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꧁ Chapter 9 ꧂

"Nunca imaginé que él estaría involucrado en algo así. Creo que ahora entiendo porque no quería que vaya al mundo humano... Temía que me sucediera lo mismo".

Jungkook mordió su labio inferior, en un gesto para apaciguar sus nervios y pensamientos, mientras su hyung seguía relatándole la verdad acerca del arcángel al que tanto admiraba.

Sin embargo, su mente no podía parar de trabajar y darle vueltas al asunto.

"Pero estoy seguro que este no es mi caso, y se lo demostraré". 

Se animó a sí mismo, antes de concentrarse y dejar de divagar. 

"Por más miedo que me dé lo que Jimin hyung está contando".

Mientras tanto, en el inframundo cierto demonio de ojos violetas estaba en la misma encrucijada.

"La vida no deja de sorprenderme. No sé qué pensar."

Taehyung se lamentó internamente, poniendo su mano sobre su mentón. 

"Tengo miedo de que cambié de opinión cuando le cuenten lo mismo que a mí. A pesar de que yo estoy seguro de lo que siento, y por ese motivo es que me enfrentaría a cualquier cosa por él."

Un pequeño suspiro se escapó de sus labios a la par que Yoongi seguía hablando hasta por los codos.

"Pero por esa misma razón, necesito estar seguro de que estará ahí para sostenerme y no dejarme caer". 

Taehyung sabía que en esta situación ambos debían arriesgarse, y si solo él era el que se veía capaz de hacerlo, sería imposible. 

"En definitiva, cuando acabe de escuchar toda la historia debo ir a conversar con él, antes de salir dañados".

La noche había caído. Faltaba una hora y media para la unión de las dos parejas involucradas. Sin embargo, Jimin estaba desesperado pues Seokjin no aparecía por ningún lado para que Wheein pudiera ayudarlo a prepararse. 

Y la ceremonia no podía demorar más ya que ambos dioses, que reinaban el cielo y el inframundo respectivamente, eran los que realizarían dicha unión y por obvias razones, no tenían mucho tiempo disponible.

Mierda, Seokjin Hyung... ¿Dónde se te ocurre meterte en un día tan importante como este? - refunfuñó Jimin, caminando de un lado al otro. A este paso podría crear un agujero en el piso, pero poco le importaba.

Jiminniela voz femenina lo sacó de su trance, y por obvias razones le dedicó su absoluta atención—. Lo mejor será ayudar a Jin hyung después de Sunnie, o no alcanzarécomentó Wheein, perteneciente a los serafines. Jimin asintió de acuerdo, los retrasos de su hyung no eran excusa para perjudicar a la otra involucrada—. No hay tiempo que perder. El tiempo es oro, así que vamos linda.

Momentos atrás Yongsun estuvo sentada esperando qué hacer, por eso al escuchar el pedido de su amiga, se levantó afligida y con la preocupación a flor de piel por la impuntualidad del arcángel mayor.

Bien, yo iré, pero en serio estoy preocupada... ¿No le pasaría nada a Jinnie Hyung?

No lo sé, Sunnie, pero si tarda más, lo iré a buscar yo mismoprometió con una sonrisa para tratar de disipar los nervios ajenos—. Tú tranquila.

De acuerdo, Jiminnie... Entonces me pongo en marchaavisó la joven arcángel, mientras se retiraba con el serafín a otra habitación donde le pondrían las más finas telas confeccionadas de acuerdo a tan especial ocasión, junto con un bonito peinado y maquillaje.

Adiós, Jiminnie. Trataré de terminar más rápido con Sunnie, porque con ella es la que demoraría más, para así tener el tiempo justo para Jin hyung. 

Jimin afirmó con un movimiento de cabeza, a lo que la fémina de cabellos oscuros expresó, para luego ver como finalmente desaparecían de su campo de visión.

Los minutos pasaron, y la potestad se dejó llevar por la exasperación. No había otra opción más que ir a buscar a Seokjin y traer su trasero celestial hacia aquella habitación para que le dejaran un poco más decente de lo normal y así poder estar nuevamente en paz. Porque estaba seguro de que no faltaría mucho para que llegará Wheein y Yongsun y se encontrarán con la sorpresa de que no había rastro del mayor.

Y si eso sucedía, todo se volvería un caos.

Pero en ese momento, para bien o para mal, Seokjin apareció frente a sus narices, dando un portazo que bien podría tumbar la puerta de la habitación por la fuerza. Sin embargo, su presencia no se comparaba nada a la que usualmente tenía, esa que irradiaba una preciosa luz y un aura cálida. Lo que estaba frente suyo era un arcángel con la respiración agitada, con el rostro demacrado, los ojos hinchados y las mejillas empapadas de lo que parecían ser lágrimas secas.

¡Hyung! ¿Qué sucedió?

Se cancela todo, Jiminfarfulló mientras a paso rápido se metía en la cama y se tapaba con las suaves e impolutas sábanas—. No habrá ceremonia, ni mucho menos ritual. Mi compromiso con ese demonio será solo un mal recuerdo de la peor decisión que pude tomar en un momento de idiotez y debilidad de mi parte.

Por todos los cielos, dime qué estás jugando, hyung... 

Jimin estaba a punto de morderse las uñas. Cancelar algo de aquella magnitud sería pasar por la peor vergüenza pues tanto en el cielo como en el inframundo una ceremonia como esa siempre sería de gran importancia. Pero todo indicaba que a su mayor le importaba muy poco, por no decir que le importaba nada. 

—Dígame el motivo por favor—rogó, tratando de encontrar alguna lógica a esas palabras.

Es mi decisión y última palabra Jimin. No hagas preguntas que no quiero responder.

Pero...

Y en ese instante, Yongsun entraba a la habitación con una sonrisa encantadora en su tierno rostro, un vestido precioso amoldando su esbelto cuerpo, y unas delicadas flores adornando su largo cabello, combinando con las brillantes joyas en sus muñecas y cuello.

Jinnie ya estás aquí, Wheein ya viene para acá, tu traje ya está esperando por su dueñomencionó con la emoción vibrando en su voz—. Seremos los arcángeles más hermosos en esta noche... Nuestra última noche.

El mencionado se sentó como pudo y le mostró su rostro lleno de dolor, detalle que impresionó a la joven.

Eso no será posible Yongsun, así que tú también abre los ojos de una maldita vez.

P-Pero... ¿De qué estás hablando? no pudo evitar tartamudear luego de notar su aflicción y mirada fría.

Sus orbes sin una pizca de brillo. Totalmente vacíos, pero también reflejando una abrumadora tristeza.

Esos demonios no nos aman como muchas veces nos repitieron hasta el cansanciodeclaró con la rabia brotando por cada uno de sus poros, tanto Jimin como Yongsun se quedaron de una sola pieza al escucharlo, cuando él fue el primero en confiar en los seres de la oscuridad.

Son unos malditos mentirosos traicioneros, por lo que lo mejor es que desistas de esa jodida ceremonia en la que planeábamos participar y así perder lo único que nos hace especiales. Todo por unos aprovechados...

¿Qué? Estás mal Jin, ¿cómo te atreves a dudar de esa forma de nuestros destinados? cuestionó la rubia, con sus ojos grises llenos de lágrimas por las crudas palabras del arcángel—. Ellos no harían nada para perjudicarnos.

—Eres una idiota por dejarte llevar de esa manera—farfulló con el enojo brillando en su mirada—. Cuando te use hasta saciarse y no quede nada de ti, espero seas consciente que ya no tendrás un paraíso al que regresar.

—Entonces esa es mi decisión, y si me equívoco lo haré yo y solo yo. No trates de manejar mi vida como si fuera una niña—la decisión en su voz no concordaba con su rostro, pero aquello enfureció más a Seokjin que no tardó en levantarse con las pocas fuerzas que le quedaban por la tristeza que le consumía el alma.

Sin pensar por la rabia que nublaba su juicio, tomó la peor decisión que alguna vez pudo cruzar por su cabeza; terminó desquitándose con la joven de hebras doradas, que fue como una hermana para él y que había prometido cuidar siempre. Pues de un momento a otro le propinó una fuerte cachetada que logró hacerla trastabillar y dejar sin aire a un Jimin que veía anonadado todo sin saber qué hacer. 

Estúpida, estás comportándote como una insensata, de verdad espero no te arrepientas de tu decisión.

¡Seokjin Hyung! reclamó la potestad mientras iba a lado del arcángel que se tocaba la mejilla que había adquirido un color rojizo por el golpe. Sin embargo, la fémina se alejó también de Jimin, dedicándole una mirada a su contrario que nunca imaginó ver en tan dulce rostro.

Llena de ira.

Tú te puedes ir al demonio, Seokjin. No me harás dejar a la única persona que me ama al punto de renunciar a todo lo que ha conocido. No sé qué rayos te sucede, porque sé que no me lo vas a decir, así que tampoco me gastaré en preguntarte. Si tú quieres ser un cobarde que se arrepentirá en un futuro por sus decisiones, adelante, que yo tampoco estaré a tú lado para ver cuando suceda y te hundas en tu propia miseria.

El de orbes rosados se quedó mudo luego de que la joven escupiera aquellas palabras que le habían dolido como si una daga se enterrara en su pecho hasta llegar a su corazón y terminar de partirlo, si es que no había sido suficiente con la traición de Namjoon.

De un portazo también se fue, desapareciendo de su vista...Y de su lado.

Hyung...

Lárgate tú también, Jimin, y haz saber mi decisión a los demás. No quiero nadie venga a molestarme.

Pero...

¡Maldición! S-Solo desaparece ya... pidió con la voz quebrada—. Y-Ya sabes que hacer.

Jimin asintió quedito y salió de la habitación con un nudo en la garganta.

Su hyung estaba tan dolido que hasta había maldecido. Algo que ningún ángel de ninguna jerarquía haría jamás. No se imaginaba, ni tenía la más mínima idea de lo que sucedió, pero lo que sí sabía era que debió ser algo muy grave como para que tomara esa decisión y llamara mentira a la relación que tenía con el que se suponía era su destinado, aquel demonio de ojos dorados llamado Namjoon.

Esa noche, solo una pareja forjó su unión como las reglas dictaban. Y con ello, desaparecieron de sus vidas para siempre. Claro, si es que así lo quería la vida, porque con esta nunca se sabe pues en el momento más inesperado te da una que otra sorpresa.

—Y eso fue lo que sucedió querido Kook—concluyó Jimin con una mueca en el rostro. Hablar de ese tema a día de hoy seguía siendo difícil para él, ya que de alguna forma no podía evitar sentirse culpable. Tal vez debió presionar más a Seokjin, o conversar con Namjoon. 

Pues el arcángel nunca le hizo saber sus motivos y quizá si existía la posibilidad de que Yoongi estuviera en lo correcto. No obstante, esta vez estaría para brindarle su apoyo incondicional a Jungkook, así el mundo se pusiera patas arriba.

—Espero que también estés muy consciente que también la unión carnal—mencionó con seriedad—. Es un paso muy grande y eso los vincula mucho más. Así que, si pensaban comerse el pastel antes de la fiesta, desistan de esa idea—pidió con un tono de regaño y un ademan dirigido a su menor—. Ya que, si están tan seguros de unirse, solo deben aguantarse hasta después de la ceremonia y su respectivo ritual. No es tan difícil.

El ángel que estaba ruborizado de solo imaginar aquello. Si bien su demonio era una obra de arte que quería tocar con total adoración, desde hace tiempo había reprimido cualquier pensamiento lujurioso sobre ello, por más obstáculos (insinuaciones), que su misma pareja le pusiera, pues simplemente quería ir paso a paso, sin forzar nada, y sobre todo porque le respetaba.

No quería hacerle sentir como si solo lo quisiera para eso, jamás se perdonaría herirlo de esa manera, por más que Taehyung se parara de cabeza para que lo hiciera.

Eso era lo bueno de contar con una voluntad inquebrantable como la que el ángel poseía.

Además, luego de escuchar de manera breve, porque la potestad no quiso entrar en detalles sobre que ese había sido un error de parte de Seokjin hyung para desencadenar desgracias en el mundo humano, razón por la cual cargaba con una gran culpa hasta el día de hoy, sabía de sobra que no quería experimentarlo nunca.

—No te preocupes, Jimin Hyung... No tomaré a TaeTae antes del ritual.

—Bien, pensar correctamente es tu responsabilidad—respondió y desordenó sus cabellos—. Te doy todo mi apoyo, pero tienen que conversarlo con toda la sinceridad que requiere el caso. Si no quiere arriesgarse que te lo diga de una vez, y si no, me avisas y yo doy la noticia por aquí y se comienza la respectiva preparación...

—Gracias hyung, mañana mismo conversaré con él. Y con respecto a Seokjin hyung...

—Oh por todos los cielos, yo me encargo de él. Tú has lo que te pedí y ya, Kook.

—De acuerdo. Gracias por todo, Jimin hyung—se acercó rápidamente y abrazó al mayor. Era genial contar con su genuina ayuda—. En serio me alivia tenerte como un confidente.

—Ya... —se quejó ruborizándose. Esto no era nada, era lo menos que podía hacer—. No me des mucho crédito que luego me lo creo, me complace saber que estoy ayudando a que el destino tome su camino de forma correcta. 

Jimin correspondió al gesto cariñoso del menor para luego dejar unas suaves palmaditas en su espalda.

Jungkook sonrió y apreció aquello con todo su corazón. Agradeciendo internamente a su creador por poner un hyung como la potestad de ojos verdes en su vida.

Luego de un rato así, Jimin se separó y observó los orbes brillantes color cielo del ángel. Se sintió conmovido, podía notar la pureza e ilusión de aquel amor que en esos tiempos a muchos les parecería inesperado. Sin embargo, para el menor en frente suyo parecía lo mejor, y si le podía ayudar él también estaría más que contento.

—Bueno, Kook-ah. Ve a descansar que mañana es el día decisivo.

Jungkook mostró su sonrisa una vez más, esa que era tan tierna y que inevitablemente le recordaba a un conejito, para luego hacer lo que el mayor le había dicho.

La potestad se retiró y se fue a su habitación sin mirar atrás.

Pero con un sentimiento extraño en su interior, uno que le daba la certeza de que tal vez, solo tal vez, esta unión podría traer consigo muchas sorpresas y revelaciones que podrían cambiar aquel desastroso pasado. 

Continuará...

Gracias por leer, lamento la demora. Estaré actualizando una vez al día hasta finalizar este fic. Me ayuda mucho si votan, comentan o lo recomiendan. 

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