiene de esa forma... no por menos se te cae la baba cuando lo ves. — le alzó una ceja y JiAh miró a otro lado sabiendo que había sido atrapada.

— Ay ya... mejor hablemos de otra cosa. — SunMi soltó los brazos y se incorporó.

— ¿Has pensado ir a ver a papá? Preguntó por ti ayer cuando hablé con él por teléfono. — JiAh la miró y bajó la mirada a sus documentos.

— No. — contestó simple.

— Deberías verlo, hablar con él...

— SunMi — la miró nuevamente.— el que tu lo hayas perdonado no quiere decir que yo igual... sólo... necesito tiempo. — volvió a concentrarse esta vez en su computadora y empezó a teclear en la misma.

La mayor la miró unos segundos en silencio y luego decidió hablar.

— Mañana quisiera que almorzaramos juntas ¿te parece? — JiAh la miró con una sonrisa y asintió.— invité a papá. — añadió y JiAh suspiró.

— Lo siento, mejor no voy, SunMi. — respondió sin ganas.

— JiAh... somos una familia... por favor ¿si? — pidió con ojitos de cordero y la más joven resopló.

— Será incómodo, SunMi... lo sabes. — murmuró mirándola sin ganas.— no quiero que nuevamente volvamos a discutir...

— Pero no tiene porqué suceder si ambos hablan y hacen las paces. — animó y JiAh se quedó pensando por unos segundos.

— Bueno. — suspiró.— podría hablar con él mañana en la mañana... pero si busca discutir nuevamente, me largo SunMi. — le apuntó con su dedo y la mayor rio un poco antes de asentir.

— De acuerdo, de acuerdo. — rio.— pero está viejo, así que puede ser un poco testarudo... pero no te quejes que tu eres igual a él. — volvió a reír y JiAh sin poder evitarlo rio antes de negar con su cabeza.

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La castaña suspiró al sentir los besos húmedos en su cuello, al sentir su cálida respiración contra su piel, dándose cuenta de que lo que él había dicho era verdad.

Había extrañado tanto a Mister J sobre ella entre sus piernas, embistiendo su cuerpo con fuerza pero con una velocidad reducida que le hacía soltar gemidos en su oído.

Subió sus manos por esa espalda musculosa y la acarició con sus dedos sintiendo el leve sudor que cubría su piel. Este elevó su rostro y besó sus labios de forma apasionada para aumentar la velocidad de sus movimientos, escuchando así los gemidos agudos y constantes de ella que interrumpía sus besos.

— Dime cuánto me has extrañado. — ordenó con voz ronca en los labios de ella para verla con sus ojos cerrados disfrutando del momento.

Ah~ mucho. — asintió en un susurro para juntar sus narices y rozar sus labios.— Mucho, JungKook...

Él sonrió de lado y se acercó para moder su labio inferior con suavidad.

— ¿Quién te hace sentir así, ah? — volvió a susurrar y ella negó con su cabeza.— ¿Quién? — preguntó con un gruñido de por medio cuando ella no respondía. Pero no lo hacía por la divina sensación que había en su cuerpo.

— Na... nadie. — dijo con dificultad y él volvió a sonreír de lado para elevar su mano de la cadera de ella y pasarla en su rostro para acomodarle los mechones que se le pegaban a la piel por el abundante sudor.

Luego de la práctica en el club había decidido visitarla justamente cuando ella estaba en una bata de seda a punto de ir a tomar una ducha. No se contuvo al verla luego de abrirle la puerta, de inmediato se lanzó a sus labios y empezó a besarla con salvajismo.

— Así me gusta... — murmuró sonriente mientras la veía perdida en su nebulosa.— eres mía, zorrita preciosa, que no se te olvide eso. — le tomó el rostro con ambas manos dejándose caer sobre ella y empezó a devorar sus labios mientras volvía a moverse con fuerza y rapidez.

JiAh no pudo controlarlo más y se corrió luego de varias estocadas, mientras que por otro lado JungKook se corrió en el preservativo unos segundos después. Hoy había usado uno porque desgraciadamente JiAh había terminado el blíster de las anticonceptivas.

Después de la acalorada escena ella fue al baño y empezó a tomar esa tan deseada ducha, aunque al parecer Mister J no había entendido el término de "voy a ir a tomar una ducha, no entres" pues pareciera que él entendió lo contrario. Sintió las manos masculinas acariciarle la cintura y luego masajearle los pechos de espalda a su cuerpo, por lo cual pudo sentir su miembro en el trasero.

— ¿Acaso no entendiste? — preguntó JiAh con los ojos cerrados mientras sentía ahora como este dejaba besos en su hombro y cuello.

— Yo solo escuché "voy a ir a tomar una ducha, entra papi" — murmuró en su oído con la voz ronca y ella soltó una carcajada.

— No te he dicho "papi" — dijo entre risas y él pasó su lengua por el largo de su cuello.

— No, pero quisiera oírlo. — dijo contra su oído para luego morder el lóbulo de su oreja.

— No lo haré. — volvió a decir entre risas y él sonrió travieso para bajar una mano a su intimidad.— Ah~ — gimió con sorpresa y él masajeó un poco.

— ¿Ah no? ¿Ni siquiera cuando te hago sentir esto? — masajeó su clítoris y ella gimió bajito para sostenerse luego de la pared en frente suyo con una mano mientras que la otra la puso en el muslo ejercitado del chico.

JungKook~ — soltó bajito con sus ojos cerrados, estaba teniendo una fuerte sobre excitación.

— Anda, zorrita... dame tu orgasmo mientras me dices "papi" — susurró en su oído para sentirla temblar bajo su cuerpo. Tenía tantas ganas de enterrarse en su interior nuevamente, pero debía controlarse.

Ella no podía más, sentía que se iba a correr en poco tiempo, ya sentía su orgasmo cerca. Apretó el muslo de él y mordió su labio inferior con fuerza.

Ah~ dios~ — gimió llegando a su limite.— Papi~ — gimió soltando el aire al sentir su orgasmo azotar su cuerpo.

Mm~ deliciosa. — susurró tanteando la humedad de su entrada. Ella suspiró y giró la llave para que el agua les cayera sobre sus cuerpos sudados y cansados.

Con una sonrisa malévola JungKook elevó sus dedos cuando ella se dio la vuelta, acarició bajo su mirada sus labios para así saborearla. Relamió sus labios mientras la miraba a los suyos y se acercó para besarla lentamente.

——— •⚜• ———

En la noche JungKook tuvo que irse al club para prepararse para su show bajo la mirada molesta de Kahi, pues a esta misma no le había gustado que se desapareciera por unos días; y no se podía dar el lujo de despedirlo cuando este era el motivo por el que iban muchas mujeres al lugar. Sería una fuerte caída en los ingresos si él se iba, y no le convenía a ambos.

JiAh le había dicho que no podía ir al club hoy, por lo cual sólo esperaba hacer una presentación sencilla de sólo bailar y quitarse algunas prendas.

Luego de ajustar el vestuario que hoy usaría, una camisa de seda blanca algo desabrochada mientras el pantalón del mismo color se ajustaba a sus piernas y entrepierna, iría a presentarse, pero cuando su puerta fue abierta se vio interrumpido.

— Hola Mister J. — murmuró una muy seria SunMi mientras cerraba detrás de sí. Este se sorprendió un poco al verla allí.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó curioso y confundido mientras se servía un trago de ron en un vaso de cristal.

— Seguro te sorprende, pero tenía que venir a verte antes de que Kahi se diese cuenta. — dijo con un tono neutro mientras se acercaba.

— Aún no explica el qué haces aquí. — murmuró algo amargado, era la hermana de su zorrita preciosa, pero no podía salir de su papel si no era con JiAh.

— Sólo una cosa me trae aquí, Mister J. — se detuvo a un metro de él y continuó.— Seo JiAh, mi hermana. — aclaró mirándolo de forma fija. Él frunció el ceño pero sonrió de lado para pasar el peso de su cuerpo a su pierna izquierda.

— Ah sí... mi sexy abogada. — susurró fingiendo estar pensativo.— Bueno, tu también eres una sexy abogada. — murmuró juguetón y ella lo miró mal. Aunque para Mister J era sólo una broma.— Ya bueno, dime ¿qué pasa con ella? — preguntó ronco mientras se daba la vuelta para tomar el trago amargo y dejar el vaso sobre la mesa.

— Quiero que la dejes en paz, que te alejes de ella. — dijo con su voz más que seria mientras lo miraba de la misma forma. JungKook resopló y sonrió.

— ¿Y como por qué haría eso? ¿Porque lo pides tu? — soltó una risita nasal y prosiguió.— No, las cosas no funcionan así, y tu no me ordenas, SunMi. — negó con su rostro y ella movió su mandíbula molesta.

— ¿Crees que no conozco las intenciones de tipos como tú? — se acercó amenazante y él sonrió de lado viéndole todo el rostro. Era hermosa, pero su hermanita lo era aún más.

Las hermosas curvas de JiAh lo mareaban de placer hasta hacerlo sumiso de ella, cayendo de rodillas frente a su hermoso rostro... era una Diosa.

— Tu no me conoces. — rio un poco mientras lo decía y se estiró un poco antes de incorporarse, viéndose más alto que ella al hacerlo.— Y tampoco tienes el derecho de decirme qué hacer y qué no hacer... así que ahórrate las habladurías, que si tu hermana no me lo pide, yo no lo haré. — negó con la misma sonrisa picarona para guiñarle un ojo.

SunMi volvió a sonreír de lado y negó viéndolo de pies a cabeza, es verdad que estaba muy bueno y entendía que su hermana estuviera loquita por él, pero ella siempre cuidó de JiAh, y ahora mismo no la iba a descuidar cuando sabía que su hermana se había enamorado de él; hasta el más estúpido se daría cuenta.

— ¿En verdad crees que no sé lo que haces? — murmuró entre risitas irónicas.— ¿Que estás haciendo todo esto con mi hermana para sacarle provecho? ¿Crees que no sé también que te follas a YoungJin con el mismo objetivo? ¿Quién sigue? ¿A quien más quieres destruir por tener más dinero, ah? — murmuró aún más molesta y su respiración se volvió agitada.

JungKook por su parte estaba intentando controlar su respiración, su ira lo estaba consumiendo. SunMi sólo hablaba por hablar, ella no lo conocía y no tenía el derecho de referirse hacia él de esa forma. La miró amenazante y se acercó lentamente a su rostro.

— Ya te dije, no me conoces. — dijo entre dientes acercándose para chocar su nariz con la de ella y la miró con sus ojos lanzando llamas, estaba cabreadísimo.— así que calla tu maldita boca. — gruñó con molestia.

Odiaba que lo tacharan de algo sin saberlo exactamente, y no permitiría que le hablaran así, aunque fuese la hermana de JiAh.

— Mientras se trate de mi hermana no me voy a callar, porque tú tampoco me ordenas. — le apuntó con el dedo en su fuerte pecho.— ¿Acaso pensabas que lo que hacen tú y Kahi no se iba a saber? Todas sabemos a lo que nos enfrentamos al llegar aquí, pero no se lo expliqué a mi hermana para dejarla disfrutar... sólo, que tú y Kahi escogieron a la equivocada... — dijo entre dientes.— pueden sacarle todo el dinero a YoungJin si se les da la gana, pero a JiAh no — dijo un poco más fuerte para alejarse de él aún mirándolo con rabia.

— ¿Me estás amenazando? — preguntó seriamente con su ceja alzada.

— Así es... — asintió segura y sin miedo. Ya veía JungKook que esa prepotencia y seguridad era de familia.— le sacas un centavo a mi hermana y te dejo a ti y a Kahi comiendo del polvo. — finalizó para caminar hacia la puerta.

— No me voy a alejar... Tu hermanita me encanta. — sonrió con picardía y SunMi suspiró mirándolo mal para salir de allí dando un portazo.

JungKook borró su sonrisa poco a poco y suspiró tragando fuerte. Ahora tenía encima a la hermana de JiAh por algo sin sentido. ¿En qué problema lo había metido Kahi ahora?

A partir de aquí sólo quedan diez capítulos para terminar este libro.


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