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Ocho

——— •⚜• ———

Las luces más tenues en el lugar, la música más sensual, Kahi en su oficina, las mujeres del club casi todas estaban ebrias al igual que su hermana; quien estaba ligándose a uno de los strippers que hizo un número del lejano oeste. Todo estaba a su favor.

Caminó a la barra y le hizo seña al bartender.

— Hola hermosa ¿Qué te sirvo? — preguntó galante con su sonrisa ladina. Hasta el bartender era jodidamente guapo.

— Dame algo fuerte. — pidió con voz seductora y el hombre asintió dando una pequeña palmada a la barra para darse la vuelta y buscar un vaso corto. Tomó una botella y la destapó para servir directamente de ella sin preparar ninguna bebida, JiAh observó con travesura el vaso con un líquido seguramente muy fuerte para ella, pero lo necesitaba para darse más valentía aunque no la necesitara en realidad.

— Vodka Spirytus. — murmuró terminando de servir el muy pequeño trago de esa bebida.— bebe sólo ese trago y no bebas más nada después... — JiAh le alzó una ceja y él asintió un poco más serio.— es traicionero, tiene alto porcentaje de alcohol; así que te aconsejo sólo ese trago.

— Gracias por la advertencia. — le sonrió de lado tomando el vaso para beberlo de un solo trago que la hizo arrugar el rostro.— diablos. — susurró sintiendo el sabor fuerte recorrer su garganta.

— Te lo dije. — soltó una pequeña risita tomando el vaso para ponerlo en otro sitio. JiAh lo miró a los ojos en cuanto se dio la vuelta nuevamente.

— ¿Dónde puedo conseguir a Mister J? — preguntó hacia el hombre que la miró sin total acuerdo.

— No creo que sea buena idea... — vio la mirada furiosa de ella y chasqueó la lengua.— la puerta a un lado de la oficina de Kahi es su camerino, allí se la pasa hasta que se termine todo. — apuntó a la puerta nombrada y JiAh se dio la vuelta recostándose de la barra.— puedes ir y llevarte su furia o quedarte aquí tranquila disfrutando la noche. — aconsejó recostado de sus brazos sobre la barra para decirle eso en el oído de ella; quien no dejaba de mirar a la dichosa puerta.

Entonces sin prestarle atención caminó hacia esa puerta esperando encontrar al dichoso hombre que se quería comer desde hace semanas. Sin pensar giró el pomo y entró viendo a ese hombre tomando de un vaso que tenía en sus manos; con ron seguramente. Suspiró cerrando la puerta detrás de si y vio cómo tragó el líquido con los ojos cerrados hasta que se bebió todo el contenido dejando el cristal vacío sobre la mesa a un lado de su espejo largo. Seguía vistiendo ese traje negro que la volvió loca hace un momento en el escenario.

— Hoy tampoco decepcionaste. — murmuró seductora mientras caminaba hacia él, este se giró sorprendido por la presencia de esa mujer nuevamente el día de hoy. En verdad le estaba colmando la paciencia.

— ¿Quién te dejó entrar aquí? — preguntó molesto caminando también hacia ella para quedar demasiado cerca el uno del otro. JiAh sólo levantó la mirada para ver a ese hombre de hombros anchos y pecho fuerte con su rostro mostrando enojo. Mister J siempre imponía grandeza y poder, pero ella se sentía muy pequeña al estar tan cerca de él; y no es para menos con esa musculatura que poseía.

JiAh le dio una mirada sexy detrás de esas pestañas rizadas que cubrían sus ojos brillantes de excitación, ese hombre en verdad que la volvía loca.

— Yo misma me dejé entrar. — murmuró con tono retador y una sonrisita, se acercó un poco más llegando a rozar levemente sus narices.— necesitaba ver al hombre que me moja las bragas. — susurró al ir al cuello de él, pero este se separó yendo hacia la mesa donde dejó el vaso.

— Nadie puede entrar aquí sin una autorización de mi parte. — murmuró viéndola nuevamente con llamas saliendo de sus ojos.— primero me acosas, luego quieres saber de mi vida personal... ¿Ahora invades mi espacio? ¿Qué mierda es lo que quieres realmente? — preguntó fastidiado con su respiración acelerada. Sentía molestia pero a la vez la molestia se convertía en algo placentero, le encantaba jugar con los deseos de ella al saber que estaba coladita por él; y eso lo provocaba a actuar de manera seductora al estar ella cerca.

— Ya te dije, quiero tenerte. — susurró acercándose más con intención de rozar sus labios con los de él; quien para alejarse se recostó de esa mesa de madera que contenía algunas bebidas y sus accesorios para el show. Las manos de JiAh se posaron en los hombros anchos de él para verlo a los ojos con deseo mientras masajeaba con suavidad, bajó la mirada al pecho descubierto y deseó besar esa parte con dedicación. Estaba demasiado excitada.— y tu no me has dicho que no lo quieras... —siguió susurrando y él se puso en alerta.

Tomó sus manos separándola y se incorporó quedando nuevamente varios centímetros más alto que esa sexy abogada que no lo dejaba en paz.

— Yo ya te dije que no necesito nada de ti. — susurró acercándose al oído de ella con intención de fastidiarla.— aunque me encanta provocarte esas sensaciones en tu cuerpo, eso sí lo disfruto bastante. — susurró sonriendo para morder su labio inferior cuando sintió como ella se estremecía con sólo su voz, le tomó el lóbulo de la oreja entre sus dientes y luego lo soltó con suavidad. Al separarse y colocarse frente a ella otra vez le vio el rostro enrojecido, sonrió de lado y relamió sus labios.— nada más mírate, podría hacerte tener tu orgasmo con sólo mirarte y decirte unas cuantas palabras sucias. — murmuró viendo los labios entreabiertos de ella, chasqueó la lengua y soltó una risita.— pobre mujer rica, estás tan necesitada de una buena cogida... — susurró nuevamente con esa voz ronca.

Al escuchar eso JiAh no entendió porqué se había quedado muda. Era verdad que estaba necesitada, pero que el muy desgraciado se lo dijera en su cara como parte de su burla la encendió aún más. Seguro era efecto del vodka ¿no?

— ¿Para qué te lo voy a negar? — susurró sobre su rostro. Ambos estaban tan cerca que un pequeño tropiezo o empujón los haría unir sus labios

Mister J elevó su mano nuevamente y le acarició la coleta para luego acariciar su cuello con el dorso de los dedos. JiAh cerró sus ojos con el toque y la cercanía, cosa que Mister J no pudo ignorar. ¿Cómo una mujer tan atractiva como ella podría estar necesitando tanta atención? Se acercó a su cuello y aprovechó de dejar unos besos en la piel suave y delicada que poseía, sintió cómo se estremeció bajo el toque de sus labios y luego sintió esas manos delicadas apretar su cintura deseosa. Subió los besos a su mandíbula y luego volvió a bajar para dejar una mordida en su cuello sintiendo que temblaba en su lugar como reacción.

— Es extraño que una mujer como tú busque placer por estos lados, cuando puedes tener a cualquier hombre comiendo de tus manos. — susurró con la voz ronca en su oído, sintió el suspiro de la fémina y supo que esa mujer estaba más caliente y necesitada de lo que demostraba.

— Tengo deseos que ningún hombre puede cumplir más que el de mis fantasías. — susurró en el oído de él como respuesta. Su voz estaba muy agitada por su respiración acelerada.— y ese hombre lleva semanas rechazándome... lo cual me prende mucho más. — completó apretando sus manos en la cintura de él, apretando luego la delgada tela de su camisa.

El pelinegro sintió como ella dejó un beso en su cuello igual al que él había dejado en el suyo, sintiéndose de una manera un poco más deseoso. Extraño. JiAh se alejó viéndole a los ojos y ambos se dieron cuenta de la tensión que había palpada en el ambiente, ella tragó fuerte al bajar la mirada a su pecho descubierto y decidió elevar sus manos allí para colocar sus palmas y acariciarlo con suavidad, subiendo sus manos a su cuello y bajándolas de nuevo, levantó la mirada nuevamente y Mister J pudo ver esos ojos brillantes de deseo a través de las pestañas rizadas. Hermosa mirada que lo hizo no poder aguantar más.

Rápidamente llevó su mano a la parte trasera del cuello de ella y lo apretó suavemente para terminar de acercarla y comerle la boca de manera salvaje. Ella correspondió el beso de la misma forma y se sintió en el paraíso al sentir la textura y dulzura de estos a pesar del sabor amargo a alcohol que desprendían junto al sonido de los chasquidos por la humedad de ambos labios.

Se sentía asombrosamente delicioso.

Él les dio la vuelta a sus cuerpos y la recostó de la mesa para luego con desespero apartar con sus manos las cosas que habían allí, tomándola de los muslos la sentó sobre la madera y le abrió las piernas para meterse entre éstas; las cuales le rodearon las caderas mientras el vestido negro se subía. El pelinegro sintió las manos de ella desabrochar los últimos botones de su camisa y siguió besando esos deliciosos labios mientras le acariciaba los muslos con lentitud.

Al tener su torso libre; a excepción de la chaqueta y camisa que seguían sobre él, decidió tomarla de los glúteos y atraerla más a la orilla para así sentirla más cerca, llevó su mano derecha a uno de sus pechos y lo masajeó mientras sentía los jadeos de respuesta sobre su boca. Tragó fuerte para volver a besarla y esa mano bajó a su intimidad para sentirla muy mojada, y cuando ella sintió los dedos allí empezó a soltar gemidos bajitos sobre su boca.

JiAh no abría sus ojos, estaba muy entregada a ese placer que estaba recibiendo de sus dedos masajeando su clítoris con lentitud. Hasta que él corrió sus bragas y acarició con lentitud su hendidura, luego introdujo dos dedos con suavidad y empezó a darle estocadas suaves que la hicieron apretarle el hombro con una mano mientras que con la otra se sostenía de la mesa para no caer.

Así~ — susurró en la boca del hombre sensual frente a ella para luego sentir como este aumentó la velocidad agregando masajes a su clítoris con el pulgar.— me voy a... — no terminó de decir cuando recibió su orgasmo azotando por completo su estabilidad.

Por los dioses, había sido el mejor orgasmo que había tenido hasta ahora.

Mister J se separó un poco de la agitada y sudada chica para mirarla con esos mismos ojos filosos que usaba en sus presentaciones.

— Listo, págame preciosa. — susurró. Ella frunció el ceño viéndolo confundida.

— ¿Qué? — dijo mostrando aún más su confusión.

— Estabas caliente, viniste a mi camerino y te di tu orgasmo... — la miró con una sonrisa ladina y ella lo empezó a acuchillar con la mirada.— Págame, linda... ¿o prefieres que Kahi lo agregue a tu cuenta? — volvió a decir con burla mientras tomaba el vaso nuevamente para servirse más alcohol, bebió este de un trago y JiAh decidió bajar de la mesa.

— Desgraciado. — susurró con rabia en su oído para caminar después hacia la puerta. Mister J soltó una risita y negó con su cabeza.

¿Qué no era eso lo que quería? Las mujeres eran raras.

Cuando la chica cerró de un portazo borró un poco su sonrisa y cerró sus ojos fuertemente. ¿Qué demonios había hecho?

Inevitablemente llevó los dedos a su boca para acariciarla y pudo sentir como la humedad de ella se pegaba a sus labios, se relamió estos y sintió su delicioso sabor. Giró su cabeza hacia la puerta y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

La abogada sexy sabía muy bien.

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