꧁ Chapter 5 ꧂
Habían pasado tres semanas desde que Jungkook llegaba al paraíso con un aura mucho más brillante de lo normal; detalle que causaba mucha intriga en Jimin, por lo que la potestad no dudó al momento de interrogarlo.
—Hey Kook—saludó al menor, causando que este se sobresaltara por la repentina interrupción del mayor.
—Jiminnie hyung, ¿qué hace aquí? —el castaño preguntó mientras regaba las pequeñas flores del jardín del palacio celestial en el que residían todos los ángeles.
En aquel vergel abundaba una gran cantidad de flores, todas ellas poseedoras de una increíble belleza. Jungkook amaba cuidarlas, pues a su concepto eran de las creaciones más bonitas de su Dios. Cada que tenía tiempo lo hacía, era uno de sus "hobbies favoritos" como decían en el mundo humano.
—¿Yo? —fingió inocencia—. Solo quería saber cómo estabas, ya que estás llegando muy tarde—puntualizó caminando lentamente cerca suyo—. ¿Acaso los humanos se están metiendo en muchos problemas? —cuestionó, buscando algún rastro de duda en ese rostro aniñado que lo observaba con intriga—. Si ese es el caso creo que debería ayudarte.
—¡No! —exclamó asustado por lo que le ofrecía. Jimin lo analizó sorprendido—No... No es necesario, hyung. Usted ya tiene mucho de lo que encargarse. Cuide su rango como potestad por favor y no decepcione a Seokjin hyung.
—Ohhh, Kookie. Como siempre tan bueno con el resto—pellizcó una de sus mejillas tras acercarse lo suficiente. Lo puso nervioso, así que debía seguir indagando para sacarle la mayor cantidad de información—. Pero no te preocupes, si es por ti puedo hacerme un tiempo libre.
—No hyung, lo digo en serio, no es nada difícil como para que tenga que ayudarme y dejar de hacer sus cosas. A veces me distraigo mucho y me quedo paseando por la ciudad.
El castaño afirmó con tranquilidad, disimulando a la perfección lo que sentía, mientras se acariciaba el lugar donde el más bajito había apretado con fuerza. Su moflete quedaría muy rojo pues su piel era realmente sensible.
Y sí que se había distraído mucho.
Aunque también se sentía muy mal por estar mintiendo. Estaba pecando sin miramientos, algo que antes jamás imaginó hacer, porque era un ángel puro y responsable.
Pero entiéndanlo, ese demonio lo traía loco. Completamente encandilado por su sola presencia, como si lo tuviera hechizado. Sin embargo, lo peor del asunto era que esto no era así. Porque el mismo Jungkook era el que se dejaba llevar por el otro, gracias a su enamoramiento. Sí, el ángel había terminado cayendo por aquel demonio.
De nada sirvió el límite que se había trazado desde que lo conoció, pues se fue al mismo infierno después de lo sucedido hace cinco días atrás.
—Kookie... Vamos a jugar un rato en algún bar a los que van los humanos, ¿sí? —pidió con ojitos de cachorrito—. Guardamos nuestras alas y conseguimos una ropa más de adecuada para eso y ya.
El demonio lo hacía ver tan fácil, pero para Jungkook era una decisión que no podía ser tomada tan a la ligera.
—¿Esto es lo que usualmente haces para divertirte? —el castaño inquirió dudoso. Aquello le podía traer problemas, ya se veía siendo castigado pero esos ojos púrpuras que lo miraban con tanta ternura podían más.
—Por fis, por fis—se acercó al contrario hasta quedar a centímetros de su boca. El ángel podía sentir su respiración en sus labios, y eso le estaba fundiendo el poco raciocinio que le quedaba—. Sino tendrás que recompensarme...
—Tú y tus recompensas, Taehyung—negó rodando los ojos, divertido. Aquellos días compartidos le habían servido para conocerlo mucho mejor y así saber cómo actuaba en distintas situaciones—. Ya te he recompensado de varias formas, por ejemplo, te di el gusto de dejarte asustar a unos pobres niños—el demonio rememoró ese momento cuando el castaño se lo mencionó.
—Hice dinero falso para comprarte varias cosas en la ciudad, abusando de mi poder de creación y lo peor es que algunas almas te las he dejado a tu disposición y no sé qué rayos hiciste con ellas.
—Kook, me haces ver como el malo del cuento—hizo un puchero, cruzando sus brazos, indignado—. Primeramente, lo de los niños fue divertido porque te reíste y es probable que no harán ninguna travesura sino quieren que se les vuelva a aparecer un fantasma. Tienes que admitir que mi poder para crear ilusiones es genial—se halagó a sí mismo.
—Luego, con respecto a lo de las cosas... Las compraste, no es como si la hubieras robado y fue un bonito detalle—señaló con orgullo las pulseras de plata que llevaba en cada brazo—. Y lo de las almas, te prometí que no eran para usarlas como espíritus malignos. Se las debía a mi hyung, quien solo las usa para ganar un poco más de energía espiritual.
—Pero se les arrebató el derecho de descansar en paz—comentó arrepentido, su rostro sin querer se apagó por la culpa. Taehyung le detalló con la mirada, no le gustaba verlo así. Por eso dejó a un lado su papel de dramatismo y le abrazó con cuidado.
—Tú mismo fuiste testigo de que esas almas no descansarían en paz jamás. Llevaban mucho sufrimiento y arrepentimientos consigo—le recordó—. Estaban a un paso de ser convertirse en seres malignos, por lo que cuando intervine evité que siguieran su cruel destino dándoles un mejor propósito. Así que no te sientas mal, Kook...
El demonio acarició la espalda ajena para calmarlo—. Y de paso pude demostrarte que no somos tan crueles, si lo ves de esa forma.
—Ahhh, ya no sé...
No sabía si hacía lo correcto, pero su corazón no parecía dudar del demonio y eso era lo que le tranquilizaba.
—Por hoy tú ganas, iremos ahí a distraernos, pero por favor, compórtate. Conozco por anécdotas de mis hyungs esos lugares y sé muy bien que pueden ser lugares de perdición. Si estoy haciendo caso a tu petición es porque me estás garantizando que solo será para divertirnos.
Su mirada era severa, sus ojos cielo parecían querer transmitirle que por poco estaba jugándose la vida por acepar su propuesta. No obstante, Taehyung ni se inmutó, pues de todo corazón no tenía ninguna mala intención. Tan solo deseaba compartir un momento agradable con el lindo angelito en un lugar que no fuera el bosque. Y no estaría feliz hasta llevar a cabo su idea.
—Por supuesto que sí, Jungkookie—el pelinegro apretó un poco más el agarre de su abrazo y luego dejó un beso casto en la suave mejilla del ángel.
El castaño no se arrepentiría de confiar en su palabra.
El demonio podía ser muy sensible y dulce cuando quería. Y este muy dentro suyo sabía que luego de todas las locuras que le había hecho hacer a Jungkook; el ángel era tan bueno que ya no se le ocurriría nada más que lo pudiera meter en problemas.
Jungkook se había salvado muchas veces de que alguien le atrapara con las manos en la masa. Ya que a veces se encontraba con otros ángeles en medio de sus visitas al mundo humano, los cuales no dudarían en hundirlo si aquello les garantizaba más puntos para subir de jerarquía.
Pero aun así Taehyung no se arriesgaría a perderle por culpa de algún castigo que le impusieran; ya que, si los castigos en el inframundo eran sumamente terribles, no quería imaginarse los del paraíso, que era un lugar abundante de perfección. Simplemente no lo haría.
No después de demostrarle que podía confiar en él.
No después de acostumbrarse tanto a su compañía.
No después de cambiar su vida llena de monotonía.
Y por supuesto no después de hacer latir su apagado corazón con tanta fuerza como nunca imaginó.
Sí, sin querer le había salido todo al revés. Se suponía que se divertiría con el ángel, que lo corrompería para dejarlo hecho pedazos y así lograr robarle un poco de su energía espiritual en un momento de debilidad, pero el resultado terminó con él completamente enamorado.
Ese sentimiento del que tanto le habían hablado, pero que nunca se imaginó experimentar yacía viviendo en su pecho. Porque en un lugar tan frío como el inframundo era lo menos que había.
Solo existían relaciones basadas en la lujuria, a las que vale recalcar él estaba acostumbrado. Ya que contadas con la mano eran las que compartían un lazo especial como el del amor.
El demonio hace relativamente muy poco se había dado cuenta de ese sentimiento. Por lo que a pesar de seguirse manteniendo descarado como al inicio, sus muestras de afecto eran lo más verdadero que tenía a su favor.
Adoraba dejar besos en sus mejillas y abrazarlo, pero lo mejor era que este no le reprochaba nada, solo lo dejaba estar.
Aunque cada vez sentía que quería más, pero el miedo al rechazo era lo que más le frenaba.
Si algún día le hubieran dicho que estaría en esa situación, lo más seguro es que se hubiera muerto de la risa -aunque eso fuera imposible- pero así se encontraba, en una total encrucijada.
Por lo que la idea de una recompensa como la de un beso le pareció idónea para comprobar si tenía una oportunidad.
No sabía nada del amor, sin embargo, Taehyung sentía que con alguien tan noble, puro, especial y encantador como Jungkook podría aprender y de paso volverse alguien mejor.
Además, no sabía si algo como lo suyo era permitido, pero su sentir tenía más peso y si el ángel le decía que sí, ¿por qué desperdiciar esa gran oportunidad?
Sin embargo, no contó con que el ángel aceptaría su propuesta, así que lo dejaría para una próxima vez y aprovecharía la nueva oportunidad con el contrario.
—Bien, entonces vamos.
Ángel y demonio siguieron su plan. Consiguieron otros atuendos para pasar desapercibidos y guardaron sus imponentes alas. Llegaron al bar que el demonio sugirió y no tardaron en dejarse envolver por el ambiente y la música.
Observaban a humanos bailando muy pegados, a otros conversando amenamente y los restantes disfrutando de las bebidas que ofrecían en el lugar.
—Bueno, como tu aceptaste mi propuesta, ¿qué quieres hacer primero angelito?
—Pues no lo sé, esto me parece muy nuevo, pero si me guio por mi curiosidad... Quiero probar una de esas bebidas de colores que hay por allá.
Jungkook señaló al barman que con destreza preparaba cócteles diversos que iba dejando en la barra mientras algunas personas no tardaban en tomarlos y dar su primer trago.
—¿Seguro? Son bebidas alcohólicas, Kookie. No quiero que termines borracho y luego tenga que estarte cargando—dijo burlón—. Además, te convertirías en una presa perfecta de la cual me podría aprovechar ya que no estarías consciente.
Taehyung le sonrió ladino, con la coquetería a flor de piel de solo imaginar dicho escenario. Sin embargo, lo hacía por molestar, pues nunca haría nada que el contrario no quisiera. Por una vez en la vida haría las cosas bien si se trataba de su chico de ojos cielo.
—Tal vez, pero por hoy dije que confiaría en tu palabra. Así que no creo que hagas algo para dañarme... Y si llego a sentirme mal por el alcohol, puedo asegurar que me cuidarás—afirmó devolviéndole una sonrisa despreocupada y Taehyung se mordió el labio, desviando la mirada un tanto avergonzado.
Quería besar a ese ángel inocente, pero sin un pelo de tonto. Maldición, ¿por qué era tan tierno?
—Como tú digas—Taehyung lo tomó de la mano y llevó al ángel hasta la barra.
El barman no tardó en darles lo que el demonio pidió. Taehyung observaba con atención las reacciones de Jungkook y hasta ahora, los shots que habían ingresado a su sistema solo le habían provocado sonreír como un idiota, mientras él estaba inmutable, por lo que le fue fácil suponer que era porque estaba más que acostumbrado.
—Hey, Tae... —llamó al demonio, tambaleándose por las sensaciones que lo invadían—. Vamos a bailar.
—¿Sabes bailar?
El joven de piel canela le preguntó con esa sonrisa divertida en su perfecto rostro y Jungkook asintió repetidas veces con su cabeza, antes de perder la valentía.
—No seré el mejor, pero creo que puedo defenderme. Te juro que aprendo rápido—comentó seguro de sí mismo—. Así que di que sí.
—Bien, demuéstrame que sabes hacer.
Luego de aquella respuesta positiva, Jungkook jaló a Taehyung y lo guio a la pista donde se dedicaron a bailar. Comenzaron con pasos no muy complicados, sus cuerpos estando cerca el uno del otro, pero no lo suficiente como ambos deseaban.
Pero como si fuera un deseo que necesitaba cumplirse, la música cambió y se volvió más lenta. Totalmente perfecta para que muchos aprovecharan y se juntaran más a sus parejas de baile.
Jungkook no desaprovechó la oportunidad y acorraló a Taehyung en una esquina.
Fue un magnífico impulso, ya luego tendría tiempo para arrepentirse por las pecaminosas ideas que habían cruzado su mente luego de ver al demonio bailar.
El demonio lo observaba atónito. ¿Acaso el alcohol había transformado en un demonio al dulce angelito? Ahora el castaño le mostraba unos hermosos orbes cargados de ese algo que provocó que soltara un jadeo.
Los ojos celestes del ángel se lo estaban comiendo vivo. Puro deseo existía en esa mirada que usualmente derrochaba inocencia. Increíblemente el demonio ese sentía sometido como nunca antes y eso le encantaba en demasía.
Por el mismo infierno, ¿qué clase de tortura era esa?
—Kookie, qué...
No alcanzó a terminar la oración cuando sintió como Jungkook lo tomaba con fuerza de la cintura y atacaba sus labios con fiereza. Sus labios fundiéndose en los ajenos en ese ansiado beso.
¿Qué carajos sucedió con el ángel?
Cerró los ojos y enredó sus brazos en el cuello contrario, dejándose besar con fervor y sumisión. Sus lenguas no tardaron en hacer contacto, se separaban lo justo y necesario, pero sin detenerse por completo, los pequeños chasquidos entre ellos eran los que algunos curiosos pudieron escuchar.
—Se están comiendo la boca—susurró una chica a su amiga. Ambas féminas no pudieron evitar observarlos, pues el ambiente alrededor de ellos se había cargado de una tensión impresionante—. Deberían buscarse un cuarto.
Sus desarrollados sentidos del oído no tardaron en captar los murmullos por lo que se separaron. Jungkook estaba con todos los colores de rojo en el rostro.
La valentía que había tenido se había esfumado y ahora no podía formular palabra. Mientras tanto, Taehyung también estaba de una sola pieza.
No lograba procesar que había sido eso.
Aquello fue muy salvaje, hasta podría catalogarlo como realmente excitante.
Por lo que cuando quiso preguntar, solo notó como el contrario aflojaba totalmente el agarre en su cintura. Alejándose totalmente avergonzado y cohibido por las miradas que les regalaban.
Con el afán de no ponerle más tímido de lo que ya estaba, el demonio hizo lo primero que se le ocurrió. Tomó su mano y lo sacó del establecimiento con rapidez. Estando afuera, lo que les recibió fue la oscuridad de la noche en todo su esplendor, más la fría ventisca del ambiente.
Con la mente atontada, Taehyung sacó sus alas luego de ver que no había nadie alrededor y voló hasta su pequeño paraíso con un Jungkook que estaba en otro mundo. El demonio estaba agradecido por el hecho de que este no quisiera escapar, pues ni siquiera sacó sus alas durante todo el trayecto, facilitándole el trabajo.
No tardaron ni diez minutos en llegar, cuando el demonio soltó la mano del ángel y espero paciente por una respuesta ahora que estaban a solas. Guardando nuevamente sus alas para mayor comodidad.
—Lo siento, Tae—musitó bajito—. No debí hacer eso.
—Yo no te estoy reclamando nada, Kook. Simplemente no entiendo qué fue eso.
Taehyung tenía miedo por la respuesta, no quería escuchar que fue un error o que simplemente fue culpa del alcohol.
—Y-Yo no... Discúlpame y olvídalo por favor.
Su voz era una súplica, pero el demonio no estaba para juegos. Era ahora o nunca.
—¡No! Eso sí que no, Jungkook. No seas un cobarde y dime qué carajos fue eso.
El castaño no quería decirlo, porque no quería admitir que había caído por un demonio. Pero sobre todo no quería que jugaran con su inexperto corazón.
Eso sí que no.
—¿Te arrepientes? —preguntó, pero el ángel lo interpretó como una afirmación luego de escuchar el tono decaído del contrario. Por lo que antes que su cabeza procesara algo más, exclamó un "no" muy claro cómo para captar la atención del ajeno.
Taehyung lo escudriñó con sus preciosos ojos púrpuras que denotaban confusión, pero algo que hace tiempo no sentía.
Esperanza.
—No te arrepientes... —se acercó y tomó las manos del ángel entre las suyas, mientras sentía su corazón latir con fuerza—. ¿Acaso esto es lo que deseas?
¿Desear? Jungkook se lo preguntó mentalmente y no tardó en llegar a la conclusión.
Claro que sí, ¿cómo no desear tomar los labios del ser que lo enamoró sin poder evitarlo? Era imposible no hacerlo, pero tenía miedo. Mucho, a decir verdad.
Pero era de valientes arriesgarse, ¿no?
Tal vez lo último de alcohol en su sistema fue lo que le llevó a tomar esa decisión.
—Sí... Yo deseaba hacer eso, Tae.
Y sin más que agregar, el joven de piel dirigió las manos contrarias a su pecho y con una sonrisa cuadrada dijo.
—Yo también lo deseaba con la misma fuerza, Kookie. Y mi apagado corazón es la mayor prueba, pues este palpitar en mi pecho es por tu causa, angelito. Por ti, porque te pertenece.
Jungkook observó al demonio que le dedicaba una mirada suave y una de sus preciosas sonrisas que se sentían como una caricia en el alma.
El ángel podía sentir los latidos contrarios, que eran una copia exacta de los suyos en aquel momento. Junto a una sensación que era conocida por los humanos como mariposas en el estómago.
—Estamos en mismas condiciones—Jungkook sonrió sincero y afirmó—. Me gustas mucho, Taehyung.
El demonio se sonrojó mucho luego de escuchar aquello y de paso procesar las cursilerías que habían salido de su boca.
—¿E-Entonces podemos intentarlo? —inquirió el ángel al notar lo callado que se puso el demonio—. Quiero hacerlo, Tae.
No sabía si tendrían éxito. Sumándole el hecho que lo más seguro era que una relación sentimental entre un demonio y ángel estaba prohibida, pero justo ahora solo quería tener una confirmación sobre lo que ambos corazones declaraban.
—Sí. Si eres tú... Me arriesgaré, Jungkookie.
Taehyung acortó la distancia entre sus labios aun manteniendo las manos contrarias en su pecho.
Fundiéndose en un casto beso del que nunca se imaginaron ser partícipes.
Fue dulce, muy tierno. Podían resumirlo como lo que siempre habían deseado, pero que jamás imaginaron conseguir porque cada uno tenía sus propios planes. Sin embargo, el destino parecía no creer lo mismo.
Con una sonrisa genuina en sus rostros se separaron, con el celeste y el púrpura mezclados. Prometiéndose muchas cosas en una sola mirada.
Luego de eso, los encuentros de los siguientes días que le siguieron (todos en la oscuridad de la noche, en su lugar especial), eran cargados del cariño que había nacido en sus seres. Ya no había rastro de lo que habían sentido cuando se conocieron, pues en ese corto período de tiempo aprendieron a conocerse más de lo que pudieron imaginar y sobre todo a complementarse como dos piezas destinadas a encajar.
Ya ni siquiera hacían las cosas que estaban acostumbrados a hacer. Simplemente se recostaban en el césped, con Taehyung descansando su cabeza en el fuerte pecho de Jungkook, y este acariciando su oscuro cabello, mientras conversaban hasta altas horas de la noche. Donde la luna era la única compañía que tenían, la cual era testigo fehaciente de lo que ambo sentían. En conjunto a la preciosa oscuridad que era como un arrullo para sus almas.
Se miraban embobados, perdidos en los orbes contrarios. Dándose tiernos besos, porque ahora sí que la vergüenza les consumía y no se atrevían a más. De todas formas, ya llegaría el momento para subir de nivel.
No había ninguna prisa, y eso era lo que más calma le daba al ángel.
Pues, además de ser correspondido, tenía la confianza de que todo se daría naturalmente, sin forzar nada.
—Comprendo—respondió un Jimin poco convencido al notar que Jungkook se seguiría negando.
Ya investigaría por su cuenta, porque sí estaba metido en algo raro, tendría que ayudarlo a buscar una solución que no le diera problemas con el Arcángel Seokjin—. Entonces me voy, Kookie, y no te distraigas tanto con tus paseos, ¿sí?
—Está bien, Jiminnie hyung—la potestad se retiró del lugar, prometiéndose a sí mismo, que al día siguiente seguiría a Jungkook para descubrir que estaba haciendo, sin imaginar que otro demonio llevado por su curiosidad haría lo mismo.
Solo quedaba esperar al próximo anochecer.
Continuará...
Gracias por el apoyo, soy feliz. Capitulo largo a modo de celebración. Espero leerlos en comentarios, el drama de este fic es muy suave, así que disfrútenlo mucho.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro